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A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se han tomado de la versión en lenguaje moderno La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo.

Impresión de agosto de 2019

Spanish (ll-S)

© 2011, 2019 WATCH TOWER BIBLE AND TRACT SOCIETY OF PENNSYLVANIA

Dios nos quiere como un padre (1 Pedro 5:6, 7).

Él es nuestro Padre, porque nos creó. Un buen padre se preocupa por sus hijos y los educa para que les vaya bien. Dios también se preocupa por nosotros. Por eso les está enseñando a personas de todo el mundo cuál es la mejor manera de vivir.

Él nos enseña verdades que nos hacen felices y nos dan esperanza.

Si lo escuchamos, Dios promete darnos guía, protección y ayuda.

Y también nos promete que viviremos para siempre.

“Vengan a mí —nos dice Dios—. Escuchen, y se mantendrán con vida” (Isaías 55:3).

Dios nos habla mediante la Biblia (2 Timoteo 3:16).

Los pensamientos de Dios están en la Sagrada Biblia. Él hizo que unos hombres la escribieran. En la Biblia hay cosas muy importantes, y Dios quiere que las sepamos.

Nadie sabe más que Dios. Él sabe qué es lo mejor para nosotros. Si lo escuchamos, aprenderemos a tomar buenas decisiones (Proverbios 1:5).

Él quiere que toda la gente lea la Biblia. Por eso, está traducida a muchos idiomas.

Si queremos escuchar a Dios, tenemos que leer la Biblia y entenderla bien.

Gente de todo el mundo está escuchando a Dios (Mateo 28:19).

Los testigos de Jehová pueden ayudarle a entender la Biblia.

Ellos enseñan la verdad acerca de Dios por toda la Tierra.

Usted puede aprender más sobre Dios si va con los Testigos a sus reuniones. Todas sus clases son gratis.

Solo hay un Dios verdadero, y se llama Jehová (Salmo 83:18). Él es un espíritu, y por eso no lo podemos ver. Nos ama mucho y quiere que nosotros lo amemos. También quiere que amemos a los demás (Mateo 22:35-40). Nadie está por encima de él, porque él lo creó todo.

Lo primero que creó fue un ángel muy poderoso. Hoy lo conocemos como Jesucristo. Dios también creó otros ángeles.

Jehová creó todo lo que hay en el cielo... y todo lo que hay en la Tierra (Apocalipsis 4:11).

Jehová creó las estrellas, la Tierra y todo lo que hay en ella (Génesis 1:1).

Creó al primer hombre, Adán, del polvo del suelo (Génesis 2:7).

Dios les dio a Adán y Eva muchas cosas buenas (Génesis 1:28).

Jehová creó a Eva, la primera mujer, y se la dio a Adán para que fuera su esposa (Génesis 2:21, 22).

Dios hizo a Adán y Eva perfectos. Su mente y su cuerpo no tenían defectos.

Vivían en el jardín de Edén: un lugar muy hermoso donde había un río, árboles y animales. Era un paraíso.

Jehová hablaba con ellos y les enseñaba cosas. Si escuchaban a Dios y lo obedecían, vivirían para siempre en ese paraíso.

Dios les mandó que no comieran de uno de los árboles (Génesis 2:16, 17).

Dios les mostró un árbol a Adán y Eva, y les dijo que no comieran de él. Si comían de ese árbol, iban a morir.

Un ángel se rebeló contra Dios. Ese ángel malvado es Satanás, el Diablo.

Satanás no quería que ellos obedecieran a Jehová. Mediante una serpiente, le dijo a Eva que no iba a morir si comía del árbol prohibido. Y hasta le dijo que sería como Dios. ¡Qué gran mentira! (Génesis 3:1-5).

Por desobedecer a Dios, Adán y Eva murieron (Génesis 3:6, 23).

Eva le hizo caso a la serpiente y comió del fruto del árbol prohibido. Luego le dio a Adán del fruto, y él también comió.

Eso que hicieron estuvo mal: fue un pecado. Dios echó a Adán y Eva del jardín.

La vida se hizo difícil para ellos y para sus hijos. Con el tiempo, envejecieron y murieron. No se fueron al cielo, ni a ningún otro lado; solo dejaron de existir.

Los muertos se convierten en polvo y no pueden hacer nada (Génesis 3:19).

Todos venimos de Adán y Eva. Por eso, nosotros también morimos. Los muertos no ven ni oyen ni pueden hacer nada (Eclesiastés 9:5, 10).

Jehová no quería que la gente muriera. Pronto les devolverá la vida a los que han muerto. Y, si lo obedecen, no morirán jamás. Ellos vivirán para siempre.

En los tiempos de Noé, la gente hacía cosas muy malas (Génesis 6:5).

Adán y Eva tuvieron hijos, y pronto hubo muchas personas en la Tierra. Entonces otros ángeles hicieron como Satanás y se rebelaron contra Dios.

Ellos bajaron a la Tierra con cuerpos humanos porque querían casarse con las mujeres. Ellas tuvieron hijos malvados y más fuertes que las demás personas.

La Tierra se llenó de gente mala. La Biblia explica que “la maldad del hombre crecía en la tierra” y que las personas siempre estaban pensando en hacer cosas malas.

Noé obedeció a Dios y construyó un arca (Génesis 6:13, 14, 18, 19, 22).

Noé era un hombre bueno. Jehová le dijo que iba a destruir a la gente mala con un diluvio que inundaría la Tierra.

Le dijo que construyera una enorme caja de madera que pudiera flotar: el arca de Noé. Tenía que meter allí a su familia y a toda clase de animales.

Noé avisó a las demás personas de que iba a venir el Diluvio, pero no lo escucharon. Algunos se rieron, y otros se enojaron mucho.

Cuando Noé terminó el arca, metió a los animales adentro.

Dios destruyó a los desobedientes y salvó a Noé y su familia (Génesis 7:11, 12, 23).

Durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sin parar. El agua inundó la Tierra, y todas las personas malas murieron.

Los ángeles rebeldes dejaron sus cuerpos humanos y se unieron a Satanás. Se convirtieron en demonios.

Solo se salvaron los que estaban dentro del arca. Y, aunque con el tiempo Noé y su familia murieron, Dios les devolverá la vida, y podrán vivir para siempre.

Dios pronto volverá a destruir a los malos y a salvar a los buenos (Mateo 24:37-39).

El Diablo y los demonios siguen intentando que la gente no escuche a Jehová.

Hoy, como en tiempos de Noé, muchas personas no quieren escuchar los amorosos consejos de Jehová. Él pronto va a destruir a toda la gente mala (2 Pedro 2:5, 6).

Pero también hay personas que son como Noé y hacen lo que Dios manda. Son los testigos de Jehová.

Jehová mandó a Jesús a la Tierra (1 Juan 4:9).

Mucho antes de crear a Adán, Jehová creó en los cielos a un ángel muy poderoso. Para que Jehová esté contento con nosotros, tenemos que escuchar a este personaje tan importante.

Tiempo después de crearlo, Dios hizo que ese ángel naciera en la Tierra como un bebé. Una virgen llamada María lo dio a luz en Belén. Lo llamaron Jesús (Juan 6:38).

Mientras vivió en la Tierra, Jesús mostró que era bueno y cariñoso como Jehová. Por eso, la gente quería estar cerca de él. Además, enseñó la verdad sobre Dios con mucho valor.

Aunque Jesús hacía cosas buenas, mucha gente lo odiaba (1 Pedro 2:21-24).

También curó enfermos e hizo que algunos muertos resucitaran.

Los líderes religiosos odiaban a Jesús porque él decía que ellos enseñaban mentiras y que actuaban muy mal.

Finalmente, los líderes religiosos hicieron que los romanos golpearan y mataran a Jesús.

Jesús murió para que nosotros podamos vivir para siempre (Juan 3:16).

Tres días después de que Jesús muriera, unas mujeres fueron a su tumba y la encontraron vacía. Jehová lo había resucitado.

Jesús se apareció más tarde a sus amigos, los apóstoles.

Él no volvió a la vida con un cuerpo de carne y hueso. Dios le dio un cuerpo espiritual, como el de los ángeles. Sus discípulos lo vieron subir al cielo. Ahora es un espíritu poderoso que no morirá.

Dios resucitó a Jesús y lo nombró rey de su Reino (Daniel 7:13, 14).

Jesús dio su vida para liberar a la humanidad del pecado y la muerte (Mateo 20:28). Gracias a eso, Dios nos da la oportunidad de vivir para siempre.

Jehová eligió a Jesús para que gobierne la Tierra desde el cielo. Pero no va a gobernar solo. Con él estarán 144.000 seres humanos obedientes que vivirán en el cielo cuando resuciten. Ese gobierno justo es el Reino de Dios (Apocalipsis 14:1-3).

Ese Reino convertirá toda la Tierra en un paraíso. No habrá guerras, delincuencia, pobreza ni hambre. La gente será muy feliz (Salmo 145:16).

Los problemas de hoy prueban que el Reino está cerca (Lucas 21:10, 11; 2 Timoteo 3:1-5).

Hace tiempo, la Biblia predijo muchos de los problemas que vemos hoy. Señaló que los hijos no obedecerían a sus padres y que las personas serían crueles y amarían el dinero y los placeres.

Además, anunció que habría grandes terremotos, guerras, hambre y muchas enfermedades. Justo lo que está pasando hoy día.

Jesús dijo que las buenas noticias del Reino de Dios se predicarían por toda la Tierra (Mateo 24:14).

El Reino de Dios pondrá fin a toda la maldad (2 Pedro 3:13).

Jehová pronto destruirá a toda la gente mala.

Satanás y sus demonios serán castigados.

Las personas que escuchen a Dios vivirán en un mundo lleno de amor, paz y justicia, donde nadie tendrá miedo. Todos confiarán unos en otros.

La mayoría de los que han muerto resucitarán en la Tierra (Hechos 24:15).

Piense en todas las cosas buenas que usted recibirá por obedecer a Jehová. Tendrá salud perfecta, sin enfermedades ni achaques. Además, podrá confiar en todo el mundo, porque no habrá personas malas.

No habrá dolor ni tristeza ni lágrimas. Nadie se hará viejo ni morirá.

Sus amigos y sus familiares estarán con usted. Será maravilloso vivir en la Tierra hecha un paraíso.

Nadie vivirá con miedo. La gente será muy feliz.

El Reino de Dios acabará con todo el sufrimiento (Apocalipsis 21:3, 4).

Dios escucha nuestras oraciones (1 Pedro 3:12).

Jehová “escucha las oraciones” (Salmo 65:2). Él quiere que le digamos lo que hay en nuestro corazón.

Usted debe orarle a Jehová, y a nadie más.

Podemos hablarle a Dios de muchas cosas (1 Juan 5:14).

Pídale que pronto se haga su voluntad en la Tierra como ya se hace en el cielo.

Ore en el nombre de Jesús. Así mostrará que agradece lo que él hizo por usted.

Pídale ayuda para hacer lo que está bien, para que no le falte el alimento y para conseguir trabajo, un techo y ropa. También puede pedirle que les dé fuerzas a los enfermos.

Las familias son felices si hay amor (Efesios 5:33).

Según la ley de Dios, el matrimonio debe estar formado por un hombre y una mujer.

El buen esposo trata a su esposa con cariño y comprensión.

La esposa debe colaborar con su esposo.

Los hijos deben obedecer a sus padres.

Los esposos nunca deben tratarse con crueldad ni ser infieles (Colosenses 3:5, 8-10).

La Biblia dice que el hombre debe amar a su esposa tal como se ama a sí mismo, y que la mujer debe respetar a su esposo.

Solo se puede estar casado con una persona. Y solo se pueden tener relaciones sexuales con esa persona.

La Biblia les enseña a las familias a ser felices.

No haga cosas que Dios odia (1 Corintios 6:9, 10).

Si amamos a Dios, no haremos las cosas que él odia.

Él no quiere que robemos, que nos emborrachemos ni que usemos drogas.

Dios odia el aborto, la homosexualidad y el asesinato. Tampoco le gusta que amemos las riquezas ni que seamos violentos.

No debemos adorar imágenes ni practicar espiritismo o brujería.

La gente que hace estas cosas no vivirá en la Tierra cuando sea un paraíso.

Haga cosas buenas por los demás (Mateo 7:12).

A Jehová le agrada que nos esforcemos por parecernos a él.

Sea bueno y generoso con las personas. Es una muestra de amor.

Sea honrado.

Perdone de corazón a los demás.

Hábleles a otros acerca de Dios y sus enseñanzas (Isaías 43:10).

Póngase de parte de Dios (1 Pedro 5:6-9).

Hay que ser valiente y dejar las tradiciones que van en contra de lo que enseña la Biblia.

No se meta en asuntos políticos. Solo se debe apoyar a Jehová y a su Reino.

Escuchar a Dios es la mejor decisión (Mateo 7:24, 25).

Vaya a las reuniones de los testigos de Jehová. Ellos lo ayudarán a conocer a Dios.

Siga aprendiendo acerca de Dios y obedezca sus mandatos.

Cuando su fe se haga fuerte, prométale a Jehová que le dedicará su vida a él y bautícese (Mateo 28:19).

Escuche a Dios. Lea la Biblia y pídales a los testigos de Jehová que lo ayuden a entenderla mejor. Si pone en práctica lo que aprende, vivirá para siempre (Salmo 37:29).