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Lecciones prácticas de la Tierra PrometidaLa Atalaya 1996 | 15 de agosto
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La sierra del Carmelo
El nombre Carmelo significa “huerto”. Situada al norte, a esta fértil región, de unos 50 kilómetros de longitud, la adornan viñedos, olivares y árboles frutales. El promontorio de esta cadena montañosa es inolvidable por su gracia y belleza. Isaías 35:2 aludió al “esplendor del Carmelo” como símbolo de la fructífera gloria de la tierra restaurada de Israel.
El Carmelo fue el escenario de varios acontecimientos memorables. Fue aquí donde Elías desafió a los profetas de Baal y “el fuego de Jehová vino cayendo” en prueba de Su supremacía. También fue desde la cima del Carmelo que Elías advirtió la nubecilla que se convirtió en un torrencial aguacero y puso fin milagrosamente a la sequía en Israel. (1 Reyes 18:17-46.) Eliseo, el sucesor de Elías, estaba en el monte Carmelo cuando la sunamita acudió a él para que intercediera por su hijo muerto, a quien Eliseo resucitó después. (2 Reyes 4:8, 20, 25-37.)
Las laderas del Carmelo todavía están cubiertas de huertos, olivares y viñedos, y en la primavera se visten de un espléndido tapiz florido. “Tu cabeza sobre ti es como el Carmelo”, dijo Salomón a la joven sulamita, quizás en alusión a su exuberante cabellera o a la forma en que su hermosa cabeza se erguía majestuosa sobre el cuello. (Cantar de los Cantares 7:5.)
El esplendor que caracterizó la sierra del Carmelo nos trae a la memoria la belleza espiritual que Jehová ha otorgado a su actual organización de adoradores. (Isaías 35:1, 2.) Los testigos de Jehová de veras residen en un paraíso espiritual, y son del mismo parecer que el rey David, quien escribió: “Los mismísimos cordeles de medir han caído para mí en lugares agradables. Realmente, mi propia posesión me ha resultado grata”. (Salmo 16:6.)
Es cierto que la nación espiritual de Dios hoy día debe enfrentarse a problemas difíciles, tal como los antiguos israelitas se enfrentaron a la constante oposición de los enemigos de Dios. Sin embargo, los verdaderos cristianos nunca pierden de vista las bendiciones que Jehová les ha dado, entre ellas la luz cada vez mayor de la verdad bíblica, una hermandad mundial y la oportunidad de obtener vida eterna en una Tierra paradisíaca. (Proverbios 4:18; Juan 3:16; 13:35.)
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Lecciones prácticas de la Tierra PrometidaLa Atalaya 1996 | 15 de agosto
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[Ilustraciones de la página 7]
El monte Carmelo, donde Elías humilló a los profetas de Baal
[Reconocimiento]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.
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