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El gobierno de Satanás fracasará sin remedioLa Atalaya 2010 | 15 de enero
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El gobierno de Satanás fracasará sin remedio
“De ninguna manera le resultará bien al inicuo.” (ECL. 8:13)
1. ¿Por qué es un alivio saber que los malvados pronto serán juzgados?
TARDE o temprano, los pecadores deberán enfrentarse a la justicia y responder por sus actos (Pro. 5:22; Ecl. 8:12, 13). ¡Qué buena noticia, sobre todo para quienes aman la rectitud y han sufrido todo tipo de atropellos y abusos a manos de los malvados! El ser más perverso que tendrá que rendir cuentas es Satanás, el padre de la maldad (Juan 8:44).
2. ¿Por qué se requería tiempo para zanjar la cuestión que surgió en Edén?
2 Cuando nuestros primeros padres vivían en el jardín de Edén, el Diablo se dejó llevar por la soberbia y los incitó a rechazar el gobierno divino. Ellos decidieron apoyarlo en su desafío a la autoridad legítima de Jehová, convirtiéndose así en pecadores (Rom. 5:12-14). Aunque Dios conocía muy bien las consecuencias que tendría aquella decisión irrespetuosa y rebelde, tenía que dar a todos los seres inteligentes la oportunidad de verlas con claridad. Por eso, permitió que pasara tiempo para zanjar la cuestión y probar irrefutablemente el error de aquellos desobedientes.
3. ¿Qué postura adoptamos ante los gobiernos?
3 Al rechazar la dirección de Jehová, los seres humanos tuvieron que crear sus propias formas de gobierno. La carta de Pablo a los cristianos de Roma las denomina “autoridades superiores”. En aquel entonces correspondían principalmente con el Imperio romano, dirigido por el césar Nerón entre los años 54 y 68. El apóstol señala que tales administraciones humanas “están colocadas por Dios en sus posiciones relativas” (léase Romanos 13:1, 2). Es evidente que, al hablar de “autoridades superiores”, Pablo no quería decir que fueran superiores a Jehová. Sencillamente estaba mostrando que eran el “arreglo” u orden establecido por Dios y que, mientras él permitiera que existieran, los cristianos deberíamos respetarlas.
Un camino condenado al fracaso
4. ¿Por qué están condenados al fracaso los gobiernos?
4 No obstante, los sistemas políticos bajo la influencia de Satanás tienen el fracaso asegurado. ¿Por qué? Una de las razones es que no se basan en la única sabiduría perfecta que existe: la de Jehová. En efecto, solo él puede indicar cuál es la forma ideal de gobernar (Jer. 8:9; Rom. 16:27). A diferencia del hombre, que suele aprender a fuerza de errores, Dios conoce desde el principio la mejor manera de actuar. Por eso, toda administración que no se ajuste a sus pautas será siempre inferior. Si a esto añadimos el hecho de que Satanás obra con malas intenciones, ¿qué conclusión sacamos? Que la opción promovida por el Diablo —el gobierno del hombre— nació condenada al fracaso.
5, 6. Según dan a entender los hechos, ¿por qué se puso el Diablo en contra de Jehová?
5 Por lo general, la persona sensata no se embarca en empresas sin futuro. Pero si se empeña en hacerlo, terminará viéndose obligada a admitir su error. Pues bien, la historia ha demostrado en innumerables ocasiones que es inútil oponerse al Dios todopoderoso (léase Proverbios 21:30). Sin embargo, eso es precisamente lo que hizo Satanás. Cegado por la soberbia, le dio la espalda a Jehová y emprendió una trayectoria que lo hundirá en la catástrofe.
6 Siglos después de aquella rebelión se escribió un pasaje donde el representante de la dinastía babilónica reflejó el mismo orgullo del Diablo al decir: “A los cielos subiré. Por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré sobre la montaña de reunión, en las partes más remotas del norte. Subiré por encima de los lugares altos de las nubes; me haré parecer al Altísimo” (Isa. 14:13-15). Pero su absurdo plan fracasó, y aquella dinastía tuvo un fin deshonroso. De igual modo, Satanás y su mundo están a punto de sufrir una aplastante derrota.
¿Por qué lo ha tolerado Dios?
7, 8. ¿Cuáles son algunos beneficios de que Jehová haya permitido temporalmente la maldad?
7 Hay quienes se preguntan por qué no impidió Jehová que los seres humanos se pusieran de parte de Satanás y adoptaran un plan de gobierno alternativo condenado al fracaso. Es cierto que, siendo omnipotente, pudo haberlo evitado (Éxo. 6:3). Sin embargo, no lo hizo, pues sabiamente tuvo en cuenta los beneficios a largo plazo de no interferir entonces en aquella rebelión. Con el tiempo, quedaría demostrado que Jehová es un Rey justo y amoroso y que las personas fieles saldrían ganando con la decisión que él tomó.
8 ¡Cuántos sufrimientos se habría ahorrado la humanidad si Adán y Eva hubieran rechazado las incitaciones de Satanás a independizarse del Creador! Pero, como hemos señalado, la decisión de Jehová de permitir temporalmente que el hombre se gobierne por su cuenta ha reportado beneficios. Para empezar, muchas personas sinceras han podido ver con claridad que lo más sabio es escuchar a Dios y confiar en él. En el transcurso de los siglos se han ensayado regímenes políticos de todo tipo, pero ninguno ha sido ideal. Y ese hecho ha reforzado la convicción de los siervos de Jehová de que el gobierno divino es el mejor. Es cierto que, al tolerarse la dominación tiránica de Satanás, los seres humanos han sufrido dificultades, y los siervos de Dios no han sido la excepción. No obstante, estos hombres y mujeres fieles también han salido beneficiados.
Una rebelión que ha contribuido a la glorificación de Jehová
9, 10. ¿Cómo ha contribuido involuntariamente a la gloria de Dios el gobierno de Satanás?
9 El hecho de que Jehová haya permitido que la humanidad viva bajo la influencia de Satanás y trate de gobernarse a sí misma no lo desacredita como Rey. Más bien, demuestra la total incompetencia del hombre, tal como confirma la historia y como indicó Jeremías por inspiración (léase Jeremías 10:23). Además, la rebelión del Diablo dio a Jehová la oportunidad de exhibir sus hermosas cualidades de forma aún más clara. ¿En qué sentido?
10 El terrible gobierno de Satanás sirve de telón de fondo sobre el que resaltan con más brillo que nunca las cualidades perfectas de Jehová. Así, su grandeza se destaca ante quienes lo aman. Por eso, aunque parezca extraño, podemos decir que el dominio del Diablo contribuye a la gloria de Dios. Permite que se vea el modo tan maravilloso como él ha afrontado el desafío a su soberanía. Para entenderlo mejor, examinemos algunas cualidades de Jehová y las nuevas formas en que ha decidido demostrarlas debido al perverso reinado del Diablo.
11. ¿Cómo ha manifestado Jehová su amor?
11 Amor. Como bien dicen las Escrituras, “Dios es amor” (1 Juan 4:8). El hecho de que creara a los seres humanos es una prueba palpable de esta cualidad. Y lo mismo puede decirse de que les diera un cuerpo maravillosamente diseñado y los instalara en un hermoso hogar dotado de todo lo necesario para que fueran felices (Gén. 1:29-31; 2:8, 9; Sal. 139:14-16). Pero una vez que la maldad se introdujo en el mundo, Jehová expresó su amor de nuevas formas. ¿Cuáles? El apóstol Juan indica una de ellas al citar estas palabras de Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¿Podría haber demostrado su cariño de mejor manera que enviando a su Hijo para rescatar a los pecadores? (Juan 15:13.) ¡Qué ejemplo de amor abnegado! Sin duda, debemos esforzarnos, como Jesús, por manifestar a diario esta cualidad divina (Juan 17:25, 26).
12. ¿Qué ejemplo tenemos del poder de Jehová?
12 Poder. “Dios, el Todopoderoso”, es el único ser con la capacidad de dar vida (Rev. 11:17; Sal. 36:9). Ahora bien, ¿qué sucede cuando morimos? ¿Qué ocurre con nuestros recuerdos y nuestra personalidad, que ha sido moldeada desde el nacimiento por las decisiones, actividades y experiencias que hemos vivido? Jehová puede archivar toda esa información en su memoria para, llegado el momento, devolvernos la vida junto con todas nuestras características individuales y vivencias (Juan 5:28, 29). Por lo tanto, aunque la muerte no forma parte del propósito original para el hombre, le brinda a Dios la oportunidad de demostrar su inmenso poder en la resurrección. Es, sin género de dudas, el Todopoderoso.
13. ¿Cómo se demuestra la justicia perfecta de Jehová en el sacrificio de Jesús?
13 Justicia. Jehová nunca miente ni comete ningún abuso (Deu. 32:4; Tito 1:2). Siempre sostiene las más elevadas normas de la verdad y la justicia, incluso en las ocasiones en que podría pensarse que sale perjudicado (Rom. 8:32). ¡Cuánto tiene que haberle dolido ver que su Hijo querido era ejecutado en un madero como un criminal blasfemo! Pero ¿por qué estuvo dispuesto a sufrir tan dolorosa pérdida? Porque, además de amar a los seres humanos, deseaba satisfacer sus normas perfectas de justicia (léase Romanos 5:18-21). Por lo tanto, la existencia de este mundo pecador le dio la oportunidad de probar que siempre ha sido y será el mejor modelo de justicia.
14, 15. ¿Cómo ha manifestado Jehová su extraordinaria sabiduría y paciencia?
14 Sabiduría. Cuando Adán y Eva pecaron, Jehová indicó cómo iba a corregir todos los daños causados por su rebelión (Gén. 3:15). El hecho de que tomara medidas inmediatas —y luego fuera revelando su propósito a sus siervos— manifiesta su inmensa sabiduría (Rom. 11:33). Él siempre conoce la mejor solución para todo. En un mundo plagado por la inmoralidad, la guerra, la necedad, la rebeldía, la crueldad, el favoritismo y la hipocresía, ha demostrado en multitud de ocasiones cómo es la verdadera sabiduría. El discípulo Santiago enumeró las características que la distinguen: “La sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita” (Sant. 3:17).
15 Gran paciencia. Jehová nunca habría dado tantas pruebas de paciencia si no hubiera tenido que lidiar con las imperfecciones y pecados del hombre. Y ha estado dispuesto a hacerlo por milenios, lo cual prueba que posee esta maravillosa cualidad al grado máximo. Ciertamente, es justo que los cristianos le estemos agradecidos por ello y que, como señaló Pedro, consideremos “la paciencia de nuestro Señor como salvación” (2 Ped. 3:9, 15).
16. ¿Por qué nos llena de gozo la misericordia de Jehová?
16 Misericordia. Todos somos pecadores y fallamos vez tras vez (Sant. 3:2; 1 Juan 1:8, 9). ¡Qué agradecidos debemos estar de que Jehová esté dispuesto a perdonarnos “en gran manera”! (Isa. 55:7.) Por triste que sea el hecho de nacer en imperfección, nos permite sentir el gran gozo de ver perdonadas nuestras faltas (Sal. 51:5, 9, 17). Además, experimentar en nuestra propia vida la conmovedora misericordia de Jehová nos impulsa a amarlo y a imitar esta cualidad en el trato con el prójimo (léase Colosenses 3:13).
¿Por qué está enfermo el mundo?
17, 18. ¿En qué aspectos ha fracasado el dominio de Satanás?
17 El sistema mundial de Satanás —producto de su dominio— ha fallado constantemente a lo largo de la historia. En 1991, un periodista publicó este comentario: “¿Está enfermo el mundo? Sin la menor duda, pero la culpa no la tiene Dios, sino los pueblos” (The European). ¡Qué palabras tan ciertas! Influidos por el Diablo, nuestros primeros padres prefirieron el gobierno humano al divino. Así dieron inicio a una serie de regímenes políticos condenados al fracaso. En efecto, el dolor y el sufrimiento en que viven los habitantes de todo el planeta son una muestra palpable de que el gobierno del hombre se encuentra en fase terminal.
18 El principio en que se funda el dominio de Satanás es que cada uno mire por su propio beneficio, sin importar los demás. Pero el egoísmo nunca vencerá al amor, que es la base del gobierno de Jehová. Satanás no ha conseguido brindar estabilidad, felicidad ni seguridad a sus súbditos. Sin duda, la forma de gobernar de Jehová es la mejor. ¿Qué pruebas de ello vemos en la actualidad? Eso es lo que examinaremos en el próximo artículo.
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Queda demostrado que el gobierno de Jehová es el mejorLa Atalaya 2010 | 15 de enero
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Queda demostrado que el gobierno de Jehová es el mejor
“El Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad.” (DAN. 4:17)
1, 2. ¿Por qué razones han fracasado los gobiernos?
SIN lugar a dudas, los gobiernos humanos han fracasado. Una de las principales causas es que el hombre carece de la sabiduría necesaria. Hoy es más clara que nunca la ineptitud de los sistemas políticos, pues abundan los dirigentes “amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos”, “desleales”, “no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros” e “hinchados de orgullo” (2 Tim. 3:2-4).
2 Hace muchos siglos, nuestros primeros padres le dieron la espalda al gobierno divino. Quizás pensaron que se estaban independizando, pero en realidad estaban cayendo bajo el poder de Satanás, “el gobernante de este mundo”. Tras seis milenios de desastrosa gestión bajo influencia diabólica, el hombre se encuentra en el peor momento de su historia (Juan 12:31). Con referencia a la situación actual, la obra Historia Oxford del siglo XX señala que resulta inútil seguir “buscando un mundo perfecto”. Y da esta explicación: “No sólo es imposible hallarlo, sino que los intentos de crearlo son desastrosos, y en el peor de los casos provocan totalitarismos y guerras”. ¡Qué comentario tan franco sobre el catastrófico experimento del hombre!
3. ¿Cómo habría administrado Dios la Tierra si no hubieran pecado Adán y Eva?
3 Trágicamente, Adán y Eva rechazaron el único gobierno que funciona a la perfección: el de Jehová. Claro, no sabemos con exactitud cómo habría administrado él la Tierra si no se hubieran rebelado. Pero podemos estar seguros de que habría guiado a toda la humanidad obediente con amor y de forma imparcial (Hech. 10:34; 1 Juan 4:8). Como su sabiduría es infinita, no habría caído en ninguno de los errores que han cometido los líderes políticos. La teocracia —el verdadero gobierno de Dios— habría satisfecho “el deseo de toda cosa viviente” (Sal. 145:16). En pocas palabras, habría sido el sistema ideal (Deu. 32:4). ¡Qué pérdida tan grande hemos sufrido!
4. ¿A qué grado ha podido Satanás ejercer el poder?
4 No obstante, conviene recordar un hecho: aunque Jehová permitió a los seres humanos elegir el autogobierno —es decir, ejercer por sí mismos el poder—, de ningún modo renunció a su legítimo derecho a reinar sobre ellos. En última instancia, “el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad”, algo que hasta el poderoso rey de Babilonia se vio obligado a admitir (Dan. 4:17). Al final, el Reino logrará que se haga la voluntad divina (Mat. 6:10). Es cierto que Jehová ha permitido que Satanás actúe por ahora como “el dios de este sistema de cosas”, pues así podrán zanjarse las cuestiones planteadas por su rebelión (2 Cor. 4:4; 1 Juan 5:19). No obstante, el Diablo nunca ha podido excederse de los límites fijados por Jehová (2 Cró. 20:6; compárese con Job 1:11, 12 y 2:3-6). Además, siempre ha habido personas que han decidido someterse a su Creador a pesar de vivir en un mundo dominado por el Gran Adversario.
Dios reina sobre Israel
5. ¿Qué promesa hicieron los israelitas a Dios?
5 Desde los días de Abel hasta la época de los patriarcas, hubo hombres y mujeres fieles que adoraron a Jehová y obedecieron sus mandamientos (Heb. 11:4-22). Más tarde, en tiempos de Moisés, Dios estableció un pacto con los descendientes del patriarca Jacob, quienes pasaron a formar la nación de Israel. En el año 1513 antes de nuestra era, los israelitas prometieron que ellos y sus descendientes aceptarían al Creador como Soberano, y de hecho dijeron: “Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a hacerlo” (Éxo. 19:8).
6, 7. ¿Cómo fue el gobierno de Dios sobre Israel?
6 Jehová eligió a Israel como su pueblo con un propósito en mira (léase Deuteronomio 7:7, 8). No lo hizo solo por ellos. Estaba en juego algo mucho más importante: su propio nombre y soberanía. Los israelitas tenían que ser testigos de que Jehová es el único Dios verdadero (Isa. 43:10; 44:6-8). Por este motivo, él dijo a aquella nación: “Eres un pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que llegues a ser su pueblo, una propiedad especial, de entre todos los pueblos que hay sobre la superficie del suelo” (Deu. 14:2).
7 Al gobernar a los israelitas, Dios tuvo en cuenta que eran imperfectos. Al mismo tiempo, les dio mediante Moisés leyes perfectas que reflejaban su santidad, amor por la justicia, misericordia y paciencia. Años más tarde —ya en los días de Josué—, la nación disfrutó de paz y bendiciones espirituales precisamente porque cumplió los mandamientos divinos (Jos. 24:21, 22, 31). Aquella etapa de la historia de Israel dejó claro que el gobierno de Jehová es el mejor.
¡Qué caro les salió elegir un rey humano!
8, 9. ¿Qué insensata petición hizo Israel, y qué resultados tuvo?
8 En muchas ocasiones, los israelitas se apartaron de Dios y perdieron su protección. Mediante Samuel llegaron a pedirle un cabeza visible, un rey humano. Jehová le dijo al profeta que accediera a su solicitud, pero le hizo esta aclaración: “No es a ti a quien han rechazado, sino que es a mí a quien han rechazado de ser rey sobre ellos” (1 Sam. 8:7). Aunque les concedió su petición, les advirtió que tendrían que pagar un precio muy alto (léase 1 Samuel 8:9-18).
9 La historia demostró lo acertada que había sido aquella advertencia. La monarquía ocasionó graves problemas en Israel, sobre todo cuando los reyes fueron infieles. A lo largo de los siglos se ha repetido en todas las naciones el mismo patrón: si un gobernante no reconoce a Dios, no consigue logros permanentes. Pero ¿y los políticos que afirman que él bendice sus gestiones encaminadas a lograr paz y seguridad? Como no se sujetan a Jehová, en realidad no cuentan con su apoyo (Sal. 2:10-12).
Una nueva nación dirigida por Dios
10. ¿Por qué reemplazó Jehová a Israel?
10 Con el tiempo quedó claro que los israelitas no querían servir fielmente a Dios. Como llegaron al punto de rechazar al Mesías, Jehová los rechazó a ellos y decidió reemplazarlos por un nuevo pueblo. Así, en el año 33 de nuestra era dio origen a la congregación cristiana, una comunidad integrada por cristianos ungidos. A esta nueva nación, dirigida por Jehová, Pablo la llama “el Israel de Dios” (Gál. 6:16).
11, 12. ¿Qué semejanzas existen entre la nación israelita y “el Israel de Dios”?
11 Entre la antigua nación y el nuevo “Israel de Dios” existen puntos en común, pero también diferencias. Por ejemplo, la congregación cristiana no tiene reyes humanos ni ofrece sacrificios animales por los pecados. Sin embargo, sí cuenta, como los israelitas, con una organización donde intervienen cuerpos o consejos de ancianos (Éxo. 19:3-8). Estos superintendentes no dominan con prepotencia a las ovejas de la congregación. Más bien, las pastorean y les dan el ejemplo en las actividades cristianas. A todas las honran y las tratan con cariño y dignidad (2 Cor. 1:24; 1 Ped. 5:2, 3).
12 Los cristianos del “Israel de Dios” y las “otras ovejas” hacemos bien en reflexionar sobre la relación de Jehová con los israelitas. De este modo, crecerá nuestro aprecio por él y por la forma en que dirige a su pueblo (Juan 10:16). ¿Cuánta influencia tuvieron en la antigua nación sus gobernantes? Mucha, tanto para bien como para mal. ¿Qué enseña este hecho a los ancianos de las congregaciones? Que, aunque ellos no son reyes —ni mucho menos—, también tienen que dar siempre un ejemplo de fe (Heb. 13:7).
El gobierno de Jehová en la actualidad
13. ¿Qué acontecimiento tuvo lugar en 1914?
13 Por todo el mundo, los cristianos proclaman que se les está acabando el tiempo a los gobiernos humanos. En 1914, Jehová estableció su Reino en los cielos al colocar en el trono a Jesucristo. Aquel año le concedió autoridad para salir “venciendo y para completar su victoria” y para ir dominando “en medio de [sus] enemigos” (Rev. 6:2; Sal. 110:2). Por desgracia, las naciones se niegan una tras otra a someterse a la soberanía divina. Su postura da a entender que, para ellas, “no hay Jehová” (Sal. 14:1).
14, 15. a) ¿Cómo nos gobierna hoy el Reino de Dios, y qué preguntas deberíamos hacernos en consecuencia? b) ¿Qué demuestra que no hay ningún gobierno como el Reino de Dios?
14 Aún queda en la Tierra un número relativamente pequeño de hermanos ungidos de Jesús. Estos miembros del “Israel de Dios” son “embajadores en sustitución de Cristo” (2 Cor. 5:20). En conjunto, constituyen el esclavo fiel y discreto nombrado para atender y alimentar espiritualmente a los propios ungidos y a la creciente gran muchedumbre, los millones de cristianos que esperan vivir eternamente en el Paraíso (Mat. 24:45-47; Rev. 7:9-15). La prosperidad espiritual de que disfrutamos es una clara prueba de que este esclavo cuenta con la bendición de Jehová.
15 Cada uno de nosotros haría bien en preguntarse: “¿Asumo todas las responsabilidades que me corresponden dentro de la congregación? ¿Me siento orgulloso de ser súbdito del Reino de Dios y lo apoyo incondicionalmente? ¿Estoy decidido a seguir anunciándolo al grado que me lo permitan las circunstancias?”. Todos los cristianos debemos seguir las pautas del Cuerpo Gobernante y colaborar con los ancianos de nuestra congregación. De esta manera, manifestamos nuestro deseo de ser gobernados por Jehová (léase Hebreos 13:17). Al aceptar de buena gana su dirección, gozamos de una unidad, una paz y una justicia sin paralelo en este mundo tan dividido. Estas condiciones glorifican a Jehová y demuestran que es, por mucho, el mejor Rey que existe.
El triunfo del gobierno de Jehová
16. ¿Qué decisión debe tomar hoy cada persona?
16 Está muy cerca el día en que se zanjarán de una vez por todas las cuestiones planteadas en el jardín de Edén. Ahora es el momento de que cada persona tome la siguiente decisión: “¿Aceptaré que Jehová rija mi vida, o me aferraré a los gobiernos del hombre?”. Los cristianos tenemos el privilegio de ayudar a los mansos a tomar la decisión acertada. Dentro de poco tendrá lugar la batalla de Armagedón, en la que el Reino eliminará todos los regímenes actuales (Dan. 2:44; Rev. 16:16). Los sistemas políticos que ha creado el hombre bajo el control de Satanás habrán terminado, y Dios dominará todo el planeta. Se demostrará de forma irrefutable que su gobierno es el mejor de todos (léase Revelación 21:3-5).
17. ¿Qué hechos ayudarán a los mansos a identificar el mejor gobierno?
17 Quienes aún no han adoptado una clara determinación a favor de Jehová deben examinar con la ayuda de la oración las bendiciones que traerá su gobierno. Los políticos han sido incapaces de solucionar el problema de la criminalidad y el terrorismo. Pero el Reino aniquilará a todo el que practique la maldad (Sal. 37:1, 2, 9). Mientras que los líderes actuales se enredan en un conflicto tras otro, Dios hará “cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra” (Sal. 46:9). Incluso restaurará la paz entre el hombre y los animales (Isa. 11:6-9). También erradicará la pobreza y el hambre, dos males crónicos provocados por la incompetencia humana (Isa. 65:21). Y realizará algo que ni los mejores dirigentes han podido: garantizar que todos disfruten de salud radiante e impedir que envejezcan y mueran (Job 33:25; Isa. 35:5, 6). Por si fuera poco, los muertos volverán a la vida en una Tierra paradisíaca (Luc. 23:43; Hech. 24:15).
18. ¿Cómo demostramos que estamos convencidos de que el mejor gobierno es el de Dios?
18 Como hemos visto, el Reino corregirá todos los males ocasionados por Satanás desde el día que incitó a nuestros primeros padres a desobedecer al Creador. El Diablo lleva haciendo estragos seis milenios, pero en uno solo Jehová los corregirá mediante Jesús. ¡Qué prueba tan palpable de que el gobierno celestial es el mejor! El propio nombre que llevamos, testigos de Jehová, indica cuál es nuestro Soberano. Por eso, debemos dar prueba día a día —sí, hora a hora— de que aceptamos con orgullo ser adoradores, súbditos y testigos suyos. ¡No desperdiciemos ni una sola oportunidad de decirle a quien quiera escucharnos que su gobierno no tiene igual!
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