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Su salud está en sus manos¡Despertad! 2011 | marzo
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Su salud está en sus manos
RUSTAM, quien vive en Rusia, lleva una vida muy ocupada. Antes tenía ciertos hábitos malsanos, pero se dio cuenta de que le estaban costando caro. Dejó de fumar y de abusar del alcohol; con todo, pasaba muchas horas frente a la computadora, y eso lo dejaba sin energía.
Aunque Rustam entraba a trabajar a las ocho de la mañana, casi nunca se sentía despierto del todo antes de las diez y se enfermaba con frecuencia; así que modificó su rutina diaria. ¿Con qué resultados? “En los últimos siete años no he faltado al trabajo más de dos días al año por enfermedad —dice—. Me siento estupendamente: despierto y con la mente despejada. Disfruto de la vida.”
En Nepal, Ram vive con su esposa y sus dos hijas en un vecindario donde no hay servicios de saneamiento y pululan los mosquitos y las moscas. Ram y su familia solían padecer enfermedades respiratorias e infecciones oculares. Ellos también realizaron cambios que mejoraron notablemente su estado de salud.
Sea dueño de su salud
Muchas personas, sean ricas o pobres, no ven la relación que existe entre sus hábitos y su salud. Consideran que estar saludable es cuestión de suerte o es algo sobre lo que tienen muy poco control. Tal actitud fatalista les impide hacer algo en favor de su salud y llevar vidas más productivas.
En realidad, sin importar cuáles sean sus circunstancias económicas, hay una serie de medidas básicas que usted puede tomar para preservar y mejorar su salud y la de su familia de manera apreciable. ¿Vale la pena el esfuerzo? ¡Por supuesto! Enriquecerá la calidad de su vida y evitará acortarla sin necesidad.
Los padres pueden, por palabra y por ejemplo, inculcar en sus hijos hábitos saludables. El tiempo y el dinero extra que inviertan redundarán en menos sufrimiento, menos tiempo perdido por enfermedad y menos facturas médicas. Como bien dice el dicho: “Más vale prevenir que curar”.
En los siguientes artículos analizaremos cinco claves básicas que han beneficiado a Rustam, a Ram y a muchas otras personas. También a usted pueden serle de gran utilidad.
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Clave 1: Aliméntese bien¡Despertad! 2011 | marzo
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Clave 1: Aliméntese bien
“Coma comida. No coma demasiado. Sobre todo, coma vegetales.” Con estas palabras, el periodista Michael Pollan encapsula una recomendación dietética muy sencilla que ha superado la prueba del tiempo. ¿En qué consiste?
Consuma alimentos frescos. Propóngase comer comida “de verdad” —alimentos integrales y frescos que el hombre ha consumido durante milenios—, en vez de los modernos alimentos procesados. Los productos preenvasados y los que se sirven en restaurantes de comida rápida suelen tener un alto contenido de azúcar, sal y grasa, lo cual se relaciona con las enfermedades cardíacas, los derrames cerebrales, el cáncer y otras patologías graves. Pruebe a cocinar al vapor, hornear y asar los alimentos en lugar de freírlos. Use más hierbas y especias para reducir el consumo de sal. Asegúrese de que las carnes estén bien cocinadas y nunca ingiera comida en mal estado.
No coma demasiado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa del peligroso aumento en todo el mundo del número de personas con sobrepeso y obesas, debido en muchos casos a comer en exceso. Un estudio reveló que en ciertas partes de África “hay más niños con sobrepeso que desnutridos”. Los niños obesos corren el riesgo de padecer problemas de salud, como diabetes, ahora y en el futuro. Padres: den ejemplo a sus hijos limitando las porciones que ustedes mismos ingieren.
Coma sobre todo vegetales. Un menú balanceado consiste en más frutas, verduras y granos integrales que carnes y almidones. Sustituya la carne por pescado una o dos veces a la semana. Reduzca el consumo de alimentos refinados, como pastas, pan y arroz blancos, que han perdido gran parte de su valor nutritivo. Pero evite las dietas de moda que puedan ser peligrosas. Padres: preserven la salud de sus hijos creándoles el gusto por los alimentos sanos. Por ejemplo, en vez de darles papas fritas o caramelos para picar entre comidas, denles frutos secos, y frutas y hortalizas frescas bien lavadas.
Beba mucho líquido. Tanto los adultos como los niños necesitan beber en abundancia agua y otros líquidos no azucarados todos los días, en especial cuando hace calor y cuando están realizando trabajo físico o haciendo ejercicio. Los líquidos favorecen la digestión, desintoxican el organismo, embellecen la piel y ayudan a adelgazar. Contribuyen a que uno se sienta y se vea formidable. Evite el exceso de alcohol y de bebidas azucaradas. Una sola gaseosa o refresco al día puede añadirle unos 7 kilos (15 libras) al año.
Conseguir agua potable en algunos países es una tarea ardua y costosa; aun así, su consumo es vital. El agua contaminada debe hervirse o tratarse mediante sustancias químicas. Se dice que el agua sucia mata más gente que las guerras o los terremotos: 4.000 niños mueren cada día por su culpa. La OMS recomienda dar exclusivamente leche materna a los bebés durante los primeros seis meses de vida, y luego complementar la lactancia con otros alimentos hasta que cumplan por lo menos dos años.
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Clave 2: Cuide su cuerpo¡Despertad! 2011 | marzo
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Clave 2: Cuide su cuerpo
“Nadie odia a su propio cuerpo. Todo lo contrario, lo alimenta y lo cuida.” (Efesios 5:29, La Palabra de Dios para Todos.) Hay ciertos cuidados básicos que podemos seguir a fin de mejorar sensiblemente la salud.
Duerma lo suficiente. “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento.” (Eclesiastés 4:6.) Las exigencias y distracciones propias de la vida moderna han hecho que la gente duerma cada vez menos. No obstante, el sueño es esencial para la buena salud. Los estudios demuestran que mientras dormimos, el cuerpo y el cerebro se reparan, lo que repercute en la memoria y el estado de ánimo.
El sueño refuerza el sistema inmunológico y reduce el riesgo de padecer infecciones, diabetes, derrames cerebrales, trastornos cardíacos, cáncer, obesidad, depresión y, quizás, hasta la enfermedad de Alzheimer. En vez de intentar bloquear artificialmente la somnolencia —nuestro “mecanismo de seguridad” natural— mediante la ingesta de dulces, cafeína y otros estimulantes, debemos hacerle caso y dormir un poco. La mayoría de los adultos necesitan de siete a ocho horas de sueño todas las noches para verse y sentirse bien y rendir al máximo. Los jóvenes necesitan aún más. Los adolescentes que no duermen lo suficiente son más propensos a sufrir trastornos psicológicos y a quedarse dormidos al volante.
El sueño es importante en especial cuando estamos enfermos. El cuerpo es capaz de reponerse de algunas enfermedades, como el resfriado, con tan solo obtener reposo extra y beber abundantes líquidos.
Cuide sus dientes. Cepillarse y usar el hilo dental después de las comidas, y sobre todo antes de acostarse, previene la caries, las enfermedades de las encías y la pérdida de dientes. Sin la dentadura completa no podemos digerir debidamente los alimentos. Se dice que los elefantes no se mueren de viejos sino de hambre cuando se les gastan los dientes y ya no pueden masticar bien. Los niños a los que se ha enseñado a cepillarse y usar el hilo dental después de comer gozarán de mejor salud en la adolescencia y en la vida adulta.
Vaya al médico. Algunas dolencias requieren atención profesional. Un diagnóstico temprano mejora la eficacia del tratamiento y se traduce en menores gastos. Por eso, si no se siente bien, busque ayuda para determinar la causa y eliminarla en vez de limitarse a aliviar los síntomas.
Someterse a chequeos regulares por profesionales de la salud acreditados previene muchos problemas graves. La atención médica también es vital durante el embarazo.a Recuerde, sin embargo, que los médicos no hacen milagros. La curación completa de todos nuestros males solo tendrá lugar cuando Dios haga “nuevas todas las cosas” (Revelación [Apocalipsis] 21:4, 5).
a Véase el artículo “Mamá saludable, bebé saludable”, de ¡Despertad! de noviembre de 2009.
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Clave 3: Manténgase activo¡Despertad! 2011 | marzo
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Clave 3: Manténgase activo
“Si el ejercicio fuera una píldora, sería el medicamento más recetado en todo el mundo.” (Facultad de Medicina de la Universidad de Emory.) De todas las cosas que podemos hacer por nuestra salud, pocas son tan provechosas como el ejercicio.
Ejercítese. Llevar una vida físicamente activa aumenta nuestra sensación de felicidad; nos ayuda a pensar con mayor claridad, a tener más energía, a ser más productivos y, si le sumamos una dieta adecuada, a controlar el peso. El ejercicio no tiene por qué ser doloroso ni extremo para que sea efectivo; basta con que se realice de forma moderada y regular varias veces a la semana.
Correr, caminar a paso ligero, montar en bicicleta y participar en deportes vigorosos —lo suficiente como para que el corazón nos lata más deprisa y sudemos— son formas de aumentar la resistencia y prevenir ataques cardíacos y derrames cerebrales. La combinación de ejercicio aeróbico, levantamiento de pesas moderado y ejercicios livianos de calistenia fortalece los huesos, los músculos internos y las extremidades. Además, ayuda a mantener el metabolismo más alto, lo que incide directamente en el peso.
Hacer ejercicio puede ser entretenido
Use los pies. Hacer ejercicio es recomendable a cualquier edad, y para ello no hace falta ir a un gimnasio. Usar los pies en lugar del auto, el autobús o el ascensor es un buen comienzo. ¿Por qué esperar a que alguien lo lleve a su destino cuando puede ir caminando, y hasta llegar más rápido? Padres: animen a sus hijos a participar en juegos físicos, al aire libre siempre que sea posible. Estas actividades fortalecen el cuerpo y estimulan la coordinación corporal de una manera que no puede hacerlo el entretenimiento sedentario, como los videojuegos.
El ejercicio físico moderado es beneficioso sea cual sea la edad a la que se comience. Si usted es mayor o padece alguna afección y no practica ejercicio, conviene que consulte con su médico antes de empezar. ¡Pero, por favor, empiece! Ejercitarse de manera gradual, sin excederse, sirve para que incluso las personas bien entradas en años conserven la fuerza muscular y la masa ósea; además, las ayuda a evitar las caídas.
Fue el ejercicio lo que ayudó a Rustam, mencionado en el primer artículo de esta serie. Hace siete años, él y su esposa empezaron a correr un poco todas las mañanas, cinco días a la semana. “Al principio buscábamos excusas para no ir —cuenta él—, pero al hacerlo juntos nos sentimos más motivados, y ahora se ha vuelto un hábito entretenido.”
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Clave 4: Proteja su salud¡Despertad! 2011 | marzo
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Clave 4: Proteja su salud
“El prudente ve el peligro y lo evita.” (Proverbios 22:3, La Palabra de Dios para Todos.) Con adoptar unas sencillas medidas de precaución, usted puede librarse de muchas enfermedades y sufrimiento, y también ahorrarse tiempo y dinero.
Cuide su higiene personal. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, “lavarse las manos es la forma más eficaz de prevenir las enfermedades infecciosas y mantenerse saludable”. Se dice que el 80% de las infecciones se contagia a través de las manos sucias. Por eso, láveselas varias veces al día. Hágalo sobre todo antes de comer, preparar los alimentos y vendar o tocar una herida, y después de tocar un animal, ir al baño o cambiar pañales.
Da mejores resultados usar agua y jabón que un desinfectante a base de alcohol. Los niños a quienes se enseña a lavarse las manos y a no llevárselas a la boca o los ojos gozan de mejor salud. Bañarse todos los días, y mantener la ropa personal y la ropa de cama limpia y bien ventilada fomenta la buena salud.
Prevenga las enfermedades infecciosas. Evite el contacto físico estrecho con personas que tengan catarro o gripe, y no comparta con ellas los utensilios para comer. La saliva y las secreciones nasales del enfermo pueden contagiarlo. Enfermedades como la hepatitis B y C y el VIH/SIDA se transmiten a través de la sangre principalmente por contacto sexual, consumo intravenoso de drogas y transfusiones. Aunque las vacunas nos protegen de ciertas infecciones, la prudencia exige que tomemos las debidas precauciones cuando estemos con alguien que tenga una enfermedad infecciosa. Evite también las picaduras de insectos. No se siente ni duerma al aire libre sin protección cuando los mosquitos u otros insectos portadores de enfermedades estén activos. Instale mosquiteros en las camas, sobre todo en las de los niños, y utilice lociones repelentes.a
Mantenga limpia su casa. Haga todo lo posible para que su casa esté ordenada y limpia, tanto por dentro como por fuera. Elimine los depósitos de agua estancada, pues se convierten en criaderos de mosquitos. Los desperdicios y la suciedad, así como la basura y los alimentos destapados, atraen a insectos, ratas y otros animales portadores de microbios y causantes de enfermedades. Si no tiene baño, construya una letrina sencilla en vez de hacer sus necesidades en el campo. Cúbrala para mantener alejadas las moscas, que transmiten infecciones de los ojos y otras enfermedades.
Evite los accidentes. Obedezca las normas de seguridad en el trabajo, cuando monte en bicicleta o motocicleta, o cuando conduzca. Asegúrese de que su auto esté en buenas condiciones. Use ropa y equipo de protección, como gafas, cascos y botas, cinturones de seguridad y protectores para los oídos. No se exponga demasiado a los rayos solares, que causan cáncer y envejecimiento prematuro de la piel. Si fuma, deje el vicio ya. Así reducirá notablemente el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, cáncer de pulmón o un derrame cerebral.b
a Véase la serie de portada “Cuando los insectos propagan enfermedades”, de ¡Despertad! del 22 de mayo de 2003.
b Véase la serie de portada “Cómo dejar de fumar”, de ¡Despertad! de mayo de 2010.
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Clave 5: Motívese y motive a su familia¡Despertad! 2011 | marzo
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Clave 5: Motívese y motive a su familia
“Todo hombre prudente obra con conocimiento.” (Proverbios 13:16, La Biblia de las Américas.) Si se arma de información básica sobre cómo llevar una vida sana, estará preparado y motivado para hacer los cambios que les permitan a usted y su familia disfrutar de una mejor salud.
Siga aprendiendo. En muchos países existen instituciones públicas y privadas que ofrecen programas y folletos educativos sobre una amplia gama de temas de salud. Aprovéchelos y aprenda formas básicas de prevención y mejora de la salud. Mantenga una mente abierta y esté dispuesto a realizar cambios sencillos.
Los buenos hábitos que usted adquiera en lo que respecta a nutrición, limpieza, sueño, ejercicio y prevención de enfermedades de seguro beneficiarán a sus hijos y hasta a los hijos de sus hijos (Proverbios 22:6).
¿Qué más se necesita? El interés en el bienestar propio no basta para establecer y mantener un estilo de vida saludable. Librarse de viejos hábitos puede resultar intimidante, e incluso los cambios más sencillos requieren una fuerte motivación. Ni siquiera la amenaza de enfermedad grave y muerte es suficiente para que algunas personas hagan lo que saben que les conviene. Entonces, ¿qué se necesita? Todos los seres humanos necesitamos tener un objetivo más elevado en la vida.
Los cónyuges necesitan mantenerse sanos y fuertes para ayudarse mutuamente; los padres, para apoyar y educar a sus hijos; los hijos adultos, para cuidar de sus parientes envejecidos. Añádase a esto el noble deseo de ser miembros valiosos de la comunidad en vez de ser una carga. Para lograr todo lo anterior, hay que amar a los demás e interesarse por ellos.
Existe una motivación aún mayor que se deriva de la gratitud y devoción a nuestro Creador. Las personas que creen en Dios desean conservar el valioso don de la vida procedente de él (Salmo 36:9). Si tenemos salud, estaremos en condiciones de servirle a mayor grado. ¿Acaso hay una razón más noble o más poderosa para cuidarnos?
Coseche las ventajas de un estilo de vida saludable
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Haga algo por su salud¡Despertad! 2011 | marzo
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Haga algo por su salud
¿RECUERDA a Ram, a quien mencionamos en el primer artículo? Como muchas personas en todo el mundo, él ignoraba lo importantes que son para la salud alimentarse bien y otros hábitos cotidianos. “El artículo de ¡Despertad! titulado ‘Alimento nutritivo a nuestro alcance’ (8 de mayo de 2002) me hizo entender por qué debemos estar pendientes de lo que comemos”, dice.
“Nos propusimos seguir como familia las recomendaciones del artículo. Después de un tiempo descubrimos que nuestro sistema inmunológico estaba más fuerte. Antes de que empezáramos a prestar atención a la alimentación, nos resfriábamos a menudo, pero ahora no. También aprendimos maneras fáciles y económicas de obtener agua limpia para beber gracias a un artículo de la misma revista con el tema ‘Seis medidas para proteger la salud’ (22 de septiembre de 2003).
”Otro artículo que nos ayudó se titulaba ‘El jabón, una sencilla vacuna’ (22 de noviembre de 2003). Tan pronto lo leímos, aplicamos las sugerencias. Ahora ya no sufrimos de infecciones en los ojos como antes.
”A la gente de nuestro vecindario no le preocupan los enjambres de moscas y mosquitos; pero en el video La Biblia: el poder que ejerce en su vida,a nosotros aprendimos que debemos mantenernos alejados de ellos. Eso también nos ha ayudado a estar sanos.”
No se rinda. Sean cuales sean los cambios que deba realizar, obtendrá mejores resultados si los introduce de forma gradual y no se pone metas inalcanzables. Por ejemplo, pruebe a reducir el consumo de alimentos poco saludables en lugar de suprimirlos por completo. Trate de irse a la cama un poco antes y de hacer más ejercicio. Más vale poco que nada. Normalmente, se necesita tiempo —semanas o hasta meses— para que los buenos hábitos se conviertan en algo automático. No se desespere si sus esfuerzos extra no producen beneficios inmediatos; si persevera, aunque sufra reveses, su salud seguramente mejorará.
En este mundo imperfecto es imposible gozar de salud perfecta. Si nos enfermamos, no es siempre por descuido nuestro, sino por la fragilidad humana que hemos heredado. Así que no se preocupe en demasía por la salud u otros asuntos, pues como preguntó Jesús: “¿Quién [...], por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida?” (Lucas 12:25). Más bien, trate de abstenerse de las cosas que minan la calidad de vida y la acortan innecesariamente. De este modo, podrá disfrutar de la mejor salud posible hasta que llegue el día, en el nuevo mundo de Dios, en que “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’” (Isaías 33:24).
a Producido por los testigos de Jehová.
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