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    La Atalaya 2012 | 15 de febrero
    • AYÚDELOS A ABRAZAR LA RELIGIÓN VERDADERA

      8. ¿Qué le indica Pablo al cristiano casado con un no creyente?

      8 El apóstol Pablo le indica al cristiano que no debe abandonar a su cónyuge solo porque este no sea creyente (léase 1 Corintios 7:12-16).b Además, le recuerda que siempre existe la posibilidad de que él o ella acepte la verdad, lo cual puede ayudarle a seguir siendo feliz. Eso sí, aunque hacemos bien en intentar que nuestro cónyuge escuche el mensaje bíblico, conviene que seamos prudentes. Veamos unas experiencias que lo demuestran.

      9. ¿Qué precaución debemos tener al hablarles de la Biblia a los familiares no creyentes?

      9 Cuando los estudiantes de la Biblia comprenden que han hallado la verdad, suelen emocionarse tanto que tal vez se pasen el día hablando de lo que están aprendiendo y esperen que sus familiares también acepten enseguida el mensaje del Reino. Eso fue lo que le ocurrió a Fred. “¡Quería contárselo a todo el mundo!”, recuerda. Sin embargo, la respuesta no siempre es tan positiva como desean. La esposa de Fred, por ejemplo, reconoce: “Me tenía agobiada”. Otro caso es el de una mujer que aceptó la verdad dieciocho años después que su esposo. Ella explica: “Yo necesitaba asimilar las cosas poco a poco”. Si estamos dando clases bíblicas a una persona cuyo cónyuge no tiene interés en la religión verdadera, ¿por qué no ensayar juntos con regularidad qué podría decir para explicarle sus creencias con tacto? Moisés dijo: “Goteará como la lluvia mi instrucción, destilará como el rocío mi dicho, como suaves lluvias sobre la hierba y como copiosos chaparrones sobre la vegetación” (Deu. 32:2). Unas gotas de la verdad salpicadas aquí y allá en el momento oportuno pueden calar más hondo que todo un diluvio de agua espiritual.

      10-12. a) ¿Qué aconsejó el apóstol Pedro a los cristianos cuyo cónyuge no es creyente? b) ¿Cómo aprendió una estudiante de la Biblia a seguir el consejo de 1 Pedro 3:1, 2?

      10 Por inspiración divina, el apóstol Pedro les dirigió este consejo a las cristianas casadas con no creyentes: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto” (1 Ped. 3:1, 2). En efecto, una mujer puede lograr que su cónyuge abrace la fe verdadera si le muestra sincero respeto aun cuando él no la trate con bondad y ternura. Igualmente, el cristiano que tiene una esposa no creyente debe ejercer su autoridad con amor aunque ella se muestre hostil (1 Ped. 3:7-9).

      11 Muchos cristianos de nuestros días han comprobado el valor del consejo de Pedro. Veamos el caso de Selma. Su esposo, Steve, se disgustó cuando ella empezó a estudiar con los Testigos. Él mismo reconoce que se sentía “molesto, celoso e inseguro”. Ella señala: “Incluso antes de aprender la verdad, no era fácil vivir con él. Yo tenía que ir siempre con pies de plomo, pues se enojaba con facilidad. Cuando acepté estudiar la Biblia, su carácter se volvió aún más difícil”. ¿Cómo afrontó Selma la situación?

      12 A ella se le quedó grabada una lección que le enseñó la Testigo que le daba clases bíblicas: “Fue un día que no tenía ganas de estudiar. La noche anterior había estado discutiendo con Steve y él se había puesto furioso conmigo, así que estaba triste y me sentía muy mal. Le conté todo a la hermana, y ella me pidió que leyera 1 Corintios 13:4-7. Recuerdo que dije: ‘Steve jamás me trata con tanto cariño como dice aquí’. Ella me corrigió preguntándome: ‘Y tú, ¿le muestras amor de alguna de estas maneras?’. Yo contesté que no, que se me hacía muy difícil debido a su mal genio. Con mucha suavidad, ella me respondió: ‘Selma, ¿quién está aprendiendo a ser cristiano? ¿Steve, o tú?’. Comprendí que debía cambiar de actitud. Le pedí a Jehová que me ayudara a tratar con más amor a mi esposo. Poco a poco, las cosas fueron cambiando”. Diecisiete años después, Steve aceptó la verdad.

      QUÉ PODEMOS HACER LOS DEMÁS

      13, 14. ¿Cómo podemos todos ayudar a los cristianos que viven con familiares no creyentes?

      13 Como finas gotas de lluvia que empapan el terreno y dan vida a las plantas, los actos amorosos de los diversos miembros de la congregación pueden contribuir mucho a la felicidad de quienes viven con familiares que no son Testigos. Así lo reconoce Elvina, de Brasil: “Si estoy firme en la verdad es gracias al amor de mis hermanos y hermanas”.

      14 Pero nuestro amor y bondad también puede producir un gran efecto en los familiares no creyentes. Veamos, por ejemplo, el caso de un hermano de Nigeria que aceptó la verdad trece años después que su esposa. Él cuenta: “Yo iba viajando con un testigo de Jehová. De repente, su vehículo se estropeó, y él fue a la localidad más cercana para buscar a otros Testigos. Ellos nos hospedaron y nos atendieron como si nos conocieran de toda la vida. ¡Ese era el amor cristiano del que mi esposa siempre me había hablado!”. En Inglaterra, una mujer que se hizo cristiana dieciocho años después que su esposo recuerda: “Los Testigos siempre nos invitaban a ambos a comer. Me hacían sentir bienvenida”. Algo parecido le sucedió a un hombre del mismo país que se hizo Testigo como su esposa: “Los hermanos venían a nuestra casa o nos invitaban a la suya. Nos demostraron que les importábamos, sobre todo cuando estuve en el hospital y muchos fueron a visitarme”. Sin duda, todos podemos aportar nuestro granito de arena demostrando interés por los familiares no Testigos de nuestros hermanos.

      15, 16. ¿Cómo pueden seguir siendo felices quienes viven con familiares no cristianos?

      15 Debemos admitir que, aunque los cristianos pasen años comportándose de forma intachable y predicándoles con tacto, no todos los cónyuges, hijos, padres y demás familiares abrazarán la religión verdadera. Puede que nunca se interesen en ella o que continúen rechazándola con firmeza (Mat. 10:35-37). Aun así, lo mejor es seguir tratándolos con un espíritu cristiano. Un hombre que se hizo Testigo después que su mujer asegura: “Cuando manifestamos las cualidades cristianas, no sabemos lo que puede ocurrir en la mente y el corazón del cónyuge no creyente. Nunca hay que darse por vencido”.

      16 Ahora bien, aun si el familiar sigue sin abrazar la verdad, es posible ser feliz. Cierta hermana lleva veintiún años intentando sin éxito que su esposo acepte el mensaje del Reino. ¿Cómo se siente? “No he perdido la alegría porque no dejo de esforzarme por agradar a Jehová, serle fiel y fortalecer mi espiritualidad. Estoy concentrada en actividades cristianas como estudiar, ir a las reuniones, predicar y ayudar a mis hermanos en la fe. De ese modo protejo mi corazón y me siento más cerca de Jehová.” (Pro. 4:23.)

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    La Atalaya 2012 | 15 de febrero
    • Un hombre que se hizo Testigo después que su mujer asegura: “Cuando manifestamos las cualidades cristianas, no sabemos lo que puede ocurrir en la mente y el corazón del cónyuge no creyente. Nunca hay que darse por vencido”.

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