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RescatePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El sustantivo hebreo kó·fer viene del verbo ka·fár, que significa básicamente “cubrir”, como cuando Noé cubrió el arca con alquitrán. (Gé 6:14.)
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RescatePerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La ley concerniente al toro del que se sabía que acorneaba ilustra bien el sentido de un canje redentor. Si el dueño dejaba al toro en libertad y este mataba a alguien, se tenía que dar muerte al propietario, que pagaba con su propia vida la vida de la persona muerta. Sin embargo, como no había matado deliberada o directamente a la persona, los jueces podían optar por imponerle en su lugar un “rescate [kó·fer]”, que tenía que hacer efectivo. Se consideraba que la suma pagada tomaba el lugar de su propia vida y compensaba la vida perdida. (Éx 21:28-32; compárese con Dt 19:21.) Por otro lado, no se podía aceptar ningún rescate por el asesino deliberado; solo su propia vida podía compensar la muerte de la víctima. (Nú 35:31-33.) Cuando se hacía un censo, todos los varones de veinte años de edad para arriba tenían que entregar a Jehová un rescate (kó·fer) de medio siclo (1,10 dólares [E.U.A.]) por su alma sin importar que fueran ricos o pobres, debido, seguramente, a que los censos tenían que ver con vidas humanas. (Éx 30:11-16.)
Como a Dios, al igual que al hombre, le desagrada cualquier violación de la justicia, el rescate o compensación podía tener el efecto adicional de mitigar o calmar la cólera. (Compárese con Jer 18:23; también con Gé 32:20, donde ka·fár se traduce “aplacar”.) Sin embargo, el esposo enfurecido con el hombre que comete adulterio con su esposa rechaza cualquier “rescate [kó·fer]”. (Pr 6:35.) El término también se puede usar con respecto a los que deberían ejecutar justicia, pero que en lugar de ello aceptan un soborno o regalo como “dinero con que se compra el silencio [kó·fer]”, para esconder el delito de su vista. (1Sa 12:3; Am 5:12.)
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