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Seamos sabios: temamos a DiosLa Atalaya 2006 | 1 de agosto
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Seamos sabios: temamos a Dios
“El temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría.” (PROVERBIOS 9:10.)
1. ¿Por qué les cuesta a muchas personas entender lo que significa temer a Dios?
HUBO un tiempo en el que decir que alguien temía a Dios era un halago. Hoy día, muchas personas consideran que temer a Dios es un concepto curioso. Sin embargo, les cuesta entender qué significa. Quizá razonen: “Si Dios es amor, ¿por qué hay que temerle?”. Solo conciben el temor como un sentimiento negativo, incluso paralizante. Sin embargo, el auténtico temor de Dios tiene un significado mucho más amplio y, como veremos, es más que una simple emoción.
2, 3. ¿Qué abarca en realidad el temor de Dios?
2 En la Biblia, el temor de Dios se presenta como un concepto positivo (Isaías 11:3). Es un sentimiento de profunda reverencia y respeto a Dios, un intenso deseo de no desagradarle (Salmo 115:11). Conlleva aceptar y seguir cuidadosamente las normas morales divinas; también implica querer hacer las cosas teniendo presente lo que es bueno o malo a los ojos de Jehová. Una obra de consulta define ese sano temor de esta manera: “Es una actitud fundamental para con Dios que lleva a comportarse sabiamente y a evitar cualquier forma de maldad”. Con toda razón, la Palabra de Dios nos dice: “El temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría” (Proverbios 9:10).
3 En realidad, el temor de Dios abarca una amplia gama de aspectos. No solo está enlazado con la sabiduría, sino también con el gozo, la paz, la prosperidad, la longevidad, la esperanza y la confianza (Salmo 2:11; Proverbios 1:7; 10:27; 14:26; 22:4; 23:17, 18; Hechos 9:31). Se relaciona estrechamente con la fe y el amor. De hecho, tiene que ver con toda faceta de nuestra relación con Dios y el semejante (Deuteronomio 10:12; Job 6:14; Hebreos 11:7). Incluye la profunda convicción de que nuestro Padre celestial se interesa por nosotros y está muy dispuesto a perdonar nuestras faltas (Salmo 130:4). Por lo tanto, los únicos que deben tenerle miedo a Dios son los malvados que no se arrepienten (Hebreos 10:26-31).a
Aprendamos a temer a Jehová
4. ¿Cómo podemos “aprend[er] a temer a Jehová”?
4 Puesto que el temor de Dios es fundamental para tomar decisiones sabias y para contar con la bendición divina, ¿cómo podemos “aprend[er] a temer a Jehová”? (Deuteronomio 17:19.) En las Escrituras hallamos muchos ejemplos de hombres y mujeres que temieron a Dios, ejemplos que sirven “para nuestra instrucción” (Romanos 15:4). A fin de entender bien lo que significa temer a Dios, meditemos en la vida de uno de tales personajes: el rey David del antiguo Israel.
5. ¿Qué experiencia le enseñó a David a temer a Jehová?
5 A diferencia del primer rey de Israel, Saúl, a quien Jehová rechazó por temer al pueblo y no a Él, David fue un hombre temeroso de Dios (1 Samuel 15:24-26). Así lo demuestran su vida y su estrecha relación con Jehová. Desde muy joven pastoreaba las ovejas de su padre, y las noches que pasó bajo las estrellas sin duda le enseñaron a temer a Jehová (1 Samuel 16:11). Aunque apenas pudo contemplar una pequeña parte de la inmensidad del universo, llegó a la conclusión correcta: Dios merece nuestro respeto y adoración. Más tarde escribió: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre para que cuides de él?” (Salmo 8:3, 4).
6. ¿Cómo se sintió David al percibir la grandeza de Jehová?
6 En efecto, David se sentía impresionado al comparar su propia pequeñez con los inmensos cielos estrellados. Pero en vez de atemorizarlo, este hecho lo impulsó a alabar a Jehová y decir: “Los cielos están declarando la gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando” (Salmo 19:1). Ese sentimiento de reverencia lo acercó más a Jehová y le infundió el deseo de aprender sus caminos perfectos y seguirlos. Imaginemos cómo se sentía cuando elevó esta canción a Jehová: “Tú eres grande y estás haciendo cosas maravillosas; tú eres Dios, tú solo. Instrúyeme, oh Jehová, acerca de tu camino. Andaré en tu verdad. Unifica mi corazón para que tema tu nombre” (Salmo 86:10, 11).
7. ¿Por qué podemos decir que el temor de Dios ayudó a David a enfrentarse a Goliat?
7 Cuando los filisteos invadieron Israel, su imponente guerrero Goliat —de unos tres metros de altura— desafió a los israelitas. En esencia, les dijo: “¡Tráiganme un hombre que luche conmigo! Si él me gana, nosotros les serviremos” (1 Samuel 17:4-10). Saúl y todo su ejército se aterrorizaron, pero David no. Él sabía que es a Jehová a quien hay que temer, y no a ningún hombre, por poderoso que sea. David le dijo a Goliat: “Yo voy a ti con el nombre de Jehová de los ejércitos [...]. Y toda esta congregación sabrá que ni con espada ni con lanza salva Jehová, porque a Jehová pertenece la batalla”. Con su honda y una sola piedra —y, sobre todo, con la ayuda de Jehová—, David derribó al gigante (1 Samuel 17:45-47).
8. ¿Qué lecciones aprendemos de algunos personajes bíblicos que temieron a Dios?
8 Quizá nosotros estemos afrontando obstáculos o enemigos tan imponentes como los que afrontó David. ¿Qué podemos hacer? Podemos encararlos del mismo modo que David y otros fieles de la antigüedad: temiendo a Dios. Así es, el temor de Dios vence el temor al hombre. Nehemías, otro siervo fiel, dirigió esta exhortación a sus hermanos israelitas, quienes se veían hostigados por sus adversarios: “No tengan miedo a causa de ellos. Tengan presente a Jehová el Grande y el Inspirador de temor” (Nehemías 4:14). Con el apoyo divino, David, Nehemías y otros siervos de Jehová leales lograron cumplir su comisión. Y si tememos a Dios, nosotros también lo lograremos.
El temor de Dios nos ayuda a afrontar los problemas
9. ¿En qué circunstancias mostró David que temía a Dios?
9 Después de que David mató a Goliat, Jehová le otorgó más victorias. Saúl, celoso, intentó asesinarlo, primero impulsivamente, luego con astucia, y por último con un ejército. Aunque Jehová le había asegurado a David que lo haría rey, durante años este tuvo que huir, luchar y esperar hasta que Jehová le diera el trono. Y en todas estas circunstancias, siempre mostró que temía al Dios verdadero (1 Samuel 18:9, 11, 17; 24:2).
10. ¿Cómo mostró David que temía a Dios cuando se vio en peligro?
10 En cierta ocasión, David se refugió en los dominios de Akís, rey de la ciudad filistea de Gat, la misma ciudad donde Goliat había nacido (1 Samuel 21:10-15). Entonces, los siervos del rey lo acusaron de ser un enemigo de la nación. ¿Qué hizo David en aquella peligrosa situación? Oró con fervor a Jehová (Salmo 56:1-4, 11-13). Para escapar, tuvo que fingir que estaba loco, pero él sabía que era Jehová quien lo había liberado al bendecir sus actos. Su confianza absoluta en Él demostró que verdaderamente era un hombre temeroso de Dios (Salmo 34:4-6, 9-11).
11. Al igual que David, ¿de qué manera podemos demostrar que tememos a Dios cuando atravesamos dificultades?
11 Al igual que David, nosotros podemos demostrar que tememos a Dios. ¿De qué manera? Confiando en su promesa de ayudarnos cuando atravesamos dificultades. “Haz rodar sobre Jehová tu camino, y fíate de él, y él mismo obrará”, escribió David (Salmo 37:5). Ahora bien, eso no significa que en vez de hacer lo posible por resolver nuestros problemas, se los dejemos a Jehová para que él se encargue de ellos. Después de pedirle ayuda a Dios, David no se quedó cruzado de brazos. Más bien, empleó las capacidades físicas y mentales que Jehová le había dado y afrontó el problema. Sin embargo, sabía que el ser humano no puede depender únicamente de sus propias fuerzas. Y así es como nosotros debemos verlo. Una vez que hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance, tenemos que dejar el resto en manos de Jehová. La verdad es que, muchas veces, lo único que podemos hacer es confiar en él. Entonces es cuando el temor de Dios se convierte en algo mucho más real para nosotros. Sin duda, estas sinceras palabras de David resultan muy alentadoras: “La intimidad con Jehová pertenece a los que le temen” (Salmo 25:14).
12. Explique por qué debemos tomar muy en serio nuestras oraciones y qué actitud no debemos tener nunca.
12 Por consiguiente, debemos tomar muy en serio nuestras oraciones y nuestra relación con Dios. Cuando acudimos a Jehová, hemos de “creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente” (Hebreos 11:6; Santiago 1:5-8). Y cuando nos ayude, debemos ‘mostrarnos agradecidos’, como aconsejó el apóstol Pablo (Colosenses 3:15, 17). Por ello, que nunca tengamos la actitud de ciertas personas, a las que un experimentado cristiano ungido describió así: “Para ellos, Dios es una especie de camarero celestial. Cuando necesitan algo, quieren que con un simple gesto de la mano, él acuda en su ayuda. Y una vez que obtienen lo que quieren, desean que se vaya”. Sin duda, esa actitud revela falta de temor a Dios.
Cuando el temor de Dios no guía nuestros pasos
13. ¿Cuándo mostró David falta de respeto a la Ley de Dios?
13 David recibió la ayuda divina en momentos de angustia, y eso hizo que se profundizaran su temor a Jehová y su confianza en él (Salmo 31:22-24). Sin embargo, hubo tres ocasiones en particular en las que su temor de Dios se debilitó, lo que acarreó graves consecuencias. La primera fue cuando se trasladó el arca del pacto a Jerusalén. En lugar de llevarla sobre los hombros de los levitas —como la Ley de Dios estipulaba—, se utilizó un carruaje. Cuando Uzah, quien iba conduciéndolo, agarró el Arca para estabilizarla, murió en ese mismo instante por su “acto irreverente”. Es verdad que Uzah cometió un grave pecado, pero al fin y al cabo, el trágico suceso se produjo porque David no mostró el debido respeto a la Ley de Dios. Como vemos, temer a Dios significa hacer las cosas como él manda (2 Samuel 6:2-9; Números 4:15; 7:9).
14. ¿Qué consecuencias tuvo el hecho de que David contara a Israel?
14 La segunda ocasión fue cuando Satanás lo incitó a contar a los soldados israelitas (1 Crónicas 21:1). Al hacerlo, David evidenció que su temor a Dios se había debilitado, y su acción provocó la muerte de 70.000 personas. Aunque se arrepintió ante Jehová, tanto él como el pueblo sufrieron amargas consecuencias (2 Samuel 24:1-16).
15. ¿Qué llevó a David a tener relaciones inmorales con Bat-seba?
15 Una tercera pérdida temporal de su temor a Dios llevó a David a tener relaciones inmorales con Bat-seba, la esposa de Urías. Él sabía que cometer adulterio, o siquiera desear la esposa de otro hombre, constituía un pecado (Éxodo 20:14, 17). El problema comenzó cuando David vio a Bat-seba bañándose. El temor de Dios debería haberlo impulsado a apartar inmediatamente la vista y pensar en otra cosa. En cambio, parece que “sigu[ió] mirando” hasta que su pasión fue más intensa que su temor a Dios (Mateo 5:28; 2 Samuel 11:1-4). Perdió de vista que Jehová debía estar presente en todo aspecto de su vida (Salmo 139:1-7).
16. ¿Qué sufrimientos le sobrevinieron a David por su pecado?
16 Como resultado de su relación inmoral, David y Bat-seba tuvieron un hijo. Poco después, Jehová envió a su profeta Natán para enfrentar al rey con su pecado. Tras recobrar el juicio, David volvió a temer a Dios y se arrepintió. Le suplicó a Jehová que no lo abandonara ni le quitara su espíritu santo (Salmo 51:7, 11). Aunque Jehová lo perdonó y suavizó el castigo, no lo libró de sufrir las terribles consecuencias de sus actos. Su hijo murió, y la angustia y la desgracia acompañaron a su familia a partir de entonces. ¡Qué precio tan alto por no temer a Dios! (2 Samuel 12:10-14; 13:10-14; 15:14.)
17. Mencione un caso que ilustre el dolor que produce el pecado.
17 Hoy día, no temer a Dios en asuntos de índole moral también puede tener repercusiones graves y de largo alcance. Imaginemos cómo se sintió una mujer joven al enterarse de que su esposo cristiano le había sido infiel cuando estuvo trabajando en el extranjero. Abrumada por el dolor y la incredulidad, hundió el rostro entre sus manos y rompió a llorar. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que vuelva a respetar a su esposo y a confiar en él? Si verdaderamente tememos a Dios, nos libraremos de tan amargas consecuencias (1 Corintios 6:18).
El temor de Dios nos aleja del pecado
18. ¿Cuál es el objetivo de Satanás, y qué método utiliza para lograrlo?
18 Satanás está logrando que los valores morales de este mundo se desmoronen con rapidez. Su principal objetivo es corromper a los cristianos verdaderos, por lo que utiliza la ruta más directa para llegar a nuestra mente y corazón: a través de los sentidos, sobre todo la vista y el oído (Efesios 4:17-19). Por eso, ¿cómo reaccionará usted cuando, sin esperarlo, se tope con imágenes, palabras o personas inmorales?
19. ¿Cómo ayudó el temor de Dios a un cristiano a vencer la tentación?
19 Pensemos en Andrés,b un anciano cristiano que es padre de familia y trabaja como médico en Europa. Cuando estaba de guardia toda la noche en el hospital, algunas compañeras lo invitaban a acostarse con ellas dejándole en su almohada notas con corazones dibujados. Pero Andrés rechazó de plano tales proposiciones. Lo que es más, cambió de trabajo para alejarse de ese ambiente inmoral. En efecto, su temor de Dios lo impulsó a actuar sabiamente. Y como resultado, obtuvo muchas bendiciones, pues hoy sirve a tiempo parcial en la sucursal de los testigos de Jehová de su país.
20, 21. a) ¿Cómo nos ayuda el temor de Dios a alejarnos del pecado? b) ¿Qué se explicará en el siguiente artículo?
20 Cuando alguien se recrea en malos pensamientos, llega a un estado mental en el que está dispuesto a tirar por la borda su valiosísima relación con Jehová a fin de obtener algo a lo que no tiene derecho (Santiago 1:14, 15). Por el contrario, si tememos a Jehová, nos mantendremos apartados y hasta nos alejaremos de las personas, lugares, actividades y diversiones que puedan hacernos bajar la guardia en sentido moral (Proverbios 22:3). Puede que pasemos vergüenza o tengamos que hacer algún sacrificio, pero eso no es nada en comparación con perder el favor de Dios (Mateo 5:29, 30). Desde luego, temer a Jehová también significa no exponerse adrede a ningún tipo de inmoralidad, como la pornografía en todas sus formas. Más bien, debemos hacer que nuestros ojos “pasen adelante para que no vean lo que es inútil”. Si así lo hacemos, podemos estar seguros de que Jehová ‘nos conservará vivos’ y nos dará todo lo que en verdad necesitemos (Salmo 84:11; 119:37).
21 No cabe duda: dejar que el temor de Dios guíe nuestros pasos es siempre lo más sabio. Y también es lo que nos hace verdaderamente felices (Salmo 34:9). Esto último se explicará en el siguiente artículo.
[Notas]
a Véase el artículo “El punto de vista bíblico: ¿Cómo se puede temer a un Dios de amor?”, de la revista ¡Despertad! del 8 de enero de 1998, editada por los testigos de Jehová.
b Se le ha cambiado el nombre.
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Temamos a Jehová y seremos felicesLa Atalaya 2006 | 1 de agosto
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Temamos a Jehová y seremos felices
“Feliz es el hombre que teme a Jehová.” (SALMO 112:1.)
1, 2. ¿Cómo nos beneficia el temor de Jehová?
LA FELICIDAD verdadera no es fácil de conseguir. Depende de que tomemos buenas decisiones, hagamos el bien y nos apartemos del mal. Jehová, nuestro Creador, nos ha dado la Biblia para enseñarnos el mejor modo de vivir. Por lo tanto, debemos buscar y seguir la dirección divina, demostrando de ese modo que tememos a Dios. Si así lo hacemos, nos sentiremos realmente felices (Salmo 23:1; Proverbios 14:26).
2 En este artículo examinaremos ejemplos bíblicos y de nuestros días que demuestran cuánto nos beneficia temer a Dios. Por un lado, nos da fuerzas para resistir las presiones que nos empujan a hacer lo malo, y, por otro, el valor que necesitamos para hacer lo bueno. Aprenderemos que el temor de Dios produce felicidad, pues impulsa a la persona a corregir sus pasos, como tuvo que hacer el rey David. Y también veremos que es una valiosísima herencia que los padres pueden transmitir a sus hijos. Debido a todos estos beneficios, la Biblia nos asegura: “Feliz es el hombre que teme a Jehová” (Salmo 112:1).
Recobraron la felicidad perdida
3. ¿Qué ayudó a David a recuperarse después de haber pecado?
3 Como vimos en el artículo anterior, hubo tres ocasiones en particular en las que David pecó por no mostrar el debido temor de Dios. Sin embargo, su manera de responder a la disciplina de Jehová indicó que, en esencia, era una persona temerosa de Dios. La reverencia y el respeto que sentía por Dios lo impulsaron a reconocer la culpa, cambiar de conducta y recuperar su buena relación con Jehová. Aunque sus errores le acarrearon sufrimiento tanto a él como a otras personas, Jehová lo siguió apoyando y bendiciendo debido a su arrepentimiento sincero. Hoy día, el ejemplo de David sin duda puede infundir valor a los cristianos que hayan pecado gravemente.
4. ¿Cómo ayuda el temor de Dios a recobrar la felicidad?
4 Veamos, por ejemplo, el caso de Sonia.a Pese a ser evangelizadora de tiempo completo, se juntó con malas compañías y cometió pecados graves, por lo que tuvo que ser expulsada de la congregación cristiana. Cuando por fin entró en razón, dio los pasos necesarios para reparar su relación con Jehová y, con el tiempo, fue readmitida en la congregación. Pero, en realidad, en ningún momento perdió el deseo de servir a Dios. Más tarde volvió a emprender el ministerio de tiempo completo y se casó con un anciano cristiano. En la actualidad, los dos sirven felices a Jehová. Aunque lamenta haberse apartado temporalmente de la senda cristiana, Sonia se alegra de que su temor de Dios la impulsara a regresar a Él.
Es mejor sufrir que pecar
5, 6. Señale en qué dos ocasiones David le perdonó la vida a Saúl, y explique por qué lo hizo.
5 Por supuesto, es mucho mejor que nuestro temor de Dios nos impida llegar al punto de pecar. Veamos ilustrado este hecho en el caso de David. En cierta ocasión, Saúl —quien lo perseguía con 3.000 soldados— entró precisamente en la misma cueva donde David se había escondido con sus hombres. Estos lo animaron a matar a Saúl. ¿Acaso Jehová no le estaba entregando en bandeja a su mortal enemigo? David se acercó sigiloso a Saúl y le cortó un trozo de su vestidura. Pero, porque temía a Dios, hasta ese acto relativamente inofensivo le perturbó la conciencia. De ahí que refrenara a sus hombres con estas palabras: “Es inconcebible, de parte mía, desde el punto de vista de Jehová, que yo haga esta cosa a mi señor, el ungido de Jehová” (1 Samuel 24:1-7).b
6 En una ocasión posterior, cuando Saúl había acampado para pasar la noche, tanto él como sus hombres cayeron en “un sueño profundo procedente de Jehová”. Sin ser vistos, David y su intrépido sobrino Abisai se adentraron hasta el mismo centro del campamento, donde dormía Saúl. Abisai quiso acabar con él de una vez por todas, pero David se lo impidió, diciéndole: “¿Quién ha alargado la mano contra el ungido de Jehová y ha quedado inocente?” (1 Samuel 26:9, 12).
7. ¿Qué evitó que David pecara?
7 ¿Por qué no mató David a Saúl en ninguna de las dos oportunidades en que pudo hacerlo? Porque temía a Jehová más que a Saúl. El temor de Dios hacía que, de ser necesario, prefiriera sufrir antes que pecar (Hebreos 11:25). Estaba seguro de que Jehová cuidaría a Su pueblo y también a él personalmente. Además, sabía que si obedecía a Dios y confiaba en él, sería feliz y obtendría muchas bendiciones, mientras que si no lo hacía, incurriría en la desaprobación divina (Salmo 65:4). Asimismo, no tenía ninguna duda de que Dios iba a cumplir su promesa de hacerlo rey en lugar de Saúl, pero en el momento y de la forma en que Jehová lo considerara oportuno (1 Samuel 26:10).
El temor de Dios nos hace felices
8. ¿Por qué nos sirve de ejemplo la conducta de David ante las pruebas?
8 Los cristianos podemos esperar burlas, persecución y otras pruebas (Mateo 24:9; 2 Pedro 3:3). A veces, hasta pudieran surgir dificultades al tratar con nuestros hermanos en la fe. No obstante, tenemos presente que Jehová lo ve todo, que escucha nuestras oraciones y que, en su debido momento, corregirá la situación en armonía con su voluntad (Romanos 12:17-21; Hebreos 4:16). Por consiguiente, en lugar de temer a nuestros adversarios, tememos a Dios y acudimos a él para que nos libre. Al igual que David, no intentamos vengarnos ni pasamos por alto los principios bíblicos con tal de no sufrir. A la larga, eso nos produce felicidad. ¿Cómo es posible tal cosa?
9. Dé un ejemplo que muestre que el temor de Dios produce felicidad a pesar de la persecución.
9 Un misionero que ha servido en África por muchos años relata: “Recuerdo el caso de una madre y su hija adolescente que, debido a su neutralidad cristiana, se negaron a comprar la tarjeta de un partido político. Las dos fueron brutalmente agredidas por un grupo de hombres, que después les ordenaron irse a casa. En el camino de regreso, la madre trató de consolar a su hija, quien, sin poder contener el llanto, luchaba por entender por qué les había ocurrido aquello. Claro está, en ese momento les resultaba imposible sentirse alegres, pero tenían la conciencia limpia, y más tarde sí se sintieron felices al saber que habían obedecido a Dios. De haber comprado las tarjetas, las cosas habrían sido muy distintas: los hombres lo habrían festejado ofreciéndoles refrescos y bailando en torno a ellas hasta llegar a su hogar. Pero la madre y la hija, por haber cedido a la presión, habrían sido las personas más infelices del mundo”. Sin embargo, el temor de Dios las libró de esa angustia.
10, 11. ¿Qué buenos resultados obtuvo una mujer debido a su temor de Dios?
10 El temor de Dios también nos produce felicidad al enfrentarnos a pruebas relacionadas con la santidad de la vida. Cuando María quedó embarazada de su tercer hijo, el médico le recomendó abortar. “Tu vida corre peligro —le dijo—. Podrías sufrir una crisis en cualquier momento y morir en menos de veinticuatro horas. Y el bebé tampoco sobreviviría. De todos modos, no hay ninguna garantía de que nazca normal.” María llevaba algún tiempo estudiando la Biblia con los testigos de Jehová, pero todavía no se había bautizado. “Aun así —ella comenta—, yo había decidido servir a Jehová y estaba resuelta a obedecerle pasara lo que pasara.” (Éxodo 21:22, 23.)
11 Durante el embarazo, María siguió estudiando la Biblia y atendiendo a su familia. Finalmente, le llegó el momento de dar a luz. María explica: “El parto fue un poco más difícil que los dos primeros, pero no hubo complicaciones graves”. El temor de Dios le permitió conservar su buena conciencia, y al poco tiempo se bautizó. Su hijo también aprendió a temer a Jehová según fue creciendo, y en la actualidad sirve en una sucursal de los testigos de Jehová.
‘Fortalecidos mediante Jehová’
12. ¿Qué efecto fortalecedor tuvo el temor de Dios en David?
12 Como hemos visto, el temor de Jehová impidió que David pecara. Pero hizo algo más: lo fortaleció para actuar con sabiduría y decisión en momentos difíciles. Cuando huía de Saúl, David y sus hombres se refugiaron durante un año y cuatro meses en Ziqlag, en territorio filisteo (1 Samuel 27:5-7). En cierta ocasión en que los hombres estaban ausentes, una partida de amalequitas saqueó y quemó la ciudad, llevándose a las mujeres, los niños y el ganado. Al regresar y ver lo ocurrido, David y sus compañeros se pusieron a llorar. Sin embargo, el dolor de los hombres pronto se convirtió en amargura, e incluso hablaron de apedrear a David. Aunque estaba afligido, este no cayó en la desesperación (Proverbios 24:10). Impulsado por su temor de Dios, “recurrió a fortalecerse mediante Jehová”. Con el respaldo divino, él y sus hombres alcanzaron a los amalequitas y recuperaron todo lo que era suyo (1 Samuel 30:1-20).
13, 14. ¿Cómo contribuyó el temor de Dios a que una cristiana tomara buenas decisiones?
13 En nuestros días, los siervos de Dios también afrontan situaciones que exigen confianza en Jehová y valor para actuar con decisión. Pensemos, por ejemplo, en Cristina. De niña estudió la Biblia con los testigos de Jehová, pero deseaba ser concertista de piano e hizo muchos progresos en ese campo. Además, debido a su timidez, le costaba predicar y le asustaban las responsabilidades que conlleva el bautismo. No obstante, según fue estudiando la Palabra de Dios, comenzó a sentir su poder. Como estaba aprendiendo a temer a Jehová, comprendió que él espera que sus siervos lo amen con todo su corazón, mente, alma y fuerzas (Marcos 12:30). Y eso la motivó a dedicarse a Jehová y bautizarse.
14 Cristina le pidió ayuda a Jehová para progresar en sentido espiritual. “Sabía que la vida de una pianista exige viajar constantemente y cumplir contratos para dar hasta 400 conciertos al año —explica Cristina—. Así que en lugar de eso me hice profesora para poder mantenerme y ser evangelizadora de tiempo completo.” En ese momento ya tenía fecha para su debut en la sala de conciertos más famosa de su país. “Fue mi primer y último concierto”, recuerda. Más tarde se casó con un anciano cristiano, y actualmente los dos sirven juntos en una sucursal de los testigos de Jehová. Cristina se alegra de que Dios le diera las fuerzas para tomar buenas decisiones, pues ahora puede dedicarle todo su tiempo y energías.
Una valiosa herencia
15. ¿Qué deseaba transmitir David a sus hijos, y cómo lo hizo?
15 David escribió estas palabras: “Vengan, hijos, escúchenme; el temor de Jehová es lo que les enseñaré” (Salmo 34:11). David también fue padre, y estaba decidido a transmitir a sus hijos una herencia muy valiosa: el verdadero temor de Jehová, un temor que es equilibrado y sano. Por sus palabras y actos, David los ayudó a ver cómo es Jehová. No es un Dios exigente y temible, siempre listo para señalar cualquier infracción de sus leyes. Más bien, es un Padre amoroso que perdona a sus hijos terrestres. “Nadie puede darse cuenta de absolutamente todos sus errores”, dijo David. Y para mostrar su confianza en que Jehová no está constantemente buscando faltas en nosotros, añadió: “Así que te pido que me ayudes a no cometer pecados sin darme cuenta”. Estaba seguro de que, si se esforzaba todo lo posible, sus palabras y pensamientos agradarían a Jehová (Salmo 19:12, 14, La Palabra de Dios para Todos).
16, 17. ¿Cómo pueden los padres enseñar a sus hijos a temer a Jehová?
16 David constituye un ejemplo para los padres de hoy. “Nuestros padres nos criaron de tal modo que disfrutábamos de estar en la verdad —comenta Rafael, quien sirve junto con su hermano en una sucursal de los testigos de Jehová—. Cuando éramos pequeños, nos incluían en sus conversaciones sobre las actividades de la congregación, y llegamos a sentir el mismo entusiasmo por la verdad que ellos. Nos hicieron ver que podríamos lograr mucho en el servicio a Jehová. De hecho, nuestra familia vivió varios años en un país donde hay gran necesidad de publicadores del Reino, ayudando a establecer nuevas congregaciones.
17 ”Lo que nos mantuvo en la senda de la verdad no fue una larga lista de reglas rígidas, sino el hecho de que, para nuestros padres, Jehová era alguien real, un Dios sumamente tierno y bondadoso. Siempre procuraban conocerlo mejor y agradarle, y de ellos aprendimos lo que de verdad significa temer a Dios y amarlo. Nunca, ni siquiera cuando nos portábamos mal, nos hacían sentir que Jehová había dejado de querernos; y tampoco nos imponían castigos arbitrarios porque estuvieran enojados. Por lo general nos sentaban y nos hablaban —mamá con lágrimas a veces— tratando de llegarnos al corazón. Y lo lograron. Por sus palabras y acciones aprendimos que el temor de Jehová es algo hermoso, y que ser sus Testigos es un motivo de alegría y un placer, no una carga.” (1 Juan 5:3.)
18. ¿Qué beneficios obtendremos si tememos al Dios verdadero?
18 Entre “las últimas palabras de David” figuran las siguientes: “Cuando el que gobierna sobre la humanidad es justo, gobernando en el temor de Dios, entonces es como la luz de la mañana, cuando brilla el sol” (2 Samuel 23:1, 3, 4). Es evidente que Salomón, el hijo y sucesor de David, entendió bien esta verdad, pues le pidió a Jehová “un corazón obediente” y la capacidad “para discernir entre lo bueno y lo malo” (1 Reyes 3:9). Reconoció que temer a Jehová es lo que nos hace sabios y felices. Más tarde resumió el libro de Eclesiastés de esta manera: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala” (Eclesiastés 12:13, 14). Si seguimos este consejo, ciertamente comprobaremos que “el resultado de la humildad y del temor de Jehová” no solo es sabiduría y felicidad, sino también “riquezas y gloria y vida” (Proverbios 22:4).
19. ¿Qué nos permitirá entender en qué consiste “el temor de Jehová”?
19 Los ejemplos bíblicos y las experiencias de nuestros días que hemos analizado nos enseñan una clara lección: el temor de Dios tiene un efecto positivo en la vida de los siervos verdaderos de Jehová. Además de impedir que hagamos lo que desagrada a nuestro Padre celestial, nos da el valor para mantenernos firmes ante los adversarios y nos fortalece para aguantar las pruebas y dificultades que puedan sobrevenirnos. Por consiguiente, que todos nosotros, tanto jóvenes como adultos, nos apliquemos al estudio de la Palabra de Dios, meditemos en lo aprendido y nos acerquemos a Jehová orándole frecuentemente y con el corazón. Si así lo hacemos, no solo hallaremos “el mismísimo conocimiento de Dios”, sino que también entenderemos en qué consiste “el temor de Jehová” (Proverbios 2:1-5).
[Notas]
a Se han cambiado los nombres.
b Es posible que esta experiencia, entre otras, haya impulsado a David a componer los Salmos 57 y 142.
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