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Ver para creerLa Atalaya 2008 | 1 de mayo
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¿Por qué estaba Pablo convencido de que Dios existe y se interesa por su creación humana? Él mismo reveló una razón cuando, en una carta a los cristianos de Roma, dijo respecto a Dios: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas” (Romanos 1:20).
En las siguientes páginas se presentan tres cualidades de Dios que se ven claramente en las cosas que ha creado. Al examinar los ejemplos que se dan, pregúntese: “¿Qué efecto tiene en mí conocer estos atributos divinos?”.
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La sabiduría de Dios se evidencia en la naturalezaLa Atalaya 2008 | 1 de mayo
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La sabiduría de Dios se evidencia en la naturaleza
“Él es Aquel que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace más sabios que hasta las criaturas voladoras de los cielos.” (JOB 35:11)
LAS aves poseen habilidades asombrosas. Por ejemplo, realizan piruetas aéreas que son la envidia de los diseñadores de aeronaves, y algunas especies son capaces de recorrer miles de kilómetros sobre el vasto océano y llegar infaliblemente a su destino.
Otra de sus facultades sobresalientes —que también revela la sabiduría de su Creador— es su capacidad de comunicarse mediante sonidos y trinos. Veamos algunos ejemplos.
El lenguaje de las aves
Algunas especies de aves comienzan a comunicarse incluso antes de salir del cascarón. Un ejemplo es la codorniz. La hembra puede poner alrededor de ocho huevos a un ritmo de uno por día. Si todos se desarrollaran a la misma velocidad, todos ellos nacerían en un período de ocho días. En ese caso, a la mamá codorniz le resultaría muy difícil atender a los polluelos de hasta una semana de edad y al mismo tiempo seguir incubando el huevo que aún quedara. Pero lo que en realidad ocurre es que los ocho polluelos salen del cascarón en un lapso de seis horas. ¿Cómo es posible tal cosa? Pues bien, según parecen indicar los estudios, una razón importante es que los embriones de codorniz se comunican entre sí desde el interior de los huevos y, de algún modo, se ponen de acuerdo para nacer casi simultáneamente.
En las distintas especies de aves son usualmente los machos adultos los que cantan, sobre todo en la época de celo, a fin de marcar su territorio o atraer a una pareja. Cada una de las miles de especies tiene su propio lenguaje, por así decirlo, y eso permite a las hembras identificar a los machos de su misma especie.
Las aves cantan principalmente al amanecer y al atardecer, y tienen una buena razón: en esos momentos hay menos viento y ruido de fondo. Los científicos han descubierto que, en comparación con las horas del mediodía, el canto de las aves se desplaza hasta veinte veces mejor temprano en la mañana o al ponerse el Sol.
Aunque los machos suelen ser los que cantan, tanto ellos como las hembras emiten una gran variedad de llamadas, o sonidos cortos, que tienen significados concretos. Los pinzones, por ejemplo, poseen un repertorio de nueve llamadas. Emiten un tipo de llamada para advertir sobre una amenaza en el aire —como un ave de presa al acecho— y otra distinta para alertar sobre un peligro que se acerque desde el suelo.
Un don muy superior
La sabiduría que se evidencia en el instinto de las aves es realmente impresionante. Sin embargo, sus facultades de comunicación palidecen al compararlas con las de los seres humanos. Dios nos ha creado “más sabios que hasta las criaturas voladoras de los cielos”, señala Job 35:11. Nosotros somos los únicos con la capacidad de transmitir pensamientos complejos y abstractos mediante las cuerdas vocales o los gestos.
A diferencia de todas las demás criaturas, los bebés humanos parecen programados para aprender idiomas complejos. La revista digital American Scientist afirma: “Los niños pequeños se las arreglan para aprender un idioma hasta cuando sus padres no les hablan directamente a ellos; los niños sordos llegan al extremo de inventar su propio lenguaje de signos si en casa no se les enseña ninguno”.
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La sabiduría de Dios se evidencia en la naturalezaLa Atalaya 2008 | 1 de mayo
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¿Qué efecto tiene en usted conocer estos hechos?
¿Qué siente usted al escuchar el hermoso canto de los pájaros o las primeras palabras de un niño? ¿Percibe la sabiduría de Dios en lo que él ha creado?
Tras meditar en la forma en que estamos hechos, el salmista David se sintió impulsado a decirle a Dios: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho. Tus obras son maravillosas, como muy bien percibe mi alma” (Salmo 139:14). Examinar con gratitud la sabiduría divina que se evidencia en la creación sin duda fortalecerá su confianza en que Dios puede proporcionarle una guía confiable en la vida.
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El poder de Dios se revela en las estrellasLa Atalaya 2008 | 1 de mayo
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El poder de Dios se revela en las estrellas
“Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta.” (ISAÍAS 40:26)
EL SOL no es más que una estrella de tamaño mediano; su masa, sin embargo, es 330.000 veces mayor que la de la Tierra. La mayoría de las estrellas vecinas son más pequeñas que el Sol. Pero otras, como la V382 Cygni, tienen una masa por lo menos veintisiete veces mayor.
¿Cuánta energía irradia el Sol? Imagínese la intensidad que debería tener un fuego para que su calor se pudiera sentir a 15 kilómetros (10 millas) de distancia. Pues bien, el Sol está alejado de nosotros unos 150 millones de kilómetros como promedio (93 millones de millas). Sin embargo, en un día soleado, ¡puede llegar a provocarnos ampollas en la piel! En realidad, a la Tierra apenas llega alrededor de una milmillonésima parte de su energía, pero esa mínima fracción es suficiente para sustentar la vida en nuestro planeta.
De hecho, los científicos han calculado que la energía total que desprende el astro rey bastaría para sostener treinta y un billones de planetas como la Tierra. La página de Internet de Space Weather Prediction Center (Centro de Predicción del Clima Espacial) propone otra forma de calcular esa enorme radiación: si la energía que el Sol produce en un solo segundo pudiera almacenarse, se podría satisfacer “el actual consumo energético de Estados Unidos durante los próximos nueve millones de años”.
La energía del Sol procede de su núcleo, un reactor nuclear que comprime los átomos unos contra otros y desprende las inmensas fuerzas resultantes. Debido al gran tamaño del Sol y a la densidad de su núcleo, la energía que se genera en su interior tarda millones de años en salir a la superficie. “Si el Sol dejara de producir energía hoy, en la Tierra no se sentiría una diferencia notable hasta dentro de cincuenta millones de años”, afirma la página de Internet ya mencionada.
Ahora piense en esto: cuando usted mira al cielo en una noche clara, contempla miles de estrellas similares a nuestro Sol, cada una irradiando inmensas cantidades de energía. ¡Y los científicos calculan que en el universo hay miles y miles de millones de estrellas!
¿De dónde salieron todas ellas? En la actualidad, la mayoría de los investigadores creen que, por razones que aún no son capaces de comprender, el universo surgió de repente hace unos catorce mil millones de años. La Biblia lo declara con toda sencillez: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Sin lugar a dudas, Aquel que creó los colosales generadores que llamamos estrellas bien merece el calificativo de “vigoroso en poder” (Isaías 40:26).
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