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  • Bendiciones o maldiciones: la elección es nuestra
    La Atalaya 1996 | 15 de junio
    • 13. Exprese en sus propias palabras algunas de las bendiciones pronunciadas por los levitas.

      13 Ahora imaginémonos que escuchamos a los que están frente al monte Guerizim responder verbalmente a cada una de las bendiciones leídas por los levitas: “Bendito serás en la ciudad, y bendito serás en el campo. Benditos serán el fruto de tu vientre y el fruto de tu suelo y el fruto de tu bestia doméstica, la cría de tu vacada y el hijuelo de tu rebaño. Benditas serán tu cesta y tu artesa. Bendito serás cuando entres y bendito serás cuando salgas”. (Deuteronomio 28:3-6.)

      14. ¿Sobre qué base recibirían bendiciones los israelitas?

      14 ¿Sobre qué base recibiría el pueblo estas bendiciones? El relato contesta: “Si escuchas sin falta la voz de Jehová tu Dios, y tienes cuidado de poner por obra todos sus mandamientos que te estoy mandando hoy, entonces Jehová tu Dios ciertamente te pondrá en alto por encima de todas las otras naciones de la tierra. Y todas estas bendiciones tienen que venir sobre ti y alcanzarte, porque sigues escuchando la voz de Jehová tu Dios”. (Deuteronomio 28:1, 2.) En efecto, la clave para gozar de las bendiciones divinas era la obediencia a Dios. Pues bien, ¿qué haremos nosotros individualmente? ¿Escogeremos las bendiciones y la vida al seguir ‘escuchando la voz de Jehová’? (Deuteronomio 30:19, 20.)

      Una mirada más de cerca

      15. ¿Qué significado tiene la bendición recogida en Deuteronomio 28:3, y cómo puede beneficiarnos?

      15 Reflexionemos sobre algunas de las bendiciones de que disfrutaría un israelita por obedecer a Jehová. Tomemos como ejemplo las palabras de Deuteronomio 28:3: “Bendito serás en la ciudad, y bendito serás en el campo”. La bendición de Dios no está supeditada al lugar donde se esté o a la asignación que se tenga. Algunos quizás se sientan atrapados por la situación en que se encuentran, tal vez porque viven en zonas materialmente devastadas o en países arrasados por la guerra. Puede ser que otros anhelen servir a Jehová en un lugar diferente. Algunos cristianos pudieran desanimarse porque no han sido nombrados siervos ministeriales o ancianos en la congregación. A veces, las cristianas se descorazonan debido a que sus circunstancias no les permiten participar en el ministerio de tiempo completo como precursoras o misioneras. Sin embargo, quienquiera que ‘escuche la voz de Jehová y tenga cuidado de hacer todo lo que él requiere’ será bendecido ahora y por la eternidad.

      16. ¿De qué manera experimenta la organización de Jehová hoy día el principio contenido en Deuteronomio 28:4?

      16 Deuteronomio 28:4 dice: “Benditos serán el fruto de tu vientre y el fruto de tu suelo y el fruto de tu bestia doméstica, la cría de tu vacada y el hijuelo de tu rebaño”. El empleo del pronombre singular hebreo, traducido “tu”, indica que el israelita obediente disfrutaría personalmente de las bendiciones. ¿Qué hay de los siervos obedientes de Jehová de hoy en día? El crecimiento que experimenta la organización de los testigos de Jehová por todo el mundo, es el resultado de la bendición de Dios sobre los esfuerzos sinceros de más de cinco millones de proclamadores de las buenas nuevas del Reino. (Marcos 13:10.) Y las posibilidades de más aumento son evidentes, pues más de trece millones de personas asistieron en 1995 a la celebración de la Cena del Señor. ¿Disfruta usted de las bendiciones del Reino?

      La elección de Israel determinaría el resultado

      17. ¿De qué depende que nos ‘alcancen’ las bendiciones o las maldiciones?

      17 De hecho, las bendiciones buscarían al israelita obediente, pues se prometió: “Todas estas bendiciones tienen que venir sobre ti y alcanzarte”. (Deuteronomio 28:2.) Lo mismo se dijo de las maldiciones: “Todas estas invocaciones de mal tienen que venir sobre ti y alcanzarte”. (Deuteronomio 28:15.) Si usted hubiera sido un israelita de tiempos antiguos, ¿lo habrían ‘alcanzado’ las bendiciones o las maldiciones? Todo hubiera dependido de su obediencia o desobediencia a Dios.

  • Bendiciones o maldiciones: la elección es nuestra
    La Atalaya 1996 | 15 de junio
    • 19. Describa las condiciones que reinaban cuando Judá e Israel escogían obedecer a Jehová.

      19 Solo cuando Israel obedecía a Jehová abundaban las bendiciones y reinaba la tranquilidad. Por ejemplo, respecto del reinado de Salomón leemos: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, y comían y bebían y se regocijaban. [...] Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón”. (1 Reyes 4:20-25.) Incluso en la época del rey David, caracterizada por la intensa oposición de los enemigos de Dios, la nación sentía el apoyo y la bendición de Jehová cuando escogía obedecer al Dios de la verdad. (2 Samuel 7:28, 29; 8:1-15.)

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