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  • Ayudemos a quienes se han apartado del rebaño
    La Atalaya 2008 | 15 de noviembre
    • Ayudemos a quienes se han apartado del rebaño

      “Regocíjense conmigo, porque he hallado mi oveja que estaba perdida.” (LUC. 15:6.)

      1. ¿Cómo demostró Jesús que es un pastor que ama a sus ovejas?

      A JESUCRISTO, el Hijo primogénito de Jehová, se le llama el “gran pastor de las ovejas” (Heb. 13:20). Como predijeron las Escrituras, vino a la Tierra y fue un Pastor excepcional que se esforzó por encontrar a “las ovejas perdidas” de Israel (Mat. 2:1-6; 15:24). Lo que es más, tal como los pastores estaban dispuestos a dar la vida para proteger a sus ovejas, Jesús sacrificó su vida para rescatar a las personas mansas como ovejas que quisieran aprovechar ese sacrificio (Juan 10:11, 15; 1 Juan 2:1, 2).

      2. ¿Por qué se han hecho inactivos algunos cristianos?

      2 Lamentablemente, algunas personas que llegaron a valorar el sacrificio de Jesús y se dedicaron a Dios ya no son ahora miembros activos de la congregación cristiana. Es probable que el desánimo, los problemas de salud u otros factores hayan apagado su entusiasmo y por eso se hayan alejado. No obstante, hay que recordar que solo quienes forman parte del rebaño de Dios pueden tener la paz y felicidad de las que habló David en el Salmo 23. Allí, David cantó lo siguiente: “Jehová es mi Pastor. Nada me faltará” (Sal. 23:1). En efecto, a los miembros del rebaño de Dios no les falta nada en sentido espiritual, pero, lamentablemente, no puede decirse lo mismo de las ovejas que se han extraviado. ¿Quién puede ayudarlas? ¿Qué tipo de ayuda necesitan? ¿Qué puede hacerse para que regresen al rebaño?

      ¿Quién puede ayudarlos?

      3. ¿Qué se requiere para recuperar a las ovejas del rebaño de Dios que se han descarriado, y cómo lo ilustró Jesús?

      3 Exige mucho esfuerzo recuperar a las ovejas del rebaño de Dios que se han descarriado (Sal. 100:3). Jesús lo ilustró de esta forma: “Si cierto hombre llega a tener cien ovejas y una de ellas se descarría, ¿no dejará las noventa y nueve sobre las montañas y emprenderá una búsqueda por la que anda descarriada? Y si sucede que la halla, de seguro les digo, se regocija más por ella que por las noventa y nueve que no se han descarriado. Así mismo, no es cosa deseable a mi Padre que está en el cielo el que uno de estos pequeños perezca” (Mat. 18:12-14). ¿Quién puede ayudar a quienes se han alejado del rebaño?

      4, 5. ¿Qué actitud deben tener los ancianos hacia el rebaño de Dios?

      4 Sin duda, los superintendentes cristianos pueden ayudar a las ovejas perdidas. Pero para ello deben recordar que el rebaño está compuesto por personas dedicadas a Jehová. Así es, se trata del valiosísimo rebaño que Dios apacienta, o pastorea (Sal. 79:13). Esas queridas ovejas necesitan tiernos cuidados, de modo que los pastores deben tratarlas con afecto y preocuparse por ellas. Las visitas de pastoreo cordiales les serán de gran ayuda, pues el estímulo que reciban puede fortalecerlas espiritualmente y animarlas a regresar al rebaño (1 Cor. 8:1).

      5 Los pastores del rebaño de Dios tienen la obligación de buscar a las ovejas perdidas y tratar de ayudarlas. El apóstol Pablo les recordó a los ancianos de la antigua Éfeso cuáles eran sus deberes como pastores: “Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo” (Hech. 20:28). De igual manera, el apóstol Pedro exhortó así a los ancianos ungidos: “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena gana; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con empeño; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño” (1 Ped. 5:1-3).

      6. ¿Por qué es hoy más necesario que nunca que los pastores ayuden a las ovejas de Dios?

      6 Los pastores cristianos deben imitar al “pastor excelente”, Jesús (Juan 10:11). Él se interesaba profundamente en las ovejas de Dios. Y destacó la importancia de cuidarlas cuando le dijo a Simón Pedro: “Pastorea mis ovejitas” (léase Juan 21:15-17). Las ovejitas necesitan aún más cuidados hoy día, pues el Diablo está más empeñado que nunca en quebrantar su lealtad a Dios. Él se aprovecha de las debilidades humanas y utiliza el mundo para tratar de hacer que pequen (1 Juan 2:15-17; 5:19). Quienes están inactivos son particularmente vulnerables; por eso necesitan que se les ayude a seguir el consejo de andar “por espíritu” (Gál. 5:16-21, 25). ¿Y qué deben hacer los ancianos para poder ayudarlos? Pedir la guía y el espíritu santo de Dios, y usar las Escrituras hábilmente (Pro. 3:5, 6; Luc. 11:13; Heb. 4:12).

      7. ¿Cuánta importancia le dan los ancianos a la labor de pastorear a las ovejas que están a su cargo?

      7 Los pastores del antiguo Israel guiaban al rebaño usando una vara larga y curva llamada cayado. Cuando metían o sacaban a las ovejas del corral, las hacían pasar “bajo el cayado” para poder contarlas y asegurarse de que ninguna faltara (Lev. 27:32; Miq. 2:12; 7:14). De igual forma, los pastores cristianos deben conocer bien el rebaño de Dios que está a su cargo y estar pendientes de lo que le sucede (compárese con Proverbios 27:23). De ahí que a los cuerpos de ancianos les importe tanto la labor de pastoreo y tomen las medidas para ayudar a quienes se han alejado. Jehová mismo aseguró que él buscaría a sus ovejas y les daría el cuidado que necesitaban (Eze. 34:11). Por eso le complace ver que los ancianos lo imitan y ayudan a las ovejas descarriadas a regresar al rebaño.

      8. ¿De qué formas pueden los ancianos dar atención personal a las ovejas?

      8 Cuando un cristiano se enferma, la visita de un pastor del rebaño de Dios puede alegrarlo y fortalecerlo. Lo mismo se puede decir cuando un hermano espiritualmente enfermo recibe atención personal. Entre otras cosas, los ancianos podrían leerle algunos versículos de la Biblia, repasar un artículo de las revistas, hablar de algún punto importante de la reunión y orar con él. Podrían decirle que a la congregación le encantaría verlo de nuevo en las reuniones (2 Cor. 1:3-7; Sant. 5:13-15). Una visita, una llamada telefónica o una carta pueden significar muchísimo para el hermano. Además, ayudar a una oveja perdida brinda gran satisfacción al pastor.

      Un trabajo de equipo

      9, 10. ¿Por qué diría usted que los ancianos no son los únicos que deberían preocuparse por una oveja que se ha apartado?

      9 Los tiempos en que vivimos son muy difíciles y todos estamos muy ocupados, por lo que quizá no nos demos cuenta de que algún hermano se está alejando de la congregación (Heb. 2:1). No obstante, Jehová sí lo ve, pues valora mucho a sus ovejas. Cada una de ellas es tan valiosa para él como lo es para nosotros cada parte de nuestro cuerpo. Por eso, todos debemos interesarnos sinceramente en nuestros hermanos y cuidarnos unos a otros (1 Cor. 12:25). ¿Ve usted así a sus hermanos?

      10 Aunque los ancianos son los primeros en buscar y ayudar a quienes se han apartado, no deben ser los únicos en preocuparse por ellos. Todos podemos y debemos cooperar con los ancianos animando y fortaleciendo espiritualmente a los hermanos a fin de que regresen al rebaño. ¿Cómo podemos hacerlo?

      11, 12. ¿Qué oportunidad pudiera presentársenos de ayudar espiritualmente a los inactivos?

      11 Si un hermano inactivo desea recibir ayuda, los ancianos tal vez vean conveniente pedir a un publicador con experiencia que lo visite para que estudien juntos alguna publicación. Lo que se busca con esto es reavivar en la persona “el amor que [tenía] al principio” (Rev. 2:1, 4). Algo que resultará muy fortalecedor es estudiar la información que el hermano se perdió mientras estaba alejado de la congregación.

      12 Si los ancianos le solicitan que visite a uno de estos hermanos, pídale a Jehová que lo dirija y que bendiga sus esfuerzos. “[Haga] rodar sobre Jehová mismo [sus] obras, y [sus] planes serán firmemente establecidos.” (Pro. 16:3.) Piense en pasajes bíblicos y puntos estimulantes que pueda usar para fortalecer la fe de su hermano. Reflexione en el excelente ejemplo del apóstol Pablo (léase Romanos 1:11, 12). Él anhelaba ver a los cristianos de Roma y darles dones espirituales a fin de fortalecerlos. También confiaba en que el estímulo sería mutuo. ¿No deberíamos nosotros tener esa misma actitud cuando intentamos ayudar a quienes se han alejado del rebaño?

      13. ¿De qué podría hablar con un hermano inactivo?

      13 Durante el estudio podría preguntarle al hermano cómo conoció la verdad. Hablen de los viejos tiempos, de los buenos ratos que pasaron juntos en el servicio a Dios, y anímelo a recordar lo agradable que era estar en las reuniones, las asambleas y la predicación. Mencione lo feliz que usted se siente de estar cerca de Jehová (Sant. 4:8). Dígale lo agradecido que está por todo lo que Jehová le da a su pueblo, en especial por la esperanza y el consuelo que nos brinda cuando atravesamos problemas (Rom. 15:4; 2 Cor. 1:3, 4).

      14, 15. ¿Qué bendiciones sería bueno recordarles a quienes están inactivos?

      14 Algo que puede ser útil es recordarle al hermano algunas de las bendiciones que tenía cuando estaba cerca de la congregación. Una de ellas era la oportunidad de conocer cada día mejor la Palabra y los propósitos de Dios (Pro. 4:18). Seguro que, como andaba por espíritu, le era más fácil resistir las tentaciones (Gál. 5:22-26). Gracias a ello podía orar a Dios con una conciencia limpia y tener “la paz de Dios que supera a todo pensamiento” y que guarda nuestros “corazones y [...] facultades mentales” (Fili. 4:6, 7). Cuando hable con el hermano, tenga presentes esas ideas, muestre verdadero interés por él y, sobre todo, anímelo con bondad a regresar al rebaño (léase Filipenses 2:4).

      15 Supongamos que usted es anciano y que está visitando a un matrimonio que se ha vuelto inactivo. Quizá pueda animarlos a recordar cómo se sintieron cuando conocieron la verdad de la Palabra de Dios. ¡Qué maravillosa y lógica era esa verdad! ¡Cómo llenó sus vidas y los liberó espiritualmente! (Juan 8:32.) De seguro su corazón rebosaba de gratitud por lo que estaban aprendiendo sobre Jehová, su amor y sus extraordinarios propósitos (compárese con Lucas 24:32). Recuérdeles el privilegio que tenemos los cristianos dedicados de orar a Dios y de tener una relación estrecha con él. Invítelos a responder de nuevo a “las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz”, Jehová (1 Tim. 1:11).

      Siga demostrándoles que los ama

      16. Dé un ejemplo que muestre lo efectiva que puede ser la ayuda que se da a los inactivos.

      16 ¿Realmente surten efecto estas sugerencias? ¡Claro que sí! Un muchacho que empezó a predicar a los 12 años se hizo inactivo a los 15. Sin embargo, con el tiempo regresó a la congregación y ya lleva más de treinta años como ministro de tiempo completo. Su recuperación espiritual se debió en muy buena parte a la ayuda que le prestó un superintendente. ¡Y cómo agradece este hermano dicha ayuda!

      17, 18. ¿Qué cualidades se requieren para ayudar a quienes se han apartado?

      17 El amor es lo que nos impulsa a ayudar a los inactivos a regresar a la congregación. Jesús les dijo a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35). Así es, el amor es la cualidad que caracteriza a los verdaderos cristianos. ¿No deberíamos mostrarles ese amor a los hermanos que se han hecho inactivos? ¡Por supuesto que sí! Claro, para ayudarlos debemos demostrar también otras cualidades cristianas.

      18 ¿De qué cualidades estamos hablando? Además del amor, quizás se requieran compasión, bondad, apacibilidad y gran paciencia. En algunos casos incluso es probable que haga falta ser perdonador. Pablo escribió: “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión” (Col. 3:12-14).

      19. ¿Por qué merece la pena esforzarse por ayudar a las ovejitas a regresar al rebaño?

      19 El siguiente artículo analizará las razones por las que algunos se alejan y mostrará que estos hermanos pueden confiar en que serán bienvenidos cuando regresen al rebaño. Como evidencian este artículo y el siguiente, merece la pena esforzarse por ayudar a una ovejita perdida. En este sistema, muchas personas dedican toda su existencia a hacerse ricos, pero una sola vida vale mucho más que todo el oro del mundo. Así lo recalcó Jesús en la parábola sobre la oveja perdida (Mat. 18:12-14). Nunca olvide este punto y siga esforzándose con toda urgencia por ayudar a las queridas ovejas de Jehová que se han descarriado.

  • Ayúdelos para que regresen lo antes posible
    La Atalaya 2008 | 15 de noviembre
    • Ayúdelos para que regresen lo antes posible

      “¿A quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna.” (JUAN 6:68.)

      1. ¿Qué dijo Pedro cuando muchos discípulos abandonaron a Jesús?

      EN CIERTA ocasión, un gran número de discípulos de Jesús se negaron a aceptar una de sus enseñanzas y lo abandonaron. Cuando él les dijo a sus apóstoles: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”, Pedro contestó: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna” (Juan 6:51-69). En efecto, no había ningún otro lugar adonde acudir, pues el judaísmo ya no tenía “dichos de vida eterna”. Y desde luego que hoy día no los tiene Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Así pues, para los que se han alejado del rebaño de Dios pero todavía quieren agradar a Jehová, “ya es hora de que despierten del sueño” y regresen a la congregación (Rom. 13:11).

      2. ¿Qué debemos recordar sobre los asuntos judiciales?

      2 Jehová se interesó por las ovejas perdidas de Israel (léase Ezequiel 34:15, 16). De igual modo, los superintendentes cristianos quieren y deben ayudar a las ovejas que se han alejado del rebaño. Por eso, a veces le piden a un publicador que visite a un hermano inactivo que ha pedido ayuda para que estudien juntos alguna publicación. Ahora bien, ¿qué debe hacer el publicador si se entera de que ese hermano ha cometido un pecado grave? En vez de tratar de ayudarlo por su cuenta, el publicador debe animarlo a hablar con los ancianos. Si ve que no lo hace, entonces él mismo informará a los ancianos, pues son ellos quienes se encargan de los asuntos judiciales (Lev. 5:1; Gál. 6:1).

      3. ¿Cómo reaccionó el pastor de la parábola de Jesús cuando encontró la oveja perdida?

      3 En el artículo anterior hablamos de la parábola que contó Jesús sobre el hombre que tenía 100 ovejas. Cuando se dio cuenta de que faltaba una, dejó a las 99 y se fue en su busca. ¡Qué alegría sintió al encontrarla! (Luc. 15:4-7.) La misma alegría sentimos hoy cuando una oveja de Dios vuelve al rebaño. Es probable que haya regresado gracias a las visitas de los ancianos y otros hermanos, quienes deseaban que volviera a disfrutar del apoyo, la protección y la bendición de Dios (Deu. 33:27; Sal. 91:14; Pro. 10:22). ¿Qué pudiera hacer usted si se le presentara la oportunidad de ayudar a alguien a regresar?

      4. ¿Qué aprendemos de lo que dice Gálatas 6:2, 5?

      4 Una manera de animar a alguien a regresar a la congregación es recordándole bondadosamente que Jehová ama a sus ovejas y que no nos pide nada que no podamos hacer. Lo que nos pide es que estudiemos las Escrituras, asistamos a las reuniones y prediquemos las buenas nuevas del Reino, entre otras cosas. Tal vez sea conveniente leerle Gálatas 6:2, 5 y decirle que los cristianos podemos ayudarnos con nuestras cargas, pero que, claro está, “cada uno llevará su propia carga de responsabilidad” ante Jehová, pues nadie puede servir a Dios por nosotros.

      ¿Se sintieron agobiados por “las inquietudes de la vida”?

      5, 6. a) ¿Por qué es importante escuchar atentamente a los hermanos que se han hecho inactivos? b) ¿Cómo ayudaría usted a un hermano inactivo a darse cuenta de que alejarse de la congregación le ha perjudicado?

      5 Si el hermano inactivo desea abrir su corazón, el anciano o el publicador que lo visita debe escucharlo atentamente, pues solo así sabrá cómo ayudarlo. Supongamos que usted es un anciano y visita a un matrimonio que lleva tiempo sin asistir a las reuniones a causa de “las inquietudes de la vida” (Luc. 21:34). Tal vez los problemas económicos o las obligaciones familiares los llevaron poco a poco a hacerse inactivos. Si le dicen que necesitan un respiro, tal vez podría mencionarles que la solución no está en aislarse (léase Proverbios 18:1). Podría preguntarles con tacto: “¿Son más felices desde que dejaron de asistir a las reuniones? ¿Ha mejorado su vida familiar? ¿Sienten todavía el gozo que tienen las personas que confían en Jehová?” (Neh. 8:10).

      6 Este tipo de preguntas puede ayudar a los inactivos a comprender que desde que se alejaron de la congregación su espiritualidad se ha debilitado y ya no son tan felices (Mat. 5:3; Heb. 10:24, 25). Y quizá se den cuenta de que ya no sienten el gozo que sentían antes, cuando predicaban las buenas nuevas (Mat. 28:19, 20). ¿Qué deberían hacer entonces?

      7. ¿Qué podemos decirles a quienes se han apartado del rebaño?

      7 Jesús dijo: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida [...]. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder” (Luc. 21:34-36). A quienes se han alejado pero quieren volver a sentir la felicidad de antes les podemos aconsejar que oren a Jehová pidiéndole su espíritu santo y ayuda, y animarlos a actuar en conformidad con sus oraciones (Luc. 11:13).

      ¿Los hizo tropezar alguien?

      8, 9. ¿Cómo podría un anciano ayudar a alguien que ha sufrido un tropiezo?

      8 Como todos somos imperfectos, de vez en cuando se producen choques de personalidad en la congregación, lo cual puede hacer que algún hermano se sienta dolido y se aleje del pueblo de Dios. Hay quienes tropiezan cuando un miembro respetado de la congregación actúa en contra de los principios bíblicos. Si un anciano visita a un hermano que se alejó por este motivo, tal vez puede hacerle ver que no tiene ningún sentido cortar la relación con Dios y con su pueblo, puesto que Jehová no tiene la culpa de que alguien tropiece. ¿No sería mejor seguir sirviéndole con la confianza de que él, “el Juez de toda la tierra”, sabe lo que ha ocurrido y se encargará del asunto de la mejor manera? (Gén. 18:25; Col. 3:23-25.) Si alguien tropezara literalmente y se cayera, no se quedaría en el suelo; trataría de levantarse enseguida, ¿no es cierto?

      9 El anciano podría mencionarle que, con el tiempo, algunos cristianos se han dado cuenta de que el asunto por el que tropezaron en realidad no era tan grave. Es posible incluso que la piedra de tropiezo ya haya desaparecido. Por otro lado, hay personas que se ofenden cuando les aplican alguna medida disciplinaria. En esos casos, la oración y la meditación pueden ayudarles a reconocer que en realidad merecían algún tipo de disciplina y que no debían haberse resentido (Sal. 119:165; Heb. 12:5-13).

      ¿Les costó aceptar alguna enseñanza?

      10, 11. ¿Qué argumento usaría para ayudar a alguien que no está de acuerdo con una enseñanza bíblica?

      10 Hay quienes han dejado el rebaño de Dios porque no estaban de acuerdo con alguna enseñanza bíblica. En la antigüedad, los israelitas que fueron liberados del cautiverio egipcio olvidaron lo que Dios había hecho por ellos y “no esperaron su consejo” (Sal. 106:13). Tal vez sería útil recordarle al hermano que “el esclavo fiel y discreto” suministra excelente alimento espiritual (Mat. 24:45). De hecho, fue gracias a ese alimento que llegó a conocer la verdad. ¿No sería mejor que regresara a la senda de la verdad? (2 Juan 4.)

      11 El anciano que está tratando de ayudar a un hermano inactivo podría hablarle de los discípulos de Jesús que lo abandonaron porque no estuvieron dispuestos a aceptar una de sus enseñanzas (Juan 6:53, 66). Al cortar la relación que tenían con Cristo y con los discípulos fieles, su espiritualidad y su gozo se vinieron abajo. ¿Y hoy día? ¿Acaso han encontrado los que se apartaron de la congregación otro lugar con alimento espiritual de calidad? No, porque no existe tal lugar.

      ¿Cometieron un pecado?

      12, 13. ¿Cómo se puede ayudar al hermano inactivo que ha cometido un pecado grave?

      12 Algunos cristianos dejaron de predicar y de asistir a las reuniones porque cometieron un pecado grave. Y temen que si vuelven a la congregación y se lo confiesan a los ancianos, serán expulsados. Pero si ya no están practicando ningún pecado y están sinceramente arrepentidos, no serán expulsados (2 Cor. 7:10, 11). Al contrario, recibirán una cordial bienvenida, y los ancianos les darán la asistencia espiritual que necesiten.

      13 Supongamos que se le ha pedido que visite a un hermano inactivo. ¿Qué debe hacer si este le confiesa que ha cometido un pecado grave? Como dijimos antes, es mejor que no trate de ayudarlo por su cuenta. Sugiérale que hable con los ancianos. Si el hermano no quiere hacerlo, usted tendría que seguir las instrucciones bíblicas para estos casos (léase Levítico 5:1). Así estaría mostrando que para usted son muy importantes tanto el nombre de Jehová como el bienestar espiritual de la congregación. Los ancianos sabrán cómo ayudar a quienes quieren regresar a la congregación y hacer la voluntad de Dios. Claro, quizá se necesite aplicar alguna medida disciplinaria, pero siempre se hará con amor (Heb. 12:7-11). Si el hermano reconoce que ha pecado contra Dios, deja de cometer el pecado y está sinceramente arrepentido, puede estar seguro de que recibirá la ayuda de los ancianos y el perdón de Jehová (Isa. 1:18; 55:7; Sant. 5:13-16).

      El feliz regreso del hijo pródigo

      14. Relate la parábola del hijo pródigo.

      14 Al ayudar a una oveja extraviada, se puede usar la parábola del hijo pródigo, que se encuentra en Lucas 15:11-24. En ella, Jesús nos habla de un joven que derrocha su herencia viviendo de manera inmoral. Pero con el tiempo llega a aborrecer su estilo de vida. Abatido por la nostalgia y con el estómago vacío, decide regresar a casa. Cuando su padre lo ve venir a lo lejos, siente una enorme alegría; sale corriendo a su encuentro y lo abraza y besa con ternura. Esta parábola podría motivar al cristiano que se ha alejado a regresar al rebaño. Puesto que este sistema de cosas pronto será destruido, debería volver a “casa” lo antes posible.

      15. ¿Por qué se alejan de la congregación algunos cristianos?

      15 La mayoría de los que se alejan de la congregación no lo hacen exactamente como el hijo pródigo; más bien, se apartan poco a poco, como un bote a la deriva que va alejándose de la orilla. Como hemos visto, algunos están tan agobiados por las inquietudes de la vida que descuidan su relación con Jehová. Por otra parte, hay quienes tropiezan por la conducta de algún hermano o se van porque no están de acuerdo con cierta enseñanza bíblica. Y otros dejan la congregación porque han cometido algún pecado grave. Si ponemos en práctica las sugerencias de este artículo, podremos ayudar a quienes se han alejado por estas u otras razones a regresar antes de que sea demasiado tarde.

      “¡Bienvenido a casa, hijo!”

      16-18. a) ¿Cómo ayudó un anciano a un hermano que llevaba muchos años inactivo? b) ¿Por qué se había hecho inactivo el hermano? ¿Qué fue lo que le impulsó a volver? ¿Cómo lo recibió la congregación?

      16 Un superintendente comenta: “Nuestro cuerpo de ancianos trata de visitar a todos los inactivos. Recuerdo el caso de un hermano al que le había enseñado la verdad y que llevaba veinticinco años inactivo. Él estaba pasando por graves problemas, así que le expliqué cómo podrían ayudarle los principios bíblicos. Al cabo de un tiempo, empezó a asistir al Salón del Reino y aceptó un estudio bíblico, pues quería fortalecer su determinación de regresar a la verdad”.

      17 ¿Por qué se había hecho inactivo aquel hermano? Él confiesa: “Me fui concentrando cada vez más en las cosas del mundo y descuidé mi relación con Jehová. Con el tiempo, dejé de estudiar, de predicar y de ir a las reuniones. Cuando vine a darme cuenta, ya no formaba parte de la congregación. Pero el interés sincero que me mostró el anciano me impulsó a volver”. Los problemas de este hermano empezaron a disminuir cuando aceptó el estudio. “Me di cuenta —admite— de que en mi vida había un vacío: me faltaban el amor y la guía de Jehová y de su organización.”

      18 ¿Cómo lo recibió la congregación? “Me sentí como el hijo pródigo de la parábola de Jesús. De hecho, una hermana mayor que estaba en esa congregación hace treinta años y que todavía sigue allí sirviendo fielmente a Jehová me dijo: ‘¡Bienvenido a casa, hijo!’. Esas palabras me llegaron a lo más profundo del corazón. En efecto, aquella era mi verdadera casa. No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy por el cariño, la paciencia y el interés que me mostraron aquel anciano y toda la congregación. Su amor por Jehová y por los demás me ayudó a regresar al rebaño.”

      Anímelos a actuar de inmediato

      19, 20. a) ¿Cómo animaría a los inactivos a volver de inmediato al rebaño? b) ¿Cómo les explicaría que Dios no nos pide más de lo que podemos hacer?

      19 Vivimos en los últimos días; el fin de este sistema de cosas es inminente. Por eso, anime a los inactivos a que comiencen ya mismo a asistir a las reuniones. Dígales que Satanás está tratando de arruinar su relación con Dios y de hacerles creer que tendrán menos presiones si abandonan la adoración pura. Recuérdeles que la única manera de sentir verdadero alivio de las presiones es siendo un discípulo fiel de Jesús (léase Mateo 11:28-30).

      20 Ayúdeles a entender que Dios no nos pide nada que no podamos dar. Poco antes de la muerte de Jesús, María, la hermana de Lázaro, derramó sobre él un aceite perfumado muy costoso. Cuando algunas personas la criticaron, Jesús les dijo: “Déjenla [...]. Hizo lo que pudo” (Mar. 14:6-8). En otra ocasión alabó a la viuda pobre que hizo una pequeña contribución en el templo, pues ella también hizo lo que pudo (Luc. 21:1-4). La mayoría de nosotros podemos asistir a las reuniones y participar en la predicación del Reino. Y con la ayuda de Jehová, muchos que hoy son inactivos también podrán hacerlo.

      21, 22. ¿De qué pueden estar seguros quienes regresen a Jehová?

      21 Si el hermano que se ha alejado siente temor de volver a ver a sus hermanos, usted podría recordarle que cuando el hijo pródigo regresó a casa, fue recibido con gran alegría. Y lo mismo sucede hoy cuando alguien regresa al rebaño. Anímelo a oponerse al Diablo y acercarse a Dios (Sant. 4:7, 8).

      22 A los que quieren regresar a Jehová les aguarda una cálida bienvenida (Lam. 3:40). Cuando servían a Dios, sin duda eran muy felices. Y si deciden volver a servirle, pueden estar seguros de que recibirán incontables bendiciones.

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