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Centinelas que velan por su salud¡Despertad! 2001 | 8 de febrero
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Los linfocitos, el grupo especial de la brigada antiinfecciosa, elaboran los anticuerpos, sustancias que se combinan de forma específica con un determinado fragmento del microbio. Existen dos grandes equipos de linfocitos, cuyas capacidades difieren. El primero lo constituyen las células B, las cuales liberan en la sangre los anticuerpos que producen. Se dice que las células B son el brazo armado de la respuesta inmunitaria y disparan sus proyectiles, los antibióticos, con extrema precisión. Estos “buscan” el microbio que reconocen y, como flechas, le atacan en alguna parte vital. El segundo equipo principal de linfocitos lo forman las células T, que llevan anclados en la superficie los anticuerpos que han reconocido a fin de utilizarlos contra el enemigo en un combate mano a mano, por así decirlo.
Pero la historia se complica aún más. Hay un subgrupo de estas últimas, las células T auxiliares, que ayudan a sus compañeras, las células B, a segregar grandes cantidades de anticuerpos, y además, se comunican unas con otras antes del ataque. Según un estudio reciente, se valen de señales químicas para “hablar” animadamente entre sí, produciéndose la llamada conversación vibrante, en la que intercambian información sobre el agente extraño.
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Centinelas que velan por su salud¡Despertad! 2001 | 8 de febrero
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Por último, gracias a la memoria inmunológica que poseen, los linfocitos pueden recordar las características de un microbio, como si las tuvieran archivadas, de modo que si este reaparece, dispondrán de los anticuerpos precisos para destruirlo en el acto.
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