-
¿Cuánto amamos la Palabra de Dios?La Atalaya 1999 | 1 de noviembre
-
-
Un salmista que amaba la ley de Dios
5, 6. Aunque no conozcamos su nombre, ¿qué podemos saber del escritor del Salmo 119 al leer lo que escribió y meditar sobre ello?
5 El escritor del Salmo 119 apreciaba profundamente la Palabra de Dios. ¿Quién escribió ese salmo? La Biblia no lo dice. Sin embargo, el contexto nos permite conocer algunos detalles que nos indican que no tuvo una vida fácil. Algunos de sus compañeros, supuestos adoradores de Jehová, no amaban los principios bíblicos como él. No obstante, el salmista no permitió que la actitud de aquellos hombres le impidiera hacer lo que era debido (Salmo 119:23). Si vivimos o trabajamos con alguien que no respeta las normas bíblicas, es posible que veamos similitudes entre la situación del escritor del salmo y la nuestra.
6 Aunque el salmista era un hombre piadoso, no adolecía de un sentimiento de superioridad moral. Reconocía con franqueza sus propias imperfecciones (Salmo 119:5, 6, 67). Sin embargo, no permitió que el pecado lo controlara. “¿Cómo limpiará un joven su senda?”, se preguntó. Y respondió: “Manteniéndose alerta conforme a tu palabra” (Salmo 119:9). Luego, subrayando la influencia positiva de la Palabra de Dios, el salmista añadió: “En mi corazón he guardado cual tesoro tu dicho, a fin de no pecar contra ti” (Salmo 119:11). Una fuerza que pueda ayudarnos a no pecar contra Dios tiene que ser verdaderamente poderosa.
-
-
¿Cuánto amamos la Palabra de Dios?La Atalaya 1999 | 1 de noviembre
-
-
Un príncipe que se atrevió a ser diferente
9. ¿Qué actitud cultivó Ezequías con respecto a la Palabra de Dios?
9 El contenido del Salmo 119 encaja bien con lo que sabemos de Ezequías cuando aún era un príncipe joven. Según algunos biblistas, él fue el escritor de ese salmo. Aunque esa afirmación no está confirmada, lo que sí sabemos es que Ezequías profesaba un gran respeto a la Palabra de Dios. Su vida demostró que concordaba de corazón con las palabras de Salmo 119:97. La Biblia dice de Ezequías: “Él siguió adhiriéndose a Jehová. No se desvió de seguirlo, sino que continuó guardando sus mandamientos que Jehová había mandado a Moisés” (2 Reyes 18:6).
-