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Pruebas y zarandeos desde el interiorLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Para el número de agosto de 1878 de la revista Herald of the Morning, Barbour escribió un artículo en el que restaba importancia a textos como 1 Pedro 3:18 e Isaías 53:5, 6, además de Hebreos 9:22, y decía que la idea de que Cristo hubiera muerto para expiar nuestros pecados era detestable. Russell escribió después: “Para nosotros fue una dolorosa sorpresa el que el Sr. Barbour [...] escribiera para la revista Herald un artículo que negaba la doctrina de la expiación y que la muerte de Cristo fuera el precio de rescate de Adán y su raza, diciendo que la muerte de Cristo no tenía más mérito como pago por la pena incurrida por los pecados del hombre de lo que el pasar un alfiler a través del cuerpo de una mosca, causándole sufrimiento y muerte, podía ser considerado por un padre terrestre como pago justo por la mala conducta de su hijo”.a
Este era un asunto de suma importancia. ¿Se apegaría con lealtad el hermano Russell a lo que la Biblia decía con claridad respecto a lo que Dios había provisto para la salvación de la humanidad? ¿O sucumbiría, víctima de la filosofía de los hombres? Aunque en aquel tiempo Russell solo tenía 26 años, y Barbour era un hombre mucho mayor, valerosamente Russell escribió en el siguiente número de la revista Herald un artículo en el que defendía con firmeza el valor expiatorio de la sangre de Cristo, al que denominó “una de las enseñanzas más importantes de la palabra de Dios”.
A continuación, invitó a J. H. Paton, el otro corredactor de la revista Herald, a escribir un artículo en apoyo de la fe en la sangre de Cristo como la base para la expiación del pecado. Paton escribió el artículo, y se publicó en el número de diciembre.
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[Fotografías en la página 620]
Algo que puso a prueba la fe de muchos se relacionaba con reconocer el valor expiatorio del sacrificio de Jesús
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