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  • ¿Por qué examinar ideas nuevas?
    La Atalaya 1989 | 15 de enero
    • AL IRSE levantando la niebla, el comodoro estadounidense Matthew C. Perry divisó el monte Fujiyama desde la cubierta de su buque insignia, el Susquehanna. Había anhelado visitar Japón y al fin se halló allí el 8 de julio de 1853, tras un viaje de más de siete meses. Había estudiado cuanta información había conseguido sobre Japón. ¿Por qué? Porque esperaba abrir al mundo las puertas de aquel país, que por su propia decisión se había aislado del extranjero.

  • ¿Por qué examinar ideas nuevas?
    La Atalaya 1989 | 15 de enero
    • Como resultado, los japoneses vivieron en aislamiento hasta que el comodoro Perry tocó a sus puertas en 1853.

      Termina el aislamiento

      Al entrar en la bahía de Yedo los grandes buques negros de Perry, arrojaban vapor al aire, y esto asombró a los pescadores locales, que creyeron que veían volcanes en movimiento. Los ciudadanos de Yedo (ahora Tokio) se aterraron, y muchos huyeron de la ciudad con sus pertenencias. El éxodo fue tan grande que el gobierno tuvo que emitir un aviso oficial para calmar a la gente.

      Aquella gente que había vivido aislada no solo se sorprendió sobremanera por los buques de vapor del comodoro Perry, sino también por los regalos de Perry para Japón. Una demostración de telegrafía entre dos edificios maravilló a los japoneses. El libro Narrative of the Expedition of an American Squadron to the China Seas and Japan (Informe sobre la expedición de una escuadra estadounidense a los mares de China y a Japón), compilado bajo la supervisión de Perry, menciona que unos funcionarios japoneses no pudieron resistir la tentación de montarse sobre una pequeña locomotora que “difícilmente podía transportar a un niño de seis años de edad”. Hasta “un respetable mandarín” se dejó llevar por la locomotora “mientras sus vestiduras holgadas flotaban al aire”.

      La segunda visita de Perry, un año después, al fin abrió por completo las puertas de Japón. El gobierno cedió a la presión y abrió el país al trato con el mundo exterior. Los aislacionistas intransigentes que querían mantener aislado a Japón recurrieron al terrorismo, asesinaron al ministro principal del gobierno y atacaron a los extranjeros. Algunos señores aislacionistas abrieron fuego contra las flotas extranjeras. No obstante, con el tiempo aquellos ataques disminuyeron, y el emperador se apoderó de las riendas gubernamentales del shogunado de los Tokugawa.

      Para cuando Perry logró que Japón abriera sus puertas, las naciones occidentales ya habían experimentado su Revolución Industrial.

  • ¿Cómo recibe usted las ideas nuevas?
    La Atalaya 1989 | 15 de enero
    • El estado de ánimo de muchos japoneses se manifestó bien en los dibujos que hicieron del comodoro Perry. De unos 50 que quedan, solo dos o tres lo representan como un simple oficial de marina de los Estados Unidos. Los demás dibujos lo pintan como un duende de nariz larga o un monstruo de cara pálida, como se muestra aquí.

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