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Cómo perdieron los incas su imperio dorado¡Despertad! 1998 | 8 de enero
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Amanecía. Los rayos del alba surcaban el cielo y teñían de un suave rosa las nevadas cumbres andinas. Los incas más madrugadores acogían gustosos el calor que disipaba el frío nocturno a 4.300 metros de altitud. Tras descender lentamente hasta el Templo del Sol, en el centro de la capital del Imperio inca (Cuzco, nombre que significa “ombligo del mundo”), los rayos solares se reflejaban en los dorados muros. En el jardín del Incaa, frente al templo, refulgían las figuras de oro macizo de llamas, vicuñas y cóndores. Los caminantes veneraban a su dios Sol lanzando besos al aire. ¡Qué agradecidos estaban al astro al que atribuían la bendición de la vida y el sustento!
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Cómo perdieron los incas su imperio dorado¡Despertad! 1998 | 8 de enero
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El reluciente Templo del Sol
En la ciudad real de Cuzco, los incas instituyeron el sacerdocio para que diera culto al Sol en un templo de piedra pulida y muros interiores revestidos de oro y plata de gran pureza. Además, fundaron conventos especiales, como el que se ha reconstruido en el templo solar de Pachácamac, a las afueras de Lima. Preparaban a jóvenes muy hermosas desde los ocho años de edad para ser ‘vírgenes del Sol’.
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