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Edifican juntos a escala mundialLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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En 1972 la sucursal de Japón había sido trasladada de Tokio a las nuevas y más grandes instalaciones de Numazu. En 1975 se le hicieron importantes ampliaciones. Para 1978 se había obtenido otra propiedad en Ebina, y de inmediato se empezó la construcción de una fábrica que tendría una superficie más de tres veces mayor que la de la fábrica de Numazu. Se terminó en 1982. Aquello no fue suficiente; hubo que añadir más edificios en 1989. ¿No habría sido posible construir de una sola vez un edificio que fuera lo suficientemente grande? No. El número de proclamadores del Reino en Japón se había duplicado una y otra vez como nadie lo esperaba. De 14.199 en 1972 pasaron a 137.941 en 1989, y muchos de estos estaban dedicados al ministerio de tiempo completo.
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Edifican juntos a escala mundialLos testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Mientras el hombre sea imperfecto, habrá problemas; pero los que trabajan en estas obras procuran resolverlos aplicando los principios bíblicos. Saben que más importante que la eficiencia es hacer las cosas de la manera cristiana. Como recordatorio de esto, en la obra de Ebina (Japón) había grandes carteles con dibujos de obreros con cascos, y en cada casco se había inscrito en caracteres japoneses uno de los frutos del espíritu de Dios: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio. (Gál. 5:22, 23.)
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