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Los terremotos. Cómo prepararse para sobrevivir¡Despertad! 1987 | 22 de diciembre
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“HUBO un temblor —recuerda Michiko—, y luego una tremenda sacudida que pareció lanzar por los aires nuestra casa de madera. El ruido de las cosas que caían con gran estrépito y de los platos y vasos que se rompían me aterrorizó más que cualquier otra cosa. De repente, nuestra casa se convulsionó y empezó a tambalearse sobre sus fundamentos.
”Mi madre no fue presa del pánico. Calmadamente nos mandó que nos vistiéramos para salir a la calle y recogiéramos las cosas que consideráramos importantes. Nos dijo que nuestra casa iba a desplomarse tarde o temprano, de modo que teníamos que abandonarla e ir al hospital donde estaba trabajando mi padre.”
Michiko era solo una niña de doce años de edad cuando experimentó uno de los desastres más grandes del siglo: el terremoto de 1923, que redujo a cenizas dos terceras partes de Tokio y todo Yokohama. Miles de casas se derrumbaron. Y cuando el polvo se posó, se descubrieron más de 143.000 muertos. Sin embargo, es de interés lo que dijo más tarde un informe del gobierno: “Los que murieron como consecuencia del derrumbe de sus casas fueron solo una décima parte” del total de las víctimas. ¿De qué murieron, entonces, las otras 130.000 personas?
El terremoto azotó dos minutos antes del mediodía, una hora en la que muchas amas de casa habían encendido el fuego para preparar la comida. ¿Con qué resultado? ¡En cuestión de segundos se declararon incontables incendios! Michiko continúa: “Cuando salimos, gente histérica abarrotaba las estrechas calles. Todos intentaban desesperadamente escapar de los incendios. Poco a poco nos abrimos paso entre las muchedumbres. Mi madre nos dijo que intentáramos permanecer juntos, y también dónde encontrarnos en el caso de que nos separáramos. Recuerdo cuánto me sorprendió ver las cosas que la gente había sacado de sus casas: desde ollas de arroz hasta pesadas cómodas. ¡En medio de su confusión habían sacado cosas que no serían absolutamente de ninguna utilidad!”.
El aire, intensamente caldeado por los incendios, se elevó a gran altitud, causando debajo una corriente de aire frío que los agravó aún más. Se formaron tornados que lanzaron residuos incandescentes por todas partes. Decenas de miles de personas corrieron despavoridas a los parques para hallar seguridad. Al día siguiente se les encontró apilados en montones de hasta cuatro o cinco cuerpos; los que estaban arriba, totalmente quemados, y los que se encontraban debajo, asfixiados.
El suministro de agua y las comunicaciones se interrumpieron. En los días que siguieron abundaron los rumores de que algunos extraños estaban envenenando la poca agua potable que quedaba. Se formaron grupos de vigilantes que asesinaban a los extraños. La policía militar mataba arbitrariamente a los vigilantes. Un pánico injustificable acabó con el orden incluso dentro de la policía.
Sin embargo, Michiko estuvo protegida de todos estos peligros. A las tres horas del terremoto, la madre de Michiko había llevado a los niños junto a su padre, siguiendo los planes que, como familia, ya habían hecho con anterioridad. A su vez, él los llevó a un lugar seguro y los protegió de los tumultos que se formaron. “Cuán agradecida estoy a mis padres —dice Michiko— por haber permanecido calmados y haber sabido qué hacer.”
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Los terremotos. Cómo prepararse para sobrevivir¡Despertad! 1987 | 22 de diciembre
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[Fotografías en la página 25]
Michiko, de doce años de edad, cuando se produjo el gran terremoto de 1923 en Japón. Obsérvese la devastación de Yokohama y los enormes buques varados
[Reconocimiento]
Fotos de terremotos, Yokohama City Fire Bureau
[Reconocimiento en la página 24]
Y. Ishiyama, Building Research Institute, Ministry of Construction, Government of Japan
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