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  • La salud mundial: se abre cada vez más la brecha
    ¡Despertad! 1995 | 8 de abril
    • La salud mundial: se abre cada vez más la brecha

      POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN BRASIL

      CUANDO Ali Maow Maalin enfermó de viruela en Somalia, en 1977, fue a parar al hospital y se convirtió en noticia de primera plana. Una vez curado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en 1980 que la viruela, culpable de millones de defunciones a lo largo de los siglos, había sido erradicada de la faz de la Tierra. Ali fue la última víctima registrada.

      En 1992 la OMS reseñó asimismo otras conquistas en el ámbito de la sanidad: en los años ochenta, un mayor número de personas del mundo en desarrollo tuvieron acceso a agua potable y sistemas de saneamiento. Además, en los países menos desarrollados aumentó el porcentaje de la población con acceso a servicios sanitarios de la comunidad. Por tal razón, la tasa de mortalidad infantil descendió en varias regiones durante la última década.

      Cifras alarmantes

      No obstante, los triunfos se ven contrapesados por las pérdidas y ensombrecidos por las amenazas inminentes a la salud. Considere algunas cifras alarmantes.

      VIH/SIDA: En el mundo hay más de diecisiete millones de portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), el agente causante del sida. Aproximadamente tres millones de personas se contagiaron en un año reciente, lo que equivale a unas ocho mil al día. Los niños infectados rebasan el millón. Pronto, la mortalidad de menores a causa del sida superará todo el progreso alcanzado en los últimos decenios en favor de la supervivencia infantil. En Asia, entre otras zonas, la epidemia ya está adentrándose en su primera etapa explosiva. Según el libro Aids and Development (Sida y desarrollo), más del 80% de los enfermos del VIH corresponden a los países en desarrollo.

      Tuberculosis: Tras dos décadas de estar relegada a un segundo plano, la tuberculosis ha recrudecido su ataque y se ha convertido en la enfermedad infecciosa más letal de todo el mundo, con una cuota anual de tres millones de muertes. El 98% de los fallecidos pertenecen a los países en desarrollo. Para empeorar aún más la situación, el bacilo que la produce ha formado una alianza mortal con el virus del sida, con consecuencias catastróficas. Para el año 2000 se sitúa en un millón el número de personas seropositivas que morirán de tuberculosis.

      Cáncer: El número de casos de cáncer en el mundo en desarrollo supera al de los países desarrollados.

      Enfermedades coronarias: En palabras del Dr. Ivan Gyarfas, de la OMS, “estamos al borde de una catástrofe coronaria de alcance planetario”. Las enfermedades cardiovasculares ya no son un flagelo exclusivo de las naciones industrializadas. Por ejemplo, se estima que en América Latina se producirán dos o tres veces más muertes por afecciones cardíacas que por enfermedades infecciosas. Dentro de poco, las cardiopatías coronarias y los accidentes cerebrovasculares serán las principales causas de mortalidad en el mundo en desarrollo.

      Enfermedades tropicales: Advierte la OMS: “Las enfermedades tropicales parecen haberse intensificado, al propagarse el cólera a las Américas [...], al afectar las epidemias de fiebre amarilla y de dengue a un número cada vez mayor de personas y al deteriorarse la situación del paludismo”. La revista Time declara: “En las naciones más pobres del mundo, la lucha contra las enfermedades infecciosas es un fracaso total”. Tan solo el paludismo siega dos millones de vidas anualmente, y eso que se creía erradicado desde hace cuarenta años.

      Enfermedades diarreicas: En los países en vías de desarrollo, la cantidad de muertes infantiles debidas a las infecciones o a la desnutrición es aterradora: casi cuarenta mil al día. La deshidratación diarreica por sí sola se cobra la vida de un niño cada ocho segundos.

      La salud y la pobreza están vinculadas

      ¿Qué se desprende de este cuadro de la salud? “Los países en desarrollo se ven afectados de dos maneras —dice un especialista en el tema de la salud—. No solo tienen que luchar contra las enfermedades crónicas modernas, sino también contra las enfermedades tropicales que aún prevalecen.” ¿Cuál ha sido el resultado? La aparición de “una falla geográfica” inquietante, según el libro A mitad de camino hacia la salud para todos en el año 2000. La asistencia sanitaria de unos cuarenta países africanos y asiáticos “no avanza al mismo ritmo que el resto del mundo”. La brecha en el campo de la salud es enorme, y sigue abriéndose cada vez más.

      Existen numerosos factores que contribuyen a esta creciente brecha. Sin embargo, de acuerdo con la revista Salud Mundial, una de las causas más importantes de la mala salud ‘es la pobreza’. (Compárese con Proverbios 10:15.) Los pobres suelen verse condenados a vivir hacinados en comunidades inadecuadas, sin saneamiento ni agua potable, factores estos que no solo impiden la buena salud, sino que son verdaderas fuentes de enfermedades. Si a ello añadimos la desnutrición, que merma las defensas inmunitarias del organismo, es fácil comprender que la pobreza es para la salud lo que las termitas para la madera.

      Cuando las enfermedades mortales contaminan los hogares, causan invalidez y asesinan a los niños, los más afectados son los indigentes. He aquí algunos ejemplos: en las zonas pobres de Sudáfrica, la incidencia de la tuberculosis es cien veces mayor que en las áreas de altos ingresos. Los barrios empobrecidos de Brasil registran seis veces más muertes por neumonía y gripe que los sectores residenciales. Y el número de bebés fallecidos en las familias desposeídas de la India es diez veces mayor que en las familias más ricas. Estos datos ponen de manifiesto un hecho doloroso: ‘La pobreza es perjudicial para la salud’.

      No sorprende, pues, que los más de mil millones de habitantes de los barrios marginales del planeta se sientan desesperanzados. Las causas subyacentes a la pobreza escapan a su control, y las horribles secuelas de esta dominan su vida. Si usted se halla entre los afectados por la indigencia, probablemente sienta también que vive confinado en el lado mísero de la brecha sanitaria. Sin embargo, prescindiendo de su posición económica, hay ciertos pasos que puede dar para proteger su salud y la de sus hijos. ¿Cuáles son esos pasos? El siguiente artículo ofrece varias sugerencias.

  • Factores que determinan su salud: lo que puede hacer
    ¡Despertad! 1995 | 8 de abril
    • Factores que determinan su salud: lo que puede hacer

      A DIFERENCIA del arroz o la harina, la salud no es distribuida por los organismos de socorro ni viene envasada, pues se trata de una condición, no de un artículo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha definido como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Ahora bien, ¿qué determina el grado de dicho bienestar?

      Una casa modesta puede construirse con tablones, clavos y láminas de cinc; sin embargo, los diversos componentes por lo general descansarían sobre cuatro pilares. Del mismo modo, aunque la salud viene determinada por numerosos agentes, todos ellos se sustentan sobre cuatro “pilares”: 1) el comportamiento, 2) el medio ambiente, 3) la asistencia médica y 4) la constitución biológica. Tal como la resistencia de la casa depende de la calidad de los pilares, la salud será tanto mejor cuanto mayor sea la calidad de los factores enumerados. La cuestión es cómo hacerlo si los medios son limitados.

      El comportamiento y la salud

      De los cuatro factores susodichos, el comportamiento está sujeto a un mayor control individual; conviene modificarlo para bien. Cierto es que la pobreza restringe la cantidad de mejoras en la dieta o los hábitos. Con todo, la diferencia puede ser sustancial si emplea las opciones que tiene a su alcance. Observe el siguiente ejemplo:

      Una madre normalmente puede elegir entre amamantar a su bebé o alimentarlo con biberón. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la lactancia natural es “la alternativa ideal desde el punto de vista físico y económico”. En opinión de los expertos, la leche materna constituye “el alimento natural por excelencia”, pues brinda a los recién nacidos “exactamente las concentraciones de proteínas, grasas, lactosa, vitaminas, minerales y oligoelementos que necesitan para su crecimiento armonioso”. Además, el lactante recibe sustancias proteicas inmunizadoras, llamadas anticuerpos, que le proporcionan el mejor comienzo posible en su lucha contra las enfermedades.

      La lactancia materna es la mejor elección, sobre todo en los países tropicales donde reinan condiciones insalubres. A diferencia de la leche artificial, la materna no puede diluirse para economizar dinero, no da lugar a errores en la preparación y se sirve siempre de un recipiente limpio. Según el boletín médico Synergy, de la Sociedad Canadiense para la Salud Internacional, “en comparación con el niño criado exclusivamente al pecho, el bebé alimentado con biberón corre un riesgo de muerte por enfermedades diarreicas unas quince veces mayor y por neumonía unas cuatro veces mayor”.

      A esto hay que añadir las ventajas económicas. En las naciones en desarrollo, la leche en polvo es costosa. En Brasil, por ejemplo, dar el biberón a un bebé puede representar un quinto de los ingresos mensuales de una familia pobre. El ahorro que conlleva el amamantamiento permite suministrar alimentos más nutritivos a toda la familia, en especial a la madre.

      Con todas esas virtudes, cabría esperar que la lactancia materna estuviera en auge. Sin embargo, el personal de salud de Filipinas informa que en su país está “amenazada de extinción” y, según un estudio llevado a cabo en Brasil, “la falta de amamantamiento” es una de las principales causas de mortalidad infantil por infecciones de las vías respiratorias. Pero su hijo no tiene que acabar de ese modo. Existe una alternativa.

      A menudo, el empeño de la madre en proteger la salud del niño se ve socavado por los hábitos malsanos de otros miembros de la familia. Tal es el caso de una madre de Nepal que comparte un cuarto húmedo con su esposo y su hija de tres años. Según la revista Panoscope, la estrecha habitación está impregnada de olor a comida y tabaco y la criatura padece infección de las vías respiratorias. “No puedo hacer que mi esposo deje de fumar —suspira la madre—. Ahora compro cigarrillos para él y medicamentos para la niña.”

      Lamentablemente, este dilema se va haciendo cada vez más común a medida que aumenta el número de personas del mundo en desarrollo que adoptan el hábito de fumar a costa de sus exiguos recursos. De hecho, por cada fumador que abandona el hábito en Estados Unidos y Europa dos personas comienzan a fumar en América Latina o África. De acuerdo con el libro holandés Roken Welbeschouwd, la publicidad engañosa carga con gran parte de la culpa. Lemas como: “Varsity, para esa agradable sensación de lucidez”, o: “Gold Leaf, un cigarrillo con clase para la gente con clase” persuaden a los pobres de que fumar es sinónimo de progreso y prosperidad, cuando es todo lo contrario: es una manera de “quemar” el dinero y perjudicar la salud.

      Piense en esto: cada cigarrillo le resta diez minutos a la esperanza de vida del fumador e incrementa las posibilidades de que sufra un ataque cardíaco y una apoplejía, así como cáncer de pulmón, garganta y boca, y otras afecciones. La revista Crónica ONU afirma: “El consumo de tabaco es la mayor causa prevenible de muerte prematura e incapacidad en el mundo”. Observe que dice “causa prevenible”. Apagar el último cigarrillo está en su mano.

      Por supuesto, existen muchas otras formas en que el comportamiento elegido repercute en la salud. El recuadro de la página 11 relaciona varios artículos que pueden consultarse en la biblioteca de cualquier Salón del Reino de los Testigos de Jehová. No cabe duda de que informarse implica trabajo; mas como dijo un funcionario de la OMS: “No se puede lograr la salud sin que participe la gente con conocimiento de causa, es decir, debidamente informada e instruida acerca de la situación sanitaria”. Por lo tanto, dé este primer paso gratuito en favor de su salud. Infórmese.

      La salud y el ambiente del hogar

      El ambiente que más influye en la salud es el del hogar y sus alrededores, asegura el libro The Poor Die Young (Los pobres mueren jóvenes). Un elemento del entorno que puede constituir un riesgo sanitario es el agua. La carencia de un adecuado abastecimiento de agua potable acarrea infecciones, enfermedades de la piel, diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea, etc.

      Si para lavarse las manos usted no tiene más que abrir una llave, le será difícil imaginar el tiempo que pierden en el acarreo diario quienes no disponen de agua corriente en sus hogares. Frecuentemente, más de quinientas personas obtienen agua del mismo grifo, lo cual requiere esperar, y, puesto que los pobres tienen que trabajar largas jornadas, la espera “les roba el tiempo que podrían dedicar a aumentar sus ingresos” (Environmental Problems in Third World Cities [Problemas ambientales de las ciudades del Tercer Mundo]). No extraña que para ahorrar tiempo, una familia de seis personas lleve a casa menos de los treinta baldes de agua que satisfarían sus necesidades cotidianas y no tengan suficiente para lavar los comestibles, los utensilios de cocina y la ropa, y atender a la higiene personal. Las condiciones resultantes atraen a piojos y moscas, que perjudican la salud.

      Considere el siguiente caso: si debido a la distancia tuviera que ir en bicicleta al trabajo, ¿diría que dedicarse todas las semanas a engrasar la cadena, ajustar los frenos o cambiar algún radio es perder el tiempo? No, pues aun si se ahorrara unas cuantas horas, más tarde podría perder todo un día cuando se averiara por falta de mantenimiento. Del mismo modo, si por ahorrar tiempo y ganar más dinero a la semana no lleva suficiente agua a casa para proteger la salud, después perderá muchos días y mucho dinero cuando enferme.

      La familia entera puede colaborar en el acarreo de agua. Aunque la costumbre local dicte que es tarea de la madre y de los hijos, el padre amoroso empleará sus músculos para ayudar.

      Una vez dentro de la casa, surge un segundo problema: cómo mantenerla limpia. Los expertos ofrecen las siguientes recomendaciones: guarde aparte y bien cubierta el agua para el consumo humano. Déjela reposar un rato para permitir que se depositen los sedimentos. Sáquela del recipiente con una vasija limpia de mango largo para evitar tocarla con los dedos. Lave regularmente los recipientes con lejía y enjuáguelos con agua limpia. ¿Y qué tal si aprovecha el agua de lluvia? Sin duda es un ahorro (siempre y cuando llueva), y es fiable si no arrastra impurezas al tanque de almacenamiento y si a este se lo protege de insectos, roedores y otros animales.

      En caso de no estar seguro de la potabilidad del agua, la OMS aconseja añadirle una sustancia liberadora de cloro, como el hipoclorito sódico o el cálcico. Este método, además de barato, es muy efectivo. En Perú, por ejemplo, le cuesta menos de dos dólares anuales a la familia tipo.

      La salud y la asistencia sanitaria

      Generalmente, los pobres solo conocen dos formas de asistencia sanitaria: 1) disponible pero no asequible y 2) asequible pero no disponible. Donna Maria, una de las seiscientas cincuenta mil personas que habitan en los barrios marginales de São Paulo, explica en qué consiste la primera: “Para nosotros, la atención médica adecuada es como un artículo que se exhibe en el escaparate de un lujoso centro comercial: aunque podemos verlo, está fuera de nuestro alcance”. (Revista Vandaar) En efecto, esta mujer vive en una ciudad donde se practican operaciones de bypass, trasplantes, tomografías axiales computarizadas y otras técnicas médicas avanzadas. Lo malo es que nada de esto es accesible para ella.

      Si la asistencia inasequible es como un artículo de lujo, la asequible se asemeja a un artículo que se vende a bajo precio por el que se pelean centenares de compradores. Una crónica reciente de un país sudamericano señaló: ‘Los pacientes hacen fila dos días para una consulta. No hay camas vacantes. Los hospitales públicos carecen de fondos, medicinas y alimentos. La atención médica está enferma’.

      Con ánimo de sanear el servicio asistencial de las masas, la OMS ha ido reorientando su función de controladora de las enfermedades a la de promotora de la salud, al instruir a las comunidades en materia de prevención y control. Según Crónica ONU, las campañas que fomentan la atención primaria de la salud, como la promoción de una nutrición adecuada, un abastecimiento adecuado de agua potable y saneamiento básico, han resultado en “un mejoramiento considerable en las condiciones sanitarias mundiales”. ¿Le han beneficiado estas iniciativas? Quizás una de ellas sí. ¿Cuál? El Programa Ampliado de Inmunización (PAI).

      “El vacunador ha tomado el lugar del cartero como el visitante más conocido de casas y poblados”, declara un informe sobre el PAI. Durante el pasado decenio, las agujas de vacunación se dejaron sentir desde el Amazonas hasta el Himalaya, y, según datos de la OMS, para 1990 el 80% de la población infantil del mundo se hallaba protegida contra seis enfermedades mortales.a El PAI salva la vida a más de tres millones de menores cada año y contribuye a que otros cuatrocientos cincuenta mil que podrían haber quedado impedidos puedan caminar, correr y jugar normalmente. Muchos padres deciden vacunar a sus hijos para evitarles dolencias.

      Si no le es posible prevenir una enfermedad, quizás pueda controlarla. “Se ha estimado que bastante más de la mitad de la atención sanitaria consiste en autoasistencia o en cuidados prestados por la familia”, manifiesta la revista Salud Mundial. Un medio de autoasistencia consiste en una sencilla y nada costosa mezcla de sal, azúcar y agua potable, llamada sales de rehidratación oral (SRO).

      Muchos profesionales de la salud consideran la terapia de rehidratación oral, que incluye la administración de SRO, como el tratamiento más efectivo contra la deshidratación diarreica. Si se empleara a nivel mundial para controlar los 1.500 millones de casos anuales de afecciones diarreicas en las naciones en desarrollo, la bolsita de SRO, que solo cuesta diez centavos de dólar, salvaría a buena parte de los 3.200.000 niños que fallecen cada año.

      Sin embargo, en varios países la administración de medicamentos antidiarreicos “supera abrumadoramente a la utilización de SRO”, manifiesta el boletín de la OMS Essential Drugs Monitor. En algunos países en desarrollo el tratamiento con fármacos es tres veces más frecuente que con SRO. “La administración innecesaria de medicamentos es extremadamente costosa”, añade el boletín. Las familias pobres a veces se ven forzadas a vender parte de su alimento para adquirirlos. Además, el boletín advierte que son ineficaces, y algunos hasta nocivos. “Los médicos no deben prescribirlos, [...] ni las familias comprarlos.”

      En vez del uso de fármacos, la OMS recomienda los siguientes pasos para el tratamiento de la diarrea: 1) prevenga la deshidratación del niño dándole más líquidos, como agua de arroz o té, 2) si se deshidratara, entonces llévelo a un agente de salud y adminístrele SRO, 3) aliméntelo normalmente en el período diarreico y en el período subsiguiente y 4) si sufre deshidratación severa, es preciso rehidratarlo por vía intravenosa.b

      En caso de que no disponga de SRO, esta receta le será útil: disuelva una cucharadita rasa de sal de cocina y ocho cucharaditas rasas de azúcar en un litro de agua limpia. Dé al niño una taza después de cada deposición, o la mitad si es muy pequeño todavía. Véase el recuadro de la página 10 si desea más instrucciones y consejos para el cuidado de la salud.

      ¿Qué papel desempeña el factor número cuatro, nuestra constitución biológica? ¿Cómo puede modificarse? El siguiente artículo examina esta cuestión.

      [Notas a pie de página]

      a Difteria, poliomielitis, sarampión, tétanos, tos ferina y tuberculosis. La OMS recomienda incluir en los programas de inmunización la vacuna contra la hepatitis B, que siega muchas más vidas que el sida.

      b Pellizque la piel del abdomen del niño. Si el pliegue tarda más de dos segundos en desvanecerse, es señal de deshidratación severa.

      [Fotografía en la página 7]

      Abastecerse de agua supone espera y trabajo

      [Reconocimiento]

      Mark Peters/Sipa Press

      [Fotografía en la página 9]

      Disponer de suficiente agua potable es esencial para la salud

      [Reconocimiento]

      Mark Peters/Sipa Press

      [Recuadro en las páginas 8, 9]

      ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD, ¿EN QUÉ CONSISTE?

      Para hallar la respuesta a esta pregunta, ¡Despertad! entrevistó al Dr. Michael O’Carroll, representante de la OMS en Sudamérica. A continuación reproducimos algunos extractos de la conversación:

      HEMOS heredado un sistema sanitario que se basa en un enfoque médico de la salud. Si nos sentimos mal, acudimos al médico. No importa que sea por haber bebido dos botellas de whisky o porque nunca hagamos ejercicio. Vamos al médico y le decimos: “Doctor, cúreme”. Entonces él nos prescribe algo para tomar, o nos inyecta en el brazo, o nos extirpa o implanta algo. Notarán que estoy hablando en términos generales para transmitir la idea del enfoque que aún subsiste. Hemos catalogado erróneamente las disfunciones sociales como problemas médicos. El suicidio, la desnutrición y la drogadicción se han convertido en problemas médicos sin serlo. Y ni siquiera constituyen una cuestión de salud. Se trata, más bien, de una problemática social con repercusiones médicas.

      ’Solo durante los últimos veinte años la gente empezó a decir: “Un momento. Estamos haciendo mal las cosas. Necesitamos reconsiderar el concepto de salud”. Fue así como se formularon algunos de los principios subyacentes al enfoque de la atención primaria de la salud, tales como:

      ’Es más humanitario, y a la larga más rentable, prevenir que curar. Incompatible con este principio sería, por ejemplo, construir una clínica para cirugía a corazón abierto y desatender las causas. No quiere decir que no han de tratarse las enfermedades, ¡claro que no! Si un hoyo en la calle fuera la causa de accidentes a diario, por supuesto que atenderíamos a los que se fracturaran las piernas al caer en él, pero sería más humano y económico rellenarlo.

      ’Otro principio consiste en emplear eficazmente los recursos sanitarios. Atenta contra esta norma enviar al paciente a un consultorio si puede tratarse en el hogar, o remitirlo a un hospital ultramoderno por un asunto que puede atender un consultorio. Tampoco concilia con esta orientación enviar a un médico que ha recibido formación universitaria por diez años a vacunar en zonas rurales, cuando puede hacerlo alguien que haya estudiado un semestre. El médico tiene que estar disponible cuando se precisen sus servicios especializados. En esencia, la atención primaria a la salud preconiza: educar a la gente, prevenir las enfermedades y asegurar la utilización óptima de los recursos en pro de la salud.’

      [Recuadro en la página 10]

      UN NUEVO TIPO DE SRO PARA EL TRATAMIENTO DEL CÓLERA

      La OMS recomienda administrar a los enfermos del cólera SRO (sales de rehidratación oral) a base de arroz en lugar de las habituales a base de glucosa. Según los estudios, con este tratamiento las deposiciones disminuyen en un 33% y los episodios de diarrea duran menos. En la elaboración se sustituyen los 20 gramos de azúcar por 50 a 80 gramos de polvo de arroz cocido disuelto en un litro de agua. (Essential Drugs Monitor.)

      [Recuadro en la página 11]

      MÁS INFORMACIÓN SOBRE...

      Comportamiento: “¿De qué depende la buena salud?” (¡Despertad! del 8 de diciembre de 1989) “El tabaco y la salud. ¿Hay alguna relación?” (¡Despertad! del 8 de julio de 1989) “Proteja la vida de sus hijos” (¡Despertad! del 22 de septiembre de 1988) “El efecto del alcohol en su cuerpo” (¡Despertad! del 22 de julio de 1980.)

      Medio ambiente: “Cómo hacer frente al problema de la limpieza” (¡Despertad! del 22 de septiembre de 1988) “El papel de la limpieza en la salud” (¡Despertad! del 22 de febrero de 1978.)

      Cuidado de la salud: “Otras medidas que salvan vidas” (¡Despertad! del 22 de septiembre de 1988) “¡Una bebida salada que salva vidas!” (¡Despertad! del 22 de septiembre de 1985.)

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