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Parte 19: siglos XVII al XIX — La cristiandad frente a un mundo cambiante¡Despertad! 1989 | 8 de octubre
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Durante la segunda mitad del siglo XVIII, se originó en Gran Bretaña la revolución industrial. Se pasó de dar importancia a la agricultura a dársela a la producción y manufactura de artículos con la ayuda de máquinas y procesos químicos. Convulsionada, aquella sociedad, mayormente agrícola y rural, envió en tropel a miles de personas a las ciudades en busca de empleo. Como resultado, surgieron grupos de desempleados, escaseces de viviendas, pobreza y diversos males relacionados con el trabajo.
¿Podría la cristiandad hacer frente a la triple amenaza de la ciencia, el pensamiento ilustrado y la industria?
Eliminan a Dios poco a poco
Aquellos en quienes había influido la Ilustración culpaban a la religión de muchos de los males de la sociedad. Según The Encyclopedia of Religion, la idea de que “la sociedad debía estar construida de acuerdo con el modelo predeterminado de las leyes divina y natural se reemplazó por la de que la sociedad estaba, o podía estar, construida por el propio ‘artificio’ o ‘ingenio’ del hombre. Así llegó a la existencia un humanismo seglar, social, que a su vez daría origen a la mayoría de las teorías filosóficas y sociológicas del mundo moderno”.
Entre estas estaba la de la “religión civil”, defendida por el filósofo Jean-Jacques Rousseau, quien ejerció una gran influencia en el pensamiento ilustrado francés. En lugar de centrarse en un Ser divino y su adoración, dicha teoría se centraba en la sociedad y en la participación del hombre en los intereses de esta. El escritor francés Claude-Henri de Rouvroy defendió un “Nuevo cristianismo”, mientras que su protegido Auguste Comte habló de una “religión de la humanidad”.
A finales del siglo XIX surgió dentro del protestantismo el movimiento norteamericano conocido como evangelio social, que guardaba una estrecha relación con las teorías europeas. Dicha ideología tenía un fundamento teológico, y afirmaba que el principal deber de un cristiano es el compromiso social. Hoy día todavía encuentra gran apoyo entre los protestantes, y se encuentran versiones católicas en los sacerdotes obreros de Francia y entre los clérigos de la América Latina que enseñan la teología de la liberación.
Los misioneros de la cristiandad también reflejan esta tendencia, como se indica en un número de la revista Time de 1982: “Ha habido entre los protestantes un cambio hacia una mayor participación en los problemas económicos y sociales básicos de la gente [...]. Para un número cada vez mayor de misioneros católicos, identificarse con la causa de los pobres significa abogar a favor de cambios radicales en los sistemas políticos y económicos, incluso si tales cambios están encabezados por movimientos revolucionarios marxistas. [...] En realidad, hay misioneros que creen que la conversión no tiene nada que ver con su verdadera misión”. Tales misioneros por lo visto concuerdan con el sociólogo francés Émile Durkheim, quien en cierta ocasión sugirió: “El verdadero objetivo de la adoración religiosa es la sociedad, no Dios”.
Es obvio que poco a poco la cristiandad estaba eliminando a Dios de la religión. Pero también había otras fuerzas en juego.
Reemplazan a Dios con seudorreligiones
Las Iglesias no tenían soluciones para los problemas creados por la revolución industrial, pero sí afirmaban tenerlas las seudorreligiones —un producto de las filosofías humanas—, y rápidamente se introdujeron para llenar el vacío.
Por ejemplo: algunas personas encontraron su propósito en la vida en la búsqueda de riquezas y posesiones, una tendencia egocéntrica explotada por la revolución industrial. El materialismo se convirtió en una religión. El Dios Todopoderoso fue reemplazado por el “Todopoderoso Dólar”. En una obra de George Bernard Shaw, un personaje aludía a esto al exclamar: “Soy millonario. Esta es mi religión”.
Otras personas se volvieron a los movimientos políticos. El filósofo socialista Friedrich Engels, colaborador de Karl Marx, vaticinó que el socialismo por fin reemplazaría a la religión misma, asumiendo atributos religiosos. En efecto, como dice el profesor Robert Nisbet, durante el desarrollo del socialismo en Europa, “un factor importante fue la apostasía de judíos y cristianos, que recurrían al socialismo como una alternativa”.
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Parte 19: siglos XVII al XIX — La cristiandad frente a un mundo cambiante¡Despertad! 1989 | 8 de octubre
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EL MAYOR NIVEL DE VIDA conseguido gracias a las revoluciones industrial y científica fomentó el egoísmo egocéntrico y puso de relieve la injusticia social y la desigualdad. La cristiandad transigió descuidando los intereses divinos a fin de envolverse en los intereses humanos de naturaleza social, económica, ecológica o política.
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