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Se alza la casa de JehováLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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Capítulo 4
Se alza la casa de Jehová
1, 2. ¿Qué cita aparece grabada en un muro de la plaza de las Naciones Unidas, y cuál es su origen?
“VOLVERÁN sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” Así se traducen las palabras grabadas en un muro de la plaza de las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York. Durante décadas no se indicó la procedencia de la cita, y ya que el objetivo de la ONU es trabajar en favor de la paz mundial, era fácil atribuirla a quienes en 1945 fundaron dicha organización.
2 Sin embargo, en 1975 se cinceló el nombre de Isaías en el muro, al pie de la cita, y así se puso de manifiesto que esas palabras no tenían origen moderno. De hecho, constituyen una profecía que, escrita hace más de dos mil setecientos años, se halla en lo que hoy es el capítulo segundo del libro de Isaías. Durante milenios, los amantes de la paz se han preguntado cómo y cuándo ocurrirían los sucesos que predijo el profeta. Eso ya no es preciso. Ahora vemos con nuestros propios ojos el extraordinario cumplimiento de esta antigua profecía.
3. ¿Quiénes constituyen las naciones que baten sus espadas en rejas de arado?
3 ¿Qué naciones vuelven sus espadas en rejas de arado? Está claro que no se trata de las naciones y gobiernos políticos de tiempos modernos. Hasta ahora esas naciones han fabricado armas (“espadas”) tanto para guerrear como para preservar “la paz” mediante el uso de la fuerza. En realidad, su tendencia siempre ha sido la de convertir los arados en espadas. La profecía de Isaías se cumple en representantes de todas las naciones, en personas que adoran a Jehová, “el Dios de la paz” (Filipenses 4:9).
Las naciones que afluyen a la adoración pura
4, 5. ¿Qué predicen los primeros versículos del capítulo 2 de Isaías, y cómo se recalca la fiabilidad de esas palabras?
4 El capítulo 2 de Isaías comienza con estas palabras: “La cosa que Isaías el hijo de Amoz contempló en visión acerca de Judá y Jerusalén: Y en la parte final de los días tiene que suceder que la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir todas las naciones” (Isaías 2:1, 2).
5 Observemos que la profecía no es una simple conjetura, pues a Isaías se le ordena que escriba lo que sin falta “tiene que suceder”. Todo lo que Jehová se propone tiene “éxito seguro” (Isaías 55:11). Probablemente a fin de recalcar la fiabilidad de su promesa, Dios inspiró al profeta Miqueas, contemporáneo de Isaías, para que escribiera en su libro la misma profecía que se halla en Isaías 2:2-4 (Miqueas 4:1-3).
6. ¿Cuándo se cumple la profecía de Isaías?
6 ¿Cuándo se habría de cumplir la profecía de Isaías? “En la parte final de los días” o, como dice la Nueva Versión Internacional, “en los últimos días”. En las Escrituras Griegas Cristianas se predijeron distintos rasgos que marcarían este período, entre ellos guerras, terremotos, pestes, escasez de alimentos y “tiempos críticos, difíciles de manejar”a (2 Timoteo 3:1-5; Lucas 21:10, 11). El cumplimiento de estas profecías aporta muchas pruebas de que estamos viviendo “en la parte final de los días”, en los últimos días del presente sistema mundial. Es lógico, pues, que esperemos ver en nuestro tiempo la realización de lo que predijo Isaías.
Una montaña en la que adorar
7. ¿Qué cuadro profético pinta Isaías?
7 Isaías pinta en pocas palabras un gráfico cuadro profético. Vemos una montaña encumbrada en cuya cima se alza una casa gloriosa, el templo de Jehová. La montaña se eleva por encima de los montes y colinas circundantes. Aun así, su apariencia no es amenazadora o intimidatoria, sino atrayente. Hay personas de todas las naciones que anhelan ascender a la montaña de la casa de Jehová, que afluyen a ella. Es fácil visualizar el cuadro, pero ¿qué significa?
8. a) ¿A qué están vinculadas las colinas y las montañas en el tiempo de Isaías? b) ¿Qué representa la afluencia de las naciones a “la montaña de la casa de Jehová”?
8 En el tiempo de Isaías, las colinas y las montañas suelen estar vinculadas a la adoración. Muchas de ellas son lugares de culto idolátrico y santuarios de dioses falsos (Deuteronomio 12:2; Jeremías 3:6). Sin embargo, la casa de Jehová, su templo, adorna en Jerusalén la cima del monte Moria. Los israelitas fieles viajan a esta ciudad tres veces al año y suben al monte Moria para adorar al Dios verdadero (Deuteronomio 16:16). Por tanto, la afluencia de las naciones a “la montaña de la casa de Jehová” representa que personas de muchos pueblos se congregarían en torno a la adoración verdadera.
9. ¿Qué representa “la montaña de la casa de Jehová”?
9 Hoy en día, el pueblo de Dios no se reúne en una montaña literal sobre la que se alce un templo de piedra. El templo de Jehová que estaba en Jerusalén sufrió destrucción a manos de los ejércitos romanos en el año 70 E.C. Además, el apóstol Pablo aclaró que tanto aquel templo como el tabernáculo que lo precedió eran representativos. Prefiguraron una realidad espiritual y más grandiosa, “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre” (Hebreos 8:2). Esta tienda espiritual es la provisión para acercarse a Jehová a fin de adorarlo, y se basa en el sacrificio de rescate de Jesucristo (Hebreos 9:2-10, 23). En armonía con este hecho, “la montaña de la casa de Jehová” mencionada en Isaías 2:2 representa la adoración pura y ensalzada de Jehová en nuestro tiempo. Quienes la abrazan no se congregan en ningún lugar geográfico; es la adoración a Dios lo que los une.
Se pone en alto la adoración pura
10, 11. ¿En qué sentido se ha puesto en alto en nuestros días la adoración de Jehová?
10 Según el profeta, “la montaña de la casa de Jehová”, es decir, la adoración pura, llegaría a estar “firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas” y sería “alzada por encima de las colinas”. Mucho antes de que Isaías viviera, el rey David llevó el arca del pacto a Jerusalén, al monte Sión, situado a 760 metros sobre el nivel del mar, donde permaneció hasta que, una vez terminado el templo sobre el monte Moria, la trasladaron allí (2 Samuel 5:7; 6:14-19; 2 Crónicas 3:1; 5:1-10). Por consiguiente, en tiempos de Isaías el arca sagrada ya se había puesto literalmente en alto y colocado en el templo, en un lugar más elevado que las numerosas colinas de los alrededores en las que se adoraba a dioses falsos.
11 Claro está, en sentido espiritual la adoración de Jehová siempre ha sido superior a las prácticas religiosas de quienes sirven a dioses falsos. Sin embargo, en nuestros días Jehová ha ensalzado su adoración hasta los cielos, por encima de toda forma de adoración inmunda, sí, muy por encima de todas “las colinas” y de “la cumbre de las montañas”. ¿Cómo lo ha hecho? En buena medida, reuniendo a cuantos desean adorarlo “con espíritu y con verdad” (Juan 4:23).
12. ¿Quiénes son “los hijos del reino”, y qué recolección ha tenido lugar?
12 Cristo Jesús asemejó “una conclusión de un sistema de cosas” a un tiempo de siega en el que los ángeles juntarían a “los hijos del reino”, es decir, a quienes abrigan la esperanza de gobernar con Jesús en gloria celestial (Mateo 13:36-43). Desde 1919, Jehová ha autorizado a “los restantes” de esos hijos para que colaboren con los ángeles en la siega (Revelación [Apocalipsis] 12:17). De modo que primero se reúne a “los hijos del reino”, los hermanos ungidos de Jesús, y luego estos participan en otra obra de recolección.
13. ¿Cómo ha bendecido Jehová al resto ungido?
13 En este tiempo de siega, Jehová ha ayudado progresivamente al resto ungido a entender y poner por obra su Palabra, la Biblia, lo que también ha contribuido a ensalzar la adoración pura. Mientras que “la oscuridad misma [cubre] la tierra, y densas tinieblas a los grupos nacionales”, los ungidos “resplandecen como iluminadores” entre la humanidad, pues Jehová los ha limpiado y refinado (Isaías 60:2; Filipenses 2:15). “[Llenos] del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual”, estos ungidos por espíritu “[resplandecen] tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre” (Colosenses 1:9; Mateo 13:43).
14, 15. ¿Quiénes son recogidos además de “los hijos del reino”, y cómo lo predijo Ageo?
14 Además de ellos, otras personas han afluido a “la montaña de la casa de Jehová”. Jesús las llamó sus “otras ovejas”, y tienen la esperanza de vivir para siempre en un paraíso terrestre (Juan 10:16; Revelación 21:3, 4). A partir de los años treinta, afluyeron primero por miles, luego por cientos de miles y ahora por millones. En una visión que tuvo el apóstol Juan constituían “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” (Revelación 7:9).
15 El profeta Ageo predijo la formación de esta gran muchedumbre cuando escribió: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Todavía una vez —es poco tiempo— y voy a mecer los cielos y la tierra y el mar y el suelo seco. Y ciertamente meceré todas las naciones, y las cosas deseables de todas las naciones [aquellos que se unen a los cristianos ungidos en la adoración pura] tienen que entrar; y ciertamente llenaré de gloria esta casa’, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Ageo 2:6, 7). La existencia de esta creciente “gran muchedumbre” y de sus compañeros ungidos pone en alto, sí, glorifica, la adoración pura que se rinde en la casa de Jehová. La historia muestra que jamás ha habido tantos seres humanos unidos en la adoración del Dios verdadero, y ese hecho da gloria a Jehová y a su Rey entronizado, Jesucristo, pues como escribió el rey Salomón, “en la multitud de pueblo está el adorno del rey” (Proverbios 14:28).
La vida de muchas personas ensalza la adoración a Dios
16-18. ¿Qué cambios han efectuado algunas personas a fin de adorar a Jehová de forma grata a Sus ojos?
16 Aunque a Jehová le corresponde todo el mérito por el ensalzamiento de la adoración pura en nuestros días, quienes se acercan a él tienen el privilegio de cooperar en esa labor. Tal como subir a una montaña requiere esfuerzo, también lo requiere aprender las justas normas divinas y vivir en conformidad con ellas. Igual que los cristianos del siglo primero, los siervos de Dios de la actualidad han dejado atrás estilos de vida y prácticas que son incompatibles con la adoración verdadera. Fornicadores, idólatras, adúlteros, ladrones, avarientos y borrachos, entre otros, han cambiado y “han sido lavados” a los ojos de Dios (1 Corintios 6:9-11).
17 Es representativa la experiencia de una joven que escribió: “Estaba perdida y sin esperanzas. Llevaba una vida de inmoralidad y borracheras. Contraje varias enfermedades de transmisión sexual. También vendía drogas, y sencillamente no me importaba nada”. Tras estudiar la Biblia, efectuó notables cambios a fin de ajustarse a las normas de Dios. Luego añadió: “Ahora tengo serenidad, autoestima, una esperanza para el futuro, una verdadera familia y, lo mejor de todo, una relación con nuestro Padre, Jehová”.
18 Aun después de alcanzar una condición aprobada ante Jehová, hay que seguir ensalzando la adoración pura poniéndola en un lugar preferente en la vida. Hace miles de años, Jehová expresó por medio de Isaías su confianza en que hoy habría multitud de seres humanos deseosos de hacer de la adoración a Dios lo más importante de su vida. ¿Es usted uno de ellos?
Un pueblo al que se le enseña el camino de Jehová
19, 20. ¿Qué se enseña al pueblo de Dios, y dónde?
19 Isaías amplía la información sobre los que hoy en día abrazan la adoración pura: “Muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas’. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isaías 2:3).
20 Jehová no deja a sus siervos vagar como ovejas perdidas, sino que mediante la Biblia y publicaciones basadas en ella les imparte su “ley” y su “palabra” a fin de que aprendan sus caminos. Este conocimiento los prepara para ‘andar en sus sendas’. Impulsados por un corazón rebosante de agradecimiento, y en conformidad con las instrucciones divinas, hablan entre sí de los caminos de Jehová. Se reúnen en asambleas grandes y en grupos más pequeños —en Salones del Reino y hogares particulares— a fin de escuchar y aprender cuáles son los caminos de Dios (Deuteronomio 31:12, 13). De ese modo siguen el ejemplo de los primeros cristianos, quienes se reunían para animarse e incitarse unos a otros a abundar en el “amor y [...] las obras excelentes” (Hebreos 10:24, 25).
21. ¿En qué obra colaboran los siervos de Jehová?
21 También invitan a otras personas a ‘subir’ a la ensalzada adoración de Jehová Dios, lo que encaja a la perfección con la comisión que Jesús dio a sus discípulos poco antes de ascender al cielo. Él les dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20). En obediencia a este mandato, y con el respaldo divino, los testigos de Jehová van por toda la Tierra enseñando, haciendo discípulos y bautizándolos.
Espadas en rejas de arado
22, 23. ¿Qué predice Isaías 2:4, y qué dijo al respecto una autoridad de la ONU?
22 Ahora llegamos al versículo siguiente, parte del cual se halla inscrito en el muro de la plaza de la ONU. Isaías escribe: “Él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías 2:4).
23 Este no sería un logro cualquiera. Federico Mayor, director general de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), dijo en cierta ocasión: “Todas las perversidades de la guerra, tan patentes hoy gracias a los aparatos audiovisuales, no parecen capaces de detener la gigantesca maquinaria bélica puesta en pie y alimentada durante siglos y siglos. Corresponde a las generaciones presentes la casi imposible tarea bíblica de ‘transformar las lanzas en arados’ y transitar desde un instinto de guerra —forjado desde el origen de los tiempos— a una conciencia de paz. Sería el mejor y más noble acto que la ‘aldea global’ podría realizar. El mejor obsequio a nuestros descendientes”.
24, 25. ¿En quiénes se cumplen las palabras de Isaías, y cómo?
24 Las naciones en conjunto nunca lograrán ese noble objetivo. Sencillamente está fuera de su alcance. Las palabras de Isaías se cumplen en individuos de muchas naciones, unidos en la adoración pura. Jehová ha ‘enderezado los asuntos’ entre ellos. Ha enseñado a su pueblo a vivir en paz unos con otros. En efecto, en un mundo dividido y desgarrado por la contienda, sus siervos han batido figurativamente sus “espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas”. ¿Cómo lo consiguen?
25 Por un lado, no toman partido en las guerras de las naciones. Poco antes de la muerte de Jesús, unos hombres armados se dispusieron a arrestarlo. Cuando Pedro blandió una espada en defensa de su Maestro, Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mateo 26:52). Desde entonces, quienes siguen las pisadas de Jesús han batido sus espadas en rejas de arado y se han negado a tomar las armas para matar a su prójimo, así como a apoyar de otras maneras las actividades bélicas. “[Siguen] tras la paz con todos.” (Hebreos 12:14.)
Sigamos los caminos de la paz
26, 27. ¿Cómo ‘busca la paz y sigue tras ella’ el pueblo de Dios? Dé un ejemplo.
26 La paz del pueblo de Dios implica mucho más que su negativa a intervenir en las guerras. Aunque quienes lo integran se hallan en más de doscientos treinta países y representan innumerables lenguas y culturas, disfrutan de paz entre sí. En ellos se observa un cumplimiento moderno de las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos en el siglo primero: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). Los cristianos de la actualidad son “pacificadores” (Mateo 5:9, nota). ‘Buscan la paz y siguen tras ella.’ (1 Pedro 3:11.) Además, los sostiene Jehová, “el Dios que da paz” (Romanos 15:33).
27 Entre quienes han aprendido a ser pacificadores hay ejemplos asombrosos. Un joven escribe respecto a su niñez: “Las experiencias difíciles me enseñaron a defenderme. Me hicieron agresivo, y estaba resentido con la vida. Siempre acababa enzarzándome en alguna pelea. Cada día luchaba con un muchacho distinto del vecindario, unas veces con los puños y otras con piedras o botellas. Crecí siendo muy violento”. Con el tiempo, sin embargo, este joven aceptó la invitación de acudir a “la montaña de la casa de Jehová”; aprendió los caminos divinos y se convirtió en un pacífico siervo de Dios.
28. ¿Qué pueden hacer los cristianos para seguir tras la paz?
28 La mayoría de los que sirven a Jehová no proceden de un entorno tan violento, pero incluso en detalles relativamente pequeños, como manifestaciones de bondad, perdón y empatía, procuran fomentar la paz con el prójimo. Aunque son imperfectos, tratan de seguir el consejo bíblico de continuar “soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro” (Colosenses 3:13).
Un futuro de paz
29, 30. ¿Qué futuro le espera a la Tierra?
29 Jehová ha efectuado algo maravilloso en esta “parte final de los días”. De todas las naciones ha reunido a personas que desean servirle y les ha enseñado a andar en sus caminos, en los caminos de la paz. Estas son las personas que sobrevivirán a la venidera “gran tribulación” y entrarán en un nuevo mundo pacífico en el que la guerra se habrá eliminado para siempre (Revelación 7:14).
30 Las espadas —las armas— ya no existirán. Acerca de ese tiempo, el salmista escribió: “Vengan, contemplen las actividades de Jehová, como ha establecido acontecimientos pasmosos en la tierra. Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego” (Salmo 46:8, 9). Ante tales perspectivas, la siguiente exhortación de Isaías es tan oportuna hoy como cuando la puso por escrito: “Oh hombres de la casa de Jacob, vengan y andemos a la luz de Jehová” (Isaías 2:5). Sí, que la luz de Jehová ilumine ahora nuestra senda, para que andemos en sus caminos por toda la eternidad (Miqueas 4:5).
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Jehová humilla a los que se ensalzanLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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Capítulo 5
Jehová humilla a los que se ensalzan
1, 2. ¿Por qué es de interés para nosotros el mensaje profético que Isaías dirige a los judíos de su tiempo?
INDIGNADO por la situación de Jerusalén y Judá, el profeta Isaías se dirige ahora a Jehová Dios y declara: “Has desamparado a tu pueblo, la casa de Jacob” (Isaías 2:6a). ¿Qué ha inducido a Dios a rechazar al pueblo que él mismo escogió como su “propiedad especial”? (Deuteronomio 14:2.)
2 La denuncia que Isaías hace del proceder de los judíos de su tiempo reviste mucho interés para nosotros. ¿Por qué? Porque la situación actual de la cristiandad es muy parecida a la del pueblo de Isaías, y también lo es la sentencia que Jehová pronuncia. Prestar atención a la proclamación de Isaías nos dará una idea clara de lo que Dios condena y nos ayudará a evitar la conducta que desaprueba. Analicemos, pues, con actitud expectante, las palabras proféticas de Jehová que se hallan en Isaías 2:6–4:1.
Se inclinan con orgullo
3. ¿Qué errores de su pueblo confiesa Isaías?
3 Isaías confiesa los errores de su pueblo: “Han quedado llenos de lo que proviene de Oriente, y son practicantes de magia como los filisteos, y abundan con hijos de extranjeros” (Isaías 2:6b). Unos ochocientos años antes, Jehová había dado a su pueblo escogido este mandato: “No se hagan inmundos por medio de ninguna de estas cosas [...] [mediante las cuales] se han hecho inmundas las naciones que voy a enviar de delante de ustedes” (Levítico 18:24). Respecto a los que Él había elegido para que fueran Su propiedad especial, Jehová obligó a Balaam a decir: “Desde la cima de las rocas los veo, y desde las colinas los contemplo. Allí como pueblo siguen residiendo aislados, y a sí mismos no se cuentan entre las naciones” (Números 23:9, 12). Para el tiempo de Isaías, sin embargo, los escogidos de Jehová han adoptado los hábitos abominables de las naciones circundantes y están “llenos de lo que proviene de Oriente”. En vez de tener fe en Jehová y su palabra, están practicando “magia como los filisteos”. Lejos de mantenerse separados de las naciones, han permitido que en el país ‘abunden’ los “hijos de extranjeros”, seguramente extranjeros que inician al pueblo de Dios en las prácticas impías.
4. En vez de impulsarlos a dar gracias a Jehová, ¿qué efecto tienen las riquezas y el poderío militar en los judíos?
4 Isaías observa la prosperidad económica y el poderío militar de Judá durante el reinado de Uzías y dice: “Su país está lleno de plata y de oro, y no hay límite para sus tesoros. Y su país está lleno de caballos, y no hay límite para sus carros” (Isaías 2:7). ¿Agradece el pueblo a Jehová esa riqueza y fuerza militar? (2 Crónicas 26:1, 6-15.) Ni mucho menos. Al contrario, cifran su confianza en la riqueza misma y le dan la espalda a Jehová Dios, la Fuente de su abundancia. ¿Con qué consecuencias? “Su país está lleno de dioses que nada valen. Ante la obra de las manos de uno se inclinan, ante lo que han hecho los dedos de uno. Y el hombre terrestre se inclina, y el hombre queda rebajado, y no te es posible perdonarlos.” (Isaías 2:8, 9.) Le vuelven la cara al Dios vivo y se inclinan ante ídolos sin vida.
5. ¿Por qué no constituye un acto de humildad inclinarse ante ídolos?
5 Aunque inclinarse puede ser un signo de humildad, postrarse ante objetos inanimados es inútil, y hace que el adorador del ídolo quede “rebajado”, degradado. ¿Cómo puede perdonar Jehová un pecado como ese? ¿Qué harán esos idólatras cuando Él les pida cuentas?
‘Los ojos altivos tienen que ser rebajados’
6, 7. a) ¿Qué les ocurre a los que se ensalzan cuando llega el día del juicio de Jehová? b) ¿Sobre quiénes y sobre qué descarga su ira Jehová, y por qué?
6 Isaías pasa a decir: “Entra en la roca y escóndete en el polvo a causa de lo pavoroso de Jehová, y ante su espléndida superioridad” (Isaías 2:10). Pero ninguna roca será lo bastante grande para protegerlos de Jehová, el Todopoderoso, ni habrá nada lo suficientemente grueso como para ocultarlos de su vista. Cuando Él venga a ejecutar su sentencia, “los ojos altivos del hombre terrestre tienen que ser rebajados, y la altanería de los hombres tiene que inclinarse; y solo Jehová tiene que ser puesto en alto en aquel día” (Isaías 2:11).
7 “El día que pertenece a Jehová de los ejércitos” se acerca, el día en que Dios descargará su ira “sobre todos los cedros del Líbano que están encumbrados y elevados, y sobre todos los árboles macizos de Basán; y sobre todas las montañas encumbradas y sobre todas las colinas que están elevadas; y sobre toda torre alta y sobre todo muro fortificado; y sobre todas las naves de Tarsis y sobre todos los barcos deseables” (Isaías 2:12-16). En efecto, en el día de la cólera de Jehová les llegará su hora a todos los individuos impíos y a todas las organizaciones que el hombre ha erigido como símbolo de su orgullo. De ese modo, “la altivez del hombre terrestre tiene que inclinarse, y la altanería de los hombres tiene que ser rebajada; y solo Jehová tiene que ser puesto en alto en aquel día” (Isaías 2:17).
8. ¿Cómo alcanza a Jerusalén en 607 a.E.C. el predicho día de juicio?
8 El predicho día de juicio alcanza a los judíos en el año 607 a.E.C., cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia destruye Jerusalén. Los habitantes contemplan su amada ciudad en llamas, sus espléndidos edificios demolidos, sus recias murallas derruidas. El templo de Jehová ha quedado reducido a escombros. Ni sus tesoros ni sus carros son de valor alguno en “el día que pertenece a Jehová de los ejércitos”. ¿Y qué sucede con sus ídolos? Precisamente lo que predice Isaías: “Los mismísimos dioses que nada valen pasarán por completo” (Isaías 2:18). Los judíos, entre ellos los príncipes y hombres poderosos, son desterrados a Babilonia. Jerusalén habrá de yacer desolada durante setenta años.
9. ¿En qué se parece la situación de la cristiandad a la de Jerusalén y Judá en tiempos de Isaías?
9 La situación de Jerusalén y Judá en tiempos de Isaías se parece muchísimo a la de la cristiandad. Es patente que esta ha entablado una amistad estrecha con las naciones del mundo. Apoya con entusiasmo a las Naciones Unidas y ha llenado su casa de ídolos y prácticas contrarias a las Escrituras. Sus adeptos son materialistas, y confían en el poderío militar. ¿Y acaso no consideran a sus clérigos dignos de mucha distinción y les confieren títulos y honores? El engreimiento de la cristiandad se desvanecerá por completo. Pero ¿cuándo?
El inminente “día de Jehová”
10. ¿Qué “día de Jehová” señalan los apóstoles Pablo y Pedro?
10 Las Escrituras señalan un “día de Jehová” que será mucho más importante que el día de juicio que les sobrevino a las antiguas Jerusalén y Judá. Bajo inspiración, el apóstol Pablo relacionó el venidero “día de Jehová” con la presencia del rey Jesucristo entronizado (2 Tesalonicenses 2:1, 2). Pedro habló de aquel día y lo vinculó al establecimiento de unos ‘nuevos cielos y una nueva tierra en los que la justicia habrá de morar’ (2 Pedro 3:10-13). Es el día en que Jehová ejecutará su sentencia contra todo este sistema de cosas malvado, incluida la cristiandad.
11. a) ¿Quién podrá “sostenerse bajo” el venidero “día de Jehová”? b) ¿Cómo podemos hacer de Jehová nuestro refugio?
11 “¡Ay del día —dice el profeta Joel—; porque el día de Jehová está cerca, y como despojo violento del Todopoderoso vendrá!” En vista de la inminencia de ese “día”, ¿no deberíamos todos preocuparnos de hallar protección durante ese período sobrecogedor? “¿Quién puede sostenerse bajo él?”, pregunta Joel, y él mismo responde: “Jehová será un refugio para su pueblo” (Joel 1:15; 2:11; 3:16). ¿Será Jehová Dios un refugio para quienes tienen espíritu altivo y confían en las riquezas, el poderío militar y los dioses creados por el hombre? ¡De ninguna manera! Dios abandonó incluso a su pueblo escogido cuando este actuó así. Por tanto, es esencial que todos los siervos de Dios “busquen justicia, busquen mansedumbre” y examinen seriamente el lugar que la adoración de Jehová ocupa en su vida (Sofonías 2:2, 3).
“A las musarañas y a los murciélagos”
12, 13. ¿Por qué resulta adecuado que los idólatras arrojen sus dioses “a las musarañas y a los murciélagos” en el día de Jehová?
12 Durante el gran día de Jehová, ¿qué pensarán de sus ídolos quienes los adoran? Isaías contesta: “La gente entrará en las cuevas de las rocas y en los agujeros del polvo, a causa de lo pavoroso de Jehová y ante su espléndida superioridad, cuando él se levante para que la tierra sufra sobresaltos. En aquel día el hombre terrestre arrojará a las musarañas y a los murciélagos sus dioses de plata inútiles y sus dioses de oro que nada valen, [...] a fin de entrar en los agujeros de las rocas y en las hendiduras de los peñascos, a causa de lo pavoroso de Jehová y ante su espléndida superioridad, cuando él se levante para que la tierra sufra sobresaltos. Por el propio bien de ustedes, manténganse a distancia del hombre terrestre, cuyo aliento está en sus narices, pues ¿sobre qué base ha de ser tomado en cuenta él mismo?” (Isaías 2:19-22).
13 Las musarañas viven en agujeros del terreno, y los murciélagos, en cuevas oscuras y desoladas. Donde se juntan muchos murciélagos para descansar hay un olor repulsivo y gruesas capas de excremento. Resulta muy adecuado que se arrojen los ídolos en sitios así, pues un lugar de oscuridad e inmundicia es justo lo que se merecen. En cuanto a la gente, en el día del juicio de Jehová buscará refugio en cuevas y hendiduras de las rocas. Por consiguiente, tanto los ídolos como sus adoradores correrán la misma suerte. En conformidad con la profecía de Isaías, en 607 a.E.C. aquellos ídolos sin vida no salvaron de las garras de Nabucodonosor ni a sus adoradores ni a Jerusalén.
14. ¿Qué harán los que tienen la mentalidad de este mundo durante el día de Jehová que se cierne sobre el imperio mundial de la religión falsa?
14 ¿Qué hará la gente durante el día del juicio de Jehová que se cierne sobre la cristiandad y otros sectores del imperio mundial de la religión falsa? Al ver cómo empeoran las condiciones por toda la Tierra, la mayoría probablemente comprenderá que sus ídolos no tienen ningún valor. En vez de acudir a ellos, bien podría ser que buscara refugio y protección en organizaciones terrestres no religiosas, entre las que tal vez figure la de las Naciones Unidas, la “bestia salvaje de color escarlata” del capítulo 17 de Revelación (Apocalipsis). Serán “los diez cuernos” de esta bestia salvaje simbólica los que destruirán a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, del que la cristiandad constituye una parte considerable (Revelación 17:3, 8-12, 16, 17).
15. ¿Por qué podemos decir que solo Jehová será “puesto en alto” en su día de juicio?
15 Aunque la devastación y el incendio de Babilonia la Grande sean obra directa de los diez cuernos simbólicos, en realidad se trata de la ejecución de la sentencia de Jehová. Respecto a Babilonia la Grande, Revelación 18:8 señala: “Por eso, en un solo día vendrán sus plagas: muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó”. De modo que es a Jehová Dios, el Todopoderoso, a quien corresponde el mérito por liberar a la humanidad del dominio de la religión falsa. Tal como indica Isaías, “solo Jehová tiene que ser puesto en alto en aquel día. Porque es el día que pertenece a Jehová de los ejércitos” (Isaías 2:11b, 12a).
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Jehová humilla a los que se ensalzanLas profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad I
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[Ilustración de la página 50]
Ni los ídolos ni las riquezas ni las hazañas militares salvan a Jerusalén en el día del juicio de Jehová
[Ilustración de la página 55]
En “el día de Jehová” quedará devastado el imperio mundial de la religión falsa
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