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Acepte la Biblia como lo que verdaderamente esLa Atalaya 1995 | 1 de mayo
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Provista para que la leamos y la entendamos
5. a) Si es posible, ¿qué debemos poseer todos? b) ¿Cómo se enteraban los israelitas de la antigüedad de lo que decían las Escrituras? c) ¿Cómo influye Salmo 19:7-11 en su actitud con respecto a la lectura de la Biblia?
5 Hoy día, en la mayoría de los países la Biblia se puede conseguir fácilmente, y animamos a todos los lectores de La Atalaya a que obtengan un ejemplar. Cuando la Biblia se estaba escribiendo, no había imprentas. La generalidad de las personas no tenían un ejemplar personal. Sin embargo, Jehová se encargó de que sus siervos conocieran su contenido. Por ello, Éxodo 24:7 dice que cuando Moisés escribió lo que Jehová le mandó, “tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo”. Después de haber visto las manifestaciones sobrenaturales en el monte Sinaí, el pueblo reconoció que lo que Moisés había leído provenía de Dios y que tenían que conocer esta información. (Éxodo 19:9, 16-19; 20:22.) Nosotros también tenemos que saber lo que dice la Palabra de Dios. (Salmo 19:7-11.)
6. a) ¿Qué hizo Moisés antes de que la nación de Israel entrara en la Tierra Prometida? b) ¿Cómo podemos imitar el ejemplo de Moisés?
6 Cuando la nación de Israel se preparaba para cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida, terminando así su vida nómada en el desierto, era apropiado que repasara la Ley de Jehová y su relación con la nación. Impelido por el espíritu de Dios, Moisés examinó de nuevo la Ley con el pueblo. Le recordó algunos detalles de esta y destacó también varios principios y actitudes subyacentes que debían influir en su relación con Jehová. (Deuteronomio 4:9, 35; 7:7, 8; 8:10-14; 10:12, 13.) Cuando nosotros aceptamos nuevas asignaciones o afrontamos situaciones nuevas en la vida, también nos beneficiará examinar cómo debe influir el consejo de las Escrituras en lo que hacemos.
7. ¿Qué se hizo para grabar la Ley de Jehová en la mente y el corazón de los israelitas poco después de haber cruzado el Jordán?
7 Poco después de haber cruzado el río Jordán, el pueblo se reunió de nuevo para repasar lo que Jehová le había dicho mediante Moisés. La nación se congregó a unos 50 kilómetros al norte de Jerusalén. La mitad de las tribus estaban delante del monte Ebal, y la otra mitad, enfrente del monte Guerizim. Allí Josué “leyó en voz alta todas las palabras de la ley, la bendición y la invocación de mal”. De esta manera, los hombres, las mujeres, los niños y los residentes forasteros oyeron una reafirmación oportuna tanto de las leyes que indicaban qué conducta resultaría en la desaprobación divina como de las bendiciones que recibirían si obedecían a Jehová. (Josué 8:34, 35.) Tenían que entender claramente lo que era bueno y lo que era malo a la vista de Jehová. Es más, debían grabar en el corazón amor a lo que es bueno y odio a lo que es malo, tal como debemos hacer nosotros hoy. (Salmo 97:10; 119:103, 104; Amós 5:15.)
8. ¿Por qué era provechosa la lectura periódica de la Palabra de Dios durante ciertas asambleas nacionales de Israel?
8 Además de leer la Ley en aquellas ocasiones históricas, en Deuteronomio 31:10-12 se explica la provisión que se hizo para la lectura regular de la Palabra de Dios. Cada séptimo año, toda la nación tenía que congregarse para oír la lectura de la Palabra de Dios y de este modo alimentarse espiritualmente. Esto mantenía vivas en la mente y el corazón las promesas respecto a la Descendencia y así dirigía a los fieles al Mesías. Las medidas que se tomaron para alimentar espiritualmente a Israel cuando estaba en el desierto no cesaron una vez que la nación entró en la Tierra Prometida. (1 Corintios 10:3, 4.) Al contrario, la Palabra de Dios se enriqueció con la inclusión de las revelaciones que recibieron posteriormente los profetas.
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Acepte la Biblia como lo que verdaderamente esLa Atalaya 1995 | 1 de mayo
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Respuesta y obediencia personal
12. a) ¿Cómo se benefició el pueblo cuando Moisés le leyó la Ley? b) ¿Cómo respondió el pueblo?
12 No se suponía que la lectura de las Escrituras inspiradas fuera un simple formalismo. No se hacía sencillamente para satisfacer la curiosidad del pueblo. Cuando Moisés leyó “el libro del pacto” a Israel en la llanura frente al monte Sinaí, lo hizo para que supiera cuáles eran sus responsabilidades ante Dios y las cumpliera. ¿Estaba dispuesto el pueblo? La lectura requería una respuesta. Los israelitas reconocieron ese hecho, y dijeron: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo, y a ser obedientes”. (Éxodo 24:7; compárese con Éxodo 19:8; 24:3.)
13. ¿Qué tenía que hacer el pueblo cuando Josué leyera las maldiciones que ocasionaría la desobediencia, y con qué objetivo?
13 Más tarde, cuando Josué leyó a la nación las prometidas bendiciones y las maldiciones, o invocaciones de mal, se requirió una respuesta del pueblo. Después de cada invocación de mal se daba la orden: “Y todo el pueblo tiene que responder y decir: ‘¡Amén!’”. (Deuteronomio 27:4-26.) De este modo, el pueblo expresó públicamente que estaba de acuerdo con la condenación divina de cada uno de los males que se mencionaron. ¡Qué impresionante debió ser cuando toda la nación gritaba al unísono su asentimiento!
14. ¿Por qué resultó ser especialmente provechosa la lectura pública de la Ley en los días de Nehemías?
14 Cuando todo el pueblo se reunió en Jerusalén para oír la Ley en los días de Nehemías, se enteró de que no estaba siguiendo todas sus instrucciones. En esa ocasión obedeció con prontitud lo que aprendió. ¿Cuál fue el resultado? “Llegó a haber regocijo muy grande.” (Nehemías 8:13-17.) Después de oír la lectura de la Biblia diariamente por una semana durante la fiesta, la nación se dio cuenta de que se requería aún más. Oró y repasó la historia de la relación de Jehová con su pueblo desde los días de Abrahán. Esta información motivó a Israel a jurar conformarse a los requisitos de la Ley, no casarse con extranjeros y aceptar las obligaciones relacionadas con el mantenimiento del templo y sus servicios. (Nehemías, capítulos 8-10.)
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