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Conozcamos a Jehová y sirvámosleVivamos muy pendientes del día de Jehová
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SECCIÓN 2
Conozcamos a Jehová y sirvámosle
¿Qué enseñanzas de los doce profetas nos impulsan a conocer mejor a Jehová? ¿Por qué resultan tan útiles para nuestros tiempos los mensajes divinos que ellos proclamaron? Al examinar los capítulos 4 a 7 de este libro, encontraremos indicaciones sobre cómo adorar a Dios y cumplir con sus normas. Por ejemplo, ¿de qué maneras espera él que demostremos justicia en nuestras relaciones con el prójimo? En efecto, veremos que estos doce libros proféticos pueden mejorar nuestra vida.
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Jehová, el Dios que predice y cumpleVivamos muy pendientes del día de Jehová
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CAPÍTULO CUATRO
Jehová, el Dios que predice y cumple
1, 2. a) ¿Por qué les parece a muchas personas que nadie es capaz de controlar la situación actual? b) ¿Qué imagen de la personalidad de Jehová ofrecen los doce profetas?
MUCHAS personas tienen la sensación de estar perdiendo el control de su vida. Al leer la prensa, se convencen de que la humanidad va de mal en peor y de que los intentos de arreglar los problemas del mundo solo consiguen agravar una situación irremediable. Cabe señalar que algunos de los doce profetas tuvieron inquietudes parecidas. Con todo, dejaron mensajes de esperanza que nos ayudan y que podemos usar para consolar al prójimo (Miqueas 3:1-3; Habacuc 1:1-4).
2 Estos doce libros exponen una idea clave: Jehová, el Soberano del universo, tiene pleno control sobre los asuntos del hombre y se interesa mucho por su bienestar. De hecho, cada uno de nosotros puede decir: “Él se preocupa por mí”. Los doce profetas ofrecen una imagen muy atrayente de “Jehová de los ejércitos”. Es cierto que muestran que, si él lo desea, “toca la tierra” y esta “se derrite”; pero también señalan que Dios da la siguiente garantía a sus siervos: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo” (Zacarías 2:8; Amós 4:13; 9:5). Cuando leemos pasajes en donde vemos que Dios se rige por el amor y que es misericordioso y perdonador, ¿verdad que nos conmovemos? (Oseas 6:1-3; Joel 2:12-14.) Claro, los escritos de estos profetas no exploran todos los detalles de la personalidad de Jehová; eso es algo que realizan los 66 libros de la Biblia en conjunto. Sin embargo, los doce que estamos estudiando son como una ventana que nos permite contemplar la atrayente manera de ser y actuar de nuestro Dios.
3. ¿Cómo confirman los doce profetas que Jehová es un Dios que cumple su propósito?
3 Los doce profetas nos dan más razones para confiar en Jehová como Pronosticador del futuro y Realizador infalible de su propósito. En efecto, nos confirman que él convertirá la Tierra en un paraíso administrado por su Reino (Miqueas 4:1-4). Algunos de estos profetas mencionan los preparativos que hizo para que el Mesías viniera al mundo y rescatara a la humanidad del pecado y la muerte (Malaquías 3:1; 4:5). ¿Por qué es tan necesario examinar esta información?
EL AMOROSO SOBERANO CON PLENO CONTROL DE TODO
4, 5. a) ¿Qué verdad esencial acerca de Dios destacaron los doce profetas? b) ¿Cómo influye en usted saber que Jehová es todopoderoso?
4 Recuerde que, como vimos en el capítulo anterior, Satanás cuestionó el derecho que Dios tiene de gobernar. Además, algunos ángeles manifestaron rebeldía contra Jehová y desconfianza en Sus motivos. Tales sentimientos los llevaron a desobedecerle y hacer estragos en la Tierra. Pues bien, es esencial que se respete y acate la soberanía de Dios, porque solo así reinarán el orden y la armonía en el universo, lo que incluye la paz entre los hombres. Con toda razón, Jehová está decidido a vindicar su soberanía. Veamos cómo aclaran este punto los doce libros proféticos.
5 Dado que los profetas eran mensajeros de Jehová, destacaron la posición sublime que él ocupa. Por ejemplo, Amós ensalza el nombre y la soberanía del Todopoderoso llamándolo veintiuna veces “Señor Soberano”. Este título indica que el Dios verdadero posee una grandeza inmensa y que nada escapa a su control (Amós 9:2-5; véase el recuadro “Jehová, el Todopoderoso”). Es, sin duda, el único Soberano legítimo del universo, infinitamente superior a las imágenes sin vida que idolatra la gente (Miqueas 1:7; Habacuc 2:18-20; Sofonías 2:11). Como Jehová es el Creador de todas las cosas, posee el derecho natural de ejercer el poder soberano sobre todas ellas (Amós 4:13; 5:8, 9; 9:6). ¿Por qué es importante que tengamos presente este hecho?
6. ¿Por qué puede decirse que el propósito de Dios incluye a todo tipo de personas?
6 ¿Ha sido usted víctima de la discriminación, la injusticia o el prejuicio? Si así es, le animará saber que nuestro amoroso Soberano se interesa por todo el mundo. Aunque en la antigüedad mantuvo una relación especial con una nación, anunció su propósito de beneficiar a gente de cualquier país e idioma. En efecto, Jehová es el “Señor verdadero de toda la tierra” (Miqueas 4:13). Y promete que su nombre “será grande entre las naciones” (Malaquías 1:11). Nuestro Padre celestial se da a conocer sin favoritismos, lo que permite que “hombres de todos los lenguajes de las naciones” acepten gustosos Su invitación a adorarlo (Zacarías 8:23).
7. ¿Por qué es importante el significado del nombre Jehová?
7 Conocer el nombre divino tiene mucho que ver con conocer las cualidades de Jehová y los actos que él realizará (Salmo 9:10). En tiempos de Miqueas se difamaba este nombre porque muchos de quienes lo llevaban eran muy rebeldes. Debido a este hecho, el profeta inspirado puso de relieve “la superioridad del nombre de Jehová” y señaló que “la persona [dotada] de sabiduría práctica temerá [dicho] nombre” (Miqueas 5:4; 6:9). ¿Por qué destacó eso? Porque existe tan solo una esperanza realista de que el ser humano alcance un futuro perdurable, y esa esperanza está relacionada con el rico significado del nombre divino, a saber: “Él Hace que Llegue a Ser”. Lea Joel 2:26 y piense en lo satisfecho que puede sentirse de portar ese nombre y de hablarle a la gente acerca de Jehová, el Dios que llega a ser lo que haga falta para provecho de sus criaturas. Ciertamente, él ha demostrado que cuenta con la capacidad infinita de lograr lo que se proponga, y prueba de ello es que ha cumplido multitud de profecías proclamadas por los doce profetas.
8. ¿Qué beneficios recibimos al conocer el nombre de Jehová?
8 Millones de personas se han beneficiado al aprender que Jehová siempre hace que se realice o cumpla lo que decide. Joel aludió a este hecho en las conocidas palabras que más tarde se citaron en las Escrituras Cristianas: “Todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32; Hechos 2:21; Romanos 10:13). En otra línea, Miqueas dijo: “Nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5). ¿Nos vemos incluidos en esas palabras? Si así es, estaremos entre los que, con toda confianza, “se refugiarán en el nombre de Jehová” cada vez que afronten persecución u otros problemas (Sofonías 3:9, 12; Nahúm 1:7).
9. ¿Hasta qué punto controla Jehová a los gobernantes humanos?
9 Al leer estos libros proféticos, aumentará nuestra convicción de que Jehová tiene el control hasta sobre los gobernantes y demás personajes que toman las grandes decisiones. En realidad, él puede impulsarlos a actuar de acuerdo con su divina voluntad (Proverbios 21:1). Pensemos en Darío el Grande, rey de Persia. Aunque los enemigos de la adoración verdadera le pidieron que detuviera la reconstrucción del templo de Jehová en Jerusalén, él hizo todo lo contrario. Alrededor del año 520 antes de nuestra era, Darío volvió a poner en vigor el edicto de Ciro y respaldó la reedificación que llevaban a cabo los judíos. Más adelante, al presentarse otros obstáculos a esta obra, el gobernador judío Zorobabel recibió el siguiente mensaje divino: “‘No [se logrará] por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran montaña? Delante de Zorobabel llegarás a ser una tierra llana” (Zacarías 4:6, 7). De igual modo, nada impedirá que Jehová destruya este sistema de cosas malvado y prepare un paraíso para el disfrute de sus siervos (Isaías 65:21-23).
10. ¿Qué controla también Dios, y por qué es notable este hecho?
10 Jehová también controla las fuerzas de la naturaleza. Este hecho es notable, pues si él lo desea, puede emplearlas para aniquilar a sus enemigos (Nahúm 1:3-6). Pero al mismo tiempo, puede proteger a sus siervos, como indica la siguiente descripción simbólica que hizo Zacarías: “Sobre ellos Jehová mismo será visto, y su flecha ciertamente saldrá [...] como el relámpago. Y el cuerno el Señor Soberano Jehová mismo tocará, y ciertamente irá con las tempestades de viento del sur” (Zacarías 9:14). Entonces, ¿tendrá él dificultades para demostrar que es muy superior a las naciones impías de la actualidad? ¡Ni mucho menos! (Amós 1:3-5; 2:1-3.)
FIEL CUMPLIDOR DE SUS PROMESAS
11, 12. a) ¿Por qué creían muchos que era imposible conquistar Nínive? b) En cumplimiento de la palabra profética de Dios, ¿qué le ocurrió a Nínive?
11 Imagínese que usted vive en el siglo IX antes de nuestra era, en lo que hoy conocemos como Oriente Medio. ¿De qué gran ciudad habrá oído hablar? Seguramente, de Nínive, ciudad asiria situada en la ribera oriental del río Tigris, a 900 kilómetros al nordeste de Jerusalén. Tal vez le hayan contado que es gigantesca, con un perímetro de 100 kilómetros. De hecho, quienes la han visitado afirman que compite con Babilonia en esplendor y que cuenta con palacios reales, templos, amplias calles, parques públicos y una imponente biblioteca. Además, algunos estrategas militares mencionan que sus murallas exteriores e interiores son enormes e impenetrables.
12 “¡Es imposible conquistarla!”, tuvo que decir mucha gente acerca de Nínive. Pero varios profetas de la diminuta nación de Judá reiteraron que Jehová había decretado la destrucción de aquella “ciudad de derramamiento de sangre”. Es cierto que se libró por un tiempo del castigo divino, pues sus habitantes respondieron al mensaje de Jonás. Sin embargo, volvieron a descarriarse, de modo que Nahúm dirigió las siguientes palabras proféticas a Nínive: “Una espada te cortará. [...] No hay alivio para tu catástrofe” (Nahúm 3:1, 7, 15, 19; Jonás 3:5-10). Por aquellos años, Dios predijo por boca de Sofonías que la ciudad quedaría arrasada (Sofonías 2:13). ¿Se cumpliría la palabra de Jehová? ¿Sería derrocada la potencia invencible de aquella época? La respuesta llegó hacia el año 632 antes de nuestra era, cuando los ejércitos babilonios, escitas y medos sitiaron Nínive y lograron entrar, aprovechando que unas inundaciones repentinas socavaron los muros (Nahúm 2:6-8). La poderosa capital se convirtió enseguida en un montón de ruinas, y hasta el día de hoy permanece deshabitada.a “La ciudad de tanto alborozo” fue incapaz de impedir que se cumpliera la palabra de Dios (Sofonías 2:15).
13. ¿Qué ejemplos hay del cumplimiento de las palabras de los doce profetas?
13 La devastación de Nínive no es más que una de tantas profecías bíblicas cumplidas. Si consultamos un mapa actual del Oriente Medio, ¿encontramos los nombres Ammón, Asiria, Babilonia, Edom o Moab? ¡Ni uno solo! Pues bien, los doce profetas anunciaron la caída de aquellos países que tan notables eran en su época (Amós 2:1-3; Abdías 1, 8; Nahúm 3:18; Sofonías 2:8-11; Zacarías 2:7-9). Uno tras otro, todos ellos fueron desapareciendo como naciones. Jehová anunció que se esfumarían, y así fue. Igualmente, aquellos profetas predijeron que un resto de los judíos cautivos volvería de Babilonia, y sus predicciones también se hicieron realidad.
14. ¿Qué buenas razones tenemos para centrar nuestra vida en torno a las promesas divinas?
14 Sin duda, los anteriores cumplimientos demuestran que Dios posee la capacidad de anunciar el futuro. Ahora bien, ¿qué efecto tiene este hecho en nuestra confianza en Jehová? Indudablemente, nos deja más seguros de que él es fiel a sus promesas y “que no puede mentir” (Tito 1:2). Además, Dios nos explica en su Palabra todo lo que necesitamos saber. Estas son buenas razones para centrar nuestra vida en torno a la obediencia a la voluntad de Dios y el estudio de sus infalibles palabras proféticas. Los doce libros no contienen tan solo predicciones que se materializaron en el pasado. Muchas de sus profecías se están realizando en la actualidad o lo harán en breve. Por lo tanto, los doce libros fortalecen nuestra confianza en las profecías referentes a nuestro tiempo y al futuro. Hacemos bien en tomarlas muy en serio.
¿Cómo se cumplió la profecía sobre Nínive, ciudad que parecía imposible de conquistar?
PADRE AMOROSO
15. ¿Cómo nos ayudan las experiencias de Miqueas a enfrentarnos a nuestros propios problemas?
15 Dios no solo demuestra que es confiable por sus profecías sobre las naciones y el mundo en general, sino también por otras predicciones, predicciones que cumple de formas que nos benefician individualmente. ¿Cómo? Pues bien, a veces nos enfrentamos a nuestros propios problemas. Sabemos que no nos basta con encontrar quien nos comprenda; necesitamos alguien confiable y capaz de ayudarnos. Ese fue el caso de Miqueas, en el siglo VIII antes de nuestra era, quien debió de sentirse muy solo al encararse a los orgullosos habitantes de Judá. Quizás le pareciera que era la última persona fiel sobre la faz de la Tierra y que no podía confiar ni siquiera en su familia. Dondequiera que miraba, no veía más que gente sanguinaria, mentirosa y corrupta. Pero las promesas divinas le infundieron la seguridad de que, sin importar qué hagan los demás, Jehová cuida de sus fieles. Esta garantía también nos consuela a sus siervos hoy en día, sobre todo si somos minoría o estamos solos, rodeados de personas que no honran a Dios (Miqueas 7:2-9).
16. ¿Por qué podemos estar seguros de que Dios toma nota de los actos de corrupción y opresión, y de que liberará a las personas justas?
16 A los ricos y poderosos de Israel y Judá les pasó lo mismo que a muchos de la actualidad: se hicieron codiciosos y abusivos. Así, aceptaban ilegalmente como esclavos a personas arruinadas por los impuestos excesivos o por la apropiación de tierras, y trataban a los pobres con indiferencia o, peor aún, con crueldad (Amós 2:6; 5:11, 12; Miqueas 2:1, 2; 3:9-12; Habacuc 1:4). Por ello, Dios dejó bien claro mediante sus mensajeros que no toleraría la corrupción ni la opresión, sino que castigaría a quienes persistieran en ese mal camino (Habacuc 2:3, 6-16). Además, en su Palabra promete que “enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones” y que sus siervos amados “se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar” (Miqueas 4:3, 4). Imagínese, ¡qué alivio! Dado que Dios ha hecho muchas otras promesas y las ha cumplido, ¿verdad que podemos estar seguros de que también cumplirá esta?
17, 18. a) ¿Qué motivos para tener esperanza da Dios a los seres humanos? b) ¿Cómo debemos ver la disciplina de Jehová?
17 Cuando Jehová cumple sus promesas, no lo hace sencillamente para exhibir su capacidad de predecir el futuro, como si pretendiera impresionar a los seres humanos. La razón de todos sus actos es muy distinta: actúa movido por un amor regido por principios, pues “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Recordemos el caso de Oseas, del siglo VIII antes de nuestra era. Tal como este profeta fue víctima de la infidelidad de su esposa Gómer, Jehová sufrió la traición de los israelitas, cuya idolatría era comparable al adulterio. Así es: ellos habían adulterado la adoración pura de Jehová mezclándola con el culto a Baal; además, habían “cometido fornicación”, por así decirlo, con Asiria y Egipto. ¿Cuál sería la reacción del Altísimo? Del mismo modo que Oseas tendría que buscar a su esposa infiel y traerla de vuelta consigo, Jehová buscaría a su pueblo. Y lo haría movido por el amor: “Con las sogas del hombre terrestre seguí atrayéndolos, con las cuerdas del amor, [...] y con dulzura llevé alimento a cada uno” (Oseas 2:5; 11:4). Dios los perdonaría y restablecería su relación con ellos si demostraban arrepentimiento sincero (Oseas 1:3, 4; 2:16, 23; 6:1-3; 14:4). ¡Qué cariño tan conmovedor! Pues bien, uno debería preguntarse: “Si Jehová demostró tanto afecto en el pasado, ¿tengo motivos para dudar de que sienta por mí un cariño eterno, un amor leal y constante, una ternura inagotable?” (Oseas 11:8).
18 Los doce libros proféticos también nos permiten ver la disciplina de Jehová como una demostración de su amor. Así, él avisó a su pueblo descarriado de que iba a corregirlo, pero le hizo esta promesa: “No [te] aniquilaré completamente” (Amós 9:8). Cuando fue necesario castigarlo, no se contuvo; sin embargo, tuvo que ser muy tranquilizador saber que se trataba de una medida temporal. Malaquías 1:6 compara a Jehová a un padre afectuoso, y sabemos que los padres disciplinan a sus hijos queridos para corregirlos (Nahúm 1:3; Hebreos 12:6). No obstante, nuestro Padre celestial es amoroso, y por ello es lento para la cólera; además, recompensa con generosidad a sus siervos, como vemos confirmado en Malaquías 3:10, 16.
19. ¿Qué examen deberíamos hacernos?
19 Malaquías inicia su libro con estas alentadoras palabras dirigidas a los israelitas: “‘Los he amado’, ha dicho Jehová” (Malaquías 1:2). Reflexionemos sobre esta garantía divina y preguntémonos: “¿Estoy yo haciendo algo que me impida disfrutar del amor de Dios? ¿Qué aspectos de su amor me gustaría conocer mejor y experimentar más de lleno?”. Si logramos percibir claramente esta cualidad de Jehová, cada vez estaremos más seguros del eterno cariño que nos tiene.
EL PERDÓN ABRE EL CAMINO A LA SALVACIÓN
20. ¿Cómo se destaca en los doce libros que Jehová perdona y así abre el camino a la salvación?
20 Al leer los doce libros proféticos observaremos que en ocasiones Jehová predice calamidades. ¿Por qué? Muchas veces, para animar a su pueblo a arrepentirse. Por ejemplo, ese fue el motivo por el que permitió que extranjeros destruyeran Samaria y Jerusalén en 740 y 607 antes de nuestra era, respectivamente. Una vez cumplidas sus predicciones, permitió que los judíos arrepentidos regresaran a su tierra. De modo que en estos libros se destaca que Jehová, en su gran bondad, perdona y recibe a todo el que abandona el pecado y vuelve a Él (Habacuc 3:13; Sofonías 2:2, 3). Miqueas se sintió impulsado a proclamar: “¿Quién es un Dios como tú, [...] que perdona el error y pasa por alto la transgresión del resto de su herencia?”. Y añadió: “[Jehová] no [mantendrá] su cólera para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa” (Miqueas 7:18; Joel 2:13; Zacarías 1:4). El cumplimiento de las profecías confirma esa descripción.
21. a) ¿Qué señalaron los doce profetas acerca del Mesías? b) ¿Qué profecías mesiánicas le resultan más interesantes?
21 Jehová también predijo la base legal para recibir perdón duradero. Sí, anunció la llegada del Mesías, quien sacrificaría su vida humana como “rescate correspondiente” a favor de la humanidad pecadora (1 Timoteo 2:6). Por ejemplo, Amós señaló que el Mesías, el hijo de David, llevaría a cabo una restauración (Amós 9:11, 12; Hechos 15:15-19). Y Miqueas indicó incluso dónde nacería Jesús, el cual ofrecería vida eterna a quienes mostraran fe en su sacrificio (Miqueas 5:2). Asimismo, Zacarías dijo que el “Brote” (es decir, Jesús) llegaría a “sentarse y gobernar en su trono” (Zacarías 3:8; 6:12, 13; Lucas 1:32, 33). Sin lugar a dudas, nuestra fe crecerá si examinamos más de estas profecías (véase el recuadro “Importantes profecías acerca del Mesías”).
22. Al repasar lo que revelan los doce profetas acerca de Jehová, ¿por qué se fortalece nuestra confianza en él?
22 Al ir leyendo los mensajes de los doce profetas, aumentará nuestra confianza en el triunfo final de nuestro Defensor, Jehová, quien implantará la verdadera justicia. Veremos que su palabra perdura para siempre y que él no olvida los compromisos que tiene con su pueblo, sino que cuida de sus siervos y los libra de todos los opresores (Miqueas 7:8-10; Sofonías 2:6, 7). Además, Jehová no ha cambiado (Malaquías 3:6). Por eso, ¡cuánto nos tranquiliza saber que no hay problemas ni barreras que impidan el cumplimiento de su propósito! Él ha prometido que vendrá su día de juicio, y vendrá sin falta. Por lo tanto, sigamos viviendo muy pendientes de su gran día. “Jehová tiene que llegar a ser rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová resultará ser uno solo, y su nombre uno solo.” (Zacarías 14:9.) Lo ha predicho y sin duda lo cumplirá.
a En noviembre de 2002, antes del estallido de la guerra en Irak, el profesor Dan Cruickshank visitó la región e hizo estos comentarios en un programa televisado de la BBC: “Cerca de Mosul se encuentran las extensas ruinas de la ciudad de Nínive, la cual, al igual que Nimrud, [...] fue excavada frenéticamente por arqueólogos británicos a partir de la década de 1840. [...] La exploración de estas localidades asirias significó todo un descubrimiento: el hallazgo de una civilización perdida, casi mítica, conocida tan solo por las breves, enigmáticas y nada halagüeñas descripciones de la Biblia”.
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“Busquen a Jehová” adorándolo como él deseaVivamos muy pendientes del día de Jehová
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CAPÍTULO CINCO
“Busquen a Jehová” adorándolo como él desea
1. ¿De qué bendiciones disfrutamos los siervos de Jehová?
CONOCER al Dios que cumple las profecías es un auténtico privilegio. Es la maravillosa experiencia que él ofrece a cada uno de nosotros mediante Oseas: “Me comprometo contigo y te seré fiel, y [me] conocerás de verdad”. Estas palabras del profeta forman parte de una descripción sobre la seguridad que reinaría entre los siervos de Dios que volvieran del cautiverio en Babilonia; por así decirlo, vivirían en un paraíso. Y hoy ocurre igual: el pueblo de Jehová disfruta de prosperidad y seguridad espirituales, de condiciones paradisíacas (Oseas 2:18-20, La Palabra de Dios para Todos). Además, como testigos de Jehová, dedicados a su servicio, tenemos el honor de portar su nombre, un honor que no deseamos perder (Isaías 43:10, 12; Hechos 15:14).
Amós
2, 3. a) ¿Por qué llegó a odiar Jehová la adoración de su pueblo en la antigüedad? b) ¿Por qué debemos examinar los mensajes que proclamaron los profetas?
2 El antiguo Israel era una nación dedicada a Jehová que se diferenciaba de las demás por el conjunto de mandatos divinos que había recibido (Deuteronomio 4:33-35). Sin embargo, hacia finales del siglo IX antes de nuestra era, la situación de los israelitas había cambiado radicalmente, por lo que Dios les dijo por boca del profeta Amós: “He odiado, he rechazado sus fiestas [...;] si ustedes me ofrecen holocaustos, ni siquiera en sus ofrendas de dádivas me complaceré” (Amós 5:21, 22). Es cierto que Dios no le dice hoy nada semejante a su congregación mundial. Con todo, imaginémonos por un momento cómo nos habríamos sentido si él hubiera evaluado así la adoración que le rendimos. ¿Encierra este pasaje alguna lección para cada uno de nosotros?
3 En los días de Amós, los israelitas afirmaban adorar a Jehová como él quería. Sin embargo, muchos daban culto a divinidades paganas, como al dios cananeo Baal y a las estatuas de becerros, y ofrecían sacrificios en los lugares altos. Hacían juramentos a Jehová, pero al mismo tiempo se inclinaban ante el ejército de los cielos. Por ello, el Dios verdadero les envió profetas para animarlos a volver a él y a la adoración pura (2 Reyes 17:7-17; 21:3; Amós 5:26). Hoy en día, también pudiera ocurrirnos igual. Es posible que incluso los siervos dedicados de Dios tengamos que mejorar en ciertos aspectos, y para hacerlo quizá debamos examinar nuestras acciones y actitudes, a fin de asegurarnos de que estén en conformidad con la adoración que Jehová aprueba.
“EL CONOCIMIENTO DE DIOS”
4. ¿Cómo es la situación durante el reinado de Jeroboán II?
4 Hagamos un viaje al pasado. Aunque los primeros de los doce profetas están anunciando que el día de Jehová se abatirá sobre Israel (el reino de diez tribus), la situación parece próspera. En cumplimiento de la profecía de Jonás, Jeroboán II ha restablecido las fronteras de su dominio desde las cercanías de Damasco, al norte, hasta el mar Muerto, al sur (2 Reyes 14:24-27). A pesar de las malas acciones de este monarca, Jehová es muy paciente, pues no quiere exterminar a los israelitas. Por ello, les da tiempo para arrepentirse y aceptar esta invitación: “Busquen a Jehová, y sigan viviendo” (Amós 5:6).
5. ¿Qué carencia de los israelitas llevó a que Jehová los rechazara?
5 Los acaudalados israelitas podrían haber aprovechado la oportunidad para conocer mejor a Jehová y hacer su divina voluntad; de este modo habrían regresado a él. Sin embargo, se creen muy seguros, pues piensan: “La calamidad no se acercará ni llegará hasta nosotros” (Amós 9:10). La razón de que se olvidaran de Jehová fue la siguiente: “Llegaron a estar satisfechos y su corazón empezó a ensalzarse” (Oseas 13:6). Pero no pensemos que eso es historia pasada y no guarda relación con nuestra vida. Veamos por qué tenía Jehová un litigio con Israel: “Porque el conocimiento es lo que tú mismo has rechazado, yo también te rechazaré de servirme como sacerdote”. Como vemos, aunque los israelitas y sus familias estaban dedicados a Jehová, a nivel individual manifestaban una carencia: les faltaba el verdadero “conocimiento de Dios” (Oseas 4:1, 6).
6. ¿Qué problema había con el conocimiento divino que tenían los israelitas?
6 ¿Sería que nunca habían oído las palabras de Dios? No, pues los israelitas tenían la obligación de enseñárselas a sus hijos. Así, la mayoría de ellos seguramente conocerían historias bíblicas, sea que las hubieran escuchado a sus padres, a otras personas o en las asambleas (Éxodo 20:4, 5; Deuteronomio 6:6-9; 31:11-13). Por ejemplo, sabrían qué sucedió cuando Aarón hizo el becerro de oro mientras Moisés se encontraba en el monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos (Éxodo 31:18–32:9). Por consiguiente, los israelitas del tiempo de aquellos profetas poseían cierto conocimiento de la Ley y de los relatos históricos. Pero había un problema: ese conocimiento no tenía vida, ya que no los impulsaba a adorar a Dios como él quería.
¿Cómo podría uno comenzar a olvidarse de Jehová?
7. a) ¿Cómo es posible que los israelitas cayeran tan fácilmente en la desobediencia? b) ¿De qué maneras podría el cristiano “empez[ar] a olvidar a su Hacedor”?
7 Quizás nos preguntemos: “¿Cómo es posible que los israelitas cayeran tan fácilmente en la desobediencia?”. Oseas describió así el proceso: “Israel empezó a olvidar a su Hacedor” (Oseas 8:14). La expresión “empezó a olvidar” transmite con exactitud el sentido de la forma verbal hebrea utilizada en el texto original. Es obvio que no sufrieron un ataque de amnesia que les borrara a Jehová de la memoria. Más bien, de forma gradual fueron perdiendo de vista la importancia de adorarlo como él quería. ¿Qué hay del cristiano de nuestros días? ¿No es cierto que podría caer en esa misma trampa? Por ejemplo, pensemos en el esposo que se preocupa por mantener a su familia (1 Timoteo 5:8). Como es lógico, se toma en serio su trabajo. Sin embargo, pudieran surgirle problemas, y quizás crea que tenga que faltar a algunas reuniones cristianas por cuestiones laborales. Cada vez le duele menos perdérselas y se va acostumbrando a hacerlo con más frecuencia. Poco a poco se debilita su relación con Dios. Sin darse cuenta, ya ha “empez[ado] a olvidar a su Hacedor”. Lo mismo podría ocurrirle a quien tenga padres u otros familiares no creyentes si no decide sabiamente cuánto tiempo les dedicará y cuándo lo hará (Éxodo 20:12; Mateo 10:37). Además, ¿verdad que podría suceder igual si uno no decidiera bien cuánto tiempo y atención va a dedicar a viajes, aficiones y otras diversiones?
8. En los días de Amós, ¿qué significaba tener “limpieza de dientes”?
8 ¿Qué más podemos analizar todos los que hemos estudiado la Palabra de Dios y la ponemos en práctica? Conviene que nos fijemos en una frase que emplea el libro de Amós: “limpieza de dientes”. Mediante este profeta, Dios advirtió a su pueblo: “Yo también, por mi parte, les di a ustedes limpieza de dientes en todas sus ciudades y falta de pan en todos sus lugares” (Amós 4:6). No tenían los dientes limpios por habérselos cepillado, sino porque había escasez de alimentos y no habían comido nada. Esa situación les avisaba además de que iba a enviarles “un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de Jehová” (Amós 8:11).
¿Podría el cristiano morirse de hambre con tanto alimento espiritual a su alcance?
9, 10. a) ¿Qué podría llevar al cristiano a la desnutrición espiritual? b) ¿Por qué debemos tener siempre presente el peligro de sufrir hambre espiritual?
9 Espiritualmente hablando, la descripción de Amós se cumple en el lamentable estado de la cristiandad. A diferencia de ella, el pueblo internacional de Dios tiene abiertas “las compuertas de los cielos” y disfruta de abundantes provisiones espirituales (Malaquías 3:10; Isaías 65:13, 14). Sin embargo, cada cristiano hace bien en preguntarse: “¿Hasta qué grado participo de tales manjares?”. A este respecto, es interesante señalar lo que se ha descubierto sobre el centro del apetito. En investigaciones realizadas en laboratorio se vio que si los animales tienen dañado el centro del apetito, pierden las ganas de comer, y acaban muriendo de hambre aunque los rodeen alimentos de sobra. Pues bien, ¿qué hay del “centro del apetito” espiritual del cristiano? ¿Podría deteriorarse tanto que lo llevara a morir desnutrido pese a tener ante sí un banquete espiritual?
10 Pensemos en nuestra situación individual al analizar el siguiente hecho: los israelitas habían recibido abundante sustento espiritual de Jehová. Para empezar, contaban con la Ley, que podía fortalecer su relación con Dios; asimismo, disponían de un programa educativo con el que inculcaban a sus hijos el conocimiento del Creador; por último, tenían profetas que les explicaban la voluntad divina. Con todo, comenzaron a olvidar a Jehová. La Biblia indica lo que ocurrió en los días de Oseas: “Llegaron a estar satisfechos [materialmente] y su corazón empezó a ensalzarse” (Oseas 13:6; Deuteronomio 8:11; 31:20). Como vemos, la prosperidad material puede llevarnos a poner en segundo plano nuestra relación con Dios. Porque no queremos que eso ocurra, debemos tener siempre presente ese peligro (Sofonías 2:3).
PRESTEMOS ATENCIÓN A LO MÁS IMPORTANTE
11, 12. a) Durante el reinado de Uzías, ¿por qué tuvieron que animar los profetas al pueblo a que regresara a Jehová? b) ¿Qué problema destacó Joel?
11 Durante el reinado de Jeroboán II de Israel, el trono de Judá lo ocupó Uzías (también llamado Azarías). Este monarca extendió sus dominios y reforzó las defensas de Jerusalén. Además, “exhibió fuerza hasta un grado extraordinario” porque “el Dios verdadero continuó ayudándole”. Aunque él “siguió haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová” y “tendió a buscar a Dios”, muchos habitantes de Judá no dejaron de ofrecer humo de sacrificio en los lugares altos (2 Crónicas 26:4-9).
12 Este pasaje nos enseña que los habitantes de Judá e Israel, a pesar de llevar el nombre de Dios, solían participar en prácticas religiosas que él no aprobaba. Por esta razón, los profetas se esforzaron por mostrar con claridad la diferencia entre la adoración verdadera y la falsa. Por ejemplo, Joel transmitió esta súplica de Jehová: “Vuelvan a mí con todo su corazón, y con ayuno y con lloro y con plañido” (Joel 2:12). Observamos que Dios deseaba que su pueblo acudiera a él “con todo su corazón”. No hay duda: tenían un problema con sus corazones (Deuteronomio 6:5). Servían a Jehová mecánicamente, sin implicar todo su ser interior. Ante esta situación, Dios subrayó mediante los profetas la necesidad de mostrar bondad amorosa, justicia y mansedumbre, cualidades que nacen del corazón (Mateo 23:23).
13. ¿En qué asuntos debían centrarse quienes habían vuelto del cautiverio en Babilonia?
13 A continuación, veamos qué sucedió después del regreso de los judíos a su tierra. Aunque se había restablecido la adoración verdadera —la adoración que estipulaba la Ley—, no todo iba bien. Por poner un caso, los judíos ayunaban ciertos días para conmemorar sucesos ocurridos cuando Jerusalén fue destruida. Ante eso, Jehová les preguntó: “¿Ayunaron realmente para mí, [sí,] para mí?”. Dado que la ruina de la ciudad había sido una expresión de la justicia divina, no había que lamentarla. En vez de fijar la vista en el pasado y privarse de comer en expresión de duelo, deberían haber estado saltando de alegría en sus temporadas festivas, gozando con las bendiciones de la adoración verdadera (Zacarías 7:3-7; 8:16, 19). Era preciso que se centraran en asuntos como los siguientes: “Con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar; y efectúen unos con otros bondad amorosa y misericordias; [...] y no tramen nada malo unos contra otros en sus corazones” (Zacarías 7:9, 10). Estos profetas explicaron al pueblo de Dios qué implica adorar a Jehová con todo el corazón, y hoy nosotros podemos sacar gran provecho de sus explicaciones.
14. a) ¿Qué cosas debía incluir la adoración de los judíos que habían regresado del cautiverio? b) ¿Qué declaraciones de los profetas destacan los aspectos más importantes de la adoración verdadera?
14 Pues bien, ¿qué implica adorar a Jehová con todo el corazón? Pensemos en lo que él esperaba de sus siervos tanto antes como después del cautiverio. Sabemos que tenían que respetar los mandatos divinos de carácter moral y realizar ciertos actos exigidos por la Ley, como reunirse para aprender la voluntad de Jehová. Además, él les había enviado profetas que recalcaron la necesidad de esforzarse por mostrar bondad amorosa, justicia, mansedumbre, misericordia y modestia. Observemos cuánta importancia dio él a estas cualidades: “En bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio; y en el conocimiento de Dios más bien que en holocaustos”. “Siembren semilla para ustedes en justicia; sieguen de acuerdo con bondad amorosa.” (Oseas 6:6; 10:12; 12:6.) “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti —dijo Miqueas al pueblo— sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miqueas 6:6-8.) “Busquen a Jehová —exhortó Sofonías—, todos ustedes los mansos de la tierra [...]. Busquen justicia, busquen mansedumbre.” (Sofonías 2:3.) Si queremos que Dios apruebe nuestra adoración, es esencial manifestar estas actitudes.
¿Procura usted llevar las buenas nuevas a todo tipo de personas?
15. De acuerdo con las exhortaciones de los profetas, ¿qué deben hacer los cristianos como parte de su adoración?
15 ¿Cuánta importancia tienen estas actitudes en nuestra adoración? Sabemos que la predicación de las buenas nuevas es vital (Mateo 24:14; Hechos 1:8). Pero preguntémonos: “¿Me inclino a ver la predicación como una carga inevitable? ¿O la considero una oportunidad de ayudar a quienes tanto necesitan el vivificante mensaje de la Biblia? ¿Soy misericordioso con ellos?”. Sin duda, tanto la misericordia como la bondad amorosa deberían movernos a advertirles del día de Jehová. Y la justicia también entra en juego cuando nos esforzamos por llevar este mensaje a todo tipo de personas (1 Timoteo 2:4).
16, 17. ¿Por qué son esenciales en nuestra adoración la mansedumbre y la modestia?
16 Otro ejemplo es la asistencia a las reuniones, que, como sabemos, es un deber esencial (Hebreos 10:24, 25). Pero ¿hemos analizado la relación entre este deber y la mansedumbre o la modestia? Pues bien, el manso tiene la humildad necesaria para dejarse enseñar y poner por obra lo que aprende, practicando así las decisiones judiciales de Jehová. Igualmente, el modesto reconoce sus limitaciones, de modo que sabe que precisa el ánimo y el conocimiento que le brindan las reuniones.
17 Los anteriores aspectos no son más que una muestra de los beneficios de examinar las enseñanzas de los profetas. Ahora bien, al hacer este examen tal vez veamos la necesidad de realizar cambios en uno de los campos mencionados, o en más de uno. ¿Qué podemos hacer en ese caso? ¿Y si hemos cometido errores graves que nos perturben de vez en cuando? Nuevamente, los doce profetas nos ofrecen consuelo y ayuda.
VOLVER A JEHOVÁ
18. a) ¿A quiénes transmiten los doce profetas un mensaje muy consolador? b) ¿Cómo se siente usted al saber que Jehová suplica a la gente que regrese a él?
18 Como vemos, la labor de los doce profetas abarcó mucho más que lanzar denuncias y condenas. La imagen que dieron de Jehová es la de un Dios que anima a su pueblo a volver a su lado. Pensemos en los sentimientos que se traslucen en la invitación de Oseas: “Vengan, y regresemos de veras a Jehová, porque él mismo ha despedazado, pero él nos sanará. Él siguió golpeando, pero nos vendará. [...] Y ciertamente conoceremos, ciertamente seguiremos tras el conocer a Jehová” (Oseas 6:1-3). En efecto, Jehová es un Dios justo que castigó primero a Israel y luego a Judá. Sin embargo, su pueblo debió haber considerado que aquellos azotes tenían como objetivo su recuperación espiritual (Hebreos 12:7-13). El mensaje que Dios hace llegar a su pueblo descarriado es que, si regresa, él lo “sanará” y “vendará”. Imagínese a un hombre arrodillándose para vendar las heridas de su prójimo. Pues bien, aplique el cuadro a Jehová. ¡Qué Dios tan misericordioso, que venda a quienes aceptan regresar! ¿Verdad que es un aliciente para volver a su lado si llegamos a pecar contra él? (Joel 2:13.)
19. ¿Qué implica conocer a Jehová?
19 ¿Qué implica regresar a Dios? Oseas nos recuerda que no bastaría con “conocer[lo]”; sus siervos “seguir[ían] tras el conocer a Jehová”. Con referencia a Oseas 6:3, un comentarista bíblico moderno explica: “Hay una clara diferencia entre conocer de Dios y conocer a Dios, tal como no es lo mismo leer acerca del amor que enamorarse”. Así pues, no es suficiente con tener un conocimiento superficial de Jehová. Él tiene que ser real para nosotros, un amigo de confianza al que podemos acudir con libertad (Jeremías 3:4). Si nuestra relación con Dios es así de estrecha, entenderemos cómo se siente él cuando actuamos de cierta manera, y eso nos ayudará mucho a adorarlo de acuerdo con su voluntad.
20, 21. ¿De qué manera demostró el rey Josías que tenía el conocimiento de Dios en su corazón?
20 El rey Josías fue un siervo de Dios ejemplar. Veamos cuál fue su experiencia. Cuando subió al trono, se encontró con una nación echada a perder por la idolatría, la violencia y el engaño que habían caracterizado los reinados de Manasés y Amón (2 Reyes 21:1-6, 19-21). La exhortación de Sofonías “busquen a Jehová” tuvo que surtir efecto en Josías, ya que él “comenzó a buscar al Dios de David” y, con objeto de erradicar la idolatría, emprendió una campaña en Judá e incluso en regiones que habían pertenecido al reino del norte (Sofonías 1:1, 14-18; 2:1-3; 3:1-4; 2 Crónicas 34:3-7).
Josías no puso excusas cuando hubo que hacer una reforma
21 Tras esta limpieza espiritual, Josías siguió buscando a Jehová. Dispuso que se efectuaran reparaciones en el templo, durante las cuales salió a la luz “el libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”, al parecer el manuscrito original. ¿Cómo reaccionó Josías cuando se dio lectura a este libro? “En cuanto el rey oyó las palabras de la ley, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir” —y de hecho “su [propio] corazón”— y las aplicó sin demora. No intentó justificarse, pensando que era suficiente con todo lo que ya había hecho. ¿Recuerda usted las consecuencias de esta reforma? “Durante todos los días de él, [los israelitas] no se desviaron de seguir a Jehová el Dios de sus antepasados.” (2 Crónicas 34:8, 14, 19, 21, 30-33; Joel 2:13.)
¿Haremos los cambios que sean necesarios para obedecer los mandatos bíblicos?
22. ¿Cómo nos beneficia el ejemplo de Josías?
22 “¿Cuál habría sido mi reacción? —quizás nos preguntemos—. ¿Habría hecho igual que Josías? ¿Habría escuchado a los profetas y realizado los cambios debidos en mi manera de pensar y actuar?” Aunque los cristianos no vivimos en tiempos de Sofonías y Josías, notamos que es urgente hacer caso de los mensajes y consejos de Dios. Si percibimos que debemos modificar nuestra vida o nuestro servicio a Dios, haremos bien en estudiar estos doce libros proféticos, pues quizá sean lo que nos haga falta para despertarnos espiritualmente (Hebreos 2:1).
23. Si nos damos cuenta de que debemos mejorar en algún aspecto, ¿qué podemos hacer?
23 Puede que uno se sienta a veces como Jonás en el vientre del gran pez cuando le decía a Jehová: “¡Se me ha expulsado de enfrente de tus ojos! ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo?” (Jonás 2:4). A los seres humanos imperfectos, propensos como somos a los errores, nos tranquilizan mucho las siguientes palabras de Jehová: “Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes” (Malaquías 3:7). Si nos damos cuenta de que debemos fortalecer nuestra relación con Jehová, podemos acudir a los ancianos de la congregación, quienes nos ayudarán con mucho gusto. Es cierto que al principio nuestra situación pudiera ser comparable a la conducción de un vehículo: empezamos lentamente, y de forma gradual alcanzamos la velocidad deseada. Pero una vez en marcha, nos será más fácil progresar. Si este es su caso, no lo piense dos veces: Jehová lo recibirá y le ayudará, pues es “benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa” (Joel 2:12-14). Sin duda, los mensajes de los profetas infunden mucho ánimo a todos cuantos quieran adorar a Dios como él desea.
Es preciso que algunos “busquen a Jehová” y vuelvan junto a él
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Demostremos que conocemos a Dios haciendo “que la justicia fluya”Vivamos muy pendientes del día de Jehová
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CAPÍTULO SEIS
Demostremos que conocemos a Dios haciendo “que la justicia fluya”
1. ¿Por qué estamos dotados del sentido de la justicia?
EN EL transcurso de la historia ha habido famosos defensores de la justicia. Sin lugar a dudas, esta cualidad nos resulta muy atrayente. ¿Por qué razón? Porque estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios. En efecto, todos estamos dotados del sentido de la justicia y queremos recibir un trato equitativo. Jehová nos creó para reflejar su manera de ser, y él dice: “En [la justicia] de veras me deleito” (Jeremías 9:24; Génesis 1:27; Isaías 40:14).
2, 3. ¿Por qué deberíamos examinar los libros de los doce profetas para entender mejor la justicia de Jehová?
2 Entenderemos mejor la justicia de Jehová si leemos las páginas de la Biblia, y en particular los libros de los doce profetas. Tanto destacan ellos esta virtud divina que un folleto con el texto de Oseas, Amós y Miqueas, publicado por una sociedad bíblica, se titula Justicia ¡y ahora! Tomemos como ejemplo esta exhortación de Amós: “Hagan que la justicia fluya como el agua, y la honestidad, como una fuente inagotable”. Fijémonos también en un deber esencial que nos recuerda Miqueas: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Amós 5:24, La Palabra de Dios para Todos; Miqueas 6:8).
3 Por lo tanto, si queremos conocer mejor a Jehová e imitarlo, hemos de apreciar debidamente su justicia, la cual es parte esencial de su personalidad. Quien no entienda bien esta cualidad tampoco podrá decir que conoce a Dios, pues desde muy antiguo sus siervos saben que “Jehová es amador de la justicia” (Salmo 33:5; 37:28).
Habacuc
4. Dé un ejemplo de que los escritos de los doce profetas pueden fortalecer nuestra confianza en la justicia de Dios.
4 Unos años antes de que Jerusalén recibiera el castigo divino, Habacuc clamó a Dios: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, tengo que gritar por ayuda[?]”. Luego se lamentó: “La ley se entumece, y la justicia nunca sale. Porque el inicuo cerca al justo, por esa razón la justicia sale torcida” (Habacuc 1:2, 4). Este fiel profeta había llegado a conocer a Jehová tanto por su lectura de los libros bíblicos existentes como por experiencia propia. Por ello, sabía que el Altísimo era defensor y promotor de la justicia. Aun así, se preguntaba por qué permitía la maldad. Habacuc recibió la confirmación divina de que los fieles serían tratados con equidad (Habacuc 2:4). Ahora bien, si este profeta y otros siervos de Dios tenían razones para estar seguros de ello, nosotros más. ¿Por qué? Porque tenemos la Biblia completa, con una crónica más amplia de los actos de Jehová y de las manifestaciones de su personalidad, entre ellas la justicia. Así que contamos con mejores medios para conocerlo y convencernos de que él muestra esa cualidad a la perfección.
5. ¿Qué aspecto de la justicia nos interesa especialmente ahora?
5 A través de los mensajeros que envió a Israel, Jehová destacó la importancia de actuar con justicia (Isaías 1:17; 10:1, 2; Jeremías 7:5-7; Ezequiel 45:9). Y en particular puso de relieve esta cualidad mediante los doce profetas (Amós 5:7, 12; Miqueas 3:9; Zacarías 8:16, 17). El lector actual notará que hay un aspecto que ellos recalcan en sus libros: la necesidad de ser rectos en la vida diaria. Claro, sus lecciones tienen muchas aplicaciones; pero centrémonos en dos campos que ellos relacionan especialmente con la justicia y fijémonos en cómo poner en práctica lo que aprendamos.
JUSTICIA EN LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS Y LABORALES
6, 7. ¿Por qué debe interesarnos la justicia en las actividades económicas y laborales?
6 Cuando Jesús dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre”, dio por sentado que necesitamos alimentarnos (Lucas 4:4; Deuteronomio 8:3). En la mayoría de los casos, esto implica que uno mismo, o alguien de la familia, tiene que trabajar para conseguir el sustento. Así sucedía entre los siervos de Dios de la antigüedad. Algunos trabajaban por cuenta propia, como los agricultores, los tejedores, los ebanistas o los alfareros. Otros, sin embargo, eran patronos, y contrataban obreros cuando llegaba la cosecha y cuando había que elaborar harina, aceite de oliva o vino. También había comerciantes, dedicados a la compraventa de bienes, y otros prestaban distintos servicios, como los techadores y los músicos (Éxodo 35:35; Deuteronomio 24:14, 15; 2 Reyes 3:15; 22:6; Mateo 20:1-8; Lucas 15:25).
7 ¿Observa usted semejanzas con su propia situación o la de sus amigos y parientes? Es cierto que los procedimientos técnicos pudieran ser distintos, pero el criterio de Jehová sobre las actividades que realizamos debe de ser el mismo, ¿verdad? En los mensajes que transmitió por boca de los doce profetas, Dios indicó que espera que su pueblo se comporte con rectitud en tales facetas de la vida. Examinemos algunas indicaciones sobre este tema y pensemos en formas de demostrar la justicia divina (Salmo 25:4, 5).
8, 9. a) ¿Por qué era muy seria la condenación expresada en Malaquías 3:5? b) ¿Qué actitud equilibrada recomiendan las Escrituras en asuntos laborales?
8 Dios declaró mediante Malaquías: “Me acercaré a ustedes para [ejecutar] el juicio, y ciertamente llegaré a ser testigo veloz contra los hechiceros, y contra los adúlteros, y contra los que juran falsamente, y contra los que actúan fraudulentamente con el salario del trabajador [...], [los cuales] no me han temido” (Malaquías 3:5). Así es: Jehová censuró a quienes trataban injustamente a sus empleados o asalariados. ¿Era muy grave aquel pecado? Pues bien, Dios lo puso al mismo nivel que el espiritismo, el adulterio y la mentira, y los cristianos sabemos que él condenará a los “fornicadores y los que practican espiritismo [...] y todos los mentirosos” (Revelación [Apocalipsis] 21:8).
9 Lo que ocurría en el trabajo no era una simple cuestión de ética humana; estaba implicada la justicia de Jehová. Por ello, a las personas traidoras que “act[uaban] fraudulentamente con el salario del trabajador”, Dios les dirigió la siguiente advertencia: “Me acercaré a ustedes para [ejecutar] el juicio”. Es cierto que no dijo en ningún momento que el patrono tuviera que satisfacer los caprichos de alguno o de todos sus empleados. En su parábola sobre los jornaleros de una viña, Jesucristo reconoció que el propietario tenía el derecho de fijar la retribución y las condiciones laborales (Mateo 20:1-7, 13-15). Al mismo tiempo, hay otro detalle significativo en esa parábola: todos los obreros recibieron un denario, es decir, la paga diaria convenida, sin importar que hubieran trabajado la jornada completa o no. También observamos que el dueño no se aprovechó de los jornaleros para aumentar sus propias ganancias (Jeremías 22:13).
10. Si contratamos a una persona, ¿por qué debemos preocuparnos de que reciba el trato debido?
10 Pues bien, si poseemos un negocio y tenemos empleados, o incluso si contratamos los servicios de alguien, ¿qué puede decirse del salario, las exigencias y las transacciones económicas? ¿Se ajustan a lo que indica Malaquías 3:5? Es bueno planteárselo, pues las Escrituras Griegas Cristianas también condenan a quienes defraudan a los asalariados. El discípulo Santiago les dice: “¿No se les opone [Jehová]?” (Santiago 5:1, 4, 6). Por ello, se puede afirmar con toda razón que la persona injusta en el pago del “salario del trabajador” no conoce de verdad a Jehová, pues no imita la justicia divina.
11, 12. a) ¿A qué práctica injusta se refiere Oseas 5:10? b) ¿Cómo podemos aplicar el principio de Oseas 5:10?
11 Ahora veamos por qué estaba Jehová en contra de ciertos hombres influyentes del tiempo de Oseas: “Los príncipes de Judá han llegado a ser [...] como los que echan atrás un lindero. Sobre ellos derramaré mi furor [...] como si fuera agua” (Oseas 5:10). ¿Qué abuso denunciaba Oseas? Pues bien, las parcelas donde se ganaban el sustento los agricultores de Judá tenían los linderos, o límites, marcados con piedras o estacas. Por ello, quienes “echa[ba]n atrás un lindero” achicaban el terreno y así privaban al labrador de parte de su medio de vida; en realidad, le estaban robando. Por consiguiente, Oseas comparó a los príncipes de Judá, que deberían haber sido defensores de la justicia, a ladrones de tierra que movían los límites (Deuteronomio 19:14; 27:17; Job 24:2; Proverbios 22:28).
¿Nos guía la justicia en nuestras actividades laborales y comerciales?
12 Hoy, algunos agentes inmobiliarios tal vez sientan la tentación de engañar al comprador con el truco de quienes “echan atrás un lindero”. Pero el principio es válido para comerciantes, patronos, empleados y clientes, sí, para todos los que intervienen en contratos o acuerdos. Como sabemos, algunos negociantes no quieren poner las cosas por escrito, pues creen que así les será más fácil incumplir lo prometido o exigir más de lo acordado. Otros sí firman contratos, pero con cláusulas en letra pequeña preparadas para manipular la situación en beneficio propio, aunque perjudiquen a la otra parte. ¿Qué opina usted de quien recurre a prácticas semejantes, sea comerciante o cliente, patrono o empleado? ¿Conoce realmente esa persona al Dios de la justicia? En su Palabra, Jehová advierte: “No muevas hacia atrás el lindero [...] de los huérfanos de padre. Porque su Redentor es fuerte; él mismo defenderá la causa [judicial] que ellos tienen contigo” (Proverbios 23:10, 11; Habacuc 2:9).
13. Según Miqueas 6:10-12, ¿qué injusticias se cometían en el pueblo de Dios?
13 Miqueas 6:10-12 aclara otros aspectos de la justicia: “¿Existen todavía en la casa de un inicuo los tesoros de la iniquidad, y la acortada medida de efá que se denuncia? ¿Puedo ser moralmente limpio con balanzas inicuas y con una bolsa de pesas de piedra engañosas? Porque sus [...] habitantes han hablado falsedad, y su lengua es mañosa”. Hoy en día no medimos los productos en efás, sino en litros, y no los pesamos en unidades antiguas, con pesas de piedra, sino en kilos. Pero el punto que transmite Miqueas sigue estando claro. Los mercaderes y negociantes de su época eran tramposos: estafaban a sus clientes con pesas y medidas alteradas. Dios llama “inicuo” al hombre cuya “lengua es mañosa”, sea al hablar o al hacer transacciones comerciales (Deuteronomio 25:13-16; Proverbios 20:10; Amós 8:5).
14. En vista de la advertencia de Miqueas, ¿qué injusticias debemos evitar?
14 ¿Qué puede decirse hoy de la advertencia de Miqueas sobre pesas y medidas alteradas? ¿Influye en la forma en que conducimos nuestros negocios o nos comportamos como empleados? Desde luego, debería darnos en qué pensar, pues existen muchas maneras de defraudar a la clientela. Veamos algunas. Hay contratistas deshonestos que preparan el hormigón con menos cemento de lo habitual o de lo estipulado por ley. Otros profesionales usan en las zonas ocultas materiales de una calidad que no corresponde al precio abonado. Y hay comerciantes que hacen pasar por nuevos artículos usados. Seguramente hemos oído hablar de estos y otros “trucos del oficio” utilizados para aumentar las ganancias. ¿Sentimos la tentación de emplearlos? Un libro reciente sobre la protección del derecho a la intimidad señala que los testigos de Jehová “creen que el Creador los observa, y la mayoría preferiría morir antes que robar”. Y añade: “Están muy solicitados en los negocios que manejan grandes sumas de dinero”. ¿Por qué? Porque los cristianos verdaderos viven conscientes de que Jehová les “está pidiendo [...] ejercer justicia” en todo, incluidos los negocios y las finanzas (Miqueas 6:8).
GOBIERNAN “PRÍNCIPES PARA DERECHO MISMO”
15, 16. En tiempos de Miqueas, ¿cómo trataban los dirigentes al pueblo?
15 Los libros de los doce profetas nos indican que hubo épocas en que la justicia sufría constantes atropellos. De hecho, las autoridades no daban el ejemplo debido (Éxodo 18:21; 23:6-8; Deuteronomio 1:17; 16:18). Por ello, Miqueas tuvo que recriminarles: “Oigan, por favor, cabezas de Jacob y ustedes los comandantes de la casa de Israel. ¿No es [deber] de ustedes el conocer la justicia? Odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad, que arrancan la piel de la gente y [la carne] de sus huesos” (Miqueas 3:1-3; Isaías 1:17).
16 Aquellas palabras tuvieron que dejar atónitos a quienes conocían bien la vida del campo. Era común que el pastor esquilara cada cierto tiempo las ovejas que cuidaba y protegía (Génesis 38:12, 13; 1 Samuel 25:4). Pero “los comandantes de la casa de Israel”, que no cumplían con su obligación de “conocer la justicia”, explotaban a quienes Dios llamaba “el pueblo de su apacentamiento”; por así decirlo, los israelitas eran como ovejas a las que les arrancaban la piel y la carne, y les quebraban los huesos (Salmo 95:7). Luego Miqueas usó otra imagen de la vida rural. Dijo que los príncipes que estaban “juzgando [...] por la recompensa” eran como abrojos o setos de espinos (Miqueas 7:3, 4). Imaginémonos lo que nos sucedería si pasáramos entre zarzas y setos espinosos. Lo más seguro es que nos llenaríamos de arañazos y desgarrones. Pues bien, eso ilustra el efecto que tenían aquellos dirigentes en el pueblo de Dios. En vez de tratar a sus hermanos con rectitud, eran traidores y corruptos (Miqueas 3:9, 11).
17. Según Sofonías 3:3, ¿qué actitud tenían los dirigentes?
17 Sofonías destacó algo parecido: “Sus príncipes en medio de ella eran leones rugientes. Sus jueces eran lobos nocturnos que no roían huesos hasta la mañana” (Sofonías 3:3). ¿Se lo imagina? Los dirigentes del pueblo de Dios despreciaban el derecho y se comportaban como leones voraces y fieros. Los jueces eran como lobos insaciables que engullían todo cuanto encontraban y, a la mañana siguiente, solo habían dejado los huesos. En esas condiciones, la justicia no podía triunfar, pues acababa hecha trizas por las autoridades que atacaban al pueblo en vez de cuidarlo.
Los príncipes del tiempo de Miqueas y Sofonías no conocían a Jehová
18. ¿Cómo deberían haber tratado al pueblo de Dios los jueces de Israel?
18 Era obvio que los cabezas de aquella nación dedicada no conocían a Dios. Si lo hubieran conocido, habrían seguido las indicaciones de Zacarías 8:16: “Estas son las cosas que ustedes deben hacer: Hablen verazmente unos con otros. Con verdad y el juicio de la paz hagan su [labor de] juzgar en sus puertas”. Los ancianos de Israel se reunían a la entrada de la ciudad, y allí atendían las causas judiciales. Para ello, no podían basarse en la primera impresión ni en sus preferencias personales, sino en el criterio de Jehová (Deuteronomio 22:15). Él les había advertido que no tuvieran favoritismos con nadie, sin importar lo rico o importante que fuera (Levítico 19:15; Deuteronomio 1:16, 17). El objetivo de los jueces era lograr que las partes en disputa se reconciliaran; de este modo dictarían “el juicio de la paz”.
19, 20. a) ¿Por qué estamos seguros de que los doce profetas pueden enseñar mucho a los superintendentes cristianos? b) ¿Cómo muestran los ancianos que conocen a Jehová y la justicia divina?
19 El apóstol Pablo citó parcialmente Zacarías 8:16 en una carta a un grupo de cristianos (Efesios 4:15, 25). Por lo tanto, de algo podemos estar seguros: las advertencias y recomendaciones que dieron los doce profetas acerca de la justicia son aplicables en la congregación cristiana actual. Sus ancianos, o superintendentes, deben mostrar con el ejemplo que conocen a Jehová e imitan su justicia. ¡Cuánto nos anima leer en Isaías 32:1 que son “príncipes [que gobiernan] para derecho mismo”! ¿Qué aspectos prácticos aprenden ellos de los avisos y consejos de los doce profetas?
20 Los superintendentes cristianos tienen que guiarse por la Biblia, es decir, por las verdades que contiene y por las pautas que indican cuál es el punto de vista de Jehová. Deben decidir basándose en la Palabra de Dios, y no en sus propias opiniones ni en su “instinto”. Las Escrituras admiten que hay casos difíciles, cuya preparación toma más tiempo. Para ello, los ancianos no solo deben investigar sobre tales asuntos en la Biblia, sino también en las publicaciones cristianas, en las cuales encontrarán los sabios consejos de la clase del esclavo fiel y discreto (Éxodo 18:26; Mateo 24:45). Si actúan así, será más probable que odien lo que Dios ve mal y amen lo que ve bien. Esto permitirá que “den a la justicia un lugar en la puerta” y que “con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar” (Amós 5:15; Zacarías 7:9).
21. ¿Por qué deben evitar los superintendentes el favoritismo, y qué podría llevarlos a caer en ese error?
21 Incluso si tienen conocimiento de la Biblia, los responsables de juzgar pueden caer hasta cierto punto en el favoritismo. En la antigüedad, Malaquías indicó con gran pesar que los sacerdotes —quienes deberían haber sido fuentes de conocimiento— “estaban mostrando parcialidad en la ley” (Malaquías 2:7-9). ¿Cómo era posible? Miqueas dijo lo siguiente acerca de algunas autoridades: “Juzgan meramente por un soborno, y sus propios sacerdotes instruyen solo por precio” (Miqueas 3:11). ¿De qué modo puede verse afectada igualmente la actitud de un superintendente cristiano? Pues bien, ¿cómo actuará él si tiene que atender asuntos relacionados con alguien que ha sido generoso con él en el pasado, o que puede brindarle beneficios futuros? ¿Y si es un familiar de él o de su esposa? ¿A qué dará más importancia? ¿A los lazos de sangre, o a los principios espirituales? Imaginemos que una de estas personas comete un pecado o que se está evaluando si reúne los requisitos bíblicos para recibir privilegios de servicio adicionales en la congregación. Si el superintendente en cuestión interviene en esos casos, puede que se enfrente a la tentación del favoritismo (1 Samuel 2:22-25, 33; Hechos 8:18-20; 1 Pedro 5:2).
Es preciso que los ancianos siempre “den a la justicia un lugar en la puerta”
22. a) ¿Cómo deben velar por la justicia los ancianos? b) ¿Qué otras cualidades de Dios deben reflejar los ancianos al juzgar a quien comete un error?
22 Cuando alguien comete un pecado grave, los pastores espirituales tratan de proteger a la congregación de influencias peligrosas y corruptoras (Hechos 20:28-30; Tito 3:10, 11). Claro, si hay arrepentimiento sincero, los ancianos procurarán “reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad” (Gálatas 6:1). No lo tratarán con severidad y frialdad, sino que seguirán estas instrucciones: “Con verdadera justicia hagan su [labor de] juzgar; y efectúen unos con otros bondad amorosa y misericordias” (Zacarías 7:9). La justicia y la misericordia de Jehová se destacan en las instrucciones que él dio para atender asuntos judiciales en el antiguo Israel. Los encargados de juzgar tenían cierto margen a la hora de decidir; si las circunstancias y la actitud del pecador lo justificaban, podían ser misericordiosos con él. Igualmente, los superintendentes cristianos procuran juzgar con “verdadera justicia”, con “bondad amorosa y misericordias”. De este modo demuestran que conocen a Jehová.
23, 24. a) ¿De qué forma promueven los ancianos “el juicio de la paz”? b) ¿Qué aspectos referentes a la justicia nos han ayudado a entender los doce profetas?
23 Recordemos lo que dice Zacarías 8:16: “Con verdad y el juicio de la paz hagan su [labor de] juzgar en sus puertas”. Notemos cuál es el objetivo: “el juicio de la paz”. El hecho es que, incluso cuando los apóstoles estaban vivos, había diferencias personales y conflictos entre algunos cristianos. Al igual que Pablo brindó su ayuda a Evodia y Síntique, lo mismo han de hacer los ancianos de la actualidad (Filipenses 4:2, 3). Ciertamente, deben esforzarse por conseguir “el juicio de la paz”, o sea, por lograr que las partes en desacuerdo hagan las paces. Los consejos bíblicos que ofrezcan y la actitud con que los den promoverán la paz en la congregación y con Dios. Al actuar así, demostrarán que de verdad conocen a Jehová y la justicia divina.
24 Las dos áreas que se han mencionado en este capítulo muestran la importancia de seguir en nuestra vida los consejos sobre la justicia que se encuentran en los libros de los doce profetas. ¡Sin duda, todos salimos muy beneficiados al dejar “que la justicia fluya”!
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Sirvamos a Jehová de acuerdo con sus elevadas normasVivamos muy pendientes del día de Jehová
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CAPÍTULO SIETE
Sirvamos a Jehová de acuerdo con sus elevadas normas
1. En tiempos de Sofonías, ¿qué opinaban los habitantes de Jerusalén acerca de las normas de Jehová?
“EL Señor no va a hacer nada, ni para bien ni para mal.” Así es como razonan muchos habitantes de Jerusalén en tiempos de Sofonías. Creen que Jehová no espera que cumplan con ningún tipo de normas. Por eso, el profeta dice que ellos “reposan tranquilos como vino en su sedimento”, es decir, sobre las partículas asentadas en el recipiente donde se almacena. Con tales palabras indica que estos judíos desean llevar una vida cómoda, sin que los perturben con anuncios de que Dios va a intervenir en su existencia. No obstante, Jehová hace esta advertencia a quienes pasan por alto sus normas: “Registraré Jerusalén con lámparas para castigar[los]”. Así es, él tiene normas y se preocupa por la actitud que adopta su pueblo ante ellas (Sofonías 1:12, Nueva Versión Internacional).
2. En su localidad, ¿cuál es la actitud de la gente en general ante las normas de conducta?
2 Hoy día pasa igual. A muchos les incomoda pensar que deban ajustarse a unas normas determinadas. Quizás le digan a uno: “¡Haz lo que quieras!”. Otros razonan así: “Si no me alcanza el dinero o no puedo cumplir mis deseos, tengo derecho a hacer lo que sea para mejorar la situación”. Les preocupa poco qué opina Dios o cómo espera que se comporten. Pero ¿y a usted? ¿Le agrada saber que el Creador fija normas?
3, 4. ¿Por qué estamos agradecidos de contar con normas?
3 Muchos rechazan la idea de que deban obedecer los preceptos divinos, pero aceptan sin dificultad las normas humanas en distintos campos de la vida. Tomemos como ejemplo la calidad del agua, que la mayoría de los gobiernos tiene regulada. ¿Qué ocurriría si los criterios oficiales fueran deficientes? El agua causaría diarreas y transmitiría otras enfermedades, y los más afectados serían los niños. Pero es muy probable que estemos beneficiándonos de rigurosas estipulaciones para el agua potable. “Si no existieran las normas, pronto lo notaríamos —dice la Organización Internacional de Normalización—. [...] Por lo general, no nos percatamos de cuánto contribuyen las normas a elevar los niveles de calidad, seguridad, eficiencia e intercambiabilidad, y a que estas ventajas se consigan a precios accesibles.”
4 Si aceptamos que es útil que el hombre establezca normas en diversos campos, ¿verdad que es lógico esperar que Dios fije normas elevadas para el pueblo que lleva su nombre? (Hechos 15:14.)
¿SON RAZONABLES LAS NORMAS DIVINAS?
5. ¿Cómo indicó Jehová mediante Amós que es necesario cumplir sus normas?
5 Al construir una casa hay que satisfacer normas de calidad. Por ejemplo, si una pared no es vertical, tal vez acabe inclinado el edificio. O si hay huecos entre un muro y otro, quizás sea inhabitable la vivienda. Pues bien, ese es el punto que se destaca en una visión de Amós, quien profetizó en el siglo IX antes de nuestra era. En esa visión, referente al estado en que se encuentra Israel (el reino de diez tribus), el profeta ve a Jehová junto a un muro con “una plomada en su mano” y diciendo: “Voy a colocar una plomada en medio de mi pueblo Israel. Ya no volveré a excusarlo” (Amós 7:7, 8). Amós ve a Jehová junto a un muro simbólico “hecho con plomada”, es decir, con una pesa colgada de un cordel con la cual se mide la exactitud vertical de una pared. Cuando aquel muro se construyó, estaba a plomo, o sea, derecho. Sin embargo, para la época de Amós se encontraba torcido: espiritualmente hablando, los israelitas son como una pared desnivelada que debe demolerse antes de que se derrumbe.
6. a) ¿Qué idea fundamental se repite en los libros de los doce profetas? b) ¿Qué hecho demuestra que las normas divinas son razonables?
6 Al estudiar los libros de los doce profetas, veremos que vez tras vez se repite la misma idea: es esencial cumplir con las normas divinas. Pero los mensajes de estos escritos no son siempre condenas contra un pueblo que no alcanzaba el elevado nivel exigido por Dios. Hubo veces en que Jehová examinó a su pueblo y vio que satisfacía sus requisitos. Este hecho demuestra que las normas divinas son razonables y que los seres humanos imperfectos somos capaces de obedecerlas. Veamos un ejemplo.
7. ¿Cómo nos ayuda Zacarías a entender que el ser humano imperfecto es capaz de satisfacer las normas de Jehová?
7 Los judíos repatriados colocaron los cimientos del templo, pero luego abandonaron las obras. Por ello, Dios envió a los profetas Ageo y Zacarías para que los animaran a reanudarlas. Así, le concedió una visión a Zacarías donde aparecía el gobernador de Judá, Zorobabel, con una “plomada en la mano” colocando la piedra que remataba el templo. De ese modo indicó que la edificación del santuario satisfacía las exigencias divinas (Zacarías 4:10). Pero notemos un interesante detalle incluido al hablar de la construcción ya finalizada: “Estos siete son los ojos de Jehová. Discurren por toda la tierra”. Esa afirmación muestra que Dios, que todo lo ve, había contemplado a Zorobabel poniendo la piedra de remate. Sí, había observado que el templo restaurado cumplía con sus estipulaciones y pasaba la inspección. La idea que se desprende es que el ser humano es capaz de satisfacer las normas de Jehová, aunque estas sean elevadas. Así lo habían hecho Zorobabel y su pueblo, con el respaldo de Ageo y Zacarías. La lección es clara: al igual que Zorobabel, cada uno de nosotros puede estar a la altura de lo que Dios espera. ¡Cuánto nos tranquiliza saberlo!
RAZONES PARA ACEPTAR LAS NORMAS DE JEHOVÁ
8, 9. a) ¿Por qué tiene Jehová el derecho de fijarnos normas a los seres humanos? b) ¿Por qué podía Jehová exigir a los israelitas que guardaran sus mandamientos?
8 Como Dios es el Creador, tiene el derecho de fijarnos normas a los seres humanos y esperar que las cumplamos (Revelación [Apocalipsis] 4:11). Pero no tiene que especificarlo todo, pues nos ha dado una valiosa guía: la conciencia (Romanos 2:14, 15). Jehová ordenó a nuestros primeros padres que no comieran del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, árbol que representaba el derecho de Dios a establecer las normas sobre el bien y el mal. Es bien sabido lo que ocurrió (Génesis 2:17; 3:1-19). Aludiendo a la mala elección que hizo el primer hombre, Oseas señala que los israelitas, “como el hombre terrestre [Adán], han traspasado el pacto” (Oseas 6:7). Al hacer esta comparación, el profeta subraya que los israelitas pecan porque quieren.
9 Jehová indica en qué consiste su pecado: “No han cumplido con mi pacto”, es decir, el pacto de la Ley (Traducción en lenguaje actual). Cuando Dios rescató de Egipto a su pueblo, se convirtió en su dueño, lo que claramente le dio el derecho de fijarles normas. De hecho, los israelitas aceptaron el pacto con él y se comprometieron así a guardar sus mandamientos (Éxodo 24:3; Isaías 54:5). Sin embargo, muchos de ellos no lo hicieron; por el contrario, se volvieron culpables de fornicación y derramamiento de sangre (Oseas 6:8-10).
10. ¿Qué hizo Jehová para ayudar a quienes no cumplían con sus normas?
10 Jehová envió a Oseas y otros profetas para ayudar a su pueblo dedicado. En la conclusión de su libro profético, Oseas dijo: “¿Quién es sabio, para que entienda estas cosas? ¿Discreto, para que las sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos son los que andarán en ellos; pero los transgresores son los que tropezarán en ellos” (Oseas 14:9). Antes de este versículo, en el mismo capítulo 14, Oseas había destacado la necesidad de regresar a Jehová. Por consiguiente, lo que todo sabio entendería es que Jehová había trazado caminos rectos por los que debía transitar su pueblo. ¿Qué hay de usted, lector? Si es un siervo dedicado de Dios, seguramente desea de todo corazón mantenerse fiel en el servicio a Jehová, y así seguir andando en sus sendas.
¿Por qué seguimos las normas y recomendaciones del fabricante?
11. ¿Por qué queremos obedecer los mandamientos de Dios?
11 Oseas 14:9 también destaca las ventajas de seguir el camino de la justicia. Sin duda, cumplir los preceptos divinos nos ofrece muchos beneficios. Dado que Jehová es el Creador, sabe cómo estamos hechos y solo nos pide que hagamos lo que contribuye a nuestro bien. Podríamos ilustrar el conocimiento que tiene Dios acerca de nosotros con lo que sabe el fabricante acerca del automóvil que produce. En efecto, conoce a la perfección su diseño y estructura. Además, tiene presente que hay que darle mantenimiento y por ello hace recomendaciones, como cambiar el aceite cada cierto tiempo. ¿Qué ocurre si pasamos por alto esa indicación, razonando que el vehículo va bien? El motor se deteriora prematuramente y termina averiado. Pues bien, igual sucede con los seres humanos. Somos nosotros los que nos beneficiamos al guardar las disposiciones del Creador (Isaías 48:17, 18). Por eso, si comprendemos los beneficios innegables que recibimos, tendremos una razón más para satisfacer las normas de Dios, sí, para obedecer sus mandamientos (Salmo 112:1).
12. ¿Por qué se estrechan los lazos con Jehová al andar en su nombre?
12 La primera y principal recompensa por observar los mandamientos divinos es que así estrechamos los lazos con Jehová. Sin duda, cuando cumplimos con las normas divinas y vemos lo razonables y útiles que son, crece el cariño que sentimos por su Autor. El profeta Miqueas pintó un bello cuadro de esa unión: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5). Tenemos el privilegio de andar en el nombre de Dios, sí, el gran honor de defender su buen nombre y aceptar su autoridad en nuestra vida. Como consecuencia lógica, deseamos imitar sus cualidades. Ciertamente, cada uno de nosotros debe esforzarse por fortalecer su relación con Jehová (Salmo 9:10).
13. ¿Por qué no es negativo ni perjudicial temer el nombre de Dios?
13 La Biblia dice algo más sobre quienes cumplen las normas divinas y andan en el nombre de Jehová: indica que esas personas temen el nombre de Dios. Pero el temor que sienten no es negativo ni perjudicial. De hecho, Jehová les da esta garantía: “A ustedes los que están en temor de mi nombre el sol de la justicia ciertamente brillará, con curación en sus alas; y realmente saldrán y escarbarán el suelo como becerros engordados” (Malaquías 4:2). Esa profecía la cumple Jesús, “el sol de la justicia” (Revelación 1:16). Gracias al brillo con que él nos ilumina, los seres humanos tenemos hoy curación espiritual, y en el futuro recibiremos curación física. El gozo de quedar sanos se compara a la alegría y excitación que sienten los becerros cebados cuando los sueltan, los cuales “sal[en] y escarb[an] el suelo”. ¿Verdad que ya experimentamos a buen grado esa liberación? (Juan 8:32.)
14, 15. ¿Qué otras recompensas obtenemos por ser fieles a las normas divinas?
14 Si somos fieles a las normas de Dios, tendremos una segunda recompensa: mejores relaciones personales. Veamos por qué. Habacuc pronunció cinco ayes, o expresiones de condena: contra los codiciosos, los que procuraban ganancias ilícitas, los que derramaban sangre inocente, los que cometían pecados sexuales premeditadamente y los idólatras (Habacuc 2:6-19). Con esos cinco ayes, Jehová muestra a las claras que ha fijado normas de conducta para nosotros. No obstante, centrémonos en un detalle: cuatro de los pecados que Dios señala se refieren al trato indebido al prójimo. Por ello, si vemos a nuestros semejantes de acuerdo con el criterio de Jehová, no los perjudicaremos, lo que en la mayoría de los casos se traducirá en mejores relaciones personales.
15 La tercera recompensa es una mejor vida de familia. Hoy, mucha gente cree que el divorcio es la solución a los desacuerdos matrimoniales. No obstante, por boca del profeta Malaquías, Jehová dice que “ha odiado [la acción de] divorciarse” (Malaquías 2:16). Aunque luego examinaremos Malaquías 2:16 con más detalle, observemos un hecho: este pasaje muestra que Dios sabiamente fija normas para los miembros del hogar; cuanto mejor las sigan, más paz tendrán (Efesios 5:28, 33; 6:1-4). Es cierto que siempre habrá dificultades, pues todos somos imperfectos. Aun así, el Padre “a quien toda familia en el cielo y en la tierra debe su nombre” nos da en el libro de Oseas una perfecta demostración de cómo solucionar hasta los problemas conyugales más graves (Efesios 3:15). De esto también hablaremos en un capítulo posterior. Veamos ahora qué más está implicado en someterse a las normas divinas.
“ODIEN LO QUE ES MALO, Y AMEN LO QUE ES BUENO”
16. ¿Cómo indica Amós 5:15 que Dios tiene normas?
16 Al tener que decidir cuáles eran las mejores normas sobre el bien y el mal, el primer hombre, Adán, fue un insensato. ¿Seremos más sabios nosotros? Amós nos invita a ser firmes en este particular, pues dice: “Odien lo que es malo, y amen lo que es bueno” (Amós 5:15). El difunto William Rainey Harper, profesor de Lenguas y Literatura Semíticas de la Universidad de Chicago, comentó lo siguiente sobre dicho versículo: “En la mente [de este profeta], lo que determina si algo es bueno o malo es el hecho de que se ajuste o no a la voluntad de Yavé”. Esa es una idea clave que destacan los doce profetas. Así pues, ¿estamos nosotros dispuestos a aceptar las elevadas normas de Jehová sobre el bien y el mal? Dichas normas aparecen reveladas en la Biblia y se entienden mejor gracias a las explicaciones de los cristianos maduros y experimentados que forman “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47).
¿Cómo nos ayudan a huir de la pornografía los consejos de los doce profetas?
17, 18. a) ¿Por qué es vital que odiemos el mal? b) Dé un ejemplo de cómo podemos cultivar intenso odio hacia el mal.
17 Odiar el mal nos ayudará a no cometer actos que desagradan a Dios. Por ejemplo, alguien tal vez tenga muy claro lo peligrosa que es la pornografía difundida por Internet y por ello procure evitarla. Pero ¿qué hay del “hombre que [es] en el interior”? ¿Cuáles son sus sentimientos hacia los contenidos pornográficos? (Efesios 3:16.) Si obedece la exhortación divina de Amós 5:15, le será más fácil cultivar odio por el mal, y así salir victorioso en su lucha espiritual.
18 Veamos otro ejemplo. ¿Se imagina usted inclinándose ante ídolos, dando culto al sexo? ¡Qué idea tan repugnante!, ¿verdad? Pues bien, como indicó Oseas, eso fue lo que hicieron los antepasados de los israelitas al cometer actos inmorales frente al Baal de Peor (Números 25:1-3; Oseas 9:10). Parece ser que la razón por la que el profeta se refirió a este incidente era porque la adoración de Baal constituía en sus días un grave problema en Israel, el reino de diez tribus (2 Reyes 17:16-18; Oseas 2:8, 13). Imagínese la espantosa escena: los israelitas postrándose ante ídolos en medio de orgías sexuales. Tener presente que Dios condenó aquellos actos nos ayudará a combatir las trampas que Satanás coloca valiéndose de Internet. Por otro lado, la gente de hoy suele idolatrar a los hombres y mujeres más atractivos del mundo del espectáculo. Pero ¡qué diferente es el comportamiento de quienes escuchamos a los profetas y sus advertencias contra la idolatría!
GRABEMOS LA PALABRA DE DIOS EN LA MENTE
19. ¿Qué aprendemos de lo que hizo Jonás desde el vientre del gran pez?
19 A veces, cuando luchamos por ser fieles a las elevadas normas divinas, pudiéramos sentirnos incapaces de enfrentarnos a las tentaciones y dificultades, o inseguros de qué camino tomar. Si andamos escasos de energía mental o emocional, ¿cómo vamos a superar esas situaciones graves? (Proverbios 24:10.) Pues bien, veamos la lección que nos dio Jonás, quien, como sabemos, era imperfecto y cometió errores. Recordemos qué hizo desde el vientre del gran pez: elevó una oración a Jehová. Repasémosla.
20. ¿Qué nos ayudará a estar preparados como Jonás?
20 En la oración que hizo Jonás “desde el vientre del Seol”, empleó muchos términos y expresiones de los salmos, que conocía bien (Jonás 2:2). Aunque estaba absorto implorando el perdón de Jehová y sumido en la angustia, le vinieron a los labios las palabras de David, como puede verse al comparar pasajes tales como Jonás 2:3, 5 y Salmo 69:1, 2.a Es evidente que el profeta estaba familiarizado con los salmos de David que tenía a su disposición. Los términos y frases de estos cánticos inspirados brotaban de su interior. Por así decirlo, Jonás llevaba “dentro de [sus] entrañas” la palabra revelada por Dios (Salmo 40:8). De igual modo, cuando usted se enfrenta a una situación que lo agota emocionalmente, ¿logra recordar dichos divinos que vengan al caso? Si ahora profundiza en el estudio de la Palabra de Dios, estará mejor preparado para el futuro, pues contará con un conocimiento que le será muy útil para ajustarse a las normas de Jehová cuando tenga que tomar ciertas decisiones y resolver problemas.
DEMOSTREMOS SANO TEMOR DE DIOS
21. ¿Qué debemos cultivar para ser fieles a las normas divinas?
21 Claro, para ser fieles a las normas divinas no basta con atesorar conocimiento bíblico. El profeta Miqueas nos aclara qué se necesita para poner por obra la Palabra de Jehová: “La persona [dotada] de sabiduría práctica temerá tu nombre” (Miqueas 6:9). Así pues, para demostrar sabiduría práctica —o sea, la capacidad de aplicar los conocimientos a la vida diaria— debemos cultivar el temor por el nombre de Dios.
22, 23. a) ¿Por qué dispuso Jehová que Ageo predicara a los judíos repatriados? b) ¿Qué razón tenemos para confiar en que seremos capaces de cumplir con las normas de Dios?
22 ¿Cómo se aprende a temer el nombre de Dios? Pues bien, acudamos a Ageo, profeta posterior al exilio. En su brevísimo libro (38 versículos), Ageo usa el nombre Jehová treinta y cinco veces. En el año 520 antes de nuestra era, cuando él recibió su comisión divina, el pueblo de Dios ya llevaba dieciséis años en Jerusalén, y la reedificación del templo apenas había avanzado. Los judíos estaban desanimados por la oposición de sus enemigos y creían que aún no era el momento de reconstruirlo (Esdras 4:4, 5). Por ello, Jehová los animó así: “Pongan su corazón en sus caminos. [...] Y edifiquen la casa, para que yo me complazca en ella y sea glorificado” (Ageo 1:2-8).
23 El gobernador Zorobabel, el sumo sacerdote Josué y “todos los restantes del pueblo empezaron a escuchar la voz de Jehová su Dios, [...] y el pueblo empezó a temer debido a Jehová”. Por consiguiente, Dios respondió: “Yo estoy con ustedes”. ¡Qué tranquilizador! Con la ayuda del espíritu santo, ellos “empezaron a entrar y a hacer la obra en la casa de Jehová” (Ageo 1:12-14). Motivados por un sano temor a desagradar a Dios, el pueblo superó sus miedos y reanudó los trabajos pese a la oposición.
24, 25. Dé ejemplos de cómo aplicar a situaciones concretas los principios analizados en este capítulo.
24 Ahora pensemos en nuestro caso personal. Si uno conoce las normas divinas aplicables a la situación que deba afrontar, ¿tendrá el valor de temer a Jehová, y no a los hombres? Pongamos el siguiente ejemplo. Una joven trabaja con un compañero de oficina que no comparte sus principios cristianos, pero que es especialmente atento con ella. ¿Le vendrá a la mente algún pasaje bíblico, algún recordatorio sobre las normas de Jehová y los peligros de pasarlas por alto? Uno muy adecuado sería Oseas 4:11: “Fornicación y vino y vino dulce son lo que quitan el buen motivo”. Teniendo en cuenta esa advertencia, ¿la moverá el temor de Dios a ser fiel a las normas cristianas y rechazar sus invitaciones a actividades sociales? Y si él le viene con coqueteos, ¿“ech[ará] a huir” y demostrará así que teme desagradar a nuestro amoroso Dios? (Génesis 39:12; Jeremías 17:9.)
¿Cómo nos protege el temor de Dios en una situación así?
25 Ahora volvamos al caso del cristiano que lucha contra la atracción de la pornografía en Internet. Salmo 119:37, que forma parte de una oración, dice: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil”. ¿Vendrán a su mente esas palabras? De igual modo, Jesús dijo en el Sermón del Monte: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28). ¿Repasará mentalmente esa advertencia dicha persona? El temor de Jehová y el deseo de acatar sus normas deben impulsar al cristiano a apartarse de todo lo que pueda corromperlo. Cada vez que nos veamos tentados a pensar o actuar de forma contraria a las normas divinas, esforcémonos por fortalecer el temor de Jehová. Tengamos presente la garantía que él nos ofrece por boca de Ageo: “Estoy con ustedes”.
26. ¿Qué analizará la próxima sección?
26 No hay duda: todos podemos servir a Jehová de acuerdo con sus elevadas normas y cosechar muchos beneficios. Sigamos examinando los doce libros proféticos y veremos cómo nos resultan cada vez más claras las normas de Dios, sí, lo que él nos pide. La próxima sección analizará tres campos para los cuales Jehová ha dado normas admirables: la conducta, las relaciones con el prójimo y la vida familiar.
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