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El guerrero y la niñaLecciones que aprendo de la Biblia
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Naamán tenía una horrible enfermedad en la piel que era muy dolorosa. La niña quería ayudarlo, así que le dijo a la esposa de Naamán: “Conozco a alguien que puede hacer que tu esposo se sienta mejor. En Israel hay un profeta de Jehová que se llama Eliseo. Él puede curar a tu esposo”.
La esposa de Naamán le contó lo que la niña le dijo. Él quería probar cualquier cosa para curarse, por eso se fue a Israel a la casa de Eliseo. Naamán creía que Eliseo lo iba a recibir como a una persona importante. Pero, en vez de salir a hablar con él, Eliseo envió a su sirviente para recibirlo y darle este mensaje: “Ve y métete siete veces en el río Jordán. Entonces te curarás”.
A Naamán no le gustó eso y dijo: “Pensaba que este profeta iba a curarme llamando a su Dios y moviendo sus manos de una manera espectacular. Pero lo único que me ha dicho es que vaya a ese río de Israel. Tenemos ríos mejores en Siria. ¿Por qué no puedo ir a esos ríos?”. Naamán se puso furioso y se fue de la casa de Eliseo.
Los sirvientes de Naamán lo ayudaron a pensar mejor las cosas. Le dijeron: “¿Verdad que harías lo que fuera para curarte? Lo que te pide este profeta es muy sencillo. ¿Por qué no lo haces?”. Naamán los escuchó, así que fue al río Jordán y se metió en el agua siete veces. A la séptima vez, Naamán salió del agua curado por completo. Estaba muy feliz y regresó para darle las gracias a Eliseo. Le dijo: “Ahora sé que Jehová es el Dios verdadero”. Naamán volvió a su casa sano.
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El ejército de fuego de JehováLecciones que aprendo de la Biblia
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LECCIÓN 52
El ejército de fuego de Jehová
El rey Ben-Hadad de Siria atacó varias veces Israel. Pero el profeta Eliseo siempre avisaba al rey de Israel para que pudiera escaparse. Así que Ben-Hadad decidió secuestrar a Eliseo. Averiguó que estaba en la ciudad de Dotán y envió allí al ejército sirio para atraparlo.
Los sirios llegaron a Dotán de noche. A la mañana siguiente, el ayudante de Eliseo salió y vio que la ciudad estaba rodeada de un gran ejército. Se asustó muchísimo y gritó: “Eliseo, ¿qué vamos a hacer?”. Eliseo le respondió: “Hay más guerreros con nosotros que con ellos”. En ese momento, Jehová hizo que el ayudante de Eliseo viera que las montañas alrededor de la ciudad estaban llenas de caballos y carros de guerra de fuego.
Cuando los soldados sirios intentaron atrapar a Eliseo, él oró: “Jehová, por favor, haz que se queden ciegos”. De repente, los soldados no tenían ni idea de dónde estaban aunque todavía podían ver. Entonces Eliseo les dijo: “Se equivocaron de ciudad. Síganme, los llevaré adonde está el hombre que buscan”. Ellos siguieron a Eliseo hasta llegar a Samaria. Allí vivía el rey de Israel.
Por fin los sirios se dieron cuenta de dónde estaban en realidad, pero ya era demasiado tarde. El rey de Israel le preguntó a Eliseo: “¿Los mato?”. Los sirios habían intentado hacerle daño a Eliseo, ¿aprovecharía él esta oportunidad para vengarse? No. Él contestó al rey: “No los mates. Dales de comer y deja que se vayan”. Así que el rey les preparó un gran banquete y después los dejó volver a sus casas.
“Esta es la confianza que tenemos con él: que le podemos pedir cualquier cosa que esté de acuerdo con su voluntad y él nos escucha” (1 Juan 5:14).
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