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La mano de Jehová llega a estar elevadaLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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26. Identifique a “Leviatán” en la época de Isaías y en la nuestra, y mencione lo que le sucede a este “monstruo marino”.
26 Mirando a ese momento futuro, Isaías predice: “En aquel día Jehová, con su espada dura y grande y fuerte, dirigirá su atención a Leviatán, la serpiente deslizante, aun a Leviatán, la serpiente torcida, y ciertamente matará al monstruo marino que está en el mar” (Isaías 27:1). En el cumplimiento inicial, “Leviatán” se refiere a las naciones en las que Israel está esparcido, como Babilonia, Egipto y Asiria. Estos países no podrán impedir que el pueblo de Jehová regrese a su tierra al debido tiempo. Pero ¿quién es el Leviatán moderno? Al parecer, Satanás —“la serpiente original”— y su impío sistema de cosas terrestre, el instrumento que usa en su guerra contra el Israel espiritual (Revelación 12:9, 10; 13:14, 16, 17; 18:24). “Leviatán” perdió su control sobre el pueblo de Dios en 1919, y pronto desaparecerá por completo, pues la profecía indica que Jehová “ciertamente matará al monstruo marino”. Mientras, nada de lo que “Leviatán” intente contra los siervos de Dios tendrá verdadero éxito (Isaías 54:17).
“Una viña de vino espumante”
27, 28. a) ¿De qué ha llenado la viña de Jehová toda la Tierra? b) ¿Cómo protege Jehová su viña?
27 Isaías ilustra con otra canción la productividad del pueblo liberado de Jehová: “En aquel día canten a ella: ‘¡Una viña de vino espumante! Yo, Jehová, la salvaguardo. Cada momento la regaré. Para que nadie dirija su atención contra ella, la salvaguardaré aun de noche y de día’” (Isaías 27:2, 3). El resto del Israel espiritual y sus industriosos colaboradores realmente han llenado toda la Tierra de fruto espiritual, lo que sin duda es un motivo de celebración, una razón para cantar. Todo el mérito es de Jehová, aquel que con amor atiende su viña (compárese con Juan 15:1-8).
28 Verdaderamente, el gozo ha reemplazado a la cólera que Jehová sintió. “No hay furia que tenga yo. ¿Quién me dará zarzas y malas hierbas en la batalla? Ciertamente pisaré las tales. Ciertamente prenderé fuego a las tales a la vez. De otro modo, que eche mano a mi plaza fuerte, que haga paz conmigo; paz haga conmigo.” (Isaías 27:4, 5.) Jehová se asegura de que la viña siga produciendo “vino espumante” en abundancia, aplastando y consumiendo como con fuego toda influencia semejante a mala hierba que pueda corromperla. Por consiguiente, no dejemos que nadie ponga en peligro el bienestar de la congregación cristiana. Más bien, ‘echemos mano a la plaza fuerte de Jehová’, es decir, busquemos Su favor y protección. De ese modo haremos la paz con Dios, algo tan importante que Isaías lo menciona dos veces. ¿Qué resultado obtendremos? “En los días venideros Jacob se arraigará, Israel echará flores y realmente brotará; y simplemente llenarán la superficie de la tierra productiva de producto.” (Isaías 27:6.)c El cumplimiento de este versículo constituye una prueba maravillosa del poder de Jehová. Desde 1919, los cristianos ungidos han llenado la tierra de “producto”, de nutritivo alimento espiritual. Gracias a ello, millones de personas leales de la clase de las otras ovejas se les han unido en rendir a Dios “servicio sagrado día y noche” (Revelación 7:15). En medio de un mundo corrupto, observan con gozo las elevadas normas divinas. Y la bendición de Jehová hace que sigan aumentando. No olvidemos nunca el grandioso privilegio que se nos ha otorgado: participar del “producto” y ofrecerlo a otras personas mediante nuestro propio grito de alabanza.
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La mano de Jehová llega a estar elevadaLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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[Apartado de la página 285]
“Un cuerno grande” proclama libertad
Los dolores de Judá se intensifican en 607 a.E.C., cuando Jehová disciplina a su nación descarriada con el azote del exilio (léase Isaías 27:7-11). El error es demasiado grande para expiarlo con sacrificios animales. Así, como alguien que dispersa un rebaño de ovejas o cabras con “un grito espantador”, o esparce las hojas con un “soplo” de viento fuerte, Jehová expulsa a Israel de su tierra. De este modo, hasta algunos pueblos débiles, simbolizados por mujeres, pueden aprovecharse de lo que queda en el país.
Sin embargo, llegará el día en que Jehová libere del cautiverio a su pueblo, como un agricultor que, por así decirlo, libera las aceitunas prisioneras en los árboles. “En aquel día tiene que ocurrir que Jehová vareará el fruto, desde la corriente caudalosa del Río [Éufrates] hasta el valle torrencial de Egipto, y así ustedes mismos serán recogidos uno tras otro, oh hijos de Israel. Y en aquel día tiene que ocurrir que se tocará un cuerno grande, y los que estén pereciendo en la tierra de Asiria y los que estén dispersados en la tierra de Egipto ciertamente vendrán y se inclinarán ante Jehová en la montaña santa de Jerusalén.” (Isaías 27:12, 13.) Tras su victoria en 539 a.E.C., Ciro promulga un decreto con el que concede la libertad a todos los judíos de su imperio, lo que incluye a los que están en Asiria y en Egipto (Esdras 1:1-4). Es como si “un cuerno grande” emitiera, resonante, el himno de la libertad para el pueblo de Dios.
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