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FilipinasAnuario de los testigos de Jehová 2003
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Además de los graduados de Galaad asignados a colaborar en las obras, casi trescientos hermanos y hermanas de unos cinco países acudieron en calidad de siervos internacionales permanentes y voluntarios internacionales temporales. A los vecinos les sorprendió que vinieran a ayudar personas de otros países, y aún se quedaron más impresionados al enterarse de que la mayoría había pagado de su propio bolsillo los gastos del viaje. Los hermanos y hermanas filipinos se sumaron a este ambiente de unidad internacional.
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FilipinasAnuario de los testigos de Jehová 2003
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Filipinos que sirven de siervos internacionales
Durante la construcción de la sucursal, los siervos internacionales extranjeros adiestraron a Testigos filipinos. Hubertus Hoefnagels, quien enseñó a otros, comenta al respecto: “Muchos hermanos del país son muy celosos, y ponían en práctica lo que habían aprendido”. El resultado fue que, una vez concluidas las obras en las Filipinas, algunos de ellos pudieron colaborar en calidad de siervos internacionales en la construcción de sucursales en otros países, sobre todo en el sudeste asiático.
Uno de estos hermanos fue Joel Moral, de la provincia de Quezón. En un principio llegó a la obra de ampliación de la sucursal de Manila con la idea de ofrecerse para trabajar una semana. Sin embargo, como se precisaba su ayuda, se le pidió que se quedara. Aunque no tenía mucha experiencia en construcción, aprendió con rapidez de los siervos internacionales extranjeros.
Ya antes de finalizar las obras en las Filipinas, surgió la necesidad de ayudar en la edificación de una nueva sucursal en Tailandia. Joel cuenta: “Sin esperármelo, me invitaron a ir a Tailandia. La experiencia en construcción que adquirí en las Filipinas me sirvió de preparación para la obra internacional”. El hermano Moral colaboró durante más de un año en Tailandia.
Joshua y Sara Espíritu se conocieron cuando ambos participaban en la construcción de la sucursal filipina. Poco después de la dedicación se casaron y se pusieron la meta de servir juntos de siervos internacionales. Al cabo de unos meses se les invitó a cooperar en construcciones en el extranjero. Desde entonces han servido en cinco países: tres de Asia y dos de África. Acerca de lo que fue su experiencia mientras aún estaba en las Filipinas, Joshua señala: “Al trabajar con hermanos de fuera, aprendimos nuevas técnicas que luego podríamos compartir con otros”. Cuando los destinaban a otros países, decían a los hermanos locales: “No siempre vamos a estar aquí. En el futuro, ustedes continuarán el trabajo”. Con relación a su objetivo explica: “No vamos simplemente a trabajar, sino que de veras tratamos de enseñar a los hermanos”.
Naturalmente, viajar a diferentes países requiere flexibilidad. Jerry Ayura, a quien se envió a diversos lugares, entre ellos Tailandia, Samoa y Zimbabue, hace este comentario: “He aprendido que Jehová emplea personas con todo tipo de antecedentes. Si Jehová las ama, nosotros también”. ¡Qué felices se sienten estos hermanos filipinos de haber colaborado en la obra de Jehová a escala internacional!
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