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Tanto dolorLa Atalaya 1997 | 15 de febrero
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¿Es parte del propósito de Dios?
¿Pudiera ser, como algunos afirman, que este sufrimiento inacabable tenga para Dios un propósito que nosotros desconocemos? ¿Debemos sufrir ahora para valorar la vida ‘en el otro mundo’? ¿Es cierto que, como decía el filósofo francés Teilhard de Chardin, el “dolor que mata y descompone, es necesario al ser a fin de que viva y llegue a ser espíritu”? (El pensamiento religioso del padre Pierre Teilhard de Chardin; cursivas nuestras.) Por supuesto que no.
¿Crearía a sabiendas un hacedor benévolo un entramado de muerte para afirmar después que es compasivo al librar a las personas de sus secuelas? Difícilmente. ¿Por qué haría algo así un Dios amoroso? Entonces, ¿por qué permite Dios el sufrimiento? ¿Se acabará algún día? El siguiente artículo responderá a esas preguntas.
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Cuando no haya más sufrimientoLa Atalaya 1997 | 15 de febrero
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EL SUFRIMIENTO no era parte del propósito original de Dios para la familia humana. No fue él quien lo creó ni tampoco lo desea. ‘Si eso es cierto —pudiera preguntar—, ¿cómo empezó el sufrimiento? ¿Y por qué ha permitido Dios que continúe hasta la actualidad?’ (Compárese con Santiago 1:13.)
La respuesta se encuentra en la crónica más antigua de la historia humana, la Biblia, más concretamente en el libro de Génesis. En él se cuenta cómo nuestros primeros padres, Adán y Eva, siguieron a Satanás el Diablo en su rebelión contra Dios. Su actuación hizo surgir unas cuestiones fundamentales que atentaban contra la mismísima base de la ley y el orden universales. Cuando reclamaron el derecho a decidir por sí mismos lo que era bueno y malo, desafiaron la soberanía de Dios. Cuestionaron su derecho a gobernar y a ser el único juez de ‘lo que es bueno y lo que es malo’. (Génesis 2:15-17; 3:1-5.)
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