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Aprenda a afrontar las injusticiasLa Atalaya 2007 | 15 de agosto
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Otra víctima de la injusticia fue Nabot, contra quien Jezabel, esposa del rey Acab de Israel, urdió un plan atroz. El rey se encaprichó con comprar el terreno que Nabot había heredado y que estaba junto al palacio; pero Jehová había prohibido a los israelitas vender a perpetuidad las herencias familiares, por lo que Nabot rechazó la oferta del rey (Levítico 25:23). Ante esto, la perversa reina buscó testigos falsos que acusaran a Nabot de blasfemia contra Dios y contra el rey. En consecuencia, Nabot y sus hijos fueron ejecutados. ¡Imagine cómo debió sentirse Nabot cuando la gente empezó a recoger piedras para lapidarlo! (1 Reyes 21:1-14; 2 Reyes 9:26.)
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¿Y Nabot? Una vez más, trate de ver la situación desde el punto de vista de Jehová. Ya que Dios tiene el poder para resucitar a los muertos, para él era como si Nabot estuviera vivo, aunque su cuerpo yaciera inerte en el suelo (1 Reyes 21:19; Lucas 20:37, 38). Nabot debe esperar el tiempo en que Jehová lo traiga de nuevo a la vida, y, puesto que los muertos están inconscientes, será como si solo hubiera pasado un instante (Eclesiastés 9:5). Además, Jehová vengó a Nabot cuando juzgó a Acab y su casa (2 Reyes 9:21, 24, 26, 35, 36; 10:1-11; Juan 5:28, 29).
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[Ilustración de las páginas 16 y 17]
¿Cómo debió sentirse Nabot al enfrentarse a tan atroz injusticia?
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