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  • Qué debe saber sobre los celos
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • Qué debe saber sobre los celos

      ¿QUÉ son los celos? Una emoción intensa que puede causar angustia, tristeza o enojo al que la posee. Tal vez sintamos celos cuando alguien parece lograr más que nosotros en determinada tarea o cuando un amigo recibe más elogios que nosotros. ¿Es siempre malo ser celoso?

      Las personas celosas tienden a sospechar de posibles rivales. Un ejemplo lo encontramos en el rey Saúl del antiguo Israel. Al principio amaba a su escudero, David, e incluso lo puso a la cabeza del ejército. (1 Samuel 16:21; 18:5.) Pero cierto día el rey Saúl oyó a las mujeres alabar a David con estas palabras: “Saúl ha derribado sus miles, y David sus decenas de miles”. (1 Samuel 18:7.) Saúl no debió haber permitido que estos elogios afectaran su buena relación con David. Sin embargo, se ofendió. “Saúl estuvo mirando a David de continuo con sospecha desde aquel día en adelante.” (1 Samuel 18:9.)

      Puede que una persona celosa no le desee ningún mal a otra. Tal vez lo que le moleste sea sencillamente el éxito de su compañero y no tener las mismas cualidades o no estar en las mismas circunstancias. Por otro lado, la envidia es un tipo de celos particularmente negativo. La persona envidiosa quizá retenga secretamente el bien de la que es objeto de su envidia y le desee algún mal. A veces, el envidioso no puede esconder sus sentimientos. Quizá se vea impulsado a hacer daño a otra persona abiertamente, tal como cuando el rey Saúl trató de matar a David. Utilizó su lanza en más de una ocasión con el fin de “clavar a David a la pared”. (1 Samuel 18:11; 19:10.)

      ‘Pero yo no soy celoso’, quizá diga usted. Efectivamente, puede ser que los celos no controlen su vida. Pero a todos nos afectan los celos hasta cierto grado: los nuestros y los de otras personas. Aunque no tardamos en ver los celos de los demás, tal vez nos cueste ver los nuestros.

      “Tendencia hacia la envidia”

      Al mostrar las manifestaciones de la naturaleza pecaminosa del hombre, la Palabra de Dios, la Biblia, muchas veces pone de relieve pecados motivados por la envidia. ¿Recuerda el relato de Caín y Abel? Ambos hijos de Adán y Eva ofrecieron sacrificios a Dios. Abel lo hizo porque era un hombre de fe. (Hebreos 11:4.) Tenía fe en que Dios podía cumplir su grandioso propósito tocante a la Tierra. (Génesis 1:28; 3:15; Hebreos 11:1.) Abel también creía que Dios recompensaría a los seres humanos fieles con vida en el venidero Paraíso terrestre. (Hebreos 11:6.) Por esta razón, Dios le mostró que se complacía en su sacrificio. Si Caín hubiera amado sinceramente a su hermano, se habría alegrado de que Dios lo bendijera. Pero Caín “se enardeció de gran cólera”. (Génesis 4:5.)

      Dios instó a Caín a hacer el bien para que pudiera recibir asimismo una bendición. A continuación le advirtió: “Si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él?”. (Génesis 4:7.) Lamentablemente, Caín no dominó su cólera ni sus celos, que le llevaron a asesinar a su justo hermano. (1 Juan 3:12.) Desde entonces, las peleas y guerras se han cobrado cientos de millones de vidas. The World Book Encyclopedia explica que “algunas de las causas fundamentales de la guerra pueden ser el deseo de más tierra, de más riqueza, de más poder o de seguridad”.

      Los cristianos verdaderos no toman parte en las guerras de este mundo. (Juan 17:16.) Pero, lamentablemente, algunos cristianos se enzarzan a veces en peleas verbales. Si otras personas de la congregación toman partido, estas peleas pueden convertirse en guerras verbales que causen mucho daño. El escritor bíblico Santiago preguntó a sus compañeros de creencia: “¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes?”. (Santiago 4:1.) Respondió a esa pregunta denunciando su avidez materialista, y añadió: “Siguen [...] codiciando”, o teniendo “celos”. (Santiago 4:2, nota.) Sí, el materialismo puede llevar a codiciar y a tener celos de los que parecen gozar de mejores circunstancias. Por esta razón, Santiago advirtió acerca de la “tendencia hacia la envidia”. (Santiago 4:5.)

      ¿Cómo beneficia analizar la causa de los celos? Pues nos puede ayudar a ser honrados y a fomentar buenas relaciones con los demás. También puede ayudarnos a ser más comprensivos, tolerantes y perdonadores. Lo que es mejor, pone de relieve la desesperada necesidad que tiene el hombre de la provisión amorosa que ha hecho Dios con el fin de salvarlo y rescatarlo de su tendencia al pecado. (Romanos 7:24, 25.)

      Un mundo sin celos

      Desde una óptica humana, un mundo sin celos puede parecer imposible. El escritor Rom Landau admitió: “La sabiduría acumulada a través de los tiempos, con todo lo que han dicho sobre este tema filósofos [...] y psicólogos, no ofrece ninguna orientación al hombre atormentado por los celos. [...] ¿Existe algún médico que haya sanado alguna vez a alguien de los celos?”.

      No obstante, la Palabra de Dios ofrece la esperanza de lograr vida perfecta en un mundo donde a nadie vuelvan a invadirle los celos ni la envidia. Además, la paz de ese nuevo mundo no se verá alterada por gente que muestre estas características indeseables. (Gálatas 5:19-21; 2 Pedro 3:13.)

      Sin embargo, no siempre es malo ser celoso. De hecho, la Biblia dice que Jehová “es un Dios celoso”. (Éxodo 34:14.) ¿Qué significa este texto? ¿Y qué dice la Biblia acerca del celo? Al mismo tiempo, ¿cómo pueden dominarse los celos? Lea los siguientes artículos.

  • Los celos casi arruinan mi vida
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • Los celos casi arruinan mi vida

      LOS celos empezaron a afectarme seriamente cuando me casé con mi segundo esposo, Mark.a Debíamos atender a varios hijastros y tratar con nuestros ex cónyuges. A veces la situación se volvía insoportable. Cada vez que surgía un conflicto de familia, me parecía que Mark no me apoyaba. Empecé a pensar que todavía amaba a su anterior esposa. En vez de controlar los celos, permití que me dominaran. Me sentía amenazada cada vez que la anterior esposa de Mark estaba cerca.

      Observaba a Mark constantemente, hasta fijándome en sus ojos para ver hacia dónde miraban. Leía en ellos pensamientos que ni siquiera estaban allí. A veces lo acusaba abiertamente de seguir amando a su ex esposa. En cierta ocasión se disgustó tanto que se levantó y se marchó de una asamblea cristiana. Me sentía culpable delante de Jehová. Estaba amargando la vida a toda la familia, pues al final la situación afectó también a los niños. Me odiaba a mí misma por lo que estaba haciendo, pero sin importar cuánto me esforzaba, no hallaba la forma de controlar los celos.

      En vez de ayudarme, Mark comenzó a tomar represalias. Cuando lo acusaba, me gritaba: “Lo que pasa es que estás celosa”. Hasta parecía que procuraba ponerme celosa adrede. Quizá pensaba que así me curaría los celos, pero en realidad empeoraba la situación. Empezó a mirar a otras mujeres, haciendo comentarios sobre su belleza, lo cual me hacía sentir inferior y menos deseada. La situación llegó a tal punto que comenzó a aflorar otra emoción indeseable: el odio. A esas alturas estaba tan desorientada, que lo único que deseaba era que Mark y su familia desaparecieran de mi vida.

      Cuando la Biblia dice que “los celos son podredumbre a los huesos”, tiene toda la razón. (Proverbios 14:30.) Mi salud empezó a verse afectada. Se me abrieron úlceras estomacales que tardaron mucho tiempo en sanar. Seguí amargándome la vida sospechando de todo lo que hacía Mark. Le revisaba los bolsillos, y si encontraba números telefónicos, llamaba para ver quién contestaba. En el fondo estaba tan avergonzada de mí misma, que lloraba de vergüenza cuando oraba a Jehová. Sin embargo, no podía contenerme. Era mi peor enemiga.

      Mi espiritualidad se resintió a tal grado que dejé de orar. Amaba a Jehová y quería hacer lo correcto. Conocía todos los textos bíblicos que hablan sobre la vida conyugal, pero no podía ponerlos en práctica. Por primera vez en mi vida ya no quería vivir, aun cuando tenía unos hijos maravillosos.

      Los ancianos de la congregación cristiana me animaron mucho y se esforzaron al máximo por ayudarme. Pero cuando sacaban a colación el tema de mis celos, la vergüenza me hacía negar que tuviera tal problema.

      Con el tiempo, mi salud empeoró tanto que me tuvieron que internar en un hospital para operarme. Mientras estaba allí me di cuenta de que la vida no podía seguir así. Mark y yo decidimos separarnos por tres meses para examinar nuestra situación más fríamente. Durante este tiempo ocurrió algo magnífico. En la revista ¡Despertad! apareció un artículo intitulado “Ayuda para adultos que son hijos de alcohólicos”.b

      Resulta que mi madre era alcohólica. Aunque mis padres no me maltrataron físicamente, nunca se mostraron cariño ni me lo mostraron a mí. No recuerdo ni una sola ocasión en la que mi madre me estrechara entre sus brazos o me dijera que me quería. De modo que crecí sin saber realmente cómo amar o, lo que es igual de importante, cómo ser amada.

      Mi madre solía contarme que mi padre tenía romances y que no podía confiar en él. De modo que, por lo visto, crecí sin confiar en los hombres. Por causa de mi crianza, siempre me sentí inferior a los demás, especialmente a otras mujeres. Leer aquel artículo de ¡Despertad! me ayudó a entender la razón. Por primera vez comprendí cuál era la raíz de mi problema con los celos.

      Le mostré el artículo a mi esposo, Mark, y también le sirvió para entenderme mejor. En poco tiempo logramos seguir el consejo bíblico para las parejas que están pensando en separarse e hicimos las paces. (1 Corintios 7:10, 11.) Ahora nuestro matrimonio marcha mejor que nunca. Casi todo lo hacemos juntos, especialmente cuando se trata de actividades cristianas. Mark es más comprensivo. Casi no pasa un día sin que me diga lo mucho que me quiere, y ahora sí le creo.

      Cuando sé que vamos a ver a su ex esposa, le pido a Jehová que me dé fortaleza y me ayude a comportarme de un modo propio de la madurez cristiana. Y surte efecto. Incluso estoy superando mi animosidad hacia ella. Ya no me recreo en pensamientos negativos ni me dejo llevar por la imaginación.

      Todavía siento celos alguna vez. Lo único que me librará completamente de ellos será la vida perfecta en el nuevo mundo de Dios. Entretanto he aprendido a controlarlos, en vez de permitir que me controlen a mí. Sí, los celos casi arruinaron mi vida, pero gracias a Jehová y a su organización, ahora soy más feliz y mi salud ha vuelto a la normalidad. Tengo de nuevo una buena relación con mi Dios, Jehová. (Contribuido.)

  • El envidioso
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • El envidioso

      LA LENGUA hebrea tiene una sola raíz para los términos “celo” y “celos”. Al referirse a seres humanos pecadores, esta raíz hebrea puede traducirse “envidia” o “rivalidad”. (Génesis 26:14; Eclesiastés 4:4.) No obstante, en griego hay más de una palabra que se traduce “celos”. El término zḗ·los, al igual que su equivalente hebreo, puede referirse tanto al celo como a los celos. Otro vocablo griego, fthó·nos, tiene una connotación puramente negativa. En la Traducción del Nuevo Mundo se traduce siempre “envidia”.

      ¿Cómo se usaba el término fthó·nos en la antigua Grecia? The Anchor Bible Dictionary dice: “A diferencia del hombre avariento, el que adolece de fthónos no necesariamente desea los bienes que le molesta que otros tengan; sencillamente no quiere que esas personas los posean. Difiere del hombre competitivo en que, a diferencia de este, su objetivo no es ganar, sino evitar que los demás ganen”.

      El envidioso casi nunca está al tanto de que la causa principal de sus problemas es su propia actitud. “Una de las peculiaridades del hombre fthonerós —dice el mismo diccionario— es que no tiene conciencia de su propia personalidad. Cuando se le pide que justifique su conducta, siempre se dice a sí mismo y dice a los demás que sus críticas son justificadas y están motivadas por la injusticia de la situación. Si se le pregunta por qué habla así de un amigo, responde que lo hace para su beneficio.”

      Los evangelistas Mateo y Marcos usan el término griego fthó·nos para designar el móvil de los individuos responsables de la muerte de Jesús. (Mateo 27:18; Marcos 15:10.) Sí, les motivaba la envidia. Esta perniciosa emoción también ha hecho que los apóstatas odien cruelmente a los que fueron sus hermanos. (1 Timoteo 6:3-5.) No sorprende que a los envidiosos se les impida la entrada en el Reino de Dios. Jehová Dios ha decretado que todos los que sigan “llenos de envidia” sean “merecedores de muerte”. (Romanos 1:29, 32; Gálatas 5:21.)

  • Celosos por la adoración pura de Jehová
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • Celosos por la adoración pura de Jehová

      “Jehová, cuyo nombre es Celoso, él es un Dios celoso.” (ÉXODO 34:14.)

      1. ¿Cuál es la cualidad dominante de Dios, y cómo se relaciona con su celo?

      JEHOVÁ dice que es “un Dios celoso”. Esta afirmación tal vez nos extrañe, pues la palabra “celoso” puede tener connotaciones negativas. Pero como la cualidad dominante de Dios es el amor, su celo debe redundar en el bien de la humanidad. (1 Juan 4:8.) Como veremos, para que haya paz y armonía en el universo, es esencial que Jehová sea un Dios celoso.

      2. ¿Cómo se han traducido las palabras hebreas para celo?

      2 Las palabras hebreas de la misma familia que se traducen tanto celo como celos aparecen más de ochenta veces en las Escrituras Hebreas, y en casi el 50% de las ocasiones se refieren a Jehová Dios. “Cuando se habla del carácter celoso de Dios —explica G. H. Livingston—, no se alude a una emoción negativa, sino, más bien, a la insistencia en la exclusividad de la adoración a Jehová.” (The Pentateuch in Its Cultural Environment.) Por eso, la Traducción del Nuevo Mundo a veces traduce el sustantivo hebreo por “insistencia en devoción exclusiva”. (Ezequiel 5:13.) Además de “celo”, otra traducción apropiada es “ardor”. (Isaías 9:7; Salmo 79:5.)

      3. ¿Cómo puede resultar de provecho el ser celoso?

      3 Al hombre se le creó con la capacidad de sentir celo; los celos, sin embargo, surgieron después de la caída de la humanidad en el pecado. Ser celoso puede ser muy provechoso para el ser humano. Puede impulsarlo a proteger a un ser querido de malas influencias. Además, los seres humanos podemos tener celo por Jehová y su adoración. (1 Reyes 19:10.) Para comunicar la idea correcta de ese celo por Jehová, el sustantivo hebreo puede traducirse ‘no tolerar rivalidad’ respecto a él. (2 Reyes 10:16.)

      Becerro de oro

      4. ¿Qué mandato respecto al celo se destacó en la Ley que Dios dio a Israel?

      4 Un ejemplo de celo fue lo que sucedió cuando los israelitas recibieron la Ley en el monte Sinaí. Se les había advertido vez tras vez que no adoraran a dioses hechos por el hombre. Jehová les dijo: “Yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva [es decir, “un Dios que es celoso; un Dios que no tolera rivalidad”]”. (Éxodo 20:5, nota; compárese con Éxodo 20:22, 23; 22:20; 23:13, 24, 32, 33.) Jehová entró en un pacto con los israelitas y prometió bendecirlos e introducirlos en la Tierra Prometida. (Éxodo 23:22, 31.) Y el pueblo dijo: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo, y a ser obedientes”. (Éxodo 24:7.)

      5, 6. a) ¿Qué grave pecado cometieron los israelitas cuando estaban acampados en el monte Sinaí? b) ¿Cómo mostraron celo Jehová y sus adoradores leales en Sinaí?

      5 No obstante, los israelitas no tardaron en pecar contra Dios. Aún estaban acampados al pie del monte Sinaí. Como Moisés había pasado muchos días en la montaña recibiendo más instrucciones de Dios, el pueblo presionó a su hermano, Aarón, para que les hiciera un dios. Él accedió e hizo un becerro con el oro que le suministraron. Decían que este ídolo representaba a Jehová. (Salmo 106:20.) Al día siguiente ofrecieron sacrificios y siguieron “inclinándose ante [el ídolo]”. Luego se ‘divirtieron’. (Éxodo 32:1, 4, 6, 8, 17-19.)

      6 Moisés descendió de la montaña mientras los israelitas celebraban la fiesta. Al ver su conducta vergonzosa, exclamó: “¿Quién está de parte de Jehová?”. (Éxodo 32:25, 26.) Los hijos de Leví se reunieron en torno a Moisés, y él les ordenó que tomaran la espada y ejecutaran a los juerguistas idólatras. Los levitas demostraron su celo por la adoración pura de Jehová al matar a unos tres mil de sus hermanos culpables. Jehová reforzó esa acción enviando una plaga sobre los sobrevivientes. (Éxodo 32:28, 35.) Luego Dios repitió el mandato: “No debes postrarte ante otro dios, porque Jehová, cuyo nombre es Celoso, él es un Dios celoso”. (Éxodo 34:14.)

      Baal de Peor

      7, 8. a) ¿Cómo cayeron muchos israelitas en grave adoración idolátrica a Baal de Peor? b) ¿Cómo terminó el azote de Jehová?

      7 Cuarenta años más tarde, cuando la nación de Israel estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida, las atractivas moabitas y madianitas convencieron a muchos israelitas para que aceptaran su hospitalidad. Ellos debieron haber rechazado el compañerismo estrecho con las adoradoras de dioses falsos. (Éxodo 34:12, 15.) En cambio, corrieron como ‘toros al degüello’, pues cometieron fornicación con las mujeres y se inclinaron con ellas ante Baal de Peor. (Proverbios 7:21, 22; Números 25:1-3.)

      8 Jehová envió un azote que mató a los que participaron en esta vergonzosa adoración sexual. También ordenó que los israelitas inocentes mataran a sus hermanos culpables. Con descaro y despecho, Zimrí, un principal de Israel, introdujo en su tienda a una princesa madianita para tener coito con ella. Al ver esto, Finehás, un sacerdote temeroso de Dios, ejecutó a la pareja inmoral. Así se puso fin al azote, y Dios dijo: “[Finehás] ha hecho que se calme mi ira contra los israelitas, porque él ha tenido el mismo celo que yo tengo por ellos. Por eso no me he dejado llevar del celo y no terminé con ellos”. (Números 25:11, Versión Popular.) Aunque la nación no fue aniquilada, murieron por lo menos veintitrés mil israelitas. (1 Corintios 10:8.) Perdieron la esperanza que por tanto tiempo habían abrigado de entrar en la Tierra Prometida.

      Una lección amonestadora

      9. ¿Qué les ocurrió a los habitantes de Israel y Judá por no tener celo por la adoración pura de Jehová?

      9 Lamentablemente, los israelitas olvidaron pronto estas lecciones. No fueron celosos por la adoración pura de Jehová. “Con sus imágenes esculpidas siguieron [incitando a Dios] a celos.” (Salmo 78:58.) Por consiguiente, Jehová permitió que diez tribus de Israel fueran llevadas cautivas a Asiria en 740 a.E.C. El reino de dos tribus de Judá sufrió un castigo similar cuando su capital, Jerusalén, fue destruida en 607 a.E.C. Muchas personas murieron, y a las sobrevivientes las llevaron al cautiverio en Babilonia. ¡Qué ejemplo amonestador para todos los cristianos de hoy en día! (1 Corintios 10:6, 11.)

      10. ¿Qué les ocurrirá a los idólatras impenitentes?

      10 La tercera parte de la población actual del mundo, es decir, unos mil novecientos millones de personas, dice ser cristiana. (1994 Britannica Book of the Year.) La mayoría de estas personas pertenecen a iglesias que emplean en la adoración iconos, imágenes y cruces. Jehová no perdonó a su propio pueblo por haberlo incitado a celos mediante su idolatría. Tampoco perdonará a los que afirman ser cristianos y lo adoran con el uso de objetos materiales. “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:24.) Además, la Biblia advierte a los cristianos que se guarden de la idolatría. (1 Juan 5:21.) Los idólatras impenitentes no heredarán el Reino de Dios. (Gálatas 5:20, 21.)

      11. ¿Cómo pudiera el cristiano ser culpable de idolatría sin inclinarse ante un ídolo, y qué le ayudará a evitar esa idolatría? (Efesios 5:5.)

      11 Aunque el cristiano verdadero nunca se inclinaría ante un ídolo, debe evitar todo lo que Dios considera idolátrico, inmundo y pecaminoso. Por ejemplo, la Biblia advierte: “Amortigüen [...] los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría. Por causa de esas cosas viene la ira de Dios”. (Colosenses 3:5, 6.) Obedecer estas palabras supone rechazar la conducta inmoral. Exige que evitemos el entretenimiento que tiene como objetivo despertar el apetito sexual inmundo. En lugar de satisfacer ese apetito, los cristianos verdaderos somos celosos por la adoración pura de Dios.

      Ejemplos posteriores de celo piadoso

      12, 13. ¿Cómo puso Jesús un ejemplo sobresaliente de celo por la adoración pura de Dios?

      12 Jesucristo puso el ejemplo más sobresaliente de celo por la adoración pura de Dios. En el primer año de su ministerio vio a los codiciosos mercaderes negociando en los patios del templo. Puede que los judíos de otros lugares necesitaran los servicios de los cambistas a fin de cambiar la moneda extranjera por dinero aceptable para pagar el impuesto del templo. También tenían que comprar animales y aves para los sacrificios que estipulaba la Ley de Dios. Esas transacciones comerciales debieron realizarse fuera de los patios del templo. Peor aún, parece ser que los mercaderes se aprovechaban de las obligaciones religiosas de sus hermanos cobrándoles precios exorbitantes. Consumido de celo por la adoración pura de Dios, Jesús utilizó un látigo para sacar las ovejas y el ganado vacuno de allí. También volcó las mesas de los cambistas, diciendo: “¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!”. (Juan 2:14-16.) De esta manera, Jesús cumplió las palabras de Salmo 69:9: “El puro celo por tu casa me ha consumido”.

      13 Tres años después, Jesús encontró de nuevo a los codiciosos mercaderes negociando en el templo de Jehová. ¿Lo limpiaría por segunda vez? Su celo por la adoración pura de Dios era tan fuerte como al principio de su ministerio. Echó tanto a los vendedores como a los compradores y presentó una razón más fuerte para actuar de esa manera al decir: “¿No está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero ustedes la han hecho una cueva de salteadores”. (Marcos 11:17.) ¡Qué magnífico ejemplo de inextinguible celo piadoso!

      14. ¿Cómo debe influir en nosotros el celo de Jesús por la adoración pura?

      14 La personalidad del Señor Jesucristo, ya glorificado, no ha cambiado. (Hebreos 13:8.) Él es tan celoso por la adoración pura de su Padre en el siglo XX como lo fue cuando estuvo en la Tierra. Esto se ve por lo que dice en sus mensajes a las siete congregaciones, recogidos en el libro de Revelación (Apocalipsis). Estos mensajes tienen su cumplimiento mayor en la actualidad, en el “día del Señor”. (Revelación 1:10; 2:1–3:22.) El apóstol Juan contempló en visión al glorificado Jesucristo con “ojos como una llama de fuego”. (Revelación 1:14.) Estas palabras indican que a Cristo no se le escapa ningún detalle cuando inspecciona las congregaciones para asegurarse de que permanecen limpias y aceptables en el servicio de Jehová. Los cristianos de hoy debemos recordar la advertencia de Jesús sobre el servicio a dos amos: a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24.) Jesús dijo a los miembros materialistas de la congregación de Laodicea: ‘Por cuanto son tibios, y ni calientes ni fríos, voy a vomitarlos de mi boca. Sean celosos y arrepiéntanse’. (Revelación 3:14-19.) Mediante su habla y su ejemplo, los ancianos nombrados de la congregación deben ayudar a sus compañeros de creencia a no caer en la trampa del materialismo. También deben proteger al rebaño de la corrupción moral de este mundo orientado al sexo. Además, el pueblo de Dios no está dispuesto a tolerar ninguna influencia como la de Jezabel en la congregación. (Hebreos 12:14, 15; Revelación 2:20.)

      15. ¿Cómo imitó Pablo a Jesús en su celo por la adoración de Jehová?

      15 El apóstol Pablo era imitador de Cristo. Con el fin de proteger a los cristianos recién bautizados de las influencias malsanas en sentido espiritual, dijo: “Estoy celoso de ustedes con un celo piadoso”. (2 Corintios 11:2.) Anteriormente, el celo de Pablo por la adoración pura lo había motivado a dar instrucciones a esa misma congregación para que expulsara a un fornicador impenitente, que la estaba contaminando. Aquellas instrucciones inspiradas han ayudado mucho a los ancianos de la actualidad a mantener limpias las más de setenta y cinco mil quinientas congregaciones de los testigos de Jehová. (1 Corintios 5:1, 9-13.)

      El celo de Dios beneficia a su pueblo

      16, 17. a) ¿Qué actitud tuvieron las naciones cuando Dios castigó a la antigua Judá? b) ¿Cómo mostró Jehová celo por Jerusalén después de que Judá estuvo en cautiverio por setenta años?

      16 Los habitantes de Judá llegaron a ser objeto de mofa cuando Dios los castigó permitiendo que se les llevara cautivos a Babilonia. (Salmo 137:3.) Los edomitas, impulsados por los celos y el odio, ayudaron a los babilonios cuando estos atacaron al pueblo de Dios, un hecho que Jehová no pasó por alto. (Ezequiel 35:11; 36:15.) Los sobrevivientes se arrepintieron durante el cautiverio, y después de setenta años Jehová los devolvió a su tierra.

      17 Al principio, la situación fue difícil para los habitantes de Judá. Jerusalén y su templo yacían en ruinas, y las naciones vecinas se oponían a la reconstrucción del templo. (Esdras 4:4, 23, 24.) ¿Cómo se sentía Jehová al respecto? El relato inspirado dice: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘He estado celoso por Jerusalén y por Sión con gran celo. Con gran indignación me siento indignado contra las naciones que están en desahogo; porque yo, por mi parte, me sentí indignado hasta solo un grado pequeño, pero ellas, por su parte, ayudaron hacia la calamidad’. Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Ciertamente volveré a Jerusalén con misericordias. Mi propia casa será construida en ella —es la expresión de Jehová de los ejércitos— [...]’”. (Zacarías 1:14-16.) Jehová cumplió esta promesa, pues se reconstruyó el templo y también la ciudad de Jerusalén.

      18. ¿Qué experimentaron los cristianos verdaderos durante la I Guerra Mundial?

      18 La congregación cristiana verdadera vivió una experiencia similar en el siglo XX. Durante la I Guerra Mundial, Jehová disciplinó a su pueblo por no haber permanecido estrictamente neutral en aquel conflicto mundial. (Juan 17:16.) Dios permitió que las potencias políticas oprimieran a su pueblo, y al clero de la cristiandad le alegró este ataque. En realidad, los clérigos instigaron a los políticos a proscribir la obra de los Estudiantes de la Biblia, como se llamaba entonces a los testigos de Jehová. (Revelación 11:7, 10.)

      19. ¿Cómo ha mostrado Jehová celo por su adoración desde 1919?

      19 No obstante, Jehová mostró celo por su adoración y volvió a conceder su favor a su pueblo arrepentido en el año posbélico de 1919. (Revelación 11:11, 12.) Como consecuencia, la cantidad de alabadores de Jehová ha aumentado de menos de cuatro mil en 1918 a aproximadamente cinco millones en la actualidad. (Isaías 60:22.) Dentro de poco, el celo de Jehová por su adoración pura se manifestará de maneras más espectaculares.

      Acciones futuras del Dios celoso

      20. ¿Qué hará Dios dentro de poco para mostrar su celo por la adoración pura?

      20 Durante siglos, las iglesias de la cristiandad han seguido el ejemplo de los judíos apóstatas, que incitaron a Jehová a celos. (Ezequiel 8:3, 17, 18.) Pronto Jehová Dios introducirá un pensamiento radical en el corazón de algunos miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Este pensamiento impulsará a las potencias políticas a desolar a la cristiandad y al resto de la religión falsa. (Revelación 17:16, 17.) Los adoradores verdaderos sobrevivirán a esa aterradora ejecución divina. Responderán a las palabras de las criaturas celestiales que dicen: “¡Alaben a Jah! [...] Porque ha ejecutado juicio sobre la gran ramera [la religión falsa] que corrompió la tierra con su fornicación [sus enseñanzas falsas y su apoyo a la política corrupta], y ha vengado la sangre de sus esclavos de la mano de ella”. (Revelación 19:1, 2.)

      21. a) ¿Qué harán Satanás y su sistema cuando se haya destruido a la religión falsa? b) ¿Cómo reaccionará Dios?

      21 ¿Qué sucederá después de la destrucción del imperio mundial de la religión falsa? Satanás incitará a las potencias políticas a organizar un ataque mundial contra el pueblo de Jehová. ¿Cómo reaccionará el Dios verdadero ante este intento de Satanás de eliminar la adoración verdadera de la Tierra? Ezequiel 38:19-23 nos dice: “En mi ardor [es decir, celo], en el fuego de mi furor, [yo Jehová] tendré que hablar. [...] Y ciertamente me pondré en juicio con él [Satanás], con peste y con sangre; y un aguacero inundante y piedras de granizo, fuego y azufre haré llover sobre él y sobre sus partidas y sobre los muchos pueblos que estarán con él. Y ciertamente me engrandeceré y me santificaré y me daré a conocer delante de los ojos de muchas naciones; y tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Véase también Sofonías 1:18; 3:8.)

      22. ¿Cómo podemos mostrar nuestro celo por la adoración pura de Jehová?

      22 ¡Qué alentador es saber que el Soberano del universo cuida con celo a sus adoradores verdaderos! Agradezcamos profundamente su bondad inmerecida y seamos celosos por la adoración pura de Jehová Dios. Sigamos predicando con celo las buenas nuevas, esperando con confianza el magnífico día en que Jehová ensalzará y santificará su gran nombre. (Mateo 24:14.)

  • Celosos por la adoración pura de Jehová
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • [Recuadro en la página 12]

      El amor no es celoso

      ALBERT Barnes, escriturario del siglo XIX, escribió respecto a la envidia: “Es una de las manifestaciones más comunes de la maldad, y muestra a todas luces la extrema depravación del hombre”. Agregó: “Si alguien pudiera descubrir los orígenes de todas las guerras, las contiendas y los planes mundanos —si encontrara los verdaderos orígenes de todas las intrigas y los propósitos incluso de las personas que afirman ser cristianas, que tanto contribuyen a estropear su religión y a contaminarla con ideas mundanas—, le sorprendería encontrar cuántas fueron consecuencia de la envidia. Nos duele que otras personas sean más prósperas que nosotros; deseamos poseer lo que ellas poseen, aunque no tengamos derecho a ello; y estos sentimientos nos impulsan a recurrir a diversas tácticas vergonzosas para impedir que disfruten de lleno de sus posesiones o para obtenerlas nosotros o para mostrar que no poseen tanto como se supone. [...] De esta manera satisfacemos la envidia que sentimos en el corazón”. (Romanos 1:29; Santiago 4:5.)

      Por otro lado, el señor Barnes hizo el siguiente comentario interesante respecto al amor, que “no tiene envidia”. (1 Corintios 13:4, Reina-Valera.) Escribió: “El amor no envidia la felicidad de los demás; se complace en su bienestar; y mientras su felicidad aumenta [...], las personas amorosas [...] no intentan empañarla ni atentan contra ella; no las avergüenzan debido a lo que poseen; no se quejan ni se lamentan de que ellas no sean tan favorecidas. [...] Si amamos a la gente, si nos alegramos por su felicidad, no debemos envidiarla”.

  • El amor vence los celos
    La Atalaya 1995 | 15 de septiembre
    • El amor vence los celos

      “El amor no es celoso.” (1 CORINTIOS 13:4.)

      1, 2. a) ¿Qué dijo Jesús a sus discípulos respecto al amor? b) ¿Es posible ser amoroso y celoso al mismo tiempo, y por qué responde usted así?

      EL AMOR es el sello del cristianismo verdadero. Jesucristo dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:35.) El apóstol Pablo explicó por inspiración el efecto que debe tener el amor en las relaciones cristianas. Entre otras cosas escribió: “El amor no es celoso”. (1 Corintios 13:4.)

      2 Pablo se refirió a los celos, no al celo, cuando escribió estas palabras. De lo contrario, no podría haber dicho a la misma congregación: “Estoy celoso de ustedes con un celo piadoso”. (2 Corintios 11:2.) Sintió “celo piadoso” debido a que ciertos hombres eran una influencia corruptora en la congregación. Esa situación motivó a Pablo a escribir a los cristianos de Corinto una segunda carta inspirada, que contiene mucho consejo amoroso. (2 Corintios 11:3-5.)

      Celos entre los cristianos

      3. ¿Cómo llegó a haber un problema de celos en la congregación de Corinto?

      3 En su primera carta a los Corintios, Pablo tuvo que tratar un problema que impedía que estos nuevos cristianos se llevaran bien unos con otros. Estaban ensalzando a ciertos hombres, ‘hinchándose individualmente a favor de uno y en contra de otro’. Ese proceder causó divisiones en la congregación, pues algunos decían: “Yo pertenezco a Pablo”. “Pero yo a Apolos.” “Pero yo a Cefas.” (1 Corintios 1:12; 4:6.) Bajo la guía del espíritu santo, el apóstol Pablo pudo llegar a la raíz del problema. Los corintios estaban comportándose como personas carnales, no como “hombres espirituales”. Por ello escribió: “Ustedes todavía son carnales. Porque mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no son ustedes carnales, y no están andando como andan los hombres?”. (1 Corintios 3:1-3.)

      4. ¿Qué ilustración puso Pablo para ayudar a sus hermanos a verse unos a otros en la debida perspectiva, y qué lección aprendemos nosotros?

      4 Pablo ayudó a los corintios a ver de manera apropiada los talentos y aptitudes de los diversos hermanos de la congregación. Preguntó: “¿Quién hace que tú difieras de otro? En realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Entonces, si verdaderamente lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?”. (1 Corintios 4:7.) En el capítulo 12 de Primera a los Corintios, explicó que los que componen la congregación se asemejan a los diferentes miembros del cuerpo humano, como la mano, el ojo y la oreja. Señaló que Dios formó los miembros del cuerpo de tal modo que pudieran cuidarse unos a otros. También escribió: “Si un miembro es glorificado, todos los demás miembros se regocijan con él”. (1 Corintios 12:26.) Todos los siervos de Dios de hoy en día debemos seguir este principio al tratar con nuestros compañeros de creencia. En vez de tener celos de otra persona debido a su asignación o sus logros en el servicio de Dios, debemos regocijarnos con ella.

      5. ¿Qué pone de manifiesto Santiago 4:5, y cómo destacan las Escrituras la veracidad de estas palabras?

      5 Hay que reconocer que es más fácil decir esto que hacerlo. El escritor bíblico Santiago nos recuerda que todo ser humano pecador tiene una “tendencia hacia la envidia”. (Santiago 4:5.) La primera muerte humana ocurrió debido a que Caín cedió a los celos. Los filisteos persiguieron a Isaac porque envidiaban su creciente prosperidad. Raquel tenía celos de su hermana porque era fértil. Los hijos de Jacob sentían celos del favor que se mostraba a su hermano menor José. Parece ser que Míriam tenía celos de su cuñada no israelita. La envidia hizo que Coré, Datán y Abiram conspiraran contra Moisés y Aarón. El rey Saúl tuvo celos de las victorias militares de David. No hay duda de que los celos fueron un factor que contribuyó a que los discípulos de Jesús discutieran en muchas ocasiones entre sí sobre quién era el mayor. En realidad, ninguna persona imperfecta está completamente libre de la pecaminosa “tendencia hacia la envidia”. (Génesis 4:4-8; 26:14; 30:1; 37:11; Números 12:1, 2; 16:1-3; Salmo 106:16; 1 Samuel 18:7-9; Mateo 20:21, 24; Marcos 9:33, 34; Lucas 22:24.)

      En la congregación

      6. ¿Cómo pueden los ancianos dominar la tendencia hacia la envidia?

      6 Los cristianos debemos guardarnos de la envidia y los celos. Esto incluye a los cuerpos de ancianos, nombrados para atender las congregaciones del pueblo de Dios. Si el anciano tiene humildad mental, no tratará ambiciosamente de destacarse de los demás. Por otro lado, cuando un anciano tenga aptitudes sobresalientes para organizar o discursar, los demás se regocijarán y lo verán como una bendición para la congregación. (Romanos 12:15, 16.) Puede que cierto hermano esté progresando muy bien y dando prueba de que está produciendo los frutos del espíritu de Dios en su vida. Cuando los ancianos se reúnan para analizar si dicho hermano satisface los requisitos de siervo ministerial o anciano, deben procurar no exagerar ninguna falta menor que tenga para justificar el que no se le recomiende para uno de esos privilegios. Tal proceder no sería amoroso ni razonable.

      7. ¿Qué problema pudiera surgir cuando un cristiano recibe alguna asignación teocrática?

      7 Si alguien recibe una asignación teocrática o una bendición espiritual, el resto de la congregación debe cuidarse de envidiarlo. Por ejemplo, puede que a una hermana capacitada se la utilice con más frecuencia que a otra para presentar demostraciones en las reuniones cristianas. Esto pudiera hacer que algunas hermanas sientan celos. Tal vez haya existido un problema similar entre Evodia y Síntique, de la congregación de Filipos. Los ancianos quizás tengan que animar bondadosamente a las hermanas de la actualidad que tienen celos a ser humildes y “de la misma mente en el Señor”. (Filipenses 2:2, 3; 4:2, 3.)

      8. ¿A qué actos pecaminosos pueden conducirnos los celos?

      8 Un cristiano tal vez sepa de una falta que cometió en el pasado alguien que ahora goza de privilegios en la congregación. (Santiago 3:2.) Puede que los celos lo tienten a contárselo a los demás y a cuestionar la asignación de esa persona en la congregación. Tal proceder no sería amoroso, pues el amor “cubre una multitud de pecados”. (1 Pedro 4:8.) El habla motivada por los celos puede perturbar la paz de la congregación. “Si ustedes tienen en el corazón amargos celos y espíritu de contradicción —advirtió el discípulo Santiago—, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca.” (Santiago 3:14, 15.)

      En la familia

      9. ¿Cómo pueden los cónyuges dominar los celos?

      9 Muchos matrimonios fracasan por causa de los celos. No es amoroso desconfiar de nuestro cónyuge. (1 Corintios 13:7.) Por otra parte, un cónyuge quizás sea insensible a los celos de su pareja. Por ejemplo, tal vez una esposa sienta celos debido a la atención que su esposo presta a alguien del sexo contrario. O puede que el marido esté celoso como consecuencia de la cantidad de tiempo que su esposa dedica a cuidar de un pariente necesitado. Debido a que les da vergüenza admitir que se sienten celosos, tal vez se queden callados y muestren su frustración de maneras que complican el problema. En lugar de obrar así, el cónyuge celoso debe comunicarse y expresar sinceramente sus sentimientos. Por otro lado, el otro cónyuge debe ser comprensivo y demostrar su amor a su pareja. (Efesios 5:28, 29.) Puede que ambos tengan que aplacar los celos evitando las situaciones que los despierten en su cónyuge. A veces el superintendente cristiano tal vez vea la necesidad de ayudar a su esposa a entender que está dando cierta medida de atención apropiada a las hermanas de la congregación a fin de cumplir con su responsabilidad de pastor del rebaño de Dios. (Isaías 32:2.) Claro está, el anciano ha de tener cuidado de no dar a su esposa ningún motivo justificado para que sienta celos. Por eso, es necesario que sea equilibrado y se asegure de dedicar tiempo a fortalecer su propio matrimonio. (1 Timoteo 3:5; 5:1, 2.)

      10. ¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos a superar los celos?

      10 Asimismo, los padres deben ayudar a sus hijos a comprender qué son los celos. A menudo, los hijos se enzarzan en riñas que se convierten en peleas. Muchas veces la causa fundamental son los celos. Como las necesidades de cada uno de ellos son singulares, no se les puede tratar a todos igual. Además, los hijos deben comprender que cada uno de ellos tiene tanto virtudes como defectos. El que a un hijo siempre se le anime a copiar el ejemplo de su hermano pudiera generar envidia en él y orgullo en este último. Por consiguiente, los padres deben enseñar a sus hijos a evaluar su progreso en conformidad con los ejemplos bíblicos, no compitiendo unos con otros. La Biblia dice: “No nos hagamos egotistas, promoviendo competencias unos con otros, envidiándonos unos a otros”. Antes bien, “que cada uno pruebe lo que su propia obra es, y entonces tendrá causa para alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con la otra persona”. (Gálatas 5:26; 6:4.) Más importante aún, los padres cristianos deben ayudar a sus hijos mediante un estudio regular de la Biblia, destacando los buenos y malos ejemplos que se recogen en la Palabra de Dios. (2 Timoteo 3:15.)

      Ejemplos de siervos que dominaron los celos

      11. ¿En qué sentido fue Moisés un excelente ejemplo en dominar los celos?

      11 A diferencia de los líderes del mundo ávidos de poder, “Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo”. (Números 12:3.) Cuando la tarea de dirigir a los israelitas se convirtió en una carga onerosa para él, Jehová hizo que su espíritu actuara en setenta israelitas, a quienes facultó para ayudarlo. Cuando dos de ellos empezaron a comportarse como profetas, Josué pensó que estaban quitándole mérito indebidamente a la dirección de Moisés. Josué quiso impedir que actuaran así, pero Moisés razonó humildemente: “¿Sientes celos por mí? No, ¡quisiera yo que todo el pueblo de Jehová fueran profetas, porque Jehová pondría su espíritu sobre ellos!”. (Números 11:29.) Es obvio que Moisés se alegraba cuando otras personas recibían privilegios de servicio. No tenía celos de ellas ni buscaba gloria para sí.

      12. ¿Qué ayudó a Jonatán a no sentir celos?

      12 Jonatán, el hijo del rey israelita Saúl, dio un buen ejemplo de cómo el amor prevalece sobre los celos. Jonatán era el primero en la línea de sucesión al trono de su padre; sin embargo, Jehová había escogido a David, hijo de Jesé, para ser el siguiente rey. Muchas personas habrían tenido celos de David y lo habrían considerado un rival de haber estado en el lugar de Jonatán. No obstante, el amor que Jonatán sentía por David impidió que los celos lo dominaran. Al oír de la muerte de Jonatán, David pudo decir: “Estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán, muy agradable me fuiste. Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres”. (2 Samuel 1:26.)

      Los ejemplos más sobresalientes

      13. ¿Quién da el mejor ejemplo en controlar perfectamente incluso la cualidad deseable del celo, y por qué?

      13 Jehová Dios es el ejemplo más sobresaliente de alguien que domina incluso la cualidad deseable del celo. Controla perfectamente este sentimiento. Las poderosas manifestaciones de su celo siempre están en armonía con su amor, su justicia y su sabiduría. (Isaías 42:13, 14.)

      14. ¿Qué ejemplo dio Jesús en contraste con el de Satanás?

      14 Jesucristo, el Hijo amado de Dios, fue a su vez un ejemplo sobresaliente de alguien que nunca cedió a los celos. “Aunque existía en la forma de Dios, [Jesús] no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios.” (Filipenses 2:6.) ¡Qué contraste tan grande con el proceder del ángel ambicioso que se hizo Satanás el Diablo! Al igual que “el rey de Babilonia”, los celos hicieron que Satanás quisiera ‘parecerse al Altísimo’ al colocarse como un dios rival en oposición a Jehová. (Isaías 14:4, 14; 2 Corintios 4:4.) Satanás incluso intentó hacer que Jesús ‘cayera y le rindiera un acto de adoración’. (Mateo 4:9.) Pero nada pudo desviar a Jesús de su humilde derrotero de sumisión a la soberanía de Jehová. A diferencia de lo que hizo Satanás, Jesús “se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento”. Apoyó la legitimidad de la gobernación de su Padre y rechazó por completo el proceder de orgullo y celos que siguió el Diablo. Debido a la fidelidad de Jesús, “Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor, para la gloria de Dios el Padre”. (Filipenses 2:7-11.)

      Cómo dominar los celos

      15. ¿Por qué debemos procurar dominar los celos?

      15 A diferencia de Dios y de Cristo, los cristianos somos imperfectos. Al ser pecadores, puede que a veces actuemos motivados por los celos. Por eso, en lugar de permitir que los celos nos impulsen a criticar a un compañero de creencia por alguna falta menor o por algún mal que creemos que ha cometido, es importante que meditemos en estas palabras inspiradas: “No te hagas justo en demasía, ni te muestres excesivamente sabio. ¿Por qué debes causarte desolación?”. (Eclesiastés 7:16.)

      16. ¿Qué excelente consejo sobre los celos se publicó en un número antiguo de esta revista?

      16 The Watch Tower del 15 de marzo de 1911 dio la siguiente advertencia sobre los celos: “Aunque debemos ser muy celosos por la causa del Señor, tenemos que cerciorarnos de que no se trate de un asunto personal y examinar si no estamos siendo entremetidos. Por otra parte, debemos determinar si es un asunto del que deban encargarse los ancianos y si es nuestro deber informárselo. Todos debemos sentir gran celo por la causa y la obra del Señor, pero tengamos mucho cuidado de que lo que sintamos no sean amargos celos [...;] en otras palabras, asegurémonos de no tener celos de otra persona, sino celo por ella, por sus intereses y por su bienestar”. (1 Pedro 4:15.)

      17. ¿Cómo podemos evitar los actos pecaminosos causados por los celos?

      17 ¿Cómo podemos los cristianos evitar el orgullo, los celos y la envidia? La solución estriba en permitir que el espíritu santo de Dios fluya libremente en nuestra vida. Por ejemplo, tenemos que pedir en oración el espíritu de Dios y ayuda para manifestar su buen fruto. (Lucas 11:13.) Debemos asistir a las reuniones cristianas, que empiezan con oración y tienen el espíritu y la bendición de Dios. También tenemos que estudiar la Biblia, que fue inspirada por Dios. (2 Timoteo 3:16.) Además, debemos participar en la predicación del Reino, que se efectúa gracias al poder del espíritu santo de Jehová. (Hechos 1:8.) Otra forma de someternos a la buena influencia del espíritu de Dios es ayudar a nuestros compañeros cristianos que están abatidos por alguna amarga experiencia. (Isaías 57:15; 1 Juan 3:15-17.) Cumplir celosamente con todas estas obligaciones cristianas nos ayudará a protegernos de las prácticas pecaminosas causadas por los celos, pues la Palabra de Dios dice: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal”. (Gálatas 5:16.)

      18. ¿Por qué no tendremos que luchar para siempre con los celos?

      18 El amor se menciona primero entre los frutos del espíritu santo de Dios. (Gálatas 5:22, 23.) Manifestarlo nos ayudará a dominar nuestras tendencias pecaminosas hoy día. Ahora bien, ¿qué puede decirse en cuanto al futuro? Millones de siervos de Jehová abrigan la esperanza de vivir en el venidero Paraíso terrestre, donde esperan ser elevados a la perfección humana. En ese nuevo mundo reinará el amor y nadie sucumbirá a los celos, pues “la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Romanos 8:21.)

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