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GuyanaAnuario de los testigos de Jehová 2005
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Conocí a los testigos de Jehová un día que estaba de compras en Charity. Frederick McAlman me ofreció las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Se las acepté, pero cuando llegué a casa, las metí en un baúl y me olvidé de ellas. Dos años después me enfermé y quedé postrada en cama algún tiempo, lo cual me causó una depresión profunda. Entonces me acordé de las revistas. Las leí e inmediatamente reconocí que aquello era la verdad.
Por aquel entonces, mi esposo, Eugene, empezó a buscar empleo río abajo, en dirección a Charity. Como yo había empezado a recobrar la salud, lo acompañé, si bien mi objetivo principal para hacerlo era encontrar a los testigos de Jehová. No tuve que buscar mucho, porque una Testigo llegó a la casa donde nos hospedábamos. “¿Usted es de los de La Atalaya?”, le pregunté. Cuando me respondió que sí, inquirí sobre el hombre con quien había hablado en el mercado dos años antes. Rápidamente fue a buscar a Frederick McAlman, quien por casualidad estaba predicando con un grupo de publicadores en un territorio cercano.
Cuando llegaron los dos, el hermano McAlman me demostró el sistema de estudio bíblico con el libro La verdad que lleva a vida eterna. Acepté el curso bíblico,
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Frederick McAlman,
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