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HungríaAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Arrestan al siervo del país
La brigada de detectives que iba tras los testigos de Jehová se hizo cada vez más activa y efectuó redadas en las casas de muchos hermanos. Enviaron muchas citaciones al hermano Konrád y entraron en su casa varias veces; además, lo obligaban a presentarse en el departamento central de la policía dos veces por semana.
En noviembre de 1941, el hermano Konrád reunió a todos los siervos de zona (superintendentes de circuito) y les dijo que tenía la certeza de que pronto lo arrestarían y que en tal caso, uno de ellos, József Klinyecz, se encargaría de supervisar la obra.
Arrestaron al hermano Konrád justo al mes siguiente, el día 15 de diciembre. Lo sometieron a un trato terriblemente brutal por varios días con el fin de que revelara los nombres de los siervos de zona y los precursores, pero no lograron sacarle nada. Finalmente lo entregaron al fiscal del distrito. Después solo lo sentenciaron a dos meses de prisión, pero en vez de ponerlo en libertad al cumplir la sentencia, lo llevaron al campo de concentración de Kistarcsa aduciendo que era una amenaza para la sociedad.
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HungríaAnuario de los testigos de Jehová 1996
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Un establo de caballos de carreras en Alag
En agosto de 1942, las autoridades decidieron acabar con los testigos de Jehová de Hungría. Con este fin prepararon diez lugares donde juntarlos, fueran hombres o mujeres, jóvenes o mayores. Llevaron allí incluso a las personas que todavía no estaban bautizadas pero de las que se sabía que tenían contacto con los testigos de Jehová.
A los Testigos de Budapest y los alrededores los condujeron a un establo de caballos de carreras en Alag. En ambos lados del establo, junto a los muros exteriores, se colocaba paja, sobre la cual dormían tanto los hermanos como las hermanas. Si alguien quería simplemente darse la vuelta durante la noche, tenía que pedir permiso a los guardias. De día los obligaban a sentarse en fila en bancos de madera de cara a la pared y a permanecer en silencio, mientras los guardias caminaban de arriba para abajo con sus bayonetas caladas.
Al lado del establo había una habitación más pequeña, donde los detectives, bajo la dirección de István y Antal Juhász, dos hermanos carnales, llevaban a cabo los “interrogatorios”. Torturaban a los hermanos con métodos demasiado degradados como para mencionarlos.
A las hermanas no les fue mejor. A una le pusieron las medias en la boca para ahogar sus gritos. Entonces la obligaron a acostarse boca abajo en el suelo, con uno de los detectives sentado encima de ella sosteniéndole en alto las piernas, mientras el otro la golpeaba sin misericordia en las plantas de los pies. Se podían oír claramente los golpes y los gritos desde la habitación donde estaban los hermanos.
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