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Jehová ensalza a su Siervo MesiánicoLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
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¿Quién pondrá fe en estas buenas nuevas?
12. ¿Qué interesantes cuestiones suscitan las palabras de Isaías 53:1?
12 Tras referirse a la asombrosa transformación del Mesías —de estar ‘desfigurado’ a ser “ensalzado en gran manera”—, Isaías pregunta: “¿Quién ha puesto fe en la cosa oída por nosotros? Y en cuanto al brazo de Jehová, ¿a quién ha sido revelado?” (Isaías 53:1). Estas palabras suscitan interesantes cuestiones: ¿Se cumplirá la profecía? ¿Se revelará el “brazo de Jehová”, es decir, su facultad para ejercer poder, y hará que se realice la predicción de Isaías?
13. ¿Cómo indicó Pablo que la profecía de Isaías se cumplió en Jesús, pero qué respuesta hubo?
13 Sin ningún género de dudas, la respuesta es sí. En su carta a los Romanos, Pablo cita las palabras de Isaías para indicar que la profecía que este oyó y escribió se cumplió en Jesús, pues su glorificación tras los sufrimientos que soportó en la Tierra significó buenas nuevas. “Sin embargo —señala Pablo refiriéndose a los judíos incrédulos—, no todos obedecieron las buenas nuevas. Pues Isaías dice: ‘Jehová, ¿quién puso fe en la cosa oída de parte de nosotros?’. De modo que la fe sigue a lo oído. A su vez, lo oído es mediante la palabra acerca de Cristo.” (Romanos 10:16, 17.) Por desgracia, en los días del apóstol fueron pocos los que pusieron fe en las buenas nuevas respecto al Siervo de Dios. ¿Por qué?
14, 15. ¿Qué telón de fondo va a tener la llegada del Mesías a la Tierra?
14 La profecía pasa a explicar a los israelitas las razones de las preguntas recogidas en el versículo 1, y al hacerlo, aclara por qué muchos no aceptarían al Mesías: “Él subirá como una ramita delante de [un observador], y como una raíz de tierra árida. No tiene forma regia, ni ningún esplendor; y cuando lo veamos, no hay la apariencia que haría que lo deseáramos” (Isaías 53:2). He aquí el telón de fondo de la llegada del Mesías a la Tierra. Sus comienzos van a ser modestos, y quienes lo observen no creerán probable que vaya a convertirse en alguien importante. Se parecerá a una simple ramita, a un brote tierno que crece en el tronco o en la rama de un árbol. También se asemejará a una raíz sedienta en un terreno seco y poco fértil. Y no llegará con pompa y esplendor: ni llevará vestiduras de realeza ni brillantes diademas. Más bien, tendrá un principio humilde y sencillo.
15 Sin duda, una acertada descripción de los modestos comienzos de Jesús como ser humano. La virgen judía María lo dio a luz en un establo de un pequeño pueblo llamado Belénb (Lucas 2:7; Juan 7:42). Tanto ella como su esposo, José, eran pobres. Unos cuarenta días después del nacimiento de Jesús presentaron la ofrenda por el pecado estipulada para las personas de escasos recursos, “un par de tórtolas o dos pichones” (Lucas 2:24; Levítico 12:6-8). Más tarde se establecieron en Nazaret, donde Jesús creció en el seno de una familia numerosa, probablemente en circunstancias humildes (Mateo 13:55, 56).
16. ¿Por qué puede decirse que Jesús no tuvo “forma regia” ni “esplendor”?
16 Como ser humano, Jesús no parecía tener sus raíces en el terreno adecuado (Juan 1:46; 7:41, 52). Aunque era un hombre perfecto y descendiente del rey David, su humilde posición no le confería ninguna “forma regia” ni “esplendor”, por lo menos a los ojos de quienes esperaban que el Mesías procediera de una clase social más elevada. Instigados por los guías religiosos judíos, muchos no le hicieron caso y hasta lo despreciaron. Al final, las muchedumbres no vieron nada deseable en el perfecto Hijo de Dios (Mateo 27:11-26).
‘Despreciado y evitado por los hombres’
17. a) ¿Qué descripción comienza Isaías, y por qué escribe en tiempo pasado? b) ¿Quiénes ‘despreciaron’ y ‘evitaron’ a Jesús, y cómo lo hicieron?
17 Isaías comienza ahora una descripción detallada del concepto que se tendría del Mesías y de cómo se le trataría: “Fue despreciado y fue evitado por los hombres, un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con la enfermedad. Y hubo como si fuera el ocultar uno su rostro de nosotros. Fue despreciado, y lo consideramos como de ninguna importancia” (Isaías 53:3). Seguro de que sus palabras se harían realidad, Isaías escribe en pasado, como si ya se hubieran cumplido. ¿Fue Jesucristo despreciado y evitado por los hombres? ¡Desde luego! Aquellos caudillos religiosos santurrones y sus seguidores lo consideraron el más aborrecible de los seres humanos. Lo llamaron amigo de recaudadores de impuestos y rameras (Lucas 7:34, 37-39). Le escupieron en el rostro. Le dieron puñetazos y lo insultaron. Lo ridiculizaron y se burlaron de él (Mateo 26:67). Influidos por aquellos enemigos de la verdad, “los suyos no lo recibieron” (Juan 1:10, 11).
18. Puesto que Jesús nunca tuvo problemas de salud, ¿en qué sentido fue “un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con la enfermedad”?
18 Puesto que era perfecto, Jesús nunca tuvo problemas de salud. Aun así, fue “un hombre que era para dolores y para estar familiarizado con la enfermedad”. No es que él tuviera dolores y afecciones. Más bien, vino desde el cielo a un mundo enfermo. Vivió en medio de padecimientos y angustias, pero no rehuyó a quienes sufrían en sentido físico o espiritual. Al igual que un doctor afectuoso, se familiarizó íntimamente con el dolor de quienes lo rodeaban. Es más, hizo lo que ningún médico puede hacer (Lucas 5:27-32).
19. ¿El rostro de quién quedó ‘oculto’, y cómo demostraron los enemigos de Jesús que ‘lo consideraban como de ninguna importancia’?
19 Pero los enemigos de Jesús estimaron que el enfermo era él, y se negaron a mirarlo con simpatía. Su rostro quedó ‘oculto’ de la vista, pero no porque él lo escondiera. Al traducir Isaías 53:3, la Versión Moderna (1966) emplea la frase “uno de quien se aparta la vista”. Sus adversarios lo consideraron tan detestable que, en realidad, se apartaron de él como si fuera demasiado repugnante para mirarlo. Según ellos, su valor equivalía meramente al precio de un esclavo (Éxodo 21:32; Mateo 26:14-16). Prefirieron a Barrabás, un asesino, antes que a él (Lucas 23:18-25). ¿Qué más podrían haber hecho para demostrar su desprecio por Jesús?
20. ¿Qué consuelo brindan las palabras de Isaías al pueblo de Jehová de la actualidad?
20 Las palabras de Isaías consuelan mucho a los siervos de Jehová de la actualidad. Puede que, en ocasiones, los opositores desprecien a quienes adoran fielmente a Dios o los traten como si no tuvieran importancia. Sin embargo, al igual que en el caso de Jesús, lo que cuenta es cómo nos considera Jehová Dios. Al fin y al cabo, el que aquellos hombres ‘consideraran como de ninguna importancia’ a Jesús no alteró la gran estima en que Dios lo tenía.
‘Traspasado por nuestra transgresión’
21, 22. a) ¿Qué llevó el Mesías por otras personas? b) ¿Qué opinaron muchos respecto al Mesías, y qué culminación tuvieron sus sufrimientos?
21 ¿Por qué tuvo que sufrir y morir el Mesías? Isaías explica: “Verdaderamente nuestras enfermedades fueron las que él mismo llevó; y en cuanto a nuestros dolores, él los cargó. Pero nosotros mismos lo consideramos como plagado, golpeado por Dios y afligido. Pero a él se le estuvo traspasando por nuestra transgresión; se le estuvo aplastando por nuestros errores. El castigo que era para nuestra paz estuvo sobre él, y a causa de sus heridas ha habido una curación para nosotros. Como ovejas todos nosotros hemos andado errantes; cada cual a su propio camino nos hemos dirigido; y Jehová mismo ha hecho que el error de todos nosotros se encuentre con aquel” (Isaías 53:4-6).
22 El Mesías llevó las enfermedades y los dolores de otras personas. Por así decirlo, colocó las cargas de ellas sobre sus propios hombros y las acarreó. Y dado que la enfermedad y el dolor son producto de la condición pecaminosa de la humanidad, el Mesías llevó los pecados de los demás. Muchos no comprendieron la razón de sus padecimientos, e incluso creyeron que Dios lo estaba castigando, plagándolo con una dolencia repugnante.c Los sufrimientos del Mesías culminaron al ser traspasado, aplastado y herido, términos impactantes que denotan una muerte violenta y dolorosa. Sin embargo, esta tiene un poder expiatorio, pues sienta la base para el recobro de cuantos vagan en las sendas del error y el pecado, ayudándolos a hallar paz con Dios.
23. ¿En qué sentido llevó Jesús los sufrimientos ajenos?
23 ¿En qué sentido llevó Jesús los sufrimientos ajenos? El Evangelio de Mateo cita de Isaías 53:4 en el siguiente pasaje: “La gente le trajo muchos endemoniados; y con una palabra él expulsó a los espíritus, y curó a todos los que se sentían mal; para que se cumpliera lo que se había hablado mediante Isaías el profeta, que dijo: ‘Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias’” (Mateo 8:16, 17). Al devolver la salud a los que acudieron a él con diversas enfermedades, Jesús cargó en realidad con el sufrimiento de ellos. Además, tales curaciones le restaban vitalidad (Lucas 8:43-48). Por su capacidad para sanar todo tipo de dolencias, tanto físicas como espirituales, demostró que estaba facultado para limpiar los pecados de la gente (Mateo 9:2-8).
24. a) ¿Por qué creyeron muchos que Dios había “plagado” a Jesús? b) ¿Por qué sufrió y murió Jesús?
24 Aun así, muchos creyeron que Dios había “plagado” a Jesús, pues sufrió por instigación de dirigentes religiosos respetados. Recordemos, no obstante, que sus padecimientos no se debieron a pecados propios. “Cristo sufrió por ustedes —señaló Pedro—, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. Él mismo cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que acabáramos con los pecados y viviéramos a la justicia. Y ‘por sus heridas ustedes fueron sanados’.” (1 Pedro 2:21, 22, 24.) Hubo un tiempo en que todos los seres humanos estaban perdidos en el pecado y “como ovejas, andaban descarriados” (1 Pedro 2:25). Pero Jehová nos redimió mediante Jesús de nuestra condición pecaminosa. Hizo que nuestro error ‘se encontrara con él’, que recayera sobre él. Jesús, que no cometió ningún pecado, aceptó de buena gana la pena correspondiente a los nuestros. Sin merecerlo, sufrió una muerte ignominiosa en un madero, y así hizo posible que nos reconciliáramos con Dios.
‘Dejó que se le afligiera’
25. ¿Cómo sabemos que el Mesías estuvo dispuesto a sufrir y morir?
25 ¿Estuvo dispuesto el Mesías a sufrir y morir? Dice Isaías: “Estuvo en severa estrechez, y él fue dejando que se le afligiera; no obstante, no abría la boca. Se le fue llevando justamente como una oveja a la degollación; y, como una oveja que delante de sus esquiladores ha enmudecido, él igualmente no abría la boca” (Isaías 53:7). La última noche de su vida, Jesús pudo haber hecho que “más de doce legiones de ángeles” acudieran en su ayuda. Sin embargo, señaló: “En tal caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras en el sentido de que tiene que suceder de esta manera?” (Mateo 26:53, 54). “El Cordero de Dios” no ofreció ninguna resistencia (Juan 1:29). Cuando los sacerdotes principales y los ancianos lo acusaron falsamente ante Pilato, Jesús ‘no contestó’ (Mateo 27:11-14). No quería decir nada que pudiera estorbar el cumplimiento de la voluntad de Dios en cuanto a él. Jesús estuvo dispuesto a morir como un Cordero propiciatorio, plenamente consciente de que así redimiría del pecado, la enfermedad y la muerte a los seres humanos fieles.
26. ¿En qué sentido trataron a Jesús con “restricción” sus opositores?
26 Isaías da ahora más pormenores respecto al sufrimiento y la humillación del Mesías. El profeta escribe: “A causa de restricción y de juicio fue quitado; y ¿quién se preocupará siquiera con los detalles de su generación? Pues fue cortado de la tierra de los vivientes. A causa de la transgresión de mi pueblo sufrió la herida” (Isaías 53:8). Cuando Jesús cayó por fin en manos de sus enemigos, aquellos opositores religiosos lo trataron con “restricción”. No es que se contuvieran de expresar su odio, sino que restringieron la justicia, es decir, la obstruyeron. La Septuaginta griega emplea en Isaías 53:8 el término humillación en vez de restricción. Los enemigos de Jesús lo humillaron al negarle el trato justo al que incluso los delincuentes comunes tenían derecho. El juicio de Jesús no fue más que una farsa. ¿Qué nos lleva a esta conclusión?
27. ¿Qué reglas pasaron por alto los líderes religiosos que dirigieron el juicio de Jesús, y de qué maneras quebrantaron la Ley de Dios?
27 Decididos a librarse de Jesús, los guías religiosos judíos rompieron sus propias reglas. Según la tradición, el Sanedrín no podía juzgar en la casa del sumo sacerdote las ofensas cuyo castigo era la muerte, sino únicamente en la sala de las piedras talladas, situada en el recinto del templo. Tales juicios debían celebrarse de día, no después del anochecer, y si el veredicto era de culpabilidad, tenía que anunciarse al día siguiente de concluir la audiencia. Por consiguiente, no se procesaba a nadie en la víspera de un sábado o de una fiesta. En el juicio de Jesús se pasaron por alto todas estas normas (Mateo 26:57-68). Peor aún, los caudillos religiosos quebrantaron de manera flagrante la Ley de Dios. Por ejemplo, recurrieron al soborno para capturar a Jesús (Deuteronomio 16:19; Lucas 22:2-6). Dieron crédito a testigos falsos (Éxodo 20:16; Marcos 14:55, 56). Y además, conspiraron para poner en libertad a un asesino, por lo que acarrearon culpa de sangre tanto a sí mismos como a su tierra (Números 35:31-34; Deuteronomio 19:11-13; Lucas 23:16-25). De modo que no hubo ningún verdadero “juicio”, ningún proceso justo que condujera a un veredicto acertado e imparcial.
28. ¿De qué hicieron caso omiso los enemigos de Jesús?
28 ¿Investigaron los enemigos de Jesús la verdadera identidad del hombre al que juzgaban? Isaías formula una pregunta similar: “¿Quién se preocupará siquiera con los detalles de su generación?”. El término generación puede referirse al linaje, a los antecedentes de una persona. Cuando el Sanedrín juzgó a Jesús, sus miembros hicieron caso omiso de sus antecedentes, es decir, que cumplía los requisitos para ser el Mesías prometido. Más bien, lo acusaron de blasfemia y declararon que merecía ser ejecutado (Marcos 14:64). Después, el gobernador romano Poncio Pilato cedió a la presión y lo sentenció a morir en un madero (Lucas 23:13-25). Así que Jesús “fue cortado” en la flor de la vida, cuando solo contaba treinta y tres años y medio.
29. ¿Por qué puede decirse que la sepultura de Jesús estuvo “con los inicuos” y “con la clase rica”?
29 Tocante al fallecimiento y entierro del Mesías, Isaías pasa a escribir: “Hará su sepultura hasta con los inicuos, y con la clase rica en su muerte, a pesar de que no había hecho violencia y no hubo engaño en su boca” (Isaías 53:9). ¿En qué sentido estuvo Jesús tanto con los inicuos como con los ricos en su muerte y sepultura? El 14 de Nisán del año 33 E.C. expiró en un madero de ejecución fuera de las murallas de Jerusalén. Puesto que lo ajusticiaron entre dos malhechores, puede decirse que, en cierto sentido, su tumba estuvo con los inicuos (Lucas 23:33). Ahora bien, cuando Jesús murió, un hombre rico de Arimatea llamado José cobró valor y pidió permiso a Pilato para bajar el cadáver y darle sepultura. Junto con Nicodemo, José preparó el cuerpo para el entierro y luego lo colocó en una tumba recién excavada que poseía (Mateo 27:57-60; Juan 19:38-42). De esta forma, la sepultura de Jesús también estuvo con la clase rica.
‘Jehová se deleitó en aplastarlo’
30. ¿En qué sentido se deleitó Jehová en aplastar a Jesús?
30 A continuación, Isaías dice algo sorprendente: “Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo enfermó. Si pones su alma como ofrenda por la culpa, él verá su prole, prolongará sus días, y en su mano lo que es el deleite de Jehová tendrá éxito. A causa del penoso afán de su alma él verá, quedará satisfecho. Por medio de su conocimiento el justo, mi siervo, traerá una posición de justos a muchas personas; y él mismo cargará los errores de ellas” (Isaías 53:10, 11). ¿Cómo es posible que Jehová se deleitara en ver a su fiel siervo aplastado? Está claro que no fue él quien causó el sufrimiento de su querido Hijo. Sobre los enemigos de Jesús recayó toda la responsabilidad por lo que le hicieron. Pero Jehová permitió aquel trato cruel (Juan 19:11). ¿Por qué razón? Sin duda, al Dios de la empatía y de la tierna compasión le dolió ver cómo padecía su Hijo aunque era inocente (Isaías 63:9; Lucas 1:77, 78). Es obvio que Jehová no estaba disgustado en modo alguno con Jesús. Aun así, se deleitó en que su Hijo estuviera dispuesto a sufrir, debido a todas las bendiciones que de ello resultarían.
31. a) ¿En qué sentido consideró Jehová el alma de Jesús como una “ofrenda por la culpa”? b) Después de todas las angustias que Jesús soportó como ser humano, ¿qué debe causarle una gran satisfacción?
31 Por un lado, Jehová consideró el alma de Jesús una “ofrenda por la culpa”. Cuando este ascendió al cielo, entró ante la presencia de Jehová llevando como ofrenda por la culpa el mérito del sacrificio de su vida humana, y a Dios le complació aceptarla en favor de toda la humanidad (Hebreos 9:24; 10:5-14). Mediante dicha ofrenda, Jesús llegó a tener “prole”, pues se convirtió en un “Padre Eterno” que puede dar vida —vida eterna— a cuantos ejercen fe en su sangre derramada (Isaías 9:6). Después de todas las angustias que Jesús soportó en su condición de alma humana, debe causarle una gran satisfacción la perspectiva de liberar a la humanidad del pecado y la muerte. Claro está, más gratificante aún debe resultarle saber que su integridad proporcionó a su Padre celestial una respuesta a las provocaciones de Su gran adversario, Satanás el Diablo (Proverbios 27:11).
32. ¿Por medio de qué “conocimiento” eleva Jesús a “una posición de justos a muchas personas”, y quiénes reciben tal distinción?
32 Otra bendición que se logró por la muerte de Jesús es que, incluso ahora, él eleva a “una posición de justos a muchas personas”. Según Isaías, lo hace “por medio de su conocimiento”, al parecer el que adquirió al llegar a ser un hombre y sufrir injustamente por su obediencia a Dios (Hebreos 4:15). Puesto que los padecimientos de Jesús llegaron al extremo de causarle la muerte, pudo proporcionar el sacrificio requerido para ayudar a los seres humanos a conseguir una posición de justos. ¿Quiénes reciben tal distinción? En primer lugar, sus discípulos ungidos. Por su fe en el mencionado sacrificio, Jehová los declara justos con el propósito de adoptarlos como hijos y hacerlos coherederos con Jesús (Romanos 5:19; 8:16, 17). Y después, “una gran muchedumbre” de “otras ovejas” ponen fe en la sangre derramada de este y gozan de una posición de justos con la perspectiva de ser amigos de Dios y supervivientes del Armagedón (Revelación 7:9; 16:14, 16; Juan 10:16; Santiago 2:23, 25).
33, 34. a) ¿Qué enseñanza en cuanto a Jehová resulta alentadora? b) ¿Quiénes son “los muchos” entre los que el Siervo Mesiánico recibe “una porción”?
33 Isaías concluye hablando de los triunfos del Mesías: “Por esa razón le daré una porción entre los muchos, y será con los poderosos con quienes él repartirá proporcionalmente el despojo, debido a que derramó su alma hasta la mismísima muerte, y con los transgresores fue contado; y él mismo llevó el mismísimo pecado de muchas personas, y por los transgresores procedió a interponerse” (Isaías 53:12).
34 Las palabras finales de esta sección de las profecías de Isaías encierran una enseñanza alentadora: Jehová valora a los que le son fieles. Esto se desprende de la promesa de que ‘daría’ al Siervo Mesiánico “una porción entre los muchos”. Parece que esta expresión alude a la costumbre de dividir el despojo, o botín, de guerra. Jehová aprecia la lealtad de “los muchos” fieles de la antigüedad, como Noé, Abrahán o Job, y les ha reservado “una porción” en su venidero nuevo mundo (Hebreos 11:13-16). De igual modo, otorgará una porción a su Siervo Mesiánico. Ciertamente, no dejará su integridad sin recompensa. Nosotros asimismo podemos estar seguros de que Jehová no ‘olvidará nuestra obra y el amor que mostramos para con su nombre’ (Hebreos 6:10).
35. ¿Quiénes son “los poderosos” con quienes Jesús comparte el botín, y qué incluye este?
35 El Siervo de Dios también obtendrá un botín de guerra cuando derrote a sus enemigos, botín que compartirá con “los poderosos”. ¿Quiénes resultan ser estos en el cumplimiento de la profecía? Son los primeros discípulos de Jesús en vencer al mundo tal como él lo hizo, es decir, los 144.000 ciudadanos del “Israel de Dios” (Gálatas 6:16; Juan 16:33; Revelación 3:21; 14:1). ¿Qué es, entonces, el botín, o despojo? Al parecer incluye las “dádivas en hombres” que Jesús arrebata del control de Satanás, por así decirlo, para entregarlas a la congregación cristiana (Efesios 4:8-12). Los 144.000 “poderosos” reciben una porción de otro botín más. Por su victoria sobre el mundo, despojan a Satanás de toda base para desafiar a Dios con escarnio. Con su devoción inquebrantable, ensalzan a Jehová y regocijan su corazón.
36. ¿Sabía Jesús que estaba cumpliendo la profecía relativa al Siervo de Dios? Explique.
36 Jesús sabía que estaba cumpliendo la profecía relativa al Siervo de Dios. La noche de su arresto citó las palabras de Isaías 53:12 y las aplicó a sí mismo: “Les digo que esto que está escrito tiene que realizarse en mí, a saber: ‘Y fue contado con los desaforados’. Porque lo que tiene que ver conmigo está realizándose” (Lucas 22:36, 37). Lamentablemente, a Jesús de veras lo trataron como a un desaforado. Lo ejecutaron como a un delincuente, clavándolo a un madero entre dos salteadores (Marcos 15:27). Aun así soportó todo ese oprobio, plenamente consciente de que con ello intercedía por nosotros. En realidad, se interpuso entre los pecadores y el azote de la pena de muerte, de modo que fue él quien recibió el golpe.
37. a) ¿A qué conclusión nos permite llegar el relato histórico de la vida y la muerte de Jesús? b) ¿Por qué debemos sentirnos agradecidos a Jehová Dios y a Jesucristo, su Siervo ensalzado?
37 El relato histórico de la vida y la muerte de Jesús nos permite llegar a una conclusión inequívoca: Jesucristo es el Siervo Mesiánico de la profecía de Isaías. Verdaderamente, debemos sentirnos muy agradecidos a Jehová, pues permitió con gusto que su querido Hijo desempeñara el papel profético del Siervo, que sufriera y muriera para redimirnos del pecado y la muerte. Romanos 5:8 resalta el gran amor que nos demostró: “Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Y también deberíamos rebosar de agradecimiento hacia Jesucristo, el ensalzado Siervo que de buena gana derramó su alma hasta la mismísima muerte.
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Isa. 53:1 No creyeron Juan 12:37, 38;
en él Rom. 10:11, 16, 17
Isa. 53:4 Llevó nuestras Mat. 8:16, 17;
enfermedades Luc. 8:43-48
Isa. 53:5 Traspasado Juan 19:34
Isa. 53:6 Sufrió por los 1 Ped. 2:21-25
pecados ajenos
Isa. 53:7 Se quedó Mat. 27:11-14;
callado y no se Mar. 14:60, 61;
quejó ante sus Hech. 8:32, 35
acusadores
Isa. 53:8 Juzgado y Mat. 26:57-68; 27:1, 2,
condenado Mat. 27:11-26;
injustamente Juan 18:12-14, 19-24,
Isa. 53:9 Enterrado con Mat. 27:57-60;
los ricos Juan 19:38-42
Isa. 53:11 Abrió el camino Rom. 5:18, 19;
para que muchos 1 Ped. 2:24;
obtuvieran una Rev. 7:14
posición de
justos
Isa. 53:12 Contado con Mat. 26:55, 56; 27:38;
los pecadores Luc. 22:36, 37
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[Ilustración de la página 203]
‘Fue despreciado por los hombres’
[Ilustración de la página 206]
“No abría la boca”
[Reconocimiento]
Detalle de “Ecce Homo”, de Antonio Ciseri
[Ilustración de la página 211]
“Derramó su alma hasta la mismísima muerte”
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