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    • Un Dios de amor y justicia

      Vasana y su niña se miran al espejo

      Todos guardamos cierto parecido con nuestros padres

      —Cuando ustedes ven a un niño —preguntó Buddhika a la pareja—, ¿suelen encontrarle cierto parecido con sus padres?

      —Claro que sí —respondió Sanath—. Yo digo que, hasta en la forma de ser, nuestra hija se parece mucho a Vasana.

      —Así es. Y lo mismo pasa con nosotros y nuestro Hacedor, nuestro Padre. Al fijarnos en la manera en que estamos hechos y en las cosas que Jehová ha creado, podemos darnos cuenta de sus virtudes, de la clase de persona que es.

      —¡Qué interesante! Nunca me había puesto a pensar en eso.

      —Veamos cómo la Biblia respalda esa idea en Romanos 1:20. Allí dice: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad”. Sanath preguntó entonces cómo es posible ver en la creación las cualidades de Dios.

      —Pues bien —continuó Buddhika—, piensa en el amor de un padre hacia sus hijos. Un buen progenitor, como tú, siempre vela por el bienestar de los suyos. Incluso aunque un hijo a veces sea desobediente o irrespetuoso, su padre no deja de quererlo ni de brindarle lo que necesita. ¿Y por qué? Porque Jehová ha dado a los padres la capacidad de sentir cariño natural y amor por sus hijos, sentimientos que son un reflejo del amor que él nos tiene.

      Personas trabajan en un campo

      Amorosamente, Jehová proporciona las cosas que sustentan la vida

      ”Aun a quienes no lo conocen, Jehová les sigue brindando las cosas que ha creado. Por eso la Biblia declara en Mateo 5:45: ‘Demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos’. ¿No es cierto que nos beneficiamos de las lluvias y el sol, que sustentan la vida y hacen posible la producción de alimento? Pues, sea que le demos las gracias o no, Jehová nos sigue suministrando estas cosas básicas. ¿Verdad que esto demuestra que es un Dios de amor? De hecho, la Biblia revela que el amor es su virtud principal, la misma esencia de su ser. En 1 Juan 4:8 leemos que ‘Dios es amor’.

      Después, Buddhika le pidió a Sanath que pensara en otra virtud: la justicia. —Como buen padre —le dijo—, quieres a tus hijos de forma justa o imparcial, ¿verdad? También les enseñas a respetar a los demás y a vivir de acuerdo con las normas de conducta que tú crees que los convertirán en adultos responsables. Y es que todo ser humano espera que se respeten sus derechos y los de su familia, y que se les trate con justicia. ¿Por qué? Una vez más, porque reflejamos las cualidades de nuestro Creador.

      Buddhika mostró a la pareja los siguientes textos bíblicos que hablan acerca de Jehová:

      • “Todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia.” (Deuteronomio 32:4.)

      • “Él es amador de justicia y derecho.” (Salmo 33:5.)

      Así es, él nos dotó de muchas de sus virtudes, las cuales manifestamos hasta cierto grado. De modo que amamos la justicia porque Jehová, nuestro Creador, ama la justicia, y nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Sin embargo, esto no significa que podamos determinar por nosotros mismos lo que es justo y lo que no lo es. Jehová ha fijado normas a sus hijos en la Tierra, y desea que vivan en conformidad con estas. Quebrantarlas da lugar a la injusticia.

      —Hay otro asunto importante en el que me gustaría que reflexionaran —añadió Buddhika—. ¿Sabían que las leyes de casi todos los países se parecen mucho a las que se escribieron en la Biblia hace miles de años? Sanath y Vasana se sorprendieron.

      —Por ejemplo —prosiguió—, en muchos países se condena el asesinato, el robo y el adulterio, y hace más de tres mil quinientos años, la Biblia había prohibido estas cosas. Al respetar las normas justas de Jehová, reflejamos su justicia, lo cual nos brinda una vida más plena, más feliz.

      Un hombre bebe demasiado alcohol; un hombre piensa cometer inmoralidad; un hombre le roba el bolso a una mujer

      Las leyes contra la maldad son un reflejo de la justicia de Jehová

      Tras escuchar lo que Buddhika explicó, Sanath y Vasana llegaron a entender que Jehová es un Dios de amor y justicia. Siempre habían pensado que el amor y la justicia figuran entre las virtudes más importantes que toda persona debe manifestar, y por eso trataban a sus hijos con amor y justicia. Pero ahora comprendían que esos sentimientos tan arraigados son, en realidad, un reflejo de las virtudes del Creador, Jehová Dios.

      Sanath quedó fascinado al conocer las cualidades de Jehová, lo cual le permitió verlo como alguien real; tanto, que hasta pensó que debía mostrar más amor hacia su esposa e hijos. Incluso expresó que sería bueno imitar a Jehová siendo amoroso, justo e imparcial con todo el mundo.

      —¡Estupendo! —exclamó Buddhika—. Eso concuerda muy bien con lo que recomienda la Biblia. De hecho, en ella aparece una frase muy famosa que me gustaría enseñarles. Abrió la Biblia y les leyó estas palabras:

      • “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mateo 7:12.)

      Buddhika entonces dijo que, además del amor y la justicia, Jehová tiene muchas otras cualidades. Sanath y Vasana le pidieron que les hablara acerca de estas.

  • Un Dios lleno de sabiduría y de poder
    El camino de la paz y la felicidad
    • Un Dios lleno de sabiduría y de poder

      Buddhika explicó a Sanath y Vasana que las cosas que Dios ha hecho también revelan otras virtudes suyas. Para empezar, les leyó este versículo de la Biblia:

      • “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.” (Salmo 104:24.)

      —Hasta los insectos más pequeños nos enseñan algo sobre la sabiduría de Jehová —afirmó Buddhika—. Por ejemplo, la Biblia habla de la sabiduría que se evidencia en el instinto de las hormigas.

      Buddhika le recordó a Sanath que las hormigas suelen andar muy activas, cortando pedacitos de hojas para llevarlos a sus hormigueros. ¿Y cómo es que ellas saben hacer eso? Un escritor bíblico declaró que la hormiga es “instintivamente sabia”. Ahora bien, ¿quién la hizo de esa manera? ¿Quién le dio esa sabiduría instintiva? La Biblia dice que fue Jehová, el Hacedor del cielo y la Tierra (Proverbios 30:24, 25).

      Hormigas

      La sabiduría instintiva no es producto de la casualidad

      —Estoy de acuerdo en que las criaturas con esa sabiduría instintiva debieron de haber tenido un Diseñador, un Creador —opinó Sanath.

      —¿Sabían que nuestra vida misma depende de la sabiduría de Jehová? —dijo Buddhika, tras lo cual la pareja se preguntó cómo podía ser eso posible.

      La rotación de la Tierra sobre su eje

      La rotación de la Tierra sobre su eje hace posible la vida

      Les contó lo asombrado que se sintió al aprender que nuestro planeta posee las características idóneas para la vida. Por ejemplo, la velocidad con la que rota sobre su eje y con la que se mueve en su órbita alrededor del Sol permite que la energía solar se distribuya adecuadamente sobre la superficie terrestre. Además, la gravedad hace que la atmósfera —que contiene la combinación exacta de gases necesarios para vivir— se mantenga dentro de sus límites. No obstante, la atracción gravitatoria no es tan fuerte que nos impida movernos con libertad. También contamos con un abundante suministro de agua, que sin duda es esencial para la conservación de la vida. Hasta los suelos están llenos de nutrientes, los cuales, al mezclarse con el agua, son absorbidos por las plantas.

      —Estoy totalmente convencido de que todo esto no es producto de la casualidad —afirmó Buddhika—. Yo sé que ha sido Jehová, la fuente de infinita sabiduría, quien puso en marcha las cosas necesarias para que haya vida.

      Completamente de acuerdo, Sanath y Vasana asintieron con la cabeza.

      Luego, Buddhika mencionó otra virtud de Dios que también los impresionaría: el poder. Sanath quiso saber qué revela la Biblia sobre el poder de Jehová, y Buddhika leyó este versículo:

      • “¡Oh Señor Soberano Jehová! Mira que tú mismo has hecho los cielos y la tierra por tu gran poder y por tu brazo extendido.” (Jeremías 32:17.)

      —Para darnos una idea del gran poder de Jehová, pensemos en la energía solar —prosiguió Buddhika—. Al salir en un día soleado, uno siente el calor que irradia el Sol, ¿verdad? ¿Tienen idea de cuán potente es?

      —Bueno, aquí se siente mucho calor antes de la temporada monzónica —contestaron Sanath y Vasana.

      Sanath siente el calor del Sol

      ¡Qué poderoso tiene que ser el Creador del Sol!

      Buddhika les dijo que él había leído que la temperatura en el núcleo del Sol es de unos 15.000.000°C (27.000.000°F). Si uno extrajera de allí un pedacito del tamaño de una cabeza de alfiler, tendría que alejarse unos 150 kilómetros (100 millas) de esa pequeñísima fuente de calor para estar a salvo. La energía que emite el Sol cada segundo equivale a la que produciría la explosión de centenares de millones de bombas nucleares.

      —Si el Sol es un astro tan potente —les preguntó—, ¿cuánto poder tendrá su Hacedor? Es algo inimaginable. Y el Sol es tan solo una pequeña muestra del inmenso poder de su Creador, Jehová.

      Sanath y Vasana concordaron con Buddhika en que todas estas maravillas tuvieron que haber sido creadas por alguien, pues es imposible que hayan llegado a existir por casualidad. Además, comprendieron que, a pesar de ser un espíritu invisible, Jehová, el Creador, es una persona real que manifiesta a la perfección amor, justicia, sabiduría y poder en todo cuanto ha realizado.

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