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  • “Tienen que ser santos [...]”
    La Atalaya 1987 | 1 de noviembre
    • 1, 2. a) ¿Qué recordatorio se desplegaba en el turbante del sumo sacerdote, y qué propósito tenía? b) ¿Por qué es apropiado hoy día un recordatorio de la santidad de Jehová? c) ¿Qué amonestación da Pedro en cuanto a la santidad?

      “LA SANTIDAD pertenece a Jehová.” Esas conmovedoras palabras estaban a la vista de todos, grabadas en una lámina de oro puro atada al turbante del sumo sacerdote de Israel. (Éxodo 28:36-38.) Eran un resplandeciente recordatorio de que, a desemejanza de las naciones paganas que rendían homenaje a deidades inmundas, Israel adoraba a un Dios limpio y santo.

  • “Tienen que ser santos [...]”
    La Atalaya 1987 | 1 de noviembre
    • Un Dios santo, adoradores santos

      3. ¿Qué indica en cuanto a Jehová la canción de Moisés?

      3 ‘¿Una persona imperfecta que sea santa? ¡Imposible!’, pudiera decir usted. Sin embargo, considere lo que sirve de fondo a la amonestación que da Pedro. Aquí el apóstol citó palabras que originalmente se dirigieron a Israel poco después del Éxodo de Egipto. Mediante aquella liberación milagrosa Jehová se había revelado como Libertador, Cumplidor de promesas, “persona varonil de guerra”. (Éxodo 3:14-17; 15:3.) En una canción que celebró el desastre que experimentó Egipto en el mar Rojo, Moisés ahora reveló otra característica de Jehová: “¿Quién entre los dioses es como tú, oh Jehová? ¿Quién es como tú, que resultas poderoso en santidad?”. (Éxodo 15:11.) Esta es la primera ocasión registrada por escrito en que se atribuye santidad a Jehová.

      4. a) ¿De qué manera es Jehová “poderoso en santidad”? b) Entonces, ¿qué contraste existía entre Jehová y los dioses de Canaán?

      4 Las palabras hebreas y griegas que se vierten “santo” en la Biblia comunican la idea de ser ‘brillante, nuevo, fresco, sin tacha y limpio’. Por eso, Moisés pintó a Jehová como persona limpia en el grado superlativo, un ser sin impureza alguna, a quien no se puede corromper, que de ninguna manera tolera la inmundicia. (Habacuc 1:13.) Jehová estaba en radiante contraste con los dioses del país que los israelitas pronto habitarían: Canaán. Documentos desenterrados en Ras Shamra, un pueblo en la costa septentrional de Siria, dan una vislumbre limitada, pero de todos modos iluminadora, del grupo de dioses de los cananeos. Estos textos describen a dioses que —según el libro The Canaanites, de John Gray—, eran “belicosos, celosos, vengativos, lujuriosos”.

      5, 6. a) ¿Cómo afectó a los cananeos la adoración de dioses disolutos? b) ¿Cómo afectó a los israelitas adorar al Dios santo?

      5 Como pudiera esperarse, la cultura cananea reflejaba a los dioses disolutos que los cananeos adoraban. El libro The Religion of the People of Israel explica: “Los actos que imitaban a la deidad se consideraban servicio al dios. [...] Astarté [la diosa sexual] tenía ministros y ministras a quienes se describía como personas consagradas [...] Se consagraban a la prostitución en su servicio”. El erudito William F. Albright añade: “Sin embargo, en el peor de los casos el erotismo de su culto tiene que haberse sumido a muy sucias profundidades de degradación social”. La adoración de “postes sagrados” fálicos, los sacrificios de niños, la magia, los hechizos, el incesto, la sodomía y la bestialidad... todas estas prácticas llegaron a ser ‘la costumbre de la tierra’ en Canaán. (Éxodo 34:13; Levítico 18:2-25; Deuteronomio 18:9-12.)

      6 Por otra parte, Jehová es “poderoso en santidad”. No podía tolerar tal degradación en sus adoradores. (Salmo 15.) Por eso, a diferencia de los degradantes dioses cananeos, Jehová elevó o puso en plano exaltado a su pueblo. Muchas veces Jehová exhortó a su pueblo mediante las palabras que después citó Pedro: “Deben resultar santos, porque yo Jehová su Dios soy santo”. (Levítico 11:44; 19:2; 20:26.)

      ‘La Ley es santa, justa y buena’

      7, 8. a) ¿Cómo podían “resultar santos” los israelitas? b) Muestre el contraste entre la Ley de Jehová y el código babilonio de Hammurabi.

      7 El “resultar santos” no significaba ni perfección ni adquirir una apariencia de piedad falsa; significaba obediencia a un código extenso dado a Israel mediante Moisés. (Éxodo 19:5, 6.) A diferencia de cualquier otra ley nacional, la Ley de Dios podía describirse como ‘santa y justa y buena’. (Romanos 7:12.)

      8 Es verdad que el código babilonio de Hammurabi, del que se dice que existió antes de la Ley de Moisés, abarcó un grupo similar de temas. Algunos de sus estatutos, como la ley de ‘ojo por ojo’ o la ley del talión, son similares a los principios mosaicos. Por eso, algunos críticos alegan que Moisés simplemente tomó sus leyes del código de Hammurabi. Sin embargo, el código de Hammurabi no hizo mucho más que glorificar a Hammurabi y servirle de conveniencia política. La Ley de Dios fue dada a Israel ‘para su bien siempre, para que se mantuvieran vivos’. (Deuteronomio 6:24.) Además, hay poca prueba de que la ley de Hammurabi fuera alguna vez de observancia obligatoria en Babilonia; parece que no fue más que una “ayuda legal para las personas que buscaban consejo” (The New Encyclopædia Britannica, edición de 1985, tomo 21, página 921). Sin embargo, la Ley de Moisés era de observancia obligatoria y fijaba penas justas por la desobediencia. Finalmente, el código de Hammurabi se concentra en cómo tratar con los malhechores; solo 5 de sus 280 leyes son prohibiciones directas. En contraste, lo enfatizado en la Ley de Dios era la prevención o evitación del mal, no su castigo.

      9. ¿Cómo influía la Ley de Moisés en la vida de los judíos?

      9 Por ser ‘santa, justa y buena’, la Ley mosaica tuvo vigorosa influencia en la vida personal de los judíos. Reguló su adoración, suministró el arreglo de sábados de desistir del trabajo, controló la estructura económica de la nación, delineó algunos requisitos sobre la manera de vestir, y dio guía provechosa en asuntos de alimentación, actividad sexual y hábitos higiénicos. Hasta funciones normales del cuerpo recibieron cuidadosa consideración en la Ley de Moisés.

      “El mandamiento de Jehová es limpio”

      10. a) ¿Por qué tocaba la Ley tantos aspectos de la vida? b) ¿Cómo promovía limpieza física y buena salud la Ley? (Inclúyase la nota.)

      10 Aquella reglamentación detallada para la vida diaria tenía un propósito elevado: Hacer de los israelitas un pueblo limpio... en sentido físico, espiritual, mental y moral. Por ejemplo, las leyes que exigían que se bañaran, enterraran sus excrementos, pusieran en cuarentena a los que tuvieran enfermedades contagiosas, y evitaran ciertos alimentos, todas estas eran leyes que promovían la salud y la limpieza físicaa. (Éxodo 30:18-20; Levítico, capítulo 11; Le 13:4, 5, 21, 26; 15:16-18, 21-23; Deuteronomio 23:12-14.)

      11. ¿Qué significaba el estar en condición de inmundicia ceremonial?

      11 No obstante, en realidad la buena salud y la higiene eran secundarias en comparación con la limpieza espiritual. Por eso, al que acaso comía uno de los alimentos prohibidos, participaba en relaciones sexuales o tocaba un cadáver se le declaraba inmundo en sentido ceremonial. (Capítulos 11 y 15 de Levítico; Cap 19 de Números.) Al que de ese modo quedaba inmundo se le prohibía totalmente participar en la adoración... ¡y en algunos casos, bajo pena de muerte! (Levítico 15:31; 22:3-8.) Pero ¿qué tenían que ver aquellas prohibiciones con la limpieza espiritual?

      12. ¿Cómo promovieron la limpieza espiritual las leyes de limpieza ceremonial?

      12 La adoración pagana se caracterizaba por la prostitución, la adoración de los muertos y la jarana o diversión estrepitosa. Pero The International Standard Bible Encyclopedia señala lo siguiente: “No se permitía ningún acto sexual como medio de adorar a Yahvé. Por lo tanto, toda actividad de ese tipo hacía inmundo al participante. [...] En Israel los muertos recibían el honor debido, pero de ninguna manera recibían veneración indebida, ni se hacían objeto de adoración [...] Más camaradería con los vecinos paganos en sus fiestas —que incluirían banqueteo— era imposible para el israelita, porque el alimento que aquellos consumían era inmundo”. Así, el reglamento de la Ley constituía un “muro” de separación respecto a los elementos religiosos inmundos. (Efesios 2:14.)

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