El precio de la cólera
CUANDO usted se enoja, su corazón sufre. En un estudio reciente realizado en la Universidad Stanford, de Estados Unidos, se observó que cuando se pedía a personas que padecían del corazón que recordasen incidentes que todavía las enojaban, la capacidad de su corazón para bombear sangre disminuía en un 5%. Aunque dicha disminución no era de carácter permanente, los médicos la consideran significativa, pues cada vez hay más pruebas de que las personas iracundas tienen muchas más probabilidades de enfermar del corazón que las pacíficas.
“La reducción del cinco por ciento que descubrimos en la capacidad cardíaca [para bombear sangre] de los pacientes durante momentos de ira es significativa, aunque sea leve —dijo la Dra. Gail Ironson, que dirigió la investigación—. Los pacientes señalaron que cuando narraron los incidentes, no estaban ni la mitad de lo furiosos que estaban cuando en realidad ocurrieron. Es probable que la capacidad de su corazón para bombear sangre se viera mucho más reducida durante un verdadero estallido de cólera.”
Este estudio es el primero que demuestra que la cólera puede provocar un cambio inmediato en la capacidad del corazón para desempeñar sus funciones. Además, aunque la cólera no es el único factor causante de las enfermedades cardíacas —la dieta, el ejercicio y la genética también tienen mucho que ver—, los investigadores creen que puede ser uno de los que más contribuyan a ese tipo de enfermedades.
Hace mucho que la medicina sabe que la cólera causa estragos en el cuerpo humano. Puede hacer subir la presión sanguínea, provocar alteraciones arteriales, problemas respiratorios, trastornos hepáticos y alteraciones de la vesícula biliar y también dañar el páncreas. Además, se cree que agrava el asma, las afecciones de la vista, las enfermedades de la piel, las urticarias y las úlceras, así como los problemas dentales y digestivos.
De modo que además de los beneficios espirituales y sociales, se obtienen beneficios físicos de prestar atención al consejo bíblico: “Depón la cólera y deja la furia” y no “te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido [o “enojarte”, Nácar-Colunga]”. ¡Qué sensato es cultivar el “discernimiento” que hace al hombre “tardo para la cólera”! Es bien cierto que “un corazón calmado es la vida del organismo de carne”. (Salmo 37:8; Eclesiastés 7:9; Proverbios 14:29, 30.)
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