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    La Atalaya (estudio) 2017 | marzo
    • Asá, Jehosafat, Ezequías y Josías

      Asá, Jehosafat, Ezequías y Josías

      Sirvamos a Jehová con corazón completo

      “Oh Jehová, recuerda, por favor, cómo he andado delante de ti en veracidad y con corazón completo” (2 REY. 20:3).

      CANCIONES: 52, 65

      ¿CÓMO RESPONDERÍA?

      • ¿Qué implica servir a Jehová con un corazón completo?

      • ¿Qué le llama la atención sobre el hecho de que Jehová aprobara a los cuatro reyes de Judá mencionados en este artículo?

      • ¿A cuál de estos cuatro reyes le gustaría imitar, y por qué?

      1-3. ¿Qué implica servir a Jehová con “corazón completo”? Ponga un ejemplo.

      COMO somos imperfectos, cometemos errores. Felizmente, Jehová no nos da lo que merecemos por nuestros pecados, siempre y cuando nos arrepintamos y acudamos humildemente a él con fe en el rescate de Jesús (Sal. 103:10). Pero, como le dijo David a Salomón, para que Jehová acepte el servicio que le damos todos los días, debemos hacer su voluntad “con corazón completo” (1 Crón. 28:9). ¿Cómo podemos lograrlo?

      2 Nos será de ayuda comparar las vidas de Asá y Amasías, dos reyes de Judá. Ambos hicieron lo que agradaba a Jehová, pero solo Asá lo hizo con un corazón completo (2 Crón. 15:16, 17; 25:1, 2; Prov. 17:3). Los dos eran imperfectos y cometieron errores. La diferencia fue que Asá no se desvió de los caminos de Dios, debido a que su corazón estaba dedicado por completo a él, mientras que Amasías no le sirvió con toda el alma. Después de vencer a los enemigos de Jehová, se llevó a sus dioses y se puso a adorarlos (2 Crón. 25:11-16).

      3 Servir a Dios “con corazón completo” implica darle siempre toda nuestra devoción. En la Biblia, por lo general se utiliza la palabra corazón para referirse a la persona que somos por dentro, lo cual abarca nuestra forma de ser, así como nuestros deseos, pensamientos, actitudes, habilidades, motivos y metas. Por eso, la adoración de la persona que sirve a Dios con todo el corazón no es hipócrita ni rutinaria. De modo que, si nosotros, aunque imperfectos, seguimos dándole a Dios toda nuestra devoción sin hipocresía, le serviremos con un corazón completo (2 Crón. 19:9).

      4. ¿Qué analizaremos en este artículo?

      4 Para comprender mejor lo que significa servir a Dios con un corazón completo, analicemos la vida de Asá, así como la de otros tres reyes de Judá que adoraron a Dios con toda el alma: Jehosafat, Ezequías y Josías. Los cuatro cometieron errores, pero los cuatro tuvieron la aprobación de Dios. ¿Por qué consideró Jehová que le habían servido con un corazón completo? ¿Cómo podemos copiar su ejemplo?

      EL CORAZÓN DE ASÁ “RESULTÓ COMPLETO PARA CON JEHOVÁ”

      5. ¿Qué medidas contundentes adoptó Asá?

      5 Asá fue el tercer rey que gobernó en Judá después de que se separaran las diez tribus del norte y formaran el reino de Israel. Acabó con la idolatría en todo su territorio y expulsó del templo a los hombres que se prostituían allí. Hasta quitó a su abuela Maacá del puesto de “dama, porque ella había hecho un ídolo horrible” (1 Rey. 15:11-13). Además, mandó a su pueblo que “buscara a Jehová [...] y que pusiera por obra la ley y el mandamiento”. Sin duda, promovió la adoración verdadera (2 Crón. 14:4).

      6. ¿Cómo reaccionó Asá cuando los etíopes invadieron su país?

      6 Jehová bendijo a Judá con paz durante los diez primeros años del reinado de Asá. Pero, entonces, Zérah el etíope atacó el país con un ejército de un millón de soldados y 300 carros (2 Crón. 14:1, 6, 9, 10). ¿Cómo reaccionó Asá? Expresó en una sentida oración que confiaba plenamente en Jehová (lea 2 Crónicas 14:11). Dios le respondió dándole una victoria aplastante. El ejército etíope fue aniquilado (2 Crón. 14:12, 13). Es verdad que Jehová les concedió a algunos reyes infieles derrotar a sus enemigos por causa de su propio nombre (1 Rey. 20:13, 26-30). Pero la diferencia es que Asá se apoyó en Dios, y, como vimos, él respondió su oración. En ocasiones posteriores, Asá actuó imprudentemente. Por ejemplo, le pidió ayuda al rey de Siria en lugar de a Jehová (1 Rey. 15:16-22). Sin embargo, Dios consideró al final que “el corazón mismo de Asá resultó completo [...] todos sus días”. ¿Cómo podemos seguir su ejemplo? (1 Rey. 15:14).

      7, 8. ¿Cómo podemos imitar a Asá?

      7 Todos debemos examinar nuestro corazón para ver si está totalmente entregado a Dios. Preguntémonos: “¿Estoy decidido a agradar a Jehová, defender la adoración pura y proteger a su pueblo de todo lo que pueda corromperlo?”. Pensemos en cuánto valor necesitó Asá para enfrentarse a Maacá, la “dama” o reina madre del país. Seguramente no conocemos a nadie que actúe como ella, pero tal vez haya situaciones en las que podamos imitar la devoción de Asá. Por ejemplo, imaginémonos que alguien de nuestra familia o un buen amigo peca, no se arrepiente y es expulsado. ¿Actuaremos con decisión y dejaremos de relacionarnos con esa persona? ¿A qué nos impulsará el corazón?

      8 Igual que Asá, podemos demostrar que nuestro corazón es completo poniendo toda nuestra confianza en Dios cuando enfrentamos oposición, incluso si nos parece imposible soportarla. Puede que se burlen de nosotros en la escuela por seguir los principios que defendemos los Testigos. O que los compañeros de trabajo se rían de nosotros por pedir días libres para actividades espirituales o por no querer hacer horas extras a menudo. En esos casos, hagamos como Asá y oremos a Dios. Seamos valerosos y confiemos en él, defendiendo con firmeza lo que sabemos que es correcto. Recordemos que Jehová fortaleció y ayudó a Asá, y lo mismo hará con nosotros.

      9. ¿Cómo demostramos que tenemos un corazón completo en la predicación?

      9 Los siervos de Dios no piensan solo en sí mismos. Igual que Asá promovió la adoración pura, nosotros ayudamos a los demás a buscar a Jehová. Seguro que Dios debe ponerse muy contento cuando ve que le hablamos a la gente sobre él y que lo hacemos porque lo amamos de verdad y nos interesamos sinceramente por la felicidad eterna de las personas.

      JEHOSAFAT BUSCÓ A JEHOVÁ

      10, 11. ¿Cómo podemos copiar lo que hizo Jehosafat?

      10 Jehosafat, hijo de Asá, “siguió andando en el camino de su padre” (2 Crón. 20:31, 32). Animó al pueblo a buscar a Dios, tal como había hecho Asá. ¿De qué manera? Organizó una campaña de educación con “el libro de la ley de Jehová” (2 Crón. 17:7-10). Incluso fue al territorio del reino de Israel, en el norte, a la región montañosa de Efraín, “a fin de traerlos de vuelta [a los israelitas] a Jehová” (2 Crón. 19:4). Jehosafat “buscó a Jehová con todo su corazón” (2 Crón. 22:9).

      11 Todos podemos participar en la enorme campaña de educación que Jehová lleva a cabo en la actualidad. ¿Tenemos la meta de enseñar la Palabra de Dios a las personas todos los meses, tratando de moverlas a servir a Jehová? Con nuestro esfuerzo y la bendición divina, tal vez logremos empezar un curso de la Biblia. ¿Lo pedimos en oración? ¿Estamos dispuestos a asumir esa responsabilidad, incluso si supone renunciar a parte de lo que se suele considerar tiempo libre? Por otra parte, tal como Jehosafat fue hasta la región de Efraín para ayudar a sus habitantes a regresar a la adoración verdadera, nosotros podemos tratar de ayudar a los inactivos. Además, los ancianos visitan y ofrecen su ayuda a los expulsados que viven en el territorio de la congregación y que quizá ya no practican el pecado.

      12, 13. a) ¿Cómo reaccionó Jehosafat ante una situación intimidante? b) ¿Por qué debemos reconocer que tenemos debilidades, como hizo Jehosafat?

      12 Al igual que su padre, Asá, Jehosafat no dejó de servir a Dios con toda el alma ni siquiera ante la amenaza de un ejército enemigo muy superior (lea 2 Crónicas 20:2-4). Es verdad que tuvo miedo, pero tomó la decisión de “buscar a Jehová”. Reconoció con humildad en oración que su pueblo no tenía nada que hacer ante aquella gran muchedumbre. Se apoyó sin reservas en Jehová y le dijo: “Nuestros ojos están hacia ti” (2 Crón. 20:12).

      13 Como le ocurrió a Jehosafat, es posible que a veces nosotros no sepamos qué hacer y hasta nos asustemos (2 Cor. 4:8, 9). Recordemos que este rey admitió en una oración pública que él y su pueblo se sentían vulnerables (2 Crón. 20:5). Si estamos a cargo de la espiritualidad de la familia, podemos hacer como él y pedirle a Jehová dirección y fuerzas para afrontar un problema. No nos avergoncemos de que nuestra familia escuche estos ruegos. Así verá que confiamos en Jehová. Él nos ayudará, tal como hizo con Jehosafat.

      EZEQUÍAS NO DEJÓ DE HACER LO CORRECTO

      14, 15. ¿Cómo demostró Ezequías que confiaba totalmente en Dios?

      14 El rey Ezequías, a diferencia de Jehosafat, tuvo que contrarrestar la mala influencia de un padre idólatra a fin de seguir “adhiriéndose a Jehová”. “Quitó los lugares altos e hizo pedazos las columnas sagradas y cortó el poste sagrado y trituró la serpiente de cobre que Moisés había hecho” y que entonces se adoraba como un ídolo. Sirvió a Jehová con total dedicación, pues continuó guardando los mandamientos que le había dado a Moisés (2 Rey. 18:1-6).

      15 Incluso cuando Asiria, la potencia mundial dominante en aquel tiempo, invadió Judá y amenazó con arrasar Jerusalén, Ezequías se apoyó sin reservas en Jehová. El rey asirio Senaquerib se burló de Dios y trató de intimidar a Ezequías para que se rindiera. Sin embargo, Ezequías le dijo en oración a Jehová que confiaba totalmente en su poder para salvarlos (lea Isaías 37:15-20). Él le respondió enviando a un ángel que mató a 185.000 asirios (Is. 37:36, 37).

      16, 17. ¿En qué cosas podemos imitar a Ezequías?

      16 Algún tiempo después, Ezequías enfermó de muerte. Entonces le suplicó a Jehová que se acordara de cómo había andado delante de él (lea 2 Reyes 20:1-3). Las Santas Escrituras nos enseñan que ahora no podemos esperar que Dios haga un milagro para curarnos o alargarnos la vida. Aun así, todos podemos decirle en oración lo mismo que Ezequías: “He andado delante de ti en veracidad y con corazón completo”. ¿Estamos convencidos de que Jehová puede y quiere cuidarnos incluso cuando tenemos una enfermedad? (Sal. 41:3).

      17 Cuando meditamos en el ejemplo de Ezequías, tal vez nos demos cuenta de que nosotros también tenemos que librarnos de cosas que dañan nuestra amistad con Dios o nos distraen de la adoración verdadera. Desde luego, no queremos imitar a la gente del mundo que, en las redes sociales, trata a otras personas como si fueran ídolos. Claro, a algunos cristianos les gusta utilizar las redes para comunicarse con sus familiares y amigos. Pero hay mucha gente que hace un uso excesivo de ellas. Siguen a personas que ni siquiera conocen o pasan muchas horas mirando sus fotos o comentarios. Existe el peligro de que perdamos mucho tiempo en cosas que no sirven para nada. Además, podríamos llegar a sentirnos demasiado orgullosos por la cantidad de personas a las que les ha gustado lo que hemos colgado en la red y hasta ofendernos si alguien deja de seguirnos. Si el apóstol Pablo o Áquila y Priscila vivieran hoy, ¿nos los imaginamos pasando el día publicando imágenes o siguiendo a alguien que no fuera cristiano? La Biblia dice que Pablo estaba “intensamente ocupado con la palabra”. Y Áquila y Priscila dedicaban el tiempo a explicar a otros “con mayor exactitud el camino de Dios” (Hech. 18:4, 5, 26). Preguntémonos: “¿Evito idolatrar a otras personas y dedicar mucho de mi valioso tiempo a cosas sin importancia?” (lea Efesios 5:15, 16).

      JOSÍAS OBEDECIÓ LOS MANDAMIENTOS DE DIOS

      18, 19. ¿Qué cosas te gustaría hacer igual que Josías?

      18 El rey Josías, bisnieto de Ezequías, también observó los mandamientos de Jehová “con todo su corazón” (2 Crón. 34:31). “Comenzó a buscar al Dios de David” siendo adolescente y para cuando tenía 20 años se puso a limpiar Judá de idolatría (lea 2 Crónicas 34:1-3). El celo de Josías por cumplir con la voluntad de Dios lo llevó a hacer mucho más por la adoración pura que muchos otros reyes de Judá. Aun así, cuando se encontró la Ley de Moisés, tal vez los escritos originales, y se la leyeron a Josías, vio que era necesario esforzarse más por hacer la voluntad de Jehová. Animó al pueblo a servir a Dios y, como resultado, los habitantes de Judá “no se desviaron de seguir a Jehová” durante toda la vida de Josías (2 Crón. 34:27, 33).

      19 Josías buscó a Jehová siendo adolescente. Si eres joven, haz lo mismo que él. Es posible que el rey Manasés, que se había arrepentido de sus pecados, le hablara de la misericordia de Dios. Tú también harás bien en acercarte a los miembros fieles de tu familia o de la congregación que ya son mayores. Ellos pueden contarte lo bien que los ha cuidado Jehová. Además, debes recordar que la lectura de las Escrituras tocó el corazón de Josías y lo movió a tomar medidas en favor de la adoración pura. Es posible que leer la Biblia también te motive a ti a hacer más en la congregación. Así serás más feliz, tu amistad con Dios será más fuerte y sentirás el deseo de ayudar a otros a buscar a Jehová (lea 2 Crónicas 34:18, 19). Estudiar la Biblia también puede revelarte maneras de mejorar tu servicio a Dios. Si es así, hazlo con todo el corazón igual que Josías.

      SIRVAMOS A JEHOVÁ CON UN CORAZÓN COMPLETO

      20, 21. a) ¿Qué tienen en común los cuatro reyes de los que hemos hablado? b) ¿De qué tratará el siguiente artículo?

      20 ¿Verdad que nos beneficia repasar cómo sirvieron a Jehová con corazón completo estos cuatro reyes de Judá? Ellos pusieron todo su empeño en cumplir con la voluntad de Dios. No dejaron de hacerlo ni siquiera cuando se enfrentaron a enemigos terribles. Y, lo que es más importante, sus motivos fueron puros.

      21 Como veremos en el siguiente artículo, estos cuatro reyes cometieron errores. Pero, cuando Jehová los examinó, vio que su corazón era completo. Nosotros también somos imperfectos. ¿Qué ve Jehová cuando nos examina? ¿Se da cuenta de que le servimos con un corazón completo? Hablaremos de este asunto en el próximo artículo.

  • ¿Prestaremos atención a las lecciones del pasado?
    La Atalaya (estudio) 2017 | marzo
    • Jehosafat y el rey Acab pelean juntos contra los sirios

      ¿Prestaremos atención a las lecciones del pasado?

      “Estas cosas [...] fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado” (1 COR. 10:11).

      CANCIONES: 11, 61

      ¿QUÉ APRENDEMOS DE LOS ERRORES DE ESTOS REYES?

      • Asá y Jehosafat

      • Ezequías

      • Josías

      1, 2. ¿Por qué vamos a analizar lo que hicieron cuatro reyes de Judá?

      SI VIÉRAMOS a alguien resbalarse y caer, ¿verdad que tendríamos cuidado al pasar por ese mismo lugar? Analizar los errores de otros nos ayuda a no cometerlos. Lo mismo ocurre en nuestro servicio a Dios. Podemos aprender mucho de las equivocaciones de los demás, como las que encontramos en la Biblia.

      2 Los cuatro reyes de Judá de los que hablamos en el artículo anterior sirvieron a Jehová con todo el corazón. Aun así, cometieron errores graves. ¿Qué podemos aprender de su experiencia? ¿Cómo evitaremos sus mismas equivocaciones? Meditar en su ejemplo nos ayudará a aprovechar las cosas escritas en el pasado para nuestra instrucción (lea Romanos 15:4).

      CONFIAR EN LA SABIDURÍA HUMANA LLEVA AL FRACASO

      3-5. a) Aunque Asá sirvió a Jehová con corazón completo, ¿qué problema tuvo? b) ¿Cuáles pudieron ser los motivos por los que Asá confió en hombres ante la amenaza de Baasá?

      3 Hablemos primero de Asá y veamos cómo puede influir la Palabra de Dios en nuestra vida. Este rey confió en Jehová cuando un ejército de un millón de etíopes atacó Judá, pero no lo hizo cuando Baasá, el rey de Israel, comenzó a fortificar la ciudad fronteriza de Ramá (2 Crón. 16:1-3). Asá se apoyó en su inteligencia y sobornó al rey de Siria, Ben-hadad, para que atacara a Baasá. ¿Funcionó esa táctica? Según el relato, “tan pronto como Baasá tuvo noticia de ello, inmediatamente dejó de edificar a Ramá y suspendió su obra” (2 Crón. 16:5). Así que su estrategia funcionó, al menos a primera vista.

      4 Pero ¿qué opinaba Jehová? Envió a Hananí, su portavoz, para reprender a Asá por no haber confiado en Dios (lea 2 Crónicas 16:7-9). El profeta le dijo: “Desde ahora en adelante existirán guerras contra ti”. Baasá se retiró, pero Judá tuvo muchas guerras durante el resto del reinado de Asá.

      5 Como vimos en el artículo anterior, Jehová examinó el corazón de Asá y determinó que era completo para con él (1 Rey. 15:14). Consideró que la lealtad de Asá cumplía en esencia con sus requisitos, que era inquebrantable. De todos modos, el rey tendría que cosechar los resultados de su imprudencia. Ante la amenaza de Baasá, ¿por qué confió en los hombres —en Ben-hadad y en sí mismo— y no en Jehová? ¿Pensó que la diplomacia o las estrategias militares tendrían mejores resultados que pedirle ayuda a Dios? ¿Razonó así porque le dieron malos consejos?

      6. ¿Qué podemos aprender del error de Asá? Ponga un ejemplo.

      6 ¿Nos moverá este relato a analizar nuestra manera de actuar? Cuando uno se enfrenta a problemas que parecen insuperables, es fácil ver la necesidad de confiar en Jehová. Pero ¿y si son los pequeños problemas de la vida diaria? ¿Intentamos solucionarlos a nuestra manera, confiando en nuestra propia capacidad? ¿O tratamos de averiguar y poner en práctica los principios bíblicos, demostrando así confianza en la guía de Dios para resolverlos? Puede que a veces nuestra familia se oponga a que asistamos a las reuniones o a una asamblea, y le pidamos a Jehová que nos dirija y nos ayude a entender cuál es la mejor manera de resolver el problema. O imaginemos que perdemos el trabajo y nos cuesta encontrar otro. ¿Le diríamos a quien está pensando en contratarnos que asistiremos todas las semanas a nuestras reuniones? No importa cuál sea el problema, hacemos bien en prestar atención a estas palabras del salmista: “Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará” (Sal. 37:5).

      LAS CONSECUENCIAS DE TENER MALAS COMPAÑÍAS

      7, 8. ¿Qué errores cometió Jehosafat, y cuáles fueron las consecuencias? (Vea el dibujo del principio).

      7 Hablemos ahora de Jehosafat, hijo de Asá, que tenía muchas cualidades buenas. Cuando se apoyó en Dios, hizo mucho bien. Pero también tomó malas decisiones. Por ejemplo, formó una alianza matrimonial con Acab, el malvado rey del reino del norte. Además, a pesar de la advertencia del profeta Micaya, se alió con Acab en contra de los sirios. Jehosafat escapó con vida de la batalla por muy poco y luego volvió a Jerusalén (2 Crón. 18:1-32). Entonces, el profeta Jehú le preguntó: “¿Es a los inicuos a quienes se ha de dar ayuda, y es para los que odian a Jehová para quienes debes tener amor?” (lea 2 Crónicas 19:1-3).

      8 ¿Aprendió Jehosafat la lección? Es cierto que siguió poniendo mucho empeño en agradar a Dios, pero parece que no se benefició de la experiencia que vivió con Acab ni de la advertencia de Jehú. Volvió a actuar con imprudencia y se alió con un enemigo de Dios, esta vez el malvado rey Ocozías, hijo de Acab. Juntos construyeron una flota de barcos, pero nunca pudieron utilizarlos, porque quedaron destrozados (2 Crón. 20:35-37).

      9. ¿Qué nos pasará si tenemos malas compañías?

      9 Leer lo que le pasó a Jehosafat debería impulsarnos a examinar nuestra vida. ¿Por qué? En general, fue un buen rey, que hizo lo correcto y “buscó a Jehová con todo su corazón” (2 Crón. 22:9). Sin embargo, no fue inmune a los efectos de las malas compañías. No olvidemos este proverbio inspirado: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal” (Prov. 13:20). Puede que estemos tratando de ayudar a una persona que está interesada en conocer la verdad. Pero recordemos que, igual que a Jehosafat casi le cuesta la vida relacionarse innecesariamente con Acab, es peligroso que tengamos trato innecesario con quienes no sirven a Jehová.

      10. a) ¿Qué lección podemos aprender de Jehosafat con relación al matrimonio? b) ¿Qué debemos recordar con respecto a las malas compañías?

      10 ¿Qué nos enseña la experiencia de Jehosafat? Un cristiano podría comenzar a enamorarse de una persona que no ama a Jehová, pensando que en el pueblo de Dios no encontrará a nadie apropiado con quien casarse. También podría ocurrir que sus familiares no Testigos lo presionaran para que se casara “antes de que sea demasiado tarde”. Quizás algunos siervos de Dios sientan que están hechos “para desear amor y compañía”, como dijo una hermana. ¿Qué hará el cristiano en estos casos? Podría ayudarlo meditar en lo que le pasó a Jehosafat. Por lo general, buscó la guía de Dios (2 Crón. 18:4-6). Pero ¿qué pasó cuando se alió con Acab, quien no amaba a Jehová? Tendría que haber recordado que los ojos de Dios están pendientes de los que le sirven con corazón completo. También en nuestro tiempo, los ojos de Jehová “están discurriendo por toda la tierra” y él está listo “para mostrar su fuerza” a favor nuestro (2 Crón. 16:9). Comprende nuestra situación y nos ama. ¿Tiene usted fe en que Dios satisfará de la mejor manera su necesidad de amor y compañía? Puede estar seguro de que lo hará en su momento.

      Un compañero de trabajo le lleva algo para beber a una hermana

      No iniciemos una relación con alguien que no sirve a Jehová. (Vea el párrafo 10).

      NO DEJEMOS QUE NUESTRO CORAZÓN SE HAGA ALTIVO

      11, 12. a) ¿Cómo se puso de manifiesto lo que había en el corazón de Ezequías? b) ¿Por qué se libró Ezequías “de la indignación de Jehová”?

      11 La lección que aprendemos de lo que hizo Ezequías está relacionada con lo que tenemos en el corazón. En una ocasión, Jehová, que examina los corazones, sacó a la luz lo que había en el de Ezequías (lea 2 Crónicas 32:31). Cuando el rey se puso muy enfermo, Dios le dio una señal para que supiera que se iba a recuperar: la sombra retrocedió en lugar de avanzar. Parece ser que los príncipes de Babilonia enviaron representantes para preguntar por esa señal (2 Rey. 20:8-13; 2 Crón. 32:24). Cuando Jehová “lo dejó” solo, Ezequías les enseñó “toda su casa del tesoro”. Esta acción insensata puso de manifiesto “todo lo que había en su corazón”.

      12 La Biblia no dice por qué el corazón de Ezequías se hizo altivo. ¿Fue tal vez por su victoria sobre los asirios o porque Dios lo curó con un milagro? ¿O quizás por sus “riquezas y gloria en cantidad muy grande”? En cualquier caso, como se hizo orgulloso, “no correspondió según el beneficio que se le había hecho”. ¡Qué lástima! Él podía afirmar que había servido a Dios con corazón completo, pero por un tiempo hizo cosas que le ofendieron a Jehová. Más adelante, “Ezequías se humilló”, y él y su pueblo se libraron “de la indignación de Jehová” (2 Crón. 32:25-27; Sal. 138:6).

      13, 14. a) ¿Cuándo podría dejarnos solos Jehová para ponernos a prueba? b) ¿Cómo reaccionaremos cuando alguien alabe nuestros logros?

      13 ¿Cómo nos beneficia leer esta historia y meditar en ella? Recordemos que la altivez de Ezequías se hizo evidente poco después de que Jehová derrotara a Senaquerib y a él le curara su enfermedad mortal. Pensemos en nuestro caso. Imaginemos que hemos conseguido algo importante. ¿Podría ser que Jehová también nos dejara solos para ponernos a prueba y saber lo que hay en nuestro corazón? Por ejemplo, un hermano que se prepara muy bien un discurso y lo presenta ante un gran auditorio recibe muchos elogios. ¿Cuál será su reacción?

      14 Cuando se nos elogia, hacemos bien en recordar estas palabras de Jesús: “Cuando hayan hecho todas las cosas que se les hayan asignado, digan: ‘Somos esclavos que no servimos para nada. Lo que hemos hecho es lo que deberíamos haber hecho’” (Luc. 17:10). De nuevo nos es útil pensar en lo que le ocurrió a Ezequías. Su orgullo se hizo evidente porque él “no correspondió según el beneficio que se le había hecho”. Algo que nos ayudará a no tener una actitud que Jehová odia es meditar en todo lo que ha hecho por nosotros y hablar con agradecimiento de ello. Él nos da las Sagradas Escrituras y nos apoya con el espíritu santo.

      TENGAMOS CUIDADO AL TOMAR DECISIONES

      15, 16. ¿Por qué perdió Josías la protección de Jehová y la vida?

      15 Por último, ¿qué lección aprendemos de lo que le pasó al rey Josías? Veamos lo que lo llevó a sufrir una derrota y morir (lea 2 Crónicas 35:20-22). Este buen rey salió a pelear contra Nekó, el rey de Egipto, y eso que este le dijo que no tenía ningún conflicto con él. Según el relato, las palabras de Nekó eran “procedentes de la boca de Dios”. Entonces, ¿por qué quiso Josías enfrentarse con él? La Biblia no lo dice.

      16 ¿Podía confirmar Josías que las palabras de Nekó venían de Jehová? Sí. Pudo haberle preguntado a Jeremías, un profeta fiel (2 Crón. 35:23, 25). Pero no hay registro de que lo hiciera. Por otro lado, Nekó se dirigía a Carquemis para pelear “contra otra casa”, no contra Jerusalén. Además, no se había burlado de Jehová ni de su pueblo, así que no se había manchado el nombre de Dios. Por lo tanto, salir a luchar contra Nekó fue una mala decisión. ¿Captamos la lección? Cuando nos enfrentamos a un problema, hacemos bien en investigar cuál es la voluntad de Jehová.

      17. Al enfrentarnos a un problema, ¿qué podemos hacer para no cometer un error como el de Josías?

      17 Ante un problema, debemos investigar los principios de la Biblia que están relacionados y ponerlos en práctica con equilibrio. En algunos casos, tal vez veamos conveniente consultar con los ancianos. Puede ser que ya hayamos pensado en lo que sabemos sobre el tema y hasta investigado lo que dicen las publicaciones. Pero es posible que haya otros principios pertinentes que un anciano nos ayude a analizar. Por ejemplo, una hermana sabe que tiene la responsabilidad de predicar las buenas nuevas (Hech. 4:20). Sin embargo, supongamos que un día que piensa salir a predicar, su esposo, que no es Testigo, quiere que se quede en casa. Le dice que últimamente no han pasado mucho tiempo juntos y que le gustaría que hicieran algo como pareja. Ella podría reflexionar en textos como los que hablan de obedecer a Dios y del mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20; Hech. 5:29). Pero también tiene que pensar en que debe obedecer a su esposo y ser razonable (Efes. 5:22-24; Filip. 4:5). ¿Se opone frontalmente su esposo a que salga a predicar, o le está pidiendo que hagan algo diferente solo ese día? Hacer la voluntad de Jehová con una buena conciencia requiere que seamos equilibrados.

      SIRVAMOS A JEHOVÁ CON CORAZÓN COMPLETO Y SEREMOS FELICES

      18. ¿Cómo nos beneficia meditar en los relatos de los cuatro reyes mencionados en este artículo?

      18 Como somos imperfectos, a veces podríamos caer en alguno de los errores que cometieron los cuatro reyes de los que hemos hablado. Podríamos 1) confiar en la sabiduría del hombre sin ni siquiera darnos cuenta, 2) buscar malas compañías, 3) hacernos altivos o 4) tomar decisiones sin averiguar cuál es la voluntad de Jehová. Él es muy considerado al ver en nosotros lo bueno, igual que hizo con los cuatro reyes. También se da cuenta de lo mucho que lo amamos y de que de verdad queremos servirle. Por eso, nos advierte por medio de estos ejemplos para que no cometamos errores graves. Meditemos en estos relatos y démosle gracias a Jehová por ellos.

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