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Adiestramiento de las células T y B¡Despertad! 1990 | 22 de noviembre
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Cada célula produce diez mil anticuerpos por segundo
El libro The Body Victorious explica: “La otra mitad de los linfocitos no entrenados” son células B que van hasta los nódulos linfáticos y tejidos relacionados para ser adiestradas en la fabricación y lanzamiento de misiles dirigidos que reciben el nombre de anticuerpos. Cuando las células B “se agrupan en estos tejidos, son como páginas en blanco: no saben nada y deben aprender desde cero” para “adquirir la capacidad de reaccionar de forma específica contra sustancias ajenas al cuerpo”. En los nódulos linfáticos una célula B madura, activada por células T auxiliares y antígenos relacionados, “prolifera y se diferencia para formar células plasmáticas que segregan anticuerpos idénticos con especificidad única a un ritmo de aproximadamente diez mil moléculas por segundo en cada célula”. (Immunology.)
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Adiestramiento de las células T y B¡Despertad! 1990 | 22 de noviembre
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Muchas se convierten en células plasmáticas. De nuevo, las células T han de tener los receptores apropiados que se unan a las células B y las motiven a formar células plasmáticas, que a su vez producen millones de anticuerpos cada segundo.
Como cada célula plasmática fabrica un tipo único de anticuerpo, con un receptor específico para cada antígeno patógeno, pronto hay billones en las líneas de batalla que apuntan hacia los antígenos de una enfermedad específica. Se fijan a los invasores, los detienen, hacen que se reagrupen y los convierten en presas más apetecibles para los fagocitos, lo que, unido a ciertas sustancias químicas liberadas por las células T, produce en los macrófagos un hambre insaciable, haciendo que engullan a millones de microorganismos invasores.
Además, los propios anticuerpos pueden provocar la muerte de estos microorganismos. Una vez que se han fijado a sus antígenos superficiales, hay moléculas proteicas especiales, llamadas factores de complemento, que se agrupan en la superficie del germen. Cuando hay suficientes factores de complemento, penetran en la membrana del microorganismo y producen un líquido que hace que la célula reviente y muera.
Estos anticuerpos, desde luego, deben poseer los receptores correspondientes que les permitan fijarse a los invasores. A este respecto el 1989 Medical and Health Annual de la Encyclopædia Britannica, página 278, explica que las células B son capaces de “producir entre cien millones y mil millones de anticuerpos diferentes”.
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