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Aprenda a afrontar las injusticiasLa Atalaya 2007 | 15 de agosto
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Analicemos el caso de José. Movidos por los celos, sus hermanos lo vendieron a unos mercaderes y llegó a ser esclavo en Egipto. Una vez allí, la esposa de su amo trató de seducirlo; como él la rechazó, lo acusó falsamente de haber intentado aprovecharse de ella. Aunque José acabó en prisión, su fe era más fuerte que los grilletes que sujetaban sus pies, y no permitió que la injusticia debilitara su espiritualidad ni su confianza en Jehová (Génesis 37:18-28; 39:4-20; Salmo 105:17-19).
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Aprenda a afrontar las injusticiasLa Atalaya 2007 | 15 de agosto
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Pensemos en José. Gracias a que fue vendido como esclavo, pudo salvar a su familia, pues se había convertido en el administrador de alimentos de Egipto antes de que el hambre azotara la región. Si Jehová no hubiera permitido aquella injusticia, José no habría ido a prisión, ni habría interpretado los sueños de dos presos, ni tampoco uno de ellos le habría hablado de él al Faraón. Así fue como José llegó a ser el administrador de alimentos (Génesis 40:1; 41:9-14; 45:4-8).
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