Su larga obra en solitario terminó el 25 de marzo de 1947, fecha en que llegaron los primeros graduados de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Puede imaginarse el gozo que sintió cuando Jehová por fin respondió sus peticiones de más obreros para la siega. (Mateo 9:37, 38.) El hermano Lindal continuó sirviendo en Islandia hasta que regresó a Canadá, en 1953.

Más obreros para la siega

Los misioneros que llegaron en 1947 eran dos hermanos daneses. Dos años después llegaron más misioneros. Ayudados por unos cuantos Testigos que se habían mudado a Islandia prosiguieron con la predicación y lograron distribuir miles de publicaciones. Aunque el islandés medio es un lector ávido, muy pocos respondieron a la verdad. Después de plantar y regar durante veintisiete años, los pacientes hermanos comenzaron a ver los frutos de su trabajo. En 1956 siete nuevos se pusieron a favor del Reino y dedicaron su vida a Jehová.

En Reydarfjördur nos reunimos con los doce publicadores de la congregación más joven de Islandia. En esta zona no vivía ningún Testigo hasta que a finales de 1988 se abrió el hogar misional. Kjell e Iiris, una pareja de misioneros suecos que sirven en Islandia desde 1963, están asignados a predicar a las 15.000 personas de esta zona rural. Muchas viven en las aldeas pesqueras que se extienden a lo largo de unos 500 kilómetros de costa.

Kjell relata: “No hay duda de que Jehová ha bendecido ricamente la obra del Reino en esta parte de Islandia. El 1 de enero de 1993 se formó una congregación, y estamos dirigiendo muchos buenos estudios bíblicos con personas que progresan adecuadamente. Aunque los medios de transporte han cambiado desde la época en que el hermano Lindal iba a caballo, no es fácil conducir por los puertos de montaña cuando las carreteras están heladas en los oscuros meses invernales, aun yendo en un todoterreno con tracción en las cuatro ruedas. En cierta ocasión el vehículo patinó, se salió de la carretera helada y dio dos o tres vueltas de campana por una pendiente. Gracias a Dios salimos ilesos”.

Después de treinta años en Islandia, Iiris dice: “A lo largo de los años han venido muchos hermanos extranjeros a ayudar. Aunque la mayoría ha tenido que irse por diversas razones, ciertamente han contribuido mucho a la obra de plantar y regar. Estamos contentos de habernos podido quedar, pues ahora tenemos el privilegio de ver la recogida de la cosecha. Jehová también acelera su obra en este país”.

Gran parte del aumento se ha debido a que los nuevos dan testimonio a sus compañeros de trabajo. Atli aprendió la verdad con los misioneros y se puso a hablar a los empleados de la empresa de construcción donde trabajaba.