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Filón de Alejandría: la especulación y las EscriturasLa Atalaya 2005 | 15 de junio
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Reinterpretación de antiguos escritos
La lengua materna de Filón, así como la de numerosos judíos alejandrinos, era el griego; de ahí que utilizara la traducción de las Escrituras Hebreas llamada Septuaginta como base para sus estudios. Al ir examinando el texto de dicha versión griega, se convenció de que contenía elementos de filosofía y que Moisés poseía “facultades” como “la filosófica”.
Siglos antes, los intelectuales griegos habían hallado difíciles de creer las historias de dioses y diosas —gigantes y demonios de su vieja mitología—, y habían comenzado a reinterpretarlas. El especialista en lenguas clásicas James Drummond definió así el procedimiento que seguían: “El filósofo leía entre líneas los relatos mitológicos en busca de sutiles sentidos ocultos e infería de la procacidad y absurdidad de los relatos verdades profundas o edificantes que los autores debieron de haber tenido la intención de exponer mediante sensuales imágenes”. Este método se denomina interpretación alegórica, y fue el que empleó Filón para explicar las Escrituras.
Tomemos por ejemplo Génesis 3:21, que según la versión de la Septuaginta al español de Guillermo Jünemann, dice: “E hizo Dios a Adán y a su mujer túnicas pelíceas, y vistióles”. Los griegos consideraban que era indigno del Dios Supremo confeccionar ropa. De modo que Filón interpretó el pasaje así: “Las túnicas de piel constituyen un simbolismo que representa la piel natural, esto es, el cuerpo; pues cuando Dios antes que nada hizo la inteligencia, la llamó Adán; y luego creó la sensibilidad, a la que dio por nombre Vida. En tercer lugar, necesidad tuvo de formar un cuerpo, al que designó con una expresión figurada: túnica pelícea”. De esta manera, Filón convirtió el hecho de que Dios vistiera a Adán y Eva en una cuestión filosófica.
Veamos ahora el pasaje de Génesis 2:10-14, en el que se describen la fuente de agua que regaba el jardín de Edén y los cuatro ríos que de él fluían. Filón intentó adentrarse en el significado de las palabras y ver más allá de la descripción paisajística. Tras hacer ciertas observaciones sobre el propio terreno, escribió: “Quizás también este pasaje posea un sentido alegórico, pues los cuatro ríos son los signos de cuatro virtudes”. Filón conjeturó que el Pisón simboliza la prudencia; el Guihón, la templanza; el Tigris, la fortaleza, y el Éufrates, la justicia. De modo que la alegoría sustituye a la geografía.
Filón empleó la interpretación alegórica para analizar varios relatos: la creación, el asesinato de Abel a manos de Caín, el diluvio universal, la confusión de las lenguas en Babel, así como muchos preceptos de la Ley de Moisés. Tal como indica el ejemplo del párrafo anterior, a menudo reconoce el aspecto literal del versículo bíblico y luego expone el sentido simbólico que le atribuye, diciendo: “Quizás convenga ver el sentido alegórico de estas palabras”. En los escritos de Filón destacan los simbolismos, mientras que, desgraciadamente, se difumina el sentido claro de las Escrituras.
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Filón de Alejandría: la especulación y las EscriturasLa Atalaya 2005 | 15 de junio
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[Recuadro de la página 12]
La interpretación alegórica hoy día
La alegoría suele definirse como “ficción en virtud de la cual una cosa representa o significa otra diferente”. Se afirma que las composiciones literarias que emplean esta figura retórica encierran símbolos ocultos de cosas más importantes. Al igual que Filón de Alejandría, algunos maestros religiosos de la actualidad se valen de la interpretación alegórica para explicar la Biblia.
En los capítulos 1 a 11 de Génesis se narra la historia de la humanidad desde la creación del mundo hasta la dispersión de los pueblos en la torre de Babel. Pues bien, la Biblia de Jerusalén, una traducción católica, dice tocante a esta parte de la Biblia: “Los once primeros capítulos del Génesis [...] exponen en un estilo sencillo y figurativo, acomodado a la mentalidad de un pueblo poco culto, las verdades fundamentales [...;] si las verdades son ciertas, presuponen hechos que son reales, aunque no nos sea posible perfilar su contorno bajo el mítico ropaje que conforme a la mentalidad del tiempo y del medio ambiente se les ha puesto”. Según esta opinión, los primeros once capítulos de Génesis no han de tomarse de forma literal, sino que tal como el ropaje cubre el cuerpo, así las palabras esconden un significado más profundo.
No obstante, Jesús enseñó que aquellos primeros capítulos de Génesis eran literalmente veraces (Mateo 19:4-6; 24:37-39). Y lo mismo afirmaron los apóstoles Pablo y Pedro (Hechos 17:24-26; 2 Pedro 2:5; 3:6, 7). Los estudiantes sinceros de la Biblia rechazan las explicaciones que no están de acuerdo con la entera Palabra de Dios.
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