-
Cómo proteger el corazónLa Atalaya (estudio) 2019 | enero
-
-
11 En la antigüedad, los centinelas colaboraban con los porteros de la ciudad (2 Sam. 18:24-26). Juntos la protegían asegurándose de que las puertas estuvieran cerradas cuando se acercaba un enemigo (Neh. 7:1-3). Nuestra conciencia educada por la Bibliab puede actuar como un centinela. ¿Cómo? Dando la voz de alarma cuando Satanás intente atacar nuestro corazón, es decir, cuando intente influir en nuestros pensamientos, sentimientos, motivos o deseos. Siempre que la conciencia nos advierta, tenemos que prestarle atención y, por decirlo así, cerrarle las puertas a Satanás.
12, 13. ¿A qué nos podemos ver tentados, pero qué debemos hacer?
12 Veamos un ejemplo de cómo protegernos de la influencia de Satanás. Jehová nos ha enseñado que entre nosotros no deben mencionarse ni la inmoralidad sexual ni ninguna clase de impureza (Efes. 5:3). Pero ¿qué haremos si los compañeros de trabajo o de escuela empiezan a hablar de temas sucios? Sabemos que debemos rechazar “la impiedad y los deseos mundanos” (Tito 2:12). Así que puede que nuestra conciencia dé la voz de alarma (Rom. 2:15). ¿Cómo reaccionaremos? ¿Le prestaremos atención a este centinela y cerraremos las puertas, por decirlo así? Quizás nos veamos tentados a escuchar la conversación o a mirar las imágenes que estén enseñando. Pero lo que debemos hacer es cambiar de tema o irnos de allí.
-
-
Cómo proteger el corazónLa Atalaya (estudio) 2019 | enero
-
-
14, 15. a) ¿A qué tenemos que abrirle el corazón, y cómo lo hacemos? b) ¿Cómo nos ayuda Proverbios 4:20-22 a aprovechar al máximo nuestra lectura de la Biblia? (Vea también el recuadro “Cómo meditar”).
14 Para proteger el corazón, no solo debemos cerrarles el paso a las malas influencias, sino también abrírselo a las positivas. Pensemos de nuevo en el ejemplo de la ciudad amurallada. El portero cerraba las puertas para impedir que entrara el enemigo. Pero en otros casos las abría para permitir la entrada de alimentos y otras provisiones. De no hacerlo, los habitantes morirían de hambre. De modo parecido, tenemos que abrir con regularidad nuestro corazón para que entren las enseñanzas de Jehová.
-