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La religión... ¿por qué la falta de interés?La Atalaya 1991 | 1 de febrero
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La religión... ¿por qué la falta de interés?
“EL HOMBRE que no tiene religión es como una casa sin ventanas.” Así describió cierto japonés a su hijo, Mitsuo, lo necesaria que es la iluminación religiosa. Pero Mitsuo no tomó en serio las palabras de su padre. Y parece que cada vez más personas, tanto en Japón como en otros lugares, piensan como pensó Mitsuo. Están contentas con ser ‘casas sin ventanas’, pues no les interesa dejar que la luz de la religión entre en su vida.
Así, cuando en Japón se hizo una encuesta nacional sobre el carácter de sus ciudadanos, el 69% afirmó que no era gente religiosa. La proporción fue mayor aún entre los jóvenes.
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La religión... ¿por qué la falta de interés?La Atalaya 1991 | 1 de febrero
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Con todo, en Japón todavía se ve mucho el atavío religioso. Pero, como la loza fina, solo se utiliza en ocasiones poco comunes... por ejemplo, en bodas y funerales. La religión se aprecia más por el papel que desempeña en conservar la cultura local y la tradición familiar que porque suministre iluminación espiritual. Para muchas personas la religión es simplemente un placebo que se ha de dar a los débiles y afligidos; no ven en ella ningún otro beneficio. ‘La religión es buena si uno tiene tiempo para ella o si a uno le parece que la necesita —dicen algunos—, pero uno tiene que confiar en sí mismo para ganarse la vida y pagar las deudas.’
¿A qué se debe esta apatía? Se pudieran dar varias razones. En primer lugar está el ambiente social. Muchos jóvenes han recibido poca educación religiosa, o ninguna. No es raro que muchos de los que viven en una sociedad que da tanta importancia a búsquedas materialistas lleguen a ser adultos materialistas.
En algunos países el comportamiento escandaloso de evangelizadores ávidos de riqueza e inmorales de la TV, y de otros líderes religiosos prominentes, también ha alejado de la religión a algunos, tal como lo ha hecho el que la religión se haya mezclado en asuntos políticos y en guerras. Esto lo ilustra lo que le sucedió a la religión sintoísta en Japón. La Encyclopædia of the Japanese Religions dice: “Tras la derrota en la guerra [la II Guerra Mundial] en agosto de 1945, los santuarios sintoístas afrontaron una crisis severa”. El sintoísmo, que apoyó el fervor bélico y prometió victoria, desilusionó a la gente. La filosofía de que no hay ni Dios ni Buda se esparció con rapidez.
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