¿Se idolatra a sí mismo usted?
Algunos humanos se idolatran a sí mismos sin darse cuenta de ello. La Biblia explica en Efesios 5:5: “Porque saben esto, y ustedes mismos lo reconocen: que ningún fornicador, ni inmundo, ni persona dominada por la avidez —lo que significa ser idólatra— tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios”. (Colosenses 3:5; compárese con Gálatas 5:19-21.) Los deseos de la carne pueden interponerse entre un individuo y Dios. Sobre las personas que sucumben a tales deseos Pablo dice que “su dios es su vientre”. (Filipenses 3:18, 19.) En otras palabras, tienen otro “dios” aparte de Jehová: sus propios deseos carnales, los cuales esas personas ponen en primer lugar. El proceder así puede impedir que la persona implicada entre en el Reino de Dios. (1 Corintios 6:9, 10.) Por lo tanto, hay buena razón para prestar atención a las palabras del apóstol Pablo: “Por lo cual, amados míos, huyan de la idolatría”. (1 Corintios 10:14.)