-
Sirvamos al Dios de la libertadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
-
-
PIDÁMOSLE A JEHOVÁ UN CORAZÓN SABIO Y OBEDIENTE
10. ¿Por qué debemos esforzarnos por imitar al rey Salomón cuando era joven?
10 Siendo todavía joven, Salomón le dirigió a Dios una humilde oración en la que admitió: “No soy más que un muchachito. No sé cómo salir ni cómo entrar”. Luego le pidió un corazón sabio y obediente (1 Rey. 3:7-9, 12). Jehová respondió su sincero ruego. Y lo mismo hará por nosotros sin importar nuestra edad. Claro está, no nos dará conocimiento y sabiduría sobrenaturales. Pero sí nos hará sabios si estudiamos la Biblia con detenimiento, le pedimos su espíritu santo y aprovechamos bien los recursos espirituales que nos proporciona mediante la congregación cristiana (Sant. 1:5). Recordemos que Jehová se vale de estos medios para lograr que sus siervos jóvenes sean más sabios que quienes no hacen caso de sus consejos, incluidos “los sabios e intelectuales” de este mundo (Luc. 10:21; léase Salmo 119:98-100).
-
-
Sirvamos al Dios de la libertadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
-
-
¿Cómo sabemos si estamos cultivando un corazón sabio y obediente? Una manera es comparando nuestro modo de pensar con el de los fieles de la antigüedad. Por ejemplo, el rey David escribió: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Y el escritor del Salmo 119 exclamó: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Sal. 119:97). Un amor así no crece solo: es fruto del estudio concienzudo, la oración y la meditación, así como de la experiencia personal, es decir, de ver las bendiciones que uno recibe cuando obedece las normas divinas (Sal. 34:8).
-