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  • Cómo encontrar el camino
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Un hombre andando por un camino

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      Cómo encontrar el camino

      ¿SE CONSIDERA USTED UNA PERSONA FELIZ? Si es así, ¿a qué se debe? ¿A su familia, a su trabajo o a sus creencias religiosas? Quizás piense que será feliz cuando consiga graduarse, encontrar un buen empleo o comprarse un automóvil nuevo.

      Muchas personas sienten cierto grado de felicidad cuando alcanzan una meta u obtienen algo que desean. Pero ¿cuánto dura esa oleada de felicidad? En la mayoría de los casos dura poco, lo que puede resultar frustrante.

      La felicidad se ha descrito como una sensación de bienestar más o menos continua que va desde la satisfacción personal hasta una profunda e intensa alegría de vivir y que, como es natural, nadie desea que se acabe.

      Es más, como es un estado continuo de bienestar, se dice que la felicidad no es un destino, sino un camino. Así que, si alguien dice: “Seré feliz cuando...”, en realidad, está posponiendo la felicidad.

      Para entenderlo mejor, comparemos la felicidad con la salud. Si queremos tener una buena salud, debemos llevar un estilo de vida sano, cuidando la alimentación y haciendo ejercicio. De igual modo, la felicidad es el resultado de seguir un buen camino en la vida, es decir, de regirse por valores sólidos.

      ¿Qué valores o principios pueden guiarnos por el camino de la felicidad? Aunque algunos valores son más importantes que otros, los que mencionamos a continuación son claves:

      • ESTAR CONTENTOS CON LO QUE TENEMOS Y SER GENEROSOS

      • LA SALUD Y LA RESILIENCIA

      • EL AMOR

      • EL PERDÓN

      • TENER UNA VIDA CON PROPÓSITO

      • LA ESPERANZA

      Un libro muy respetado por sus sabios consejos dice: “Felices son los que en su camino están exentos de falta” (Salmo 119:1). Veamos cuál es ese camino.

  • Estar contentos con lo que tenemos y ser generosos
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Un hombre jugando al fútbol con su hijo

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      Estar contentos con lo que tenemos y ser generosos

      ¿SE HA FIJADO EN QUE SUELE MEDIRSE LA FELICIDAD Y EL ÉXITO DE ALGUIEN EN FUNCIÓN DEL DINERO Y DE LAS COSAS QUE TIENE? Influidas por ese punto de vista, millones de personas trabajan sin descanso para ganar más dinero. Pero ¿es así como se obtiene la verdadera felicidad? ¿Qué demuestran los hechos?

      Según la revista Journal of Happiness Studies, una vez que se han cubierto las necesidades básicas, tener más ingresos no aumenta significativamente la felicidad ni la sensación de bienestar. “Lo que nos hace infelices no es el dinero en sí mismo, sino el afán por conseguirlo”, afirma un artículo de la revista Monitor on Psychology. Este comentario se parece a lo que la Biblia dijo hace casi dos mil años: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos [...] se han acribillado con muchos dolores” (1 Timoteo 6:9, 10). ¿Cuáles son algunos de esos “dolores”?

      LA PREOCUPACIÓN Y LA PÉRDIDA DE SUEÑO POR PROTEGER LO QUE TENEMOS. “Dulce es el sueño del que rinde servicio, sin importar que sea poco o mucho lo que coma; pero la abundancia que pertenece al rico no le permite dormir” (Eclesiastés 5:12).

      LA DECEPCIÓN QUE SENTIMOS CUANDO NO SOMOS TAN FELICES COMO ESPERÁBAMOS. Esa decepción se debe en parte a que el deseo de tener más dinero es insaciable. “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos” (Eclesiastés 5:10). Además, para satisfacer ese deseo, algunos quizás sacrifiquen cosas importantes que sí producen felicidad, como pasar tiempo con la familia y los amigos, o realizar actividades espirituales.

      EL DOLOR Y LA FRUSTRACIÓN QUE SENTIMOS CUANDO EL DINERO O LAS INVERSIONES SE PIERDEN O SE DEVALÚAN. “No te afanes por obtener riquezas. [...] ¿Has hecho que tus ojos les echen un vistazo, cuando no son nada? Porque sin falta se hacen para sí alas como las de un águila y vuelan hacia los cielos” (Proverbios 23:4, 5).

      VALORES QUE NOS HACEN FELICES

      ESTAR CONTENTOS CON LO QUE TENEMOS. “Nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas” (1 Timoteo 6:7, 8). Las personas que están contentas con lo que tienen no suelen quejarse ni sentir envidia. Además, como sus deseos no están por encima de sus posibilidades, se evitan mucha ansiedad y estrés.

      SER GENEROSOS. “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). Quienes son generosos son felices porque disfrutan haciendo felices a los demás, aunque lo único que puedan dedicarles sea su tiempo y sus energías. A menudo, estas personas obtienen a manos llenas cosas que el dinero no puede comprar: amor, respeto y amigos verdaderos, quienes a su vez corresponderán a su generosidad (Lucas 6:38).

      DAR MÁS IMPORTANCIA A LAS PERSONAS QUE A LAS COSAS. “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y, junto con él, odio” (Proverbios 15:17). ¿Qué significan estas palabras? Que es mejor tener buenos amigos y sentirse querido que tener mucho dinero. Y el amor, como veremos después, es indispensable para ser feliz.

      Sabina, una mujer de Sudamérica, comprobó lo sabios que son los principios bíblicos. Cuando su esposo la abandonó, tuvo que luchar mucho para cubrir sus necesidades y las de sus dos hijas. Tenía dos trabajos y se levantaba todos los días a las cuatro de la madrugada. Aunque terminaba agotada, decidió estudiar la Biblia. ¿Cuál fue el resultado?

      Su situación económica no cambió mucho, pero su actitud ante la vida sí. Se sintió feliz al satisfacer su necesidad espiritual y al enseñar a otros lo que había aprendido (Mateo 5:3). Además, encontró amigos verdaderos entre sus compañeros de creencia.

      La Biblia dice: “La sabiduría queda probada justa por sus obras”, es decir, queda demostrada por los buenos resultados que produce (Mateo 11:19). En efecto, estar contentos con lo que tenemos, ser generosos y anteponer las personas a las cosas es, sin duda, lo más sabio.

      PUNTOS CLAVE

      “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos [...] se han acribillado con muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).

      ¿Qué consecuencias puede traer “el amor al dinero”?

      • Preocupación y pérdida de sueño.

      • Decepción.

      • Dolor y frustración.

      ¿Qué nos hace felices?

      • Estar contentos con lo que tenemos.

      • Ser generosos.

      • Dar más importancia a las personas que a las cosas.

  • La salud y la resiliencia
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Una mujer recogiendo fruta

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      La salud y la resiliencia

      UNA DISCAPACIDAD O UNA ENFERMEDAD CRÓNICA PUEDEN AFECTAR MUCHÍSIMO A UNA PERSONA. Tras quedar paralítico, Ulf se sintió destrozado, pues era un hombre sano y muy activo. Él recuerda: “Caí en una profunda depresión. Perdí la fortaleza, el ánimo y la energía”.

      Lo que le pasó a Ulf nos recuerda que nadie tiene la salud garantizada. Aun así, hay medidas razonables que podemos tomar para reducir el riesgo de contraer una enfermedad. Pero ¿y si nuestra salud se deteriora? ¿Estamos condenados a ser infelices? Como veremos, no tiene por qué ser así. No obstante, analicemos primero algunos principios que contribuyen a la buena salud.

      SER EQUILIBRADOS. (1 Timoteo 3:2, 11). La costumbre de comer y beber en exceso es mala para nuestra salud y, obviamente, para nuestro bolsillo. “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los que son comedores glotones de carne. Porque el borracho y el glotón vendrán a parar en la pobreza” (Proverbios 23:20, 21).

      NO CONTAMINAR NUESTRO CUERPO. “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu” (2 Corintios 7:1). Hay personas que contaminan su cuerpo masticando o fumando tabaco, abusando del alcohol o tomando drogas. Por ejemplo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el tabaquismo “causa enfermedades y discapacidades, y afecta a casi todos los órganos del cuerpo”.

      VER LA VIDA COMO UN REGALO VALIOSO. “Por él [Dios] tenemos vida y nos movemos y existimos” (Hechos 17:28). Si reconocemos esto, evitaremos riesgos innecesarios al trabajar, conducir o divertirnos. No vale la pena arriesgarse a quedar discapacitado toda la vida por un solo instante de emoción.

      CONTROLAR LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS. La mente y el cuerpo están muy relacionados. Así que intente controlar la ansiedad excesiva, la ira, la envidia y otros sentimientos negativos. La Biblia aconseja: “Depón la cólera y deja la furia” (Salmo 37:8). Y también recomienda: “Nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes” (Mateo 6:34).

      PENSAR EN COSAS POSITIVAS. La Biblia dice: “Un corazón calmado es la vida del organismo”. Y añade: “Un corazón que está gozoso hace bien como sanador” (Proverbios 14:30; 17:22). La ciencia confirma estas palabras. El doctor Derek Cox, funcionario del Ministerio de Salud de Escocia, afirmó: “Las personas felices tienen menos probabilidades de enfermarse”.

      ADQUIRIR RESILIENCIA. Al igual que Ulf, mencionado antes, tal vez no nos quede más remedio que afrontar una enfermedad crónica. Aun así, podemos decidir cómo afrontarla. Hundirse en la depresión solo empeora las cosas. La Biblia afirma: “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso” (Proverbios 24:10).

      Sin embargo, después del golpe inicial, hay personas que demuestran resiliencia, es decir, que se adaptan a su nueva situación y encuentran formas de hacerle frente. Ese fue el caso de Ulf. Él contó que, después de orar mucho y de meditar en el mensaje positivo de la Biblia, comenzó “a ver oportunidades en lugar de obstáculos”. Además, al igual que muchos otros que afrontan situaciones difíciles, Ulf aprendió lecciones valiosas sobre la compasión y la empatía que lo motivaron a hablar del animador mensaje de la Biblia a los demás.

      Otra persona que también sufrió mucho fue Steve. Cuando tenía 15 años, un accidente lo dejó paralizado del cuello para abajo. Al cumplir los 18, ya había recuperado la fuerza en los brazos. Más tarde, fue a la universidad, donde empezó a llevar una vida inmoral y a consumir drogas y alcohol. No tenía ninguna esperanza, hasta que comenzó a estudiar la Biblia. Esto cambió su actitud ante la vida y lo ayudó a vencer sus vicios. Él relató: “El vacío que yo había sentido por años desapareció”. Y añadió: “Ahora, mi vida está llena de paz, felicidad y satisfacción”.

      Los relatos de Steve y de Ulf nos recuerdan las palabras del Salmo 19:7, 8: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. [...] Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos”.

      PUNTOS CLAVE

      Las leyes y los principios de Dios nos renuevan las fuerzas, nos alegran el corazón y hacen brillar nuestros ojos (Salmo 19: 7, 8).

      ¿A qué nos anima la Biblia?

      • A ser equilibrados.

      • A cuidar nuestro cuerpo.

      • A considerar que la vida es sagrada.

      • A controlar los sentimientos negativos.

      • A pensar en cosas positivas.

      • A adquirir resiliencia.

  • El amor
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Un matrimonio feliz

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      El amor

      EL AMOR ES UNA NECESIDAD HUMANA. Sin él, el matrimonio, la familia o la amistad no subsistirían. Por tanto, es lógico que el amor sea esencial para nuestra salud mental y nuestra felicidad. Pero ¿de qué amor estamos hablando?

      No hablamos del amor romántico, que, por supuesto, también es importante, sino de un amor superior que hace que mostremos interés sincero por el bienestar de los demás hasta el punto de sacrificarnos por ellos. Es un amor que se rige por principios bíblicos, pero eso no significa que carezca de afecto y ternura.

      Fíjese en esta hermosa descripción del amor: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, [...] todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla” (1 Corintios 13:4-8).

      Ese amor “nunca falla”. Siempre existirá. Es más, puede hacerse aún más fuerte con el paso del tiempo. Y como es sufrido, bondadoso y sabe perdonar, es “un vínculo perfecto de unión” (Colosenses 3:14). Por lo tanto, las relaciones personales que se basan en un amor como ese son estables y felices, a pesar de las imperfecciones. Pensemos, por ejemplo, en el matrimonio.

      UNIDOS POR “UN VÍNCULO PERFECTO”

      Jesucristo enseñó importantes principios sobre el matrimonio. Él dijo: “‘El hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’ [...]. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mateo 19:5, 6). Aquí se destacan por lo menos dos principios fundamentales.

      “LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE”. El matrimonio es la relación más íntima que existe, y el amor puede protegerlo de la infidelidad, es decir, puede evitar que cualquiera de los cónyuges llegue a ser “un solo cuerpo” con otra persona (1 Corintios 6:16; Hebreos 13:4). La infidelidad hace añicos la confianza y quizás haga naufragar el matrimonio. Y, si la pareja tiene hijos, el daño tal vez sea aún mayor, pues ellos pueden pensar que nadie los quiere o sentirse inseguros o hasta resentidos.

      “LO QUE DIOS HA UNIDO”. El matrimonio también es una unión sagrada. Los cónyuges que lo ven así hacen lo posible por fortalecer su relación. No buscan una salida fácil a los problemas. Como su amor es fuerte, superan juntos todas las dificultades y se esfuerzan por vivir en paz y armonía.

      Lo mejor que pueden hacer los padres por sus hijos es amarse de forma abnegada. Una joven llamada Jessica comentó: “Mis padres se quieren mucho y se respetan. Cuando veo que mi madre respeta las decisiones de mi padre, siento que quiero ser como ella”.

      El amor es la principal cualidad de Dios. De hecho, la Biblia dice que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Por lo tanto, no nos sorprende que a Jehová se le llame además el “Dios feliz” (1 Timoteo 1:11). Nosotros también seremos felices si nos esforzamos por imitar sus cualidades, sobre todo su amor. Efesios 5:1, 2 nos aconseja: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor”.

      PUNTOS CLAVE

      El amor es sufrido y bondadoso. Todas las cosas las soporta, todas las espera y todas las aguanta. El amor nunca falla (1 Corintios 13:4-8).

      Razones por las que el amor produce felicidad:

      • Nos ayuda a interesarnos sinceramente por el bienestar de los demás.

      • Puede hacerse más fuerte con el paso del tiempo.

      • Contribuye a que las amistades y los matrimonios se fortalezcan y a que superen las dificultades.

      • Ayuda a los niños a crecer felices y a sentirse seguros.

      • Hace que nos parezcamos más a nuestro Creador.

  • El perdón
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Una mujer perdonando a su amiga

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      El perdón

      “ESCUCHÉ MUCHOS INSULTOS Y GRITOS DURANTE MI INFANCIA”, confiesa una mujer llamada Patricia. “Nunca aprendí a perdonar. Ya de adulta, cuando alguien me ofendía, pensaba en ello durante días, hasta el punto de perder el sueño”. En efecto, vivir con ira y rencor no nos hace felices ni es bueno para la salud. Según los investigadores, ¿qué les sucede a quienes no saben perdonar?

      • Permiten que la ira y la amargura dañen su relación con los demás, lo que hace que se aíslen y se sientan solos.

      • Se ofenden con facilidad y sufren ansiedad o hasta depresión grave.

      • Se centran tanto en la ofensa que no disfrutan de la vida.

      • Sienten que están traicionando sus principios.

      • Sufren más estrés y tienen más probabilidades de padecer presión alta, enfermedades cardíacas y otras afecciones dolorosas como la artritis y la migraña.a

      ¿QUÉ SIGNIFICA PERDONAR? Significa no seguir enojado ni abrigar rencor o deseos de venganza cuando alguien nos ofende. Ahora bien, perdonar no es aprobar una mala acción, minimizarla o hacer ver que no ha pasado nada. En vez de eso, es una decisión personal bien pensada que demuestra un deseo sincero de buscar la paz y de establecer o mantener buenas relaciones con otros.

      La persona que perdona demuestra que es comprensiva, porque entiende que todo el mundo se equivoca, ya sea con sus palabras o sus acciones (Romanos 3:23). La Biblia reconoce esto al decir: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro” (Colosenses 3:13).

      Por lo tanto, es obvio que el perdón es una importantísima manera de demostrar amor, “un vínculo perfecto de unión” (Colosenses 3:14). Según la Clínica Mayo, ¿qué beneficios obtiene quien sabe perdonar?

      • Disfruta de relaciones más saludables, que evidencian empatía, comprensión y compasión por las personas que le ofenden.

      • Mejora su salud mental y se siente en paz con Dios.

      • Sufre menos ansiedad, estrés y agresividad.

      • Tiene menos síntomas de depresión.

      PERDÓNESE A SÍ MISMO. La revista Disability & Rehabilitation afirma que perdonarse a uno mismo es “lo mejor para la salud” —tanto física como mental—, pero, al mismo tiempo, reconoce que es “lo más difícil de hacer”. ¿Cómo puede usted lograrlo?

      • No espere ser perfecto. Sea realista y reconozca que usted, como todo el mundo, cometerá errores (Eclesiastés 7:20).

      • Aprenda de sus errores, así será menos probable que vuelva a cometerlos.

      • Tenga paciencia. Es probable que sus defectos y malos hábitos no desaparezcan de la noche a la mañana (Efesios 4:23, 24).

      • Busque amigos que lo animen, que sean positivos y amables, pero que también sean sinceros con usted (Proverbios 13:20).

      • Cuando ofenda a alguien, admítalo y pídale perdón de inmediato. Hacer las paces le permitirá estar en paz consigo mismo (Mateo 5:23, 24).

      SIGAMOS LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS

      Patricia, mencionada al principio, aprendió a perdonar gracias a la Biblia. “Me sentí liberada de toda la ira que envenenaba mi vida —dice—. Dejé de sufrir y de hacer sufrir a los demás. Los principios bíblicos nos garantizan que Dios nos ama y que quiere lo mejor para nosotros”.

      Un hombre llamado Ron también encontró paz interior al aplicar los principios bíblicos. “No podía controlar lo que otros pensaban y hacían, pero sí mis pensamientos y mis acciones —reconoce—. Si quería tener paz, no debía guardar rencor. Entendí que la paz y el rencor son polos opuestos: no se pueden tener ambos sentimientos a la vez”.

      a Fuentes: sitio web de la Clínica Mayo, sitio web de Johns Hopkins Medicine y la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology.

      PUNTOS CLAVE

      “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros” (Colosenses 3:13).

      Beneficios del perdón:

      • Relaciones personales más saludables y paz interior.

      • Menos ansiedad, estrés y agresividad.

      • Mejor salud física, mental y espiritual.

  • Tener una vida con propósito
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Un hombre reflexionando en el propósito de su vida

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      Tener una vida con propósito

      LOS SERES HUMANOS SOMOS ÚNICOS. ESCRIBIMOS, PINTAMOS, CREAMOS Y NOS HACEMOS PREGUNTAS IMPORTANTES COMO: ¿Cuál es el origen del universo? ¿De dónde venimos? ¿Qué propósito tiene la vida? ¿Qué nos depara el futuro?

      Algunas personas no se hacen estas preguntas porque piensan que son demasiado complicadas. Otras afirman que no tiene sentido planteárselas porque la vida es el resultado de un proceso evolutivo. “No hay ni dioses ni motivos”, afirmó el profesor de Historia y Biología William Provine. Y añadió: “La ética no tiene ningún fundamento, la vida no tiene ningún significado”.

      Sin embargo, hay personas que no comparten ese punto de vista fatalista. Se dan cuenta de que el universo se rige por leyes matemáticas sencillas y precisas. Les maravillan los diseños de la naturaleza, algunos de los cuales han sido copiados por el hombre. Y a diario ven que todo diseño complejo y funcional es producto de una mente inteligente y no de la casualidad.

      Esa forma de pensar ha impulsado a algunos evolucionistas a replantearse su postura. Veamos dos ejemplos.

      ALEXEI MARNOV, NEUROCIRUJANO. “En la escuela me enseñaron el ateísmo y la evolución —comenta—. A quienes creían en Dios se les consideraba ignorantes”. Sin embargo, en 1990, Alexei empezó a cambiar de opinión.

      “Siempre he tratado de entender la lógica de las cosas —afirma—, como por ejemplo la del cerebro humano. Se dice que este maravilloso órgano es la estructura más compleja que existe, y con razón. Pero ¿qué sentido tiene que el cerebro pueda almacenar tanta información y desarrollar tantas habilidades si la vida humana es tan corta? Ninguno, es ilógico. De modo que empecé a preguntarme: ‘¿Por qué estamos aquí? ¿Qué propósito tiene la vida?’. Tras reflexionar seriamente en ello, llegué a la conclusión de que tiene que existir un Creador”.

      En su afán por encontrar el propósito de la vida, Alexei decidió estudiar la Biblia. Más tarde, su esposa, que también es doctora y que en aquel entonces tampoco creía en Dios, empezó a estudiar la Biblia para demostrarle que estaba equivocado. Sin embargo, ahora ambos están seguros de que Dios existe y, gracias a la Biblia, saben qué propósito tiene él para la humanidad.

      HUABI YIN, CIENTÍFICA. Huabi Yin estudió Física y, durante muchos años, se dedicó a investigar el plasma. Considerado el cuarto estado de la materia, el plasma (como el del Sol) está compuesto principalmente por electrones e iones positivos.

      “Cuando estudiamos los fenómenos naturales —dice Huabi—, siempre hallamos un orden asombroso, que es el resultado de leyes precisas. Yo me preguntaba: ‘¿Quién estableció esas leyes? Si hasta el fuego que usamos para cocinar tiene que ser controlado, ¿quién estableció las leyes que regulan el Sol?’. Con el tiempo, llegué a la conclusión de que las primeras palabras de la Biblia dan la respuesta más lógica: ‘En el principio Dios creó los cielos y la tierra’” (Génesis 1:1).

      Es verdad que la ciencia nos ha ayudado a entender cómo ocurren algunos fenómenos naturales. Por ejemplo, cómo funcionan las neuronas y cómo produce el Sol luz y calor. Pero, como aprendieron Alexei y Huabi, la Biblia nos explica el porqué de las cosas: por qué existe el universo, por qué hay leyes que lo controlan y por qué estamos aquí.

      Respecto a la Tierra, la Biblia afirma que Dios no la creó en vano, sino “para ser habitada” (Isaías 45:18). Así es, Dios creó la Tierra con un propósito y, como veremos en el siguiente artículo, ese propósito está muy relacionado con nuestra esperanza.

      PUNTOS CLAVE

      Dios no creó la Tierra en vano, sino “para ser habitada” (Isaías 45:18).

      “Necesitamos una razón para vivir”

      “Para seguir vivos y conservar la salud mental, necesitamos una razón para vivir”, escribió el profesor de Psicología William McDougall. En la misma línea, Carol Ryff, también profesora de Psicología, dijo que “quienes tienen un propósito en la vida disfrutan de mejor salud porque corren menos riesgo de sufrir un trastorno mental [...] o una enfermedad cardiovascular, se recuperan mejor de un derrame o infarto cerebral [...] y, como consecuencia, viven más tiempo”.

  • La esperanza
    ¡Despertad! 2018 | Núm. 1
    • Un hombre se aleja de la multitud

      EL CAMINO DE LA FELICIDAD

      La esperanza

      Tengo “pensamientos de paz, y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).

      “LA ESPERANZA ES [...] UNA PARTE ESENCIAL DE NUESTRO SER”, afirma el libro Hope in the Age of Anxiety. “Y es el mejor remedio para superar la sensación de impotencia, la soledad o el miedo”.

      La Biblia reconoce que necesitamos tener esperanza, pero también nos advierte sobre las esperanzas falsas. El Salmo 146:3 dice: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna”. En vez de confiar en que el ser humano puede salvarnos, es mejor confiar en nuestro Creador, quien tiene el poder para cumplir todas sus promesas. ¿Qué promesas nos ha hecho? Veamos algunas.

      NO HABRÁ MALDAD, Y LOS JUSTOS VIVIRÁN EN PAZ PARA SIEMPRE. El Salmo 37:10, 11 dice: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...]. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. Y el versículo 29 añade que “los justos [...] residirán para siempre” en la Tierra.

      SE ACABARÁN LAS GUERRAS. “Jehová [...] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego” (Salmo 46:8, 9).

      NO HABRÁ ENFERMEDADES NI SUFRIMIENTO NI MUERTE. Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).

      ALIMENTO EN ABUNDANCIA PARA TODOS. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia” (Salmo 72:16).

      UN GOBIERNO JUSTO PARA TODA LA TIERRA: EL REINO DE CRISTO. “Y a él [Jesucristo] fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación de duración indefinida que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas” (Daniel 7:14).

      ¿Por qué podemos estar seguros de que todas estas promesas se cumplirán? Cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró que estaba capacitado para ser Rey. Curó a los enfermos, alimentó a los pobres y resucitó a los muertos. Pero más importante aún, enseñó principios que nos permitirán vivir en paz y en unidad para siempre. Jesús también predijo algunos sucesos, como los que caracterizarían a los últimos días de este mundo.

      LA TORMENTA ANTES DE LA CALMA

      Jesús predijo que los últimos días no serían ni pacíficos ni tranquilos, sino todo lo contrario. Señaló que “la conclusión del sistema de cosas” estaría marcada por guerras internacionales, hambres, epidemias y grandes terremotos (Mateo 24:3, 7; Lucas 21:10, 11; Revelación 6:3-8). Jesús también dijo: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte” (Mateo 24:12).

      Esa frialdad se refleja de muchas maneras en nuestra sociedad, tal como predijo un escritor bíblico en 2 Timoteo 3:1-5. Ahí leemos que, “en los últimos días”, la mayoría de las personas solo pensarían en sí mismas, en el dinero y en los placeres. Serían arrogantes y violentas. Se perdería el cariño dentro de las familias, y los hijos serían desobedientes a los padres. Además, muchos aparentarían ser religiosos sin serlo.

      Esta atmósfera tormentosa confirma que vivimos en los últimos días de este mundo. Y también confirma que está muy cerca la calma que traerá el Reino. De hecho, en su profecía sobre los últimos días, Jesús garantizó lo siguiente: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

      Para las personas malas, esas buenas noticias son una seria advertencia y, para las justas, una garantía que les confirma que las promesas de Dios pronto se harán realidad. ¿Le gustaría conocer más detalles sobre esas promesas? Si es así, lea el último artículo de esta revista.

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