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  • La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • La fe verdadera, la puerta a una vida feliz

      La fe verdadera, la puerta a una vida feliz

  • Portada/Página de los editores
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • Portada/Página de los editores

      La fe verdadera, la puerta a una vida feliz

      Esta publicación se distribuye como parte de una obra mundial de educación que se sostiene con donativos. Prohibida su venta.

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      A menos que se indique lo contrario, las citas de las Escrituras se han tomado de la versión en lenguaje moderno Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias)

      Impresión de junio de 2022

      Spanish (rk-S)

      © 2011

      Monominoto Seisho Sasshi Kyokai.

      Procedencia de las ilustraciones: página 13, abajo: Todd Bolen/BiblePlaces.com; página 25, globo terráqueo: basado en NASA/Visible Earth imagery

  • Índice
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • Índice

      SECCIÓN

      1 ¿Le importamos a Dios?

      2 ¿Qué es la fe verdadera?

      3 Consejos que mejoran nuestra vida

      4 ¿Quién es Dios?

      5 Apreciemos las incomparables cualidades de Dios

      6 ¿Qué propósito tiene Dios para la Tierra?

      7 Las promesas que Dios hizo mediante los profetas

      8 Aparece el Mesías

      9 Aprendamos del Mesías, nuestro Caudillo

      10 Se desenmascara al Enemigo de la fe

      11 La fe verdadera hoy

      12 Demuestre que tiene fe verdadera

      13 La fe verdadera conduce a la felicidad eterna

  • Introducción
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • Introducción

      ¿Se lo ha preguntado alguna vez?

      • ¿Cuál es la verdad acerca de Dios?

      • ¿Cómo tener una vida familiar feliz?

      • ¿Por qué hay tantos problemas en el mundo?

      • ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?

      • ¿Qué propósito tiene Dios para la Tierra?

      • ¿Dónde están los muertos?

      • ¿Cómo influyen en nosotros los ángeles?

      • ¿Cómo podemos acercarnos a Dios?

      Millones de personas han encontrado respuestas satisfactorias a estas preguntas estudiando las Santas Escrituras. Usted también puede lograrlo.

      Si desea más información, visite jw.org o póngase en contacto con los editores de este folleto.

  • ¿Le importamos a Dios?
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 1

      ¿Le importamos a Dios?

      EL MUNDO actual está plagado de problemas: guerras, desastres naturales, enfermedades, pobreza, corrupción..., y todos ellos afligen a millones de personas. Seguramente usted también tiene sus propias preocupaciones. ¿Quién puede ayudarnos? ¿Le importamos a alguien?

      Una mujer con su hijo en brazos

      El amor que Dios nos tiene es mucho mayor que el de una madre por su hijo

      Podemos tener la certeza de que Dios se preocupa por nosotros. En su Santa Palabra asegura: “¿Puede una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad al hijo de su vientre? Hasta estas mujeres pueden olvidar; no obstante, yo mismo no me olvidaré de ti”.a

      ¿No resulta reconfortante saber esto? El amor de Dios es mucho mayor que la tierna compasión que siente una madre por su hijo, uno de los sentimientos humanos más intensos. ¡Dios nunca nos abandonará! En realidad, ya ha venido en nuestro auxilio de una manera excepcional. ¿Cómo? Indicándonos la puerta a una vida feliz: la fe verdadera.

      Esta clase de fe nos hará personas más felices, pues nos servirá para evitar o resolver muchos problemas. Nos acercará a Dios y nos proporcionará paz interior. Además, la fe verdadera nos conducirá a un maravilloso futuro: la vida eterna en el Paraíso.

      Pero ¿qué es la fe verdadera? Y ¿cómo puede cultivarse?

      a Compruébese en Isaías 49:15. Las Santas Escrituras están divididas en capítulos y versículos. Por ejemplo, en este caso, la cita es del libro de Isaías, capítulo 49, versículo 15.

  • ¿Qué es la fe verdadera?
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 2

      ¿Qué es la fe verdadera?

      Un hombre observando dinero

      Como el dinero, la fe ha de ser auténtica para tener valor

      LA FE verdadera es algo más que creer que Dios existe. Hay millones de personas que son creyentes pero aun así actúan con maldad. Su fe, por tanto, es como un billete falso: parece auténtico, pero no vale nada. Entonces, ¿qué es la fe verdadera?

      La fe verdadera se basa en el conocimiento exacto de las Santas Escrituras. Estos escritos inspirados nos dicen la verdad sobre Dios y nos permiten conocerlo. Nos exponen sus leyes, propósitos y enseñanzas. Algunas de estas enseñanzas son las siguientes:

      • Dios es único. No tiene igual.

      • Jesús no es el Dios todopoderoso; es el profeta de Dios.

      • Dios condena la idolatría en todas sus formas.

      • Se acerca un día de juicio para la raza humana.

      • Millones de seres humanos resucitarán en el Paraíso.

      La fe verdadera nos impulsa a hacer buenas obras. Tales obras honran a Dios y nos benefician tanto a nosotros como a nuestro prójimo. He aquí algunas:

      • Adorar a Dios.

      • Cultivar cualidades que agradan a Dios, especialmente el amor.

      • Rechazar malos pensamientos y deseos.

      • Mantener la fe en Dios pese a las dificultades de la vida.

      • Enseñar al prójimo sobre Dios.

      Una familia le lleva comida a una anciana

      La fe verdadera produce buenas obras

      ¿Cómo puede cultivarse la fe verdadera?

      Un hombre hace ejercicios para fortalecer los músculos

      La fe, al igual que un músculo, crece si se ejercita

      Pidiendo la ayuda divina. El profeta Moisés (Musa) le rogó a Dios: “Sírvete hacerme conocer, por favor, tus caminos, para que te conozca, a fin de que halle favor a tus ojos”.a Dios oyó su petición y la contestó. Moisés llegó a ser un destacado ejemplo de fe. Dios también nos ayudará a cultivar auténtica fe.

      Dedicando tiempo a estudiar las Santas Escrituras. Las Escrituras inspiradas, que incluyen la Torá, los Salmos (Zabur) y los Evangelios (Inchil), se hallan en la Santa Biblia, el libro más traducido y distribuido del mundo. ¿Tiene usted un ejemplar de estos escritos inspirados?

      Aplicando en nuestra vida los consejos de los Santos Escritos. La fe, al igual que un músculo, crece si se ejercita. Si practicamos nuestra fe siguiendo los consejos de Dios, nos irá bien. De hecho, las Santas Escrituras han ayudado a infinidad de personas a mejorar su vida. En la próxima sección veremos algunos ejemplos.

      a Éxodo 33:13.

      ¿Qué respondería?

      • ¿En qué se basa la fe verdadera?

      • ¿Qué buenas obras fomenta?

      • ¿Cómo cultivarla?

      Dios protege su Palabra

      Podemos tener la seguridad de que Dios ha preservado la pureza de las Santas Escrituras hasta nuestros días. El Todopoderoso es capaz de proteger su propia obra escrita, como ella misma garantiza: “La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado; pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido” (Isaías 40:8).

  • Consejos que mejoran nuestra vida
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 3

      Consejos que mejoran nuestra vida

      IMAGINEMOS que llega un nuevo médico a nuestro pueblo. Es posible que al principio sintamos algún recelo de ir a su consulta. Pero si el médico atendiera a varios amigos nuestros y les ayudara a mejorar mucho su salud, seguramente cambiaríamos de opinión.

      En cierto modo, las Santas Escrituras son como ese médico. Hay personas que sienten recelos de consultarlas, pero cuando ponen en práctica sus sabios consejos, ven que su vida mejora muchísimo. Veamos algunos ejemplos.

      Problemas en el matrimonio

      “Al poco de casarme, empecé a pensar que Dumas, mi esposo, me tenía abandonada —cuenta Sumiatun—. En mi frustración, solía insultarlo, arrojarle cosas e incluso golpearlo. A veces me alteraba tanto que llegaba a desmayarme.

      ”Entonces Dumas se puso a estudiar las Santas Escrituras. Yo me burlaba de él pero escuchaba a escondidas la conversación que tenía con su maestro en el cuarto de al lado. Cierto día, oí cómo leían estos versículos: ‘Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor [...]. La esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo’ (Efesios 5:22, 33). Aquellas palabras me calaron hondo. Le rogué a Dios que me perdonara por haber insultado a Dumas y que me ayudara a ser mejor esposa. Poco después, comenzamos a estudiar las Escrituras juntos.”

      Dumas y Sumiatun tomando juntos el té

      Dumas y Sumiatun

      Las Santas Escrituras también recomiendan: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos” (Efesios 5:28). Sumiatun relata: “Estos consejos nos fueron muy útiles a los dos. Yo me esforcé por hablarle con cariño y adopté la costumbre de prepararle una taza de té cuando llegaba del trabajo. Dumas, a su vez, era más atento y me ayudaba en la casa. Procuramos ser bondadosos, compasivos y perdonadores (Efesios 4:32). Con el tiempo, nuestro amor y respeto mutuo fueron aumentando. Ya llevamos más de cuarenta años felizmente casados. Los sabios consejos de la Palabra de Dios salvaron nuestro matrimonio”.

      Mal genio

      “Tenía un carácter violento —dice Tayib—. Me metía en muchas peleas y sacaba la pistola en actitud amenazante. También le pegaba a mi mujer, Kustriyah, y cuando estaba muy furioso, la golpeaba hasta tirarla al suelo. Mucha gente me temía.

      Kustriyah y Tayib orando juntos

      Kustriyah y Tayib oran juntos todas las noches

      ”Un día leí estas palabras de Jesús que me emocionaron: ‘Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado’ (Juan 13:34). Decidí cambiar. Cuando notaba que me estaba enojando demasiado, le rogaba a Dios que me ayudara a permanecer tranquilo, y enseguida me calmaba. Mi esposa y yo seguimos el consejo de Efesios 4:26, 27: ‘Que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado, ni dejen lugar para el Diablo’. Nos resolvimos a leer las Escrituras y orar juntos todas las noches, lo cual contribuyó a disipar las tensiones diarias y a unirnos cada vez más.

      ”Ahora soy pacífico y los demás lo ven. Mi esposa e hijos me quieren y respetan. Tengo muchos amigos y una buena relación con Dios. Soy feliz de verdad.”

      Consumo de drogas

      Goin

      Goin

      “De joven pertenecía a una banda callejera, era un fumador empedernido y muchas veces pasaba la noche tirado en la calle, borracho —explica Goin—. Además consumía y vendía drogas, como marihuana y éxtasis, que guardaba en mi chaleco antibalas. Aunque mi apariencia y conducta eran las de un matón, vivía atemorizado.

      ”Un día alguien me leyó esta cita de las Escrituras: ‘Hijo mío, no olvides mi ley, [...] porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos’ (Proverbios 3:1, 2). Y también me leyó esta otra: ‘Dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios’ (2 Corintios 7:1). Como deseaba una vida larga y pacífica, dejé las drogas, corté mi relación con la banda y empecé a servir a Dios.

      ”No he vuelto a probar las drogas en diecisiete años. Disfruto de buena salud, una familia feliz, buenos amigos y una conciencia limpia. Y en vez de dormir tirado en la calle borracho, duermo plácidamente en mi cama.”

      Prejuicios raciales

      “Fui un delincuente juvenil —admite Bambang—, y mi objetivo principal era una minoría étnica a la que odiaba.

      ”Pero con el tiempo empecé a buscar a Dios, lo que me llevó hasta un grupo que se reunía para estudiar las Escrituras. Me asombró ver que algunos de los que me saludaron afectuosamente pertenecían a la minoría que yo odiaba y que había personas de diferentes razas que se relacionaban felices entre sí. Entonces entendí el texto que dice: ‘Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto’ (Hechos 10:34, 35).

      ”En la actualidad ya no me envenena el prejuicio. Algunos de mis mejores amigos son de la etnia a la que odiaba. Mediante las Santas Escrituras, Dios me ha enseñado a amar.”

      Bambang tiene buenos amigos de diferentes razas

      Bambang tiene buenos amigos de diferentes razas

      Conducta violenta

      “Durante mi adolescencia me encarcelaron tres veces: dos por robo y una por apuñalar brutalmente a un hombre —cuenta Garoga—. Cuando años después estalló un conflicto armado, me uní a un grupo rebelde y maté a muchas personas. Al término del conflicto, fui el cabecilla de una mafia dedicada a la extorsión. Iba a todas partes con guardaespaldas. En resumidas cuentas, era un hombre violento y peligroso.

      Garoga dándole clases de la Biblia a un hombre

      Garoga ya no es un hombre violento, sino un respetado maestro de la Palabra de Dios

      ”Sin embargo, un día leí este pasaje de las Escrituras: ‘El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño’ (1 Corintios 13:4, 5). Aquello me conmovió. Me fui a vivir a otro lugar, seguí analizando las Escrituras y aplicando sus consejos.

      ”Ya no soy un hombre violento. Ahora la gente me respeta porque enseño la Palabra de Dios, y mi vida tiene verdadero sentido.”

      El poder de la Palabra de Dios

      Estos ejemplos y muchos otros demuestran que “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder” (Hebreos 4:12). Sus consejos son sencillos, prácticos y animadores.

      ¿Pueden ayudarlo a usted las Santas Escrituras? Por supuesto, sin importar el problema al que se enfrente. “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16, 17.)

      ¿Le gustaría analizar algunas enseñanzas básicas de las Santas Escrituras?

      ¿Qué opina?

      • ¿Cuál de los relatos anteriores le ha impresionado más, y por qué?

      • ¿En qué pueden ayudarle las Santas Escrituras?

  • ¿Quién es Dios?
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 4

      ¿Quién es Dios?

      LA GENTE adora a muchos dioses. Pero las Santas Escrituras enseñan que solo hay un Dios verdadero. Él es único, supremo y eterno. Creó todo lo que hay en el cielo y en la Tierra, y nos dio la vida. Por lo tanto, solo él merece que lo adoremos.

      Moisés sosteniendo las tablas de piedra con los Diez Mandamientos

      La Ley fue dada mediante el profeta Moisés como “la palabra hablada mediante ángeles”

      Dios tiene un nombre personal. Ese nombre es JEHOVÁ. Él le dijo a Moisés (Musa): “Esto es lo que habrás de decir a los hijos de Israel: ‘Jehová el Dios de sus antepasados, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes’. Este es mi nombre hasta tiempo indefinido, y este es la memoria de mí a generación tras generación” (Éxodo 3:15). El nombre Jehová aparece unas siete mil veces en las Santas Escrituras. Y Salmo 83:18 dice así respecto a Dios: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”.

      Uno de los Rollos del mar Muerto con el nombre de Dios resaltado

      El nombre de Dios aparece en este antiguo rollo del mar Muerto

      Ningún ser humano ha visto nunca a Dios. Él le dijo a Moisés: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir” (Éxodo 33:20). Dios vive en los cielos y es invisible a los ojos humanos. No se debe orar a ídolos, cuadros o símbolos que representen a Dios. Jehová ordenó mediante el profeta Moisés: “No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva” (Éxodo 20:2-5). Posteriormente, Dios indicó mediante el profeta Isaías: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas” (Isaías 42:8).

      Algunas personas creen en Dios pero piensan que es imposible conocerlo o acercarse a él; que es alguien a quien temer en vez de amar. ¿Usted qué opina? ¿Se interesa Dios por usted individualmente? ¿Puede llegar a conocerlo o incluso ser su amigo? Veamos qué revelan las Escrituras sobre sus cualidades personales.

      ¿Qué respondería?

      • ¿Por qué debemos adorar a Dios?

      • ¿Cuál es el nombre de Dios?

      • ¿Por qué no debemos utilizar ídolos o símbolos para adorarlo?

      • ¿Cómo se vale Dios de su espíritu santo y de sus ángeles para efectuar su voluntad?

      El espíritu santo y los ángeles

      ¿Cómo efectúa Dios su voluntad? Una manera es mediante su espíritu santo. El espíritu de Dios no es una persona ni tampoco un ángel; es su fuerza activa invisible, la energía ilimitada que despliega para realizar cualquier cosa que desea. Dios empleó dicha fuerza para crear los cielos y la Tierra. “Por la palabra de Jehová los cielos mismos fueron hechos, y por el espíritu de su boca todo el ejército de ellos.” (Salmo 33:6.) En Génesis 1:2 se explica que cuando la Tierra aún estaba cubierta por las aguas, y Dios la estaba preparando para que vivieran en ella los seres humanos, “la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas”. Dios utilizó entonces su espíritu santo para crear todas las formas de vida terrestres.

      Dios también se vale de ángeles para efectuar su voluntad. Creó a estos poderosos seres para que vivieran con él en el cielo. Ellos se encargan de transmitir los mensajes divinos y desempeñan otras tareas importantes. Por ejemplo, las Escrituras se refieren a la Ley dada mediante el profeta Moisés como “la palabra hablada mediante ángeles”. Estos seres también ayudan a los siervos de Dios en la Tierra. De hecho, las Escrituras llaman a los ángeles “espíritus para servicio público, enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación” (Hebreos 1:14; 2:2).

  • Apreciemos las incomparables cualidades de Dios
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 5

      Apreciemos las incomparables cualidades de Dios

      LAS Santas Escrituras revelan muchas de las maravillosas cualidades de Dios, y eso nos permite conocerlo. Por ejemplo, nos hablan de sus cuatro atributos principales: poder, justicia, sabiduría y amor. Analicemos cada uno de ellos.

      Poder ilimitado

      Un hombre contemplando los cielos estrellados

      Dios es majestuoso en poder

      Jehová le dijo a Abrahán (Ibrahim): “Yo soy Dios Todopoderoso” (Génesis 17:1). El poder de Dios es inigualable, ilimitado e inagotable, y él lo utilizó para crear todo el universo.

      Dios nunca abusa del poder. Siempre lo ejerce de forma controlada y con un propósito, en perfecto equilibrio con su justicia, sabiduría y amor.

      Jehová emplea generosamente el poder a favor de sus siervos fieles. “Sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él.” (2 Crónicas 16:9.) ¿Verdad que nos atrae este Dios poderoso que se preocupa por los suyos?

      Dios de justicia

      “Jehová es amador de la justicia.” (Salmo 37:28.) Siempre hace lo que es bueno y justo de acuerdo con sus normas perfectas.

      Personas de distintas razas y edades

      Dios es imparcial

      Dios odia la injusticia; “no trata a nadie con parcialidad ni acepta soborno” (Deuteronomio 10:17). Se opone a quienes oprimen a otros y actúa en defensa de quienes son vulnerables, como las viudas y los huérfanos (Éxodo 22:22). Ve a todos los seres humanos sin prejuicio. “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hechos 10:34, 35.)

      La justicia de Jehová está perfectamente equilibrada. Él nunca es demasiado indulgente ni demasiado estricto. Castiga a los malhechores que no se arrepienten, pero muestra misericordia a los arrepentidos. “Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. No por todo tiempo seguirá señalando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos.” (Salmo 103:8-10.) Dios también recuerda y recompensa los actos fieles de sus siervos leales. ¿No le parece que un Dios tan justo merece nuestra confianza?

      Dios de sabiduría

      Un hombre con la Biblia abierta en las manos

      La sabiduría de Dios se halla en las Santas Escrituras

      Jehová es la fuente de toda la sabiduría. “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” (Romanos 11:33.) Su sabiduría es incomparable e infinita.

      La sabiduría de Dios se manifiesta con toda claridad en la creación física. Un salmista exclamó: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas” (Salmo 104:24).

      Esa cualidad divina también se halla en las Santas Escrituras. El rey David escribió: “El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto” (Salmo 19:7). Tenemos la magnífica oportunidad de sacar provecho de la sabiduría ilimitada de Dios. ¿Lo haremos?

      “Dios es amor”

      El atributo principal de Jehová es el amor, y las Escrituras lo confirman al decir que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Todo lo que él hace está motivado y regido por el amor.

      Dios nos muestra su amor de muchísimas maneras. Por ejemplo, nos da cosas buenas, como “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando por completo [los] corazones de alimento y de alegría” (Hechos 14:17). Lo cierto es que “toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes” (Santiago 1:17). Mediante la valiosísima dádiva de las Escrituras, Dios revela la verdad sobre sí mismo y nos enseña sus amorosas leyes y principios. Jesús dijo en una oración: “Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17).

      Montañas

      La sabiduría creativa de Dios nos asombra

      Dios también nos ayuda cuando afrontamos pruebas. “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo.” (Salmo 55:22.) Él perdona nuestros pecados. “Tú, oh Jehová, eres bueno y estás listo para perdonar; y la bondad amorosa para con todos los que te invocan es abundante.” (Salmo 86:5.) E incluso nos ofrece vida eterna. “Limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Revelación [Apocalipsis] 21:4.) ¿Cómo responderemos al amor de Dios? ¿Lo amaremos también?

      Acerquémonos a Dios

      Una mujer orando

      Orar a Dios y meditar en sus cualidades nos acercará más a él

      Dios quiere que lo conozcamos bien. Su Palabra nos recomienda: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8). Dios llamó “mi amigo” al fiel profeta Abrahán (Isaías 41:8). Y quiere que cada uno de nosotros sea también su amigo.

      Cuánto más aprendamos sobre Dios, más cerca nos sentiremos de él y más felices seremos. “Feliz es el hombre [cuyo] deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja.” (Salmo 1:1, 2.) Por lo tanto, sigamos estudiando las Santas Escrituras, meditemos en las cualidades y obras de Dios, y mostremos que lo amamos poniendo en práctica lo aprendido. “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” (1 Juan 5:3.) Pidamos en oración lo mismo que el salmista: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad” (Salmo 25:4, 5). Descubriremos que Dios “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27).

      ¿Qué opina?

      • ¿Qué cualidades de Dios le atraen especialmente? ¿Por qué?

      • ¿Cómo puede acercarse a Dios?

  • ¿Qué propósito tiene Dios para la Tierra?
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 6

      ¿Qué propósito tiene Dios para la Tierra?

      DIOS creó la Tierra para que fuera el hogar perfecto de la humanidad. Su Palabra asegura: “A Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres” (Salmo 115:16).

      Antes de crear al primer hombre, Adán, Dios escogió un pequeño enclave de la Tierra al que llamó Edén y allí plantó un hermoso jardín. Las Escrituras señalan que los ríos Éufrates y Tigris (Hidequel) tenían su nacimiento en Edén.a Se cree que el jardín de Edén estuvo ubicado en la parte oriental de lo que hoy es Turquía. Sin lugar a dudas, el jardín de Edén existió.

      Dios creó a Adán y lo estableció en el jardín de Edén “para que lo cultivara y lo cuidara” (Génesis 2:15). Tiempo después creó para él una esposa, Eva (Hawa). Dios ordenó a la pareja: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Génesis 1:28). Obviamente, Dios “no la creó [a la Tierra] sencillamente para nada, [sino] que la formó aun para ser habitada” (Isaías 45:18).

      Sin embargo, Adán y Eva se rebelaron contra Dios violando deliberadamente su ley. Por lo tanto, Dios los expulsó del jardín de Edén. El Paraíso se perdió. Pero eso no fue todo, el pecado de Adán tuvo repercusiones aún más graves. Las Escrituras nos dicen: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12).

      ¿Renunció Jehová a su propósito original de que la Tierra fuera un paraíso habitado por personas felices? No. Dios asegura: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isaías 55:11). La Tierra volverá a ser un paraíso.

      ¿Cómo será la vida allí? Analicemos las promesas bíblicas que aparecen en las siguientes dos páginas.

      a Según Génesis 2:10-14, “había un río que procedía de Edén para regar el jardín, y de allí empezaba a dividirse y llegaba a ser, por decirlo así, cuatro cabeceras. El nombre del primer río es Pisón; [...] el nombre del segundo río es Guihón; [...] el nombre del tercer río es Hidequel [o Tigris]; es el que va al este de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates”. No se conocen con certeza la ubicación o la identidad de los dos primeros ríos.

      ¿Cómo respondería?

      • ¿Cuál era el propósito original de Dios para la Tierra y el hombre?

      • ¿Cómo sabemos que Dios cumplirá ese propósito?

      Personas en el Paraíso

      El futuro Paraíso terrestre

      Los muertos serán resucitados: “Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán” (Juan 5:28, 29).

      Ya no habrá vejez, enfermedades ni muerte: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’” (Isaías 33:24). Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Revelación 21:4).

      La comida será sana y abundante: “La tierra misma ciertamente dará su producto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá” (Salmo 67:6).

      Habrá casas dignas y trabajo satisfactorio: “Edificarán casas, y las ocuparán; [...] la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal” (Isaías 65:21, 22).

      Desaparecerán la violencia, el crimen y las guerras: Jehová “hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra” (Salmo 46:9). “En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra.” (Proverbios 2:22.)

  • Las promesas que Dios hizo mediante los profetas
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 7

      Las promesas que Dios hizo mediante los profetas

      LOS profetas de la antigüedad mostraron fe en Dios. Creyeron en sus promesas, y sus vidas giraron en torno a ellas. ¿Cuáles fueron algunas de aquellas promesas?

      Inmediatamente después de la rebelión de Adán y Eva en Edén, Dios prometió nombrar a alguien para que aplastara la cabeza de “la serpiente” —que representa a “el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás”—, y la destruyera para siempre (Génesis 3:14, 15; Revelación 12:9, 12). ¿Quién sería el encargado de cumplir esa promesa?

      Unos dos mil años más tarde, Jehová garantizó al profeta Abrahán (Ibrahim) que aquella primera profecía la cumpliría un descendiente suyo: “Mediante tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz” (Génesis 22:18).

      En el año 1473 antes de nuestra era, Dios reveló más información sobre dicha Descendencia a Moisés (Musa), y él la transmitió a los hijos de Israel, descendientes de Abrahán, con estas palabras: “Un profeta de en medio de ti mismo, de tus hermanos, semejante a mí, es lo que Jehová tu Dios levantará para ti —a él ustedes deben escuchar” (Deuteronomio 18:15). Así que, al igual que Moisés, el profeta que vendría sería un descendiente de Abrahán.

      Ese profeta sería, además, descendiente del rey David y se convertiría a su vez en un gran rey. Dios le prometió a David: “Levantaré tu descendencia después de ti, [y] estableceré el trono de su reino firmemente hasta tiempo indefinido” (2 Samuel 7:12, 13). Dios reveló también que a ese descendiente de David se le conocería como “Príncipe de Paz”, y añadió: “De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido” (Isaías 9:6, 7). Ese líder justo restauraría la paz y la justicia universales. Pero ¿cuándo llegaría?

      Abrahán, Moisés, David y Jesús; la Descendencia prometida aplastando la cabeza de la serpiente

      La Descendencia prometida vendría de Abrahán, sería un profeta semejante a Moisés, pertenecería al linaje de David, llegaría en el año 29 de nuestra era, aplastaría a la serpiente, Satanás

      El ángel Gabriel (Yibril) le indicó posteriormente a Daniel, otro profeta de Dios: “Debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas” (Daniel 9:25). Aquellas 69 semanas de años —de siete años cada una— sumarían en total 483 años, que abarcaron desde el año 455 antes de nuestra era hasta el 29 de nuestra era.a

      ¿Llegó realmente el Mesías —el profeta semejante a Moisés y la anhelada Descendencia—, en el año 29? Veamos.

      a Véase la nota 2 de la página 255 del libro Disfrute de la vida, editado por los testigos de Jehová.

      ¿Cómo respondería?

      • ¿Qué le hará la Descendencia prometida de Abrahán a Satanás?

      • ¿Qué prometió Dios mediante Moisés?

      • ¿Qué supo David sobre la Descendencia?

      • ¿Qué le dijo el ángel Gabriel a Daniel?

  • Aparece el Mesías
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 8

      Aparece el Mesías

      MÁS de quinientos años después de que Daniel escribiera sus profecías, Gabriel (Yibril), el ángel de Dios, se apareció a una virgen de nombre María, descendiente del rey David. “Buenos días, altamente favorecida, Jehová está contigo”, le dijo (Lucas 1:28). María se asustó, pues no entendió el significado del saludo del ángel.

      El ángel Gabriel se le aparece a María

      Gabriel le anunció a María que iba a dar a luz al Mesías

      “No temas, María, porque has hallado favor con Dios; y, ¡mira!, concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por nombre Jesús”, le explicó Gabriel. Y agregó: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, [...] y de su reino no habrá fin” (Lucas 1:30-33). ¡Qué magníficas noticias! María daría a luz al Mesías, la tan esperada Descendencia.

      Unos meses más tarde nació Jesús en Belén. Aquella noche, un ángel anunció a los pastores de la zona: “Les declaro buenas nuevas de un gran gozo [...], porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David” (Lucas 2:10, 11). Luego, la familia de Jesús se trasladó a Nazaret, donde él se crió.

      En el año 29 de nuestra era —justo al tiempo en que debía aparecer el Mesías—, Jesús comenzó su servicio profético con unos “treinta años” de edad (Lucas 3:23). Muchos se dieron cuenta de que era un enviado de Dios y dijeron: “Un gran profeta ha sido levantado entre nosotros” (Lucas 7:16, 17). Ahora bien, ¿qué enseñó Jesús?

      Jesús enseñó a amar y adorar a Dios. Declaró: “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:29, 30). Además recalcó: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado” (Lucas 4:8).

      Jesús exhortó a sus discípulos a amarse unos a otros. “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”, dijo (Marcos 12:31). En otra ocasión aconsejó: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas” (Mateo 7:12).

      Jesús proclamó con celo el Reino de Dios. “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.” (Lucas 4:43.) ¿Por qué es el Reino tan importante?

      Las Escrituras enseñan que el Reino de Dios es un gobierno celestial que regirá la Tierra. Jesús, el Mesías, es su Rey nombrado. De hecho, Daniel profetizó que recibiría de manos de Dios en el cielo “gobernación y dignidad y reino” (Daniel 7:14). Este Reino convertirá la Tierra en un paraíso y recompensará a los siervos de Dios con la vida eterna. ¿No le parecen excelentes noticias?

      ¿Cómo respondería?

      • ¿Qué le anunció el ángel Gabriel a María?

      • ¿Qué profecía se cumplió en el año 29?

      • ¿Qué enseñó Jesús?

      • ¿Qué es el Reino de Dios, y qué hará?

      Jesús le habla a una muchedumbre

      ¿Quién es Jesús, el Mesías?

      Los términos Mesías (al-Masih) y Cristo significan ambos “ungido”, es decir, nombrado por Dios para un puesto. Dios le dio la vida a Jesús, el Mesías. Mediante un portentoso milagro, Dios hizo que María concibiera a Jesús sin la intervención de un padre humano.

      ¿Por qué creyó en Jesús tanta gente? He aquí algunas razones:

      • Basó sus enseñanzas en las Santas Escrituras.

      • Sus enseñanzas y su ejemplo atrajeron a los amantes de la justicia y la verdad.

      • Hizo muchos milagros gracias al poder de Dios.

      • Cumplió centenares de profecías recogidas en las Santas Escrituras.

  • Aprendamos del Mesías, nuestro Caudillo
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 9

      Aprendamos del Mesías, nuestro Caudillo

      DIOS predijo que el Mesías sería el Caudillo de todos los pueblos. Él sabe perfectamente qué clase de líder necesita la humanidad y por eso ha elegido el mejor. ¿Qué clase de líder demostró ser el Mesías? ¿Un poderoso militar? ¿Un hábil político? ¿Un venerable filósofo? Según las Santas Escrituras, el Mesías fue Jesucristo, un profeta muy diferente a los demás (Mateo 23:10).

      Dios se aseguró de que Jesús naciera perfecto y santo. Además, Jesús aguantó todos los intentos que hizo Satanás por corromperlo. Tanto en obra como en palabra, Jesús reflejó impecablemente el poder, la justicia, la sabiduría y el amor de Dios. Veamos qué podemos aprender de su ejemplo.

      Jesús se esforzó por ayudar a la gente

      Jesús se desvivió por los demás

      Utilizó el poder que Dios le había dado a favor del prójimo. Jesús se desvivió por los demás y, con su poder, satisfizo con generosidad las necesidades de la gente. “Me compadezco de la muchedumbre, porque [...] no tienen qué comer”, dijo en una ocasión (Marcos 8:2). Acto seguido, alimentó milagrosamente a la multitud que había acudido a escucharlo.

      Jesús también recorrió varios lugares enseñando y “curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo” (Mateo 4:23). Es comprensible que las multitudes le siguieran y procuraran tocarlo, “porque de él salía poder y sanaba a todos” (Lucas 6:19). Así es, Jesús “no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28).a ¿Cuántos líderes humanos demuestran un espíritu de sacrificio como ese?

      Jesús invitando a unos niños a acercarse a él

      Jesús amaba a los niños

      Reflejó la justicia de Dios. Jesús no solo cumplió con la letra, sino con el espíritu de la ley de Dios. Como habían profetizado las Escrituras, fue como si él hubiera dicho: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Salmo 40:8). Jesús trató a todos —ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y adultos— con dignidad, respeto e imparcialidad, tal como lo hace Dios. Cuando sus discípulos regañaron a unos padres por llevar sus hijos a Jesús, este les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así” (Marcos 10:14).

      Manifestó la sabiduría divina. Jesús entendía bien la naturaleza humana. De hecho, “él mismo conocía lo que había en el hombre” (Juan 2:25). Cuando sus enemigos enviaron soldados a prenderlo, hasta estos reconocieron: “Jamás ha hablado otro hombre así”. ¿De dónde obtuvo Jesús tanta sabiduría? Él mismo lo aclaró diciendo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado” (Juan 7:16, 46).

      Jesús sanando a un enfermo

      Jesús se compadeció de los enfermos y los curó

      Demostró el amor de Dios. Jesús también se compadeció de la gente. Cierto día, un hombre “lleno de lepra” le suplicó: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Conmovido, Jesús “extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio’. E inmediatamente la lepra desapareció de él” (Lucas 5:12, 13; Marcos 1:41, 42). Es evidente que Jesús deseaba aliviarle el sufrimiento a este pobre hombre.

      ¿Se preocupa Jesús por nosotros? Él mismo responde: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas” (Mateo 11:28, 29).

      Jesús es el mejor Caudillo posible. Y como tal, nos invita: “Aprendan de mí”. ¿Aceptará usted su afectuosa llamada? Aceptarla lo hará feliz.

      a Encontrará más detalles sobre el tema del rescate la lección 27 del libro Disfrute de la vida.

      ¿Qué contestaría?

      • ¿Qué puesto le otorgó Dios a Jesús?

      • ¿Qué cualidades manifestó Jesús? ¿Cuáles le atraen más a usted?

      • ¿Qué invitación nos extiende Jesús?

  • Se desenmascara al Enemigo de la fe
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 10

      Se desenmascara al Enemigo de la fe

      MUCHO antes de hacer la Tierra, Jehová Dios creó a los ángeles del cielo. Con el tiempo, uno de ellos comenzó a desear la adoración que en justicia solo le pertenece a Dios. Se dejó llevar por ese deseo y se convirtió en Satanás, que significa “Opositor”. ¿Qué hizo este ángel para merecer ese calificativo?

      Eva contemplando el fruto que la serpiente le ha dicho que coma

      Valiéndose de una serpiente, Satanás engañó a Eva

      Valiéndose de una serpiente, Satanás convenció a Eva para que desobedeciera el mandato de Dios de no comer de cierto árbol, haciéndole creer que esa prohibición la privaba de algo bueno. Además, tildó a Jehová de mentiroso y le insinuó a Eva que debía rechazar la guía divina, diciendo: “Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:5). Eva cayó en sus redes. Traspasó la ley de Dios e influyó en Adán para que hiciera lo mismo. Desde entonces, Satanás ha sido el gran enemigo de todos los que tienen fe verdadera, y ha engañado a la gente hasta nuestros días. ¿Cómo lo ha hecho?

      Se esparce una fe corrupta

      Gente cantando y bailando alrededor de un becerro de oro

      Satanás ha usado la idolatría y las tradiciones humanas para engañar a la gente

      Satanás empleó la idolatría y las tradiciones humanas para corromper a los hijos de Israel. Jesús, el Mesías, dijo a los líderes religiosos que su manera de adorar a Dios era vana porque enseñaban “mandatos de hombres como doctrinas” (Mateo 15:9). Cuando la nación rechazó al Mesías, Dios rechazó a la nación. Por eso, Jesús declaró: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mateo 21:43). Fue entonces cuando los discípulos de Jesús llegaron a ser el pueblo favorecido de Dios.

      Así que Satanás se concentró en corromper a los seguidores de Jesús. ¿Lo logró? Jesús había predicho lo que sucedería con una parábola profética. En ella, un hombre sembró trigo bueno en un campo, y más tarde un enemigo sembró mala hierba entre el trigo. Las dos clases de plantas crecieron juntas hasta la época de la cosecha. Luego, la mala hierba fue separada y quemada, pero el trigo se recogió y guardó en el almacén del amo.

      Jesús explicó a sus discípulos el significado de la parábola. Él mismo es el Sembrador. “En cuanto a la semilla excelente —aclaró—, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo, y el enemigo que la sembró es el Diablo. La siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles.” (Mateo 13:38, 39.) Jesús asemejó sus discípulos al trigo. Por otro lado, Satanás sembró falsos discípulos entre los verdaderos seguidores de Jesús. Así, como él mismo predijo, durante los siglos que siguieron a su muerte, surgieron falsos discípulos que promovieron enseñanzas apóstatas como la Trinidad (el concepto de que hay tres personas en un solo Dios). Además, comenzaron a practicar la idolatría y a intervenir en la política. Como resultado, muy pocas personas permanecieron fieles a las enseñanzas de Jesús.

      Se conserva la fe verdadera

      Sin embargo, como explicó Jesús, tarde o temprano se produciría un cambio. Los ángeles de Dios separarían para su destrucción a los que carecieran de fe verdadera. Como consecuencia, sería más fácil identificar a quienes tuvieran auténtica fe. Por último, Satanás, el enemigo número uno de la fe, también será destruido. Y entonces triunfará la fe verdadera.

      Pero ¿cómo identificar a las personas que tienen una fe verdadera? En la próxima sección analizaremos a esta pregunta.

      Personas de diferentes razas y edades

      Los ángeles de Dios buscan a las personas que desean adquirir fe verdadera

      ¿Qué respondería?

      • ¿De dónde vino Satanás?

      • ¿Cómo ha tratado Satanás de corromper la fe?

      • ¿Puede explicar la parábola del trigo y la mala hierba?

  • La fe verdadera hoy
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 11

      La fe verdadera hoy

      EN LA actualidad muchas personas aseguran tener fe. Por otro lado, Jesús enseñó que pocas tendrían fe verdadera, cuando dijo: “Ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13, 14).

      ¿Cómo saber quién tiene fe verdadera? “Por sus frutos los reconocerán”, dijo Jesús. Y añadió: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible” (Mateo 7:16, 17). Así que la fe verdadera produce “fruto excelente” e impulsa a la gente a manifestar cualidades que agradan a Dios. ¿Cuáles son algunas de ellas?

      No abusar del poder

      Quienes tienen fe verdadera emplean el poder para honrar a Dios y en beneficio del prójimo. Jesús enseñó: “El que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes” (Marcos 10:43). De igual modo, los hombres de fe no son tiranos, ni fuera ni dentro del hogar. Cuidan de su esposa, la honran y atienden con cariño sus necesidades. Las Escrituras exhortan: “Esposos, sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas” (Colosenses 3:19). Y añaden: “Esposos, continúen morando con ellas de igual manera, de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas” (1 Pedro 3:7).

      Por otra parte, la esposa que tiene fe verdadera “debe tenerle profundo respeto a su esposo” (Efesios 5:33). Además se espera que las esposas “amen a sus esposos” y “amen a sus hijos” (Tito 2:4). Los cónyuges que tienen fe verdadera pasan tiempo con sus hijos enseñándoles las leyes y principios divinos. Tratan a los demás con dignidad y respeto en la casa, en el trabajo y en cualquier otro lugar. Siguen el consejo de las Escrituras: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera” (Romanos 12:10).

      Los siervos de Dios obedecen este mandato divino: “No has de aceptar un soborno” (Éxodo 23:8). Nunca utilizan su posición para ganancia personal, sino que buscan oportunidades de ayudar al prójimo, en especial a los necesitados. Siguen el consejo: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque dichos sacrificios le son de mucho agrado a Dios” (Hebreos 13:16). Por lo tanto, ven en sí mismos la veracidad de las palabras de Jesús: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).

      Sostener la justicia divina

      Las personas de fe obedecen con gusto las leyes de Dios, y para ellas “sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Saben que “la ley de Jehová es perfecta”, que las “órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón” y que “el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos” (Salmo 19:7, 8).

      La fe verdadera también las impulsa a rechazar todo tipo de prejuicio. No consideran a una raza, nación o clase social mejor que las demás. Se esfuerzan por imitar a Dios, quien “no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).

      Quienes tienen fe verdadera se comportan “honradamente en todas las cosas” (Hebreos 13:18). Evitan también el chisme malicioso y la calumnia. El salmista David describió así a la persona que Dios aprueba: “No ha calumniado con su lengua. A su compañero no ha hecho nada malo” (Salmo 15:3).

      Reflejar la sabiduría de Dios

      Los que tienen fe verdadera fundan sus creencias únicamente en las Santas Escrituras. Creen que “toda escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16). En sus tratos con los demás reflejan “la sabiduría de arriba”, que es “casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos” (Santiago 3:17). Rechazan el espiritismo, los ídolos y las tradiciones que ofenden a Dios (1 Juan 5:21).

      Manifestar amor verdadero

      El profeta Moisés (Musa) dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital” (Deuteronomio 6:5). Las personas de fe demuestran esa clase de amor a Dios. Respetan su nombre, por eso, no solo dan “gracias a Jehová”, sino que “invo[can] su nombre” con fe (Salmo 105:1). Los siervos de Dios también obedecen este mandamiento: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18). Rechazan la violencia y se esfuerzan por ser “pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18). Simbólicamente forjan “sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas” (Isaías 2:4). Como consecuencia, se “tienen amor entre sí” y disfrutan de una hermandad mundial (Juan 13:35). ¿Puede usted identificar a esas personas?

      ¿Qué respondería?

      • ¿Qué caracteriza a las personas que tienen fe verdadera?

      • ¿Cómo imitan las personas de fe las cualidades de Dios relacionadas con el poder, la justicia, la sabiduría y el amor?

  • Demuestre que tiene fe verdadera
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 12

      Demuestre que tiene fe verdadera

      DIOS advierte a sus siervos que verán su fe sometida a prueba. En su Palabra dice: “Sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien” (1 Pedro 5:8). ¿Cómo podría Satanás tratar de destruirle la fe?

      Un hombre le hace un gesto de rechazo a otro que está leyendo las Santas Escrituras

      ¿Ha experimentado este tipo de oposición?

      Tal vez utilice a otras personas, incluso a sus seres queridos, para presionarlo a fin de que no investigue las Santas Escrituras. Con relación a esto, Jesús predijo: “Los enemigos del hombre serán personas de su propia casa” (Mateo 10:36). Sus familiares y amigos bienintencionados quizás no sepan que la Palabra de Dios contiene verdades maravillosas. O tal vez tengan miedo del qué dirán. Sin embargo, las Escrituras aseguran: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido” (Proverbios 29:25). Si uno deja de aprender de las Escrituras por complacer a los demás, ¿complacerá eso a Dios? Claro que no. Por otra parte, cuando mostramos fe verdadera, Dios nos ayuda. “Nosotros no somos de la clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma.” (Hebreos 10:39.)

      Recuerde la experiencia de Dumas, relatada anteriormente. Al principio, su esposa se burlaba de él por su fe, pero después ella también quiso conocer la Palabra de Dios. De la misma manera, si usted sigue haciendo lo correcto, puede que sus amigos y seres queridos lo imiten. En muchas ocasiones, hay parientes que han sido “ganados sin una palabra por la [...] conducta casta junto con profundo respeto” de alguien que mostró fe verdadera (1 Pedro 3:1, 2).

      Satanás también intenta que la gente crea que está demasiado ocupada para estudiar las Escrituras. Le gusta ver que las presiones de la vida —las inquietudes personales o económicas— “ahogan la palabra” y que su fe “se hace infructífera” (Marcos 4:19). Resista ese punto de vista miope y mire hacia el futuro. Las Escrituras prometen: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). Seguir aprendiendo de Dios y de Jesús, el Mesías, es fundamental para obtener vida eterna en el Paraíso.

      Un hombre orando

      Ore a Dios pidiéndole ayuda

      Piense en Moisés (Musa), que era miembro de la familia real de Egipto. Podía haber ido tras la riqueza, la fama y el poder. Sin embargo, prefirió “ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado”. ¿Por qué? “Porque continuó constante como si viera a Aquel que es invisible.” (Hebreos 11:24, 25, 27.) Sin duda, tenía una fe firme en Dios. Puso los intereses divinos por encima de sus propios deseos egoístas, y fue bendecido ricamente. Si usted hace lo mismo, también obtendrá la bendición divina.

      Es posible que Satanás intente atraparlo de varias maneras. Pero no tiene por qué ser su víctima. La Palabra de Dios nos exhorta: “Opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7). ¿Cómo puede uno oponerse al Diablo?

      Siga estudiando las Santas Escrituras. Lea la Palabra de Dios todos los días. Estudie sus enseñanzas. Ponga en práctica sus consejos. De esa forma, se colocará “la armadura completa que proviene de Dios”, con la que podrá resistir los ataques de Satanás (Efesios 6:13).

      Busque la compañía de quienes tengan fe verdadera. Relaciónese con personas que lean, estudien y pongan en práctica lo que dicen las Santas Escrituras. Estas compañías lo ayudarán a aumentar su fe, pues se guían por el consejo: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, [...] animándonos unos a otros” (Hebreos 10:24, 25).

      Amigos de diferentes edades pasando un momento agradable juntos

      Busque la compañía de quienes tengan fe

      Acérquese a Jehová. Pídale ayuda en oración y confíe en él. Nunca olvide que Jehová quiere ayudarlo. “Ech[e]n sobre [Dios] toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes”, dice su Palabra (1 Pedro 5:6, 7). “Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.” (1 Corintios 10:13.)

      Satanás desafía a Dios, diciendo que nadie seguirá sirviéndole si tiene que enfrentarse a pruebas por hacerlo. Pero usted tiene la oportunidad de demostrar que Satanás es un mentiroso. Dios dice: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando” (Proverbios 27:11). No lo dude, usted puede demostrar que su fe es verdadera.

      ¿Cómo respondería?

      • ¿Cómo podría Satanás tratar de socavar su fe?

      • ¿Cómo mostró Moisés fe verdadera?

      • ¿Cómo puede usted afrontar pruebas de fe?

  • La fe verdadera conduce a la felicidad eterna
    La fe verdadera, la puerta a una vida feliz
    • SECCIÓN 13

      La fe verdadera conduce a la felicidad eterna

      “EL JUSTO... por medio de la fe vivirá”, dicen las Santas Escrituras (Romanos 1:17). Estas palabras contienen una emocionante promesa que tiene que ver con usted. ¿En qué sentido?

      Una vez finalizada su obra en la Tierra, Jesús, el Mesías, ascendió al cielo para estar con Dios. Mientras sus discípulos miraban, “fue elevado, y una nube se lo llevó de la vista de ellos” (Hechos 1:9). En el cielo, Dios le otorgó gran poder y lo nombró Rey. En el futuro cercano, Jesús llegará “en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras” (Mateo 25:31, 32). ¿Cuándo ocurrirá esto?

      Las Santas Escrituras predijeron un período de problemas mundiales que serían la señal del juicio inminente del Mesías contra las naciones. Jesús explicó lo que dicha señal incluiría: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento; y habrá escenas espantosas” (Lucas 21:7, 10, 11).

      En el mundo hay mucha delincuencia, enfermedades, guerras, violencia y hambre

      Los problemas del mundo actual son prueba de que el Mesías juzgará pronto a las naciones

      Hoy día podemos ver claramente el cumplimiento de esas palabras de Jesús. Él vendrá pronto a destruir a los inicuos. Finalmente, hasta el mismísimo Satanás será destruido y toda la Tierra se convertirá en un paraíso. Las personas vivirán en paz entre sí e incluso con los animales. “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos.” Y “no harán ningún daño ni causarán ninguna ruina” (Isaías 11:6, 9). Nadie dirá: “Estoy enfermo”. Además, “en aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados” (Isaías 33:24; 35:5). Hasta los muertos serán resucitados. Jehová “limpiará las lágrimas de todo rostro”, y “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Isaías 25:8; Revelación 21:4). Entonces se cumplirá el propósito original de Dios para la Tierra. ¡Qué maravillosa perspectiva!

      Siga aumentando su fe

      ¿A qué tipo de personas recompensará Dios con el Paraíso? A las que tengan fe verdadera.

      Recuerde que dicha fe se basa en conocimiento exacto de la Palabra de Dios. Por lo tanto, no deje de aprender de Dios y de Jesús.

      Personas de diferentes razas, felices en el Paraíso

      Las personas que tienen fe disfrutarán del Paraíso para siempre

      La fe verdadera está respaldada por obras justas. La Palabra de Dios afirma: “La fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26). Si realiza obras buenas, estará reflejando los maravillosos atributos de Dios: poder, justicia, sabiduría y amor. Siga esforzándose por adquirir esas cualidades divinas.

      Cultivar fe verdadera le traerá grandes recompensas. De hecho, es la puerta a una vida feliz ahora y por la eternidad.

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