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¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?¡Despertad! 2016 | Núm. 4
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Con todo, hay quienes piensan que el código moral de la Biblia promueve el prejuicio contra los homosexuales y que quienes se guían por dicho código son unos intolerantes. “La Biblia se escribió en un tiempo en el que la gente era de mente cerrada —afirman algunos—. Hoy aceptamos a personas de todas las razas, nacionalidades y preferencias sexuales”. Para quienes piensan así, rechazar la homosexualidad es lo mismo que ser racista. Pero ¿es razonable esa comparación? No. ¿Por qué?
Porque no es lo mismo rechazar una conducta homosexual que rechazar a una persona homosexual. La Biblia dice que los cristianos deben respetar a toda clase de personas (1 Pedro 2:17).[4] Sin embargo, esto no quiere decir que los cristianos estén obligados a aceptar toda clase de conducta.
Piense en este ejemplo: supongamos que usted considera que fumar es dañino y hasta desagradable, y su compañero de trabajo es fumador. ¿Podría decirse que es usted “cerrado” o “estrecho de miras” solo porque no le gusta el tabaco? El hecho de que él fume y usted no, ¿lo convierte automáticamente a usted en una persona con prejuicios? Si su compañero de trabajo le exigiera que cambiara de opinión sobre el tabaco, ¿no lo convertiría eso a él en alguien intolerante y estrecho de miras?
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¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?¡Despertad! 2016 | Núm. 4
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¿Qué se puede decir de quienes tienen inclinaciones homosexuales? ¿Nacieron así? ¿Sería cruel decir que sus actos y deseos son incorrectos?
Aunque la Biblia no habla de los aspectos biológicos de la homosexualidad, reconoce que hay características que pueden estar muy arraigadas en una persona. No obstante, si deseamos agradar a Dios, la Biblia dice que hay determinados comportamientos que deben evitarse, incluidas las prácticas homosexuales (2 Corintios 10:4, 5).
Hay quienes piensan que la postura bíblica es cruel. Pero ese razonamiento parte de la creencia de que debemos seguir nuestros impulsos o de que los impulsos sexuales en particular son tan importantes que no se deben ni se pueden controlar. Sin embargo, la Biblia dignifica a los seres humanos cuando afirma que sí pueden controlar esos impulsos. Los animales actúan por instinto, pero los humanos podemos decidir qué hacer y qué no hacer (Colosenses 3:5).[5]
Piense en este ejemplo: algunos especialistas afirman que hay comportamientos, como la agresividad, que pueden tener causas biológicas. La Biblia no habla de los aspectos biológicos de la agresividad, aunque sí reconoce que hay quien es “dado a la cólera” y “entregado a la furia” (Proverbios 22:24; 29:22). Aun así, la Biblia exhorta: “Depón la cólera y deja la furia” (Salmo 37:8; Efesios 4:31).
Pocas personas objetarían a este consejo bíblico o dirían que es una crueldad hacia quienes tienen tendencias violentas. De hecho, los mismos especialistas que creen que la violencia está arraigada en la genética se esfuerzan por ayudar a las personas violentas a controlar dicha tendencia.
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