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  • ¿Es firme su creencia en la resurrección?
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • La enseñanza de la cristiandad sobre la vida después de la muerte

      7. a) ¿Qué creencia comparten la mayoría de las iglesias? b) ¿Cómo explicó un teólogo la doctrina de la inmortalidad del alma?

      7 Pese a sus diferencias, casi todas las confesiones de la cristiandad concuerdan en que el ser humano tiene un alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo. La mayoría cree que cuando el individuo muere, su alma va al cielo. Algunos temen que su alma pueda ir al infierno o al purgatorio. En cualquier caso, su creencia sobre la vida futura depende de la doctrina de la inmortalidad del alma. En un ensayo publicado en el libro Immortality and Resurrection [Inmortalidad y resurrección], el teólogo Oscar Cullmann comentó: “Hacedle a un cristiano, protestante o católico [...] la pregunta siguiente: ¿Qué enseña el Nuevo Testamento sobre la suerte individual del hombre después de la muerte? Con raras excepciones, recibiréis siempre la misma respuesta: la inmortalidad del alma”. Sin embargo, Cullmann añadió: “Esta opinión, por difundida que esté, es uno de los errores más graves en relación con el cristianismo”. Cuando el teólogo dijo esto por primera vez, levantó una polvareda. No obstante, tenía razón.

      8. ¿Qué esperanza puso Jehová ante el primer hombre y la primera mujer?

      8 Jehová Dios no creó al hombre para que fuera al cielo después de la muerte. Según su propósito original, este ni siquiera tenía que morir. Se creó perfectos a Adán y Eva y se les dio la oportunidad de llenar la Tierra de descendientes justos (Génesis 1:28; Deuteronomio 32:4). Dios dijo a nuestros primeros padres que morirían solo en el caso de que le desobedecieran (Génesis 2:17). Si hubieran permanecido obedientes a su Padre celestial, habrían vivido en la Tierra para siempre.

      9. a) ¿Cuál es la verdad sobre el alma humana? b) ¿Qué le sucede al alma cuando muere?

      9 Ahora bien, lamentablemente, Adán y Eva desobedecieron a Dios (Génesis 3:6, 7). El apóstol Pablo describe las trágicas consecuencias: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). En vez de vivir para siempre en la Tierra, Adán y Eva murieron. ¿Qué sucedió entonces? ¿Tenían un alma inmortal a la que pudiera condenarse al infierno por su pecado? No; la Biblia dice que cuando Adán fue creado, “vino a ser alma viviente” (Génesis 2:7). Al hombre no se le dio un alma; llegó a ser un alma, una persona viva (1 Corintios 15:45). No solo era Adán un “alma viviente”, sino que, como indica el idioma hebreo en el que se escribió Génesis, los animales también eran “almas vivientes” (Génesis 1:24). Cuando Adán y Eva murieron, se convirtieron en almas muertas. Con el tiempo, les sucedió lo que Jehová le había dicho a Adán: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás” (Génesis 3:19).

      10, 11. ¿Qué admite la New Catholic Encyclopedia sobre la enseñanza bíblica del alma? ¿Es eso lo que dice la Biblia?

      10 La New Catholic Encyclopedia concuerda básicamente con lo antedicho. En su artículo “Alma (en la Biblia)”, dice: “No hay dicotomía [división en dos partes] de cuerpo y alma en el AT [“Antiguo Testamento” o Escrituras Hebreas]”. Añade que en la Biblia la palabra “alma” “nunca significa alma como algo separado del cuerpo o el individuo”, sino que normalmente “significa el mismo ser individual, ya sea animal o humano”. Esta sinceridad es alentadora, pero cabe preguntarse por qué no se ha comunicado esta idea por lo general a los feligreses.

      11 Cuánta preocupación y temor se le habría evitado al laicado si hubiera conocido la sencilla verdad bíblica: “El alma que peca... ella misma morirá”, no sufrirá en el infierno (Ezequiel 18:4). Aunque esto es muy diferente de lo que enseña la cristiandad, armoniza plenamente con lo que dijo el sabio Salomón bajo inspiración: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario [en esta vida], porque el recuerdo de ellos se ha olvidado. Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [el sepulcro común de la humanidad], el lugar adonde vas” (Eclesiastés 9:5, 10).

      12. ¿De dónde obtuvo la cristiandad su enseñanza sobre el alma inmortal?

      12 ¿Por qué enseña la cristiandad algo tan diferente de lo que dice la Biblia? La New Catholic Encyclopedia, en el artículo “Alma humana, inmortalidad del” indica que los padres primitivos de la Iglesia no basaron la enseñanza del alma inmortal en la Biblia, sino en “los poetas y filósofos y la tradición general del pensamiento griego [...]. Posteriormente, los escolásticos prefirieron a Platón o los principios de Aristóteles”. Dice que “la influencia del pensamiento platónico y neoplatónico”, como la creencia del alma inmortal, con el tiempo se introdujo “en la misma médula de la teología cristiana”.

      13, 14. ¿Por qué es irrazonable esperar que los filósofos griegos paganos aclaren la verdad?

      13 ¿Debieron los llamados cristianos haber recurrido a los filósofos paganos griegos para conocer algo tan básico como la esperanza de vida después de la muerte? Por supuesto que no. Cuando Pablo escribió a los cristianos que vivían en Corinto (Grecia), les dijo: “La sabiduría de este mundo es necedad para con Dios; porque está escrito: ‘Prende a los sabios en su propia astucia’. Y otra vez: ‘Jehová sabe que los razonamientos de los sabios son vanos’” (1 Corintios 3:19, 20). Los griegos de la antigüedad eran idólatras. ¿Cómo podían entonces ser la fuente de la verdad? Pablo preguntó a los corintios: “¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: ‘Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo’” (2 Corintios 6:16).

      14 La revelación de las verdades sagradas se dio en un principio mediante la nación de Israel (Romanos 3:1, 2). Después del año 33 E.C., se dio a través de la congregación de cristianos ungidos del siglo primero. Pablo dijo de los cristianos de aquel entonces: “Es a nosotros a quienes Dios las ha revelado [las cosas que se han preparado para los que lo aman] mediante su espíritu” (1 Corintios 2:10; véase también Revelación 1:1, 2). La doctrina de la cristiandad sobre la inmortalidad del alma procede de la filosofía griega. No la reveló Dios ni a Israel ni por medio de la congregación de cristianos ungidos del siglo primero.

      La verdadera esperanza para los muertos

      15. Según Jesús, ¿cuál es la verdadera esperanza para los muertos?

      15 Si no existe el alma inmortal, ¿cuál es la verdadera esperanza para los muertos? Es, por supuesto, la resurrección, una doctrina bíblica fundamental y una promesa divina en verdad maravillosa. Jesús ofreció la esperanza de la resurrección cuando le dijo a su amiga Marta: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir” (Juan 11:25). Creer en Jesús significa creer en la resurrección, no en un alma inmortal.

  • ¿Es firme su creencia en la resurrección?
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • Cuerpo y alma

      18. ¿Cómo reaccionaron algunos filósofos griegos ante la declaración de que Jesús había resucitado, y por qué?

      18 Cuando el apóstol Pablo estuvo en Atenas, predicó las buenas nuevas a una multitud que incluía a algunos filósofos griegos. Esta escuchó la exposición de Pablo sobre el único Dios verdadero y su exhortación al arrepentimiento. ¿Qué sucedió a continuación? Pablo terminó su discurso diciendo: “[Dios] ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos”. Aquellas palabras levantaron revuelo. “Al oír de una resurrección de muertos, algunos empezaron a mofarse” (Hechos 17:22-32). El teólogo Oscar Cullmann observa: “Los [griegos] que creen en la inmortalidad del alma habían de encontrar dificultades infinitamente mayores que otros en aceptar la predicación cristiana de la resurrección. [...] La doctrina del gran Sócrates, del gran Platón, es incompatible con las enseñanzas del Nuevo Testamento”.

      19. ¿Cómo intentaron armonizar los teólogos de la cristiandad la enseñanza de la resurrección con la doctrina del alma inmortal?

      19 De todos modos, después de la gran apostasía que siguió a la muerte de los apóstoles, los teólogos se esforzaron por compatibilizar la enseñanza cristiana de la resurrección con la creencia platónica del alma inmortal. Con el tiempo algunos concordaron en una solución novedosa: cuando la persona muere, el alma se separa (“se libera”, como algunos dicen) del cuerpo. Luego, según la obra Outlines of the Doctrine of the Resurrection (Esbozo de la doctrina de la resurrección), de R. J. Cooke, en el Día del Juicio “cada cuerpo se une de nuevo con su propia alma, y cada alma con su propio cuerpo”. Se dice que la resurrección será esa futura reunión del cuerpo con el alma inmortal.

      20, 21. ¿Quiénes han enseñado la verdad sobre la resurrección y cómo los ha beneficiado?

      20 Esta teoría es todavía la doctrina oficial de las principales iglesias. Aunque es posible que los teólogos la encuentren lógica, para la mayoría de los feligreses es un concepto desconocido. Ellos simplemente creen que cuando mueran irán directamente al cielo. Por esta razón, en el número del 5 de mayo de 1995 de Commonweal, el escritor John Garvey dijo en tono acusatorio: “La creencia de la mayoría de los cristianos [sobre el más allá] parece estar mucho más cerca del neoplatonismo que de nada que sea verdaderamente cristiano, y no tiene ningún fundamento bíblico”. En realidad, al cambiar la Biblia por Platón, el clero de la cristiandad privó a sus rebaños de la esperanza bíblica de la resurrección.

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