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Testigos hasta la parte más distante de la TierraLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Gira mundial para fomentar la predicación de las buenas nuevas
Entre 1911 y 1912 se dio otro paso importante para ayudar a la gente del Oriente. La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia (IBSA) envió al Oriente un comité de siete hombres, encabezado por C. T. Russell, para que tanteara el terreno. Adondequiera que fueron hablaron del propósito de Dios de bendecir a la humanidad mediante el Reino Mesiánico. Algunas veces tuvieron poco público, pero en las Filipinas y en la India hablaron ante miles de personas. No apoyaron la campaña de recaudación de fondos para la conversión del mundo que la cristiandad llevaba a cabo en aquel tiempo. Aclararon que los misioneros de la cristiandad dedicaban sus recursos principalmente a fomentar la educación seglar. Sin embargo, el hermano Russell estaba convencido de que lo que la gente necesitaba era “el Evangelio de la amorosa provisión divina del Reino venidero del Mesías”. Los Estudiantes de la Biblia no pretendían convertir al mundo, pues por su estudio de las Escrituras entendían que lo que se había de hacer entonces era dar un testimonio con el objetivo de recoger “un grupo de elegidos de todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas para formar parte de la clase de la Novia [de Cristo], para sentarse con Él en Su trono durante los mil años y cooperar en la labor de elevar a la raza humana”.a (Rev. 5:9, 10; 14:1-5.)
Después de su paso por Japón, China, Filipinas y otros lugares, los miembros del comité recorrieron 6.400 kilómetros más por la India. Ya en 1887 se habían recibido cartas en las que personas que residían en la India alababan las publicaciones de la Sociedad. Además, un joven que había conocido al hermano Russell y había aprendido la verdad mientras estudiaba en Estados Unidos estuvo predicando a la población de habla tamil desde 1905. Este joven ayudó a formar unos cuarenta grupos de estudio de la Biblia en el sur de la India. No obstante, aunque había predicado a otros, él mismo fue desaprobado por abandonar las normas cristianas. (Compárese con 1 Corintios 9:26, 27.)
Por aquel entonces A. J. Joseph, de Travancore (Kerala), recibió uno de los tomos de Estudios de las Escrituras en respuesta a una pregunta que le había hecho por carta a un conocido adventista. El libro contestó satisfactoriamente y con base bíblica sus preguntas sobre la Trinidad. En breve, él y otros parientes suyos empezaron a predicar sus nuevas creencias en los arrozales y cocotales del sur de la India. Después de la visita del hermano Russell en 1912, el hermano Joseph emprendió el servicio de tiempo completo. Viajó en trenes, carretas de bueyes, barcazas y a pie distribuyendo publicaciones bíblicas. Cuando daba discursos públicos, el clero y sus seguidores solían interrumpirle. En una ocasión en que estaba discursando en Kundara, un sacerdote “cristiano” incitó a sus seguidores a interrumpir la reunión y a tirar estiércol al hermano Joseph. Atraído por el escándalo, un hindú influyente fue a ver qué ocurría y le preguntó al sacerdote: ‘¿Es esto lo que Cristo enseñó a sus seguidores a hacer, o se están comportando ustedes, más bien, como los fariseos del tiempo de Jesús?’. El sacerdote cesó de acosarlo.
Antes de que el comité de la IBSA finalizara su gira mundial de cuatro meses, el hermano Russell decidió que R. R. Hollister sería el representante de la Sociedad en el Oriente y se encargaría de la difusión del mensaje de la amorosa provisión divina del Reino Mesiánico en esa parte del planeta. Se prepararon tratados especiales en diez idiomas, y distribuidores nativos repartieron millones de estos por la India, China, Japón y Corea. Luego se tradujeron algunos libros a cuatro de estos idiomas para que los que se interesaban en el mensaje pudieran disponer de más alimento espiritual. Se había abierto un campo inmenso, y quedaba mucho por hacer. No obstante, los resultados obtenidos hasta aquel momento eran sorprendentes.
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[Fotografías en la página 420]
C. T. Russell y seis colaboradores hicieron un viaje alrededor del mundo entre 1911 y 1912 para fomentar la predicación de las buenas nuevas
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