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Una mejor esperanza para el almaLa Atalaya 1996 | 1 de agosto
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¿Quiere decir esto que el alma puede morir? Sí. Lejos de ser inmortal, las Escrituras Hebreas mencionan que el alma humana puede ser “cortada”, o ejecutada, por su maldad; herida mortalmente; asesinada; destruida y despedazada. (Éxodo 31:14; Deuteronomio 19:6; 22:26; Salmo 7:2.) “El alma que peca... ella misma morirá”, afirma Ezequiel 18:4. Es obvio que el destino común de todas las almas humanas es la muerte, ya que todos pecamos. (Salmo 51:5.) Al primer hombre, Adán, se le informó que la pena por el pecado sería la muerte, no la transferencia al reino de los espíritus ni la inmortalidad. (Génesis 2:17.) Y cuando pecó, la sentencia fue: “Porque polvo eres y a polvo volverás”. (Génesis 3:19.) Cuando Adán y Eva murieron, sencillamente se convirtieron en lo que la Biblia a menudo llama ‘almas muertas’ o ‘almas difuntas’. (Números 5:2; 6:6.)
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Una mejor esperanza para el almaLa Atalaya 1996 | 1 de agosto
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Por lo tanto, ¿qué idea tenían los judíos fieles sobre la muerte? Simple y llanamente creían que la muerte era lo contrario de la vida. Salmo 146:4 describe lo que sucede cuando el espíritu, o sea, la fuerza vital, abandona al hombre: “Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos”.c Así mismo, el rey Salomón escribió que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”. (Eclesiastés 9:5.)
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