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El temor de Dios... ¿le puede beneficiar?La Atalaya 1987 | 1 de diciembre
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El temor de Dios... ¿le puede beneficiar?
“Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre.” (ECLESIASTÉS 12:13.)
1, 2. a) ¿En qué debe basarse la adoración que le damos a Dios? b) Sin embargo, ¿qué otra cosa requiere Dios? (Deuteronomio 10:12.)
¿LE PARECE extraña la expresión “temor de Dios”? Muchas personas creen que si realmente aman a Dios no deberían tener que temerle también. ¿Es verdad que tenemos que hacer las dos cosas? Si así es, ¿cómo nos beneficia el temer a Dios?
2 Las Escrituras muestran que la adoración y el servicio que damos a Dios deben basarse en el amor. Jesús aclaró esto cuando nos dijo que amáramos a Jehová con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. (Marcos 12:30.) Pero la importancia de temer a Dios también recibe énfasis en Su Palabra. Muy directamente se nos dice en Eclesiastés 12:13: “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre”. ¿Es inconsecuente Jehová cuando nos pide que le temamos y le amemos a la misma vez?
3. En cuanto al temor, ¿qué debemos tener presente?
3 En realidad, no... si tenemos presente que hay diferentes clases de temor. Cuando la gente piensa en el temor, por lo general tiene presente un sentimiento morboso que destruye la esperanza y nos desanima. ¡Es obvio que Jehová no querría que pensáramos así de él! Nuestro Padre celestial desea que vayamos a él como un niñito iría a su padre: confiando en su amor y, sin embargo, al mismo tiempo temiendo desagradarle. Esa clase de temor nos ayuda a permanecer obedientes a nuestro Padre celestial cuando se nos tienta a cometer algún mal. Este temor es un apropiado “temor piadoso” que los cristianos deben manifestar. (Hebreos 5:7; 11:7.)
4. ¿Qué tipo de temor sería eliminado por el amor?
4 Jehová no es como un juez sin sentimientos que sencillamente castiga a sus siervos cada vez que cometen una falta. Más bien, él los ama y desea que tengan éxito. Por eso, si cometemos un error o un pecado, nuestro temor a Jehová no debería evitar que le habláramos acerca de ello. (1 Juan 1:9; 2:1.) El respetuoso temor que le tenemos a Jehová no es un temor a ser desairados o rechazados. Como leemos en 1 Juan 4:18: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor ejerce una restricción”. Sin embargo, “el amor perfecto” no eliminaría el respeto profundo y el temor apropiado que debemos tenerle a Jehová como Creador y Dador de Vida nuestro. (Salmo 25:14.)
Considere los beneficios
5. a) ¿Cuál es la única manera de obtener sabiduría? b) ¿Qué movió a un ex drogadicto a abandonar su proceder insensato en la vida?
5 Consideremos algunos de los beneficios que nos resultan del “temor de Jehová”. Por ejemplo, ese temor nos lleva a adquirir verdadera sabiduría. De muchas maneras los hombres han tratado de adquirir esa sabiduría, y no han escatimado esfuerzos al buscarla, pero han fracasado por pasar por alto un principio fundamental: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría”. (Salmo 111:10; Proverbios 9:10.) Considere cómo ayudó tal temor a un ex drogadicto a obrar con sabiduría. Él explica: “Mientras adquiría conocimiento de Dios, también desarrollé el temor de causarle dolor o desagradarle. Sabía que él estaba vigilando, y yo quería tener su aprobación. Esto me impulsó a destruir las drogas que tenía; las eché por el retrete”. Este hombre venció sus malas prácticas, dedicó su vida a Jehová y ahora es ministro en Johannesburgo, Sudáfrica.
6. ¿Cómo nos protegerá contra cosas malas “el temor de Jehová”, y a qué nos conducirá?
6 ¿Quisiera usted evitar lo que es malo? “El temor de Jehová significa odiar lo malo.” (Proverbios 8:13.) Sí, ese temor apropiado puede impedir que usted adquiera muchos malos hábitos que Dios condena, tales como fumar, abusar de las drogas, emborracharse y cometer inmoralidad sexual. Además de agradar a Jehová, usted también se protege de plagas horribles que azotan a la gente, entre ellas las espantosas enfermedades a las cuales la gente se expone. (Romanos 1:26, 27; 12:1, 2; 1 Corintios 6:9, 10; 1 Tesalonicenses 4:3-8.) El temer a Dios no solo le ayudará a protegerse de lo que es malo y perverso, sino que lo conducirá a lo que es puro y sano, porque se nos dice que “el temor de Jehová es puro”. (Salmo 19:9.)
7, 8. a) ¿Cómo experimentó una joven que “el temor de Jehová” conduce a la felicidad? b) Mencione otros beneficios que les vienen a los que temen a Jehová.
7 Otra meta de la mayoría de las personas es la felicidad. ¿Cómo puede alcanzarla usted? La Palabra de Dios dice: “Feliz es el hombre que teme a Jehová”. (Salmo 112:1; 128:1.) La experiencia de una adolescente verifica esto. Ella se había implicado en toda clase de relación sexual ilícita, así como en el espiritismo y el robo. Entonces empezó a estudiar la Biblia y comprendió que tenía que escuchar a Jehová y temerle. Dice: “El conocer a Jehová es lo mejor que me ha sucedido. Jehová me ha ayudado muchísimo a hallar la verdad y la felicidad. Me parece que estoy muy endeudada con él porque me abrió los ojos y me dio la oportunidad de realmente recapacitar y hallarlo. Ahora deseo ayudar a otros a encontrar esta felicidad”.
8 Jehová también promete que recompensará ‘a los que temen su nombre’. (Revelación 11:18.) Además, “el temor de Jehová tiende a la vida, y uno pasa la noche satisfecho; no será visitado por lo que es malo”. (Proverbios 19:23.) En realidad, “el temor de Jehová” es lo que nos trae todo lo que necesitamos. Cuando se enlaza con la humildad, el resultado es “riquezas y gloria y vida”. (Proverbios 22:4; 10:27.)
9. ¿Por qué conduce “el temor de Jehová” al único derrotero de vida que muestra sabiduría? (Job 28:28; Miqueas 6:9.)
9 ¿No nos estimula esto a temer al Dios verdadero? Sí, “el temor de Jehová” es muy deseable. Nos conduce a todo lo que nos trae verdadera satisfacción... una rara experiencia hoy día. ¡Qué estimuladoras son estas palabras inspiradas: “Aunque un pecador esté haciendo lo malo cien veces y continuando largo tiempo según le plazca, sin embargo también me doy cuenta de que les resultará bien a los que temen al Dios verdadero, porque le han tenido temor. Pero de ninguna manera le resultará bien al inicuo, ni prolongará sus días, que son como una sombra, porque no le tiene temor a Dios”! (Eclesiastés 8:12, 13.) ¿Qué hombre no desea que todo ‘le resulte bien’? Esta feliz experiencia solo la tendrán los que temen a Dios. (Salmo 145:19.)
10. ¿Qué otras razones vitales deberían impulsarnos a temer a Dios?
10 ¿No debería esto hacer que nos resolviéramos a tenerle respeto profundo a nuestro Padre celestial, Jehová, sí, un temor reverente a él? En realidad, deberíamos tener un pavor saludable de desagradarle. Apreciamos profundamente todas las bondades amorosas que nos ha mostrado y lo bueno que ha sido con nosotros. Todo lo que tenemos viene de él. (Revelación 4:11.) Además, él es el Juez Supremo, el Todopoderoso, con poder para dar muerte a los que le desobedecen. “Sigan obrando su propia salvación con temor y temblor”, insta el apóstol Pablo. (Filipenses 2:12; Oseas 3:5; Lucas 12:4, 5.)
11. a) ¿Qué actitud deben evitar los cristianos en estos últimos días? b) ¿Qué espíritu deben desarrollar?
11 Aquí no hay ninguna indicación de que podamos salvarnos adoptando una actitud de indiferencia, haciendo lo menos posible y esperando que de alguna manera todo resulte bien. Esa no es la actitud que han de desplegar los cristianos que en estos últimos días se esfuerzan por mantener una relación con Aquel que puede ver lo que hay en el corazón de ellos y conoce sus pensamientos e intenciones más recónditos. (Jeremías 17:10.) Solo los que reconocen debidamente a Jehová serán reconocidos por él. Él dice: “A este, entonces, miraré: al afligido y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra”. (Isaías 66:2.)
Tenemos que aprender a temer a Jehová
12. a) ¿De qué manera fue favorecida sobre otras naciones la nación de Israel? b) ¿Qué esperaba Jehová de ellos en cambio?
12 El considerar los tratos de Jehová con Israel puede también grabar en nuestra mente el hecho de que tenemos que temerle. Ninguna otra nación experimentó el cuidado y la atención que el Soberano del universo desplegó para con Israel. (Deuteronomio 4:7, 8, 32-36; 1 Samuel 12:24.) Con sus propios ojos los israelitas vieron lo que Jehová les hizo a los egipcios, quienes, no temiéndole, esclavizaron y oprimieron a Su pueblo. ¿Qué esperaba él en cambio? “Congrega al pueblo, los hombres y las mujeres y los pequeñuelos y tu residente forastero que está dentro de tus puertas, a fin de que escuchen y a fin de que aprendan, puesto que tienen que temer a Jehová el Dios de ustedes y cuidar de poner por obra todas las palabras de esta ley. Y los hijos de ellos, que no han sabido, deben escuchar, y tienen que aprender a temer a Jehová el Dios de ustedes todos los días que ustedes estén viviendo sobre el suelo hacia el cual van a cruzar el Jordán para tomar posesión de él.” (Deuteronomio 31:12, 13; 14:23.)
13. En cuanto a los hijos, ¿en qué deberían interesarse principalmente los padres?
13 Como sucedió en el caso de los israelitas, los siervos de Dios de hoy “tienen que aprender a temer a Jehová”. ¡Qué responsabilidad coloca esto sobre todos nosotros... especialmente los padres! Padres, pregúntense: ‘¿Cómo puedo ayudar a mis hijos a desarrollar un corazón que tema a Jehová?’. Algún día, cuando crezcan y salgan del hogar, ¿qué suministrará mejor protección a sus hijos, en sentido espiritual, mental o material, que eso? Jehová mismo da énfasis a la importancia de ello cuando suplica: “¡Si tan solo desarrollaran este corazón suyo para temerme y guardar todos mis mandamientos siempre, a fin de que les vaya bien a ellos y a sus hijos hasta tiempo indefinido!”. (Deuteronomio 5:29; 4:10.)
14. Mencione un factor que los padres deben tener presente al educar a sus hijos para que teman a Jehová, y explique cómo debe aplicarse.
14 Cualquier cristiano que haya criado a una familia concordará inmediatamente en que tal crianza no es tarea fácil. No obstante, la Palabra inspirada de Dios llama a la atención de los padres varios factores de importancia. Uno es empezar cuando la criatura es joven. ¿Cuán joven? Cuando los israelitas se reunían para recibir instrucción de Jehová, se incluía a los “pequeñuelos”. (Deuteronomio 29:10-13; 31:12, 13.) Es obvio que las israelitas concurrían con sus bebés a aquellas ocasiones, puesto que se exigía la presencia de todos. “Desde la infancia” misma, sus hijos e hijas aprendían que era necesario que estuvieran quietos y callados, que escucharan en aquellas reuniones. (2 Timoteo 3:15.) Por eso, traigan a sus “pequeñuelos” consigo a las reuniones. Además, anímenlos a participar en el servicio del campo tan pronto como puedan hacerlo. Muchos jóvenes han aprendido a presentar una revista o un tratado hasta antes de empezar a ir a la escuela. Comiencen temprano a enseñar a sus “pequeñuelos” en aspectos sencillos “el temor de Jehová”.
15. Mencione un segundo factor, y cómo pueden cumplir con él los padres.
15 Otro factor es el de ser consecuentes. Esto se puede hacer si siempre nos apegamos a la Palabra de Dios en la educación, disciplina e instrucción que damos a nuestros hijos. Hasta en lo que tiene que ver con descanso y recreación, sea consecuente al dejar que los principios bíblicos dicten lo que se ha de permitir en tales ocasiones. (Efesios 6:4.) Esto requerirá esfuerzo, como claramente lo indica la Palabra de Dios cuando dice: “Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:4-9; 4:9; 11:18-21.) Con el transcurso de los años esa consecuencia contribuirá mucho a desarrollar en sus hijos un corazón que tema a Jehová.
16. a) ¿Cuál es el tercer factor, y por qué es tan importante? b) ¿Qué preguntas pudieran hacerse los padres?
16 Los padres también deben esforzarse por grabar en la mente y el corazón de sus hijos que ellos mismos, como padres, son personas “que temen a Jehová”. (Salmo 22:23.) Una manera de hacer esto es aplicando el consejo teocrático al educar y disciplinar a los hijos. Este es el tercer factor que se ha de considerar. Pregúntese: ‘¿Tengo un estudio bíblico regular con mis hijos?’ ‘¿Doy uso pleno en la educación de mis hijitos a ayudas como Mi libro de historias bíblicas y Escuchando al Gran Maestro?’ ‘A medida que crecen, ¿uso el libro Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera y los artículos de ¡Despertad! sobre “Los jóvenes preguntan”?’ ‘¿Hago arreglos para recreación y diversión saludables que no tengan mal efecto en mis hijos?’ ‘¿He aceptado lo que ha dicho la organización de Jehová en cuanto a educación superior?’ ‘¿Estoy instruyendo a mis hijos en armonía con eso?’ ‘¿Son las metas que he dado a mis hijos metas que les ayudarán a tener “temor piadoso”?’. (Hebreos 5:7.)
17. ¿Quiénes se benefician cuando los hijos aprenden a temer a Jehová? Dé un ejemplo.
17 Usted disfrutará de los beneficios y gozos, junto con sus hijos, por hacer todo cuanto pueda respecto a instruirlos en “el temor de Jehová”. Por ejemplo, considere el caso de la Testigo que aunque para el fin del día se siente, como dice, “agotada por la batalla diaria”, de nuevo considera que todo vale la pena cuando oye a su hijita de siete años orar a Jehová. Los ojos se le llenan de lágrimas cuando, profundamente conmovida, escucha a su hijita orar: “Amoroso Jehová, gracias por todas las cosas buenas que has hecho por mí hoy. Y gracias por mi alimento. Ayuda a todos los hermanos que están en la cárcel y en campos de concentración a conseguir alimento, Jehová, y a todos los hermanos y hermanas delgados de otros países. Ayúdales también a conseguir suficiente alimento, Jehová. Y a los que están enfermos, ayúdales a aliviarse para que puedan ir a las reuniones. Que los ángeles me cuiden mientras duermo esta noche, Jehová, y a mamá y a papá, y a mi hermano, y a abuelita y abuelito, y a todos los hermanos y hermanas en la verdad. Por tu Hijo Jesús, amén”.
18. ¿Cómo nos afectamos mutuamente en este asunto de temer a Jehová?
18 En este asunto de temer a Jehová, tenemos que recordar que nos afectamos mutuamente por el ejemplo que damos. Los padres afectan a sus hijos. Los ancianos y los siervos ministeriales afectan a sus congregaciones. Los superintendentes viajantes afectan a las personas a quienes rinden servicio. Obviamente, por esto se dio a los reyes de Israel instrucciones de leer la Ley de Dios todos los días de su vida para que ‘aprendieran a temer a Jehová’. (Deuteronomio 17:18-20.) El ejemplo que diera el rey respecto a temer a Jehová afectaría a la nación entera.
19. ¿De qué da testimonio la historia con relación a los israelitas?
19 La historia da testimonio del hecho de que Israel, como nación, perdió su temor a Jehová. Pensaron que el tener el templo en Jerusalén les serviría de protección, como alguna clase de amuleto de “buena suerte”, sin importar si obedecían Sus leyes o no. (Jeremías 7:1-4; Miqueas 3:11, 12.) Pero estaban equivocados. Jerusalén y su templo fueron destruidos. Después, cuando los israelitas fueron restablecidos como nación, de nuevo fallaron en cuanto a mostrar el debido temor a Jehová. (Malaquías 1:6.) Es mucho lo que podemos aprender de esta experiencia, que se considerará en el artículo siguiente.
20. ¿Cómo pudiéramos resumir el asunto de por qué deberíamos temer a Jehová?
20 Recuerde, pues, que el temer a Jehová no debilita el amor que le tenemos; más bien, lo fortalece y lo refuerza. La obediencia a todos Sus mandatos probará, no solo que tememos a Jehová, sino que lo amamos. Ambas cosas son vitales. Es imposible tener una sin la otra. ¡Qué importante es que los padres inculquen en sus hijos este temor piadoso y amor a Jehová! ¡Y qué gran gozo trae esto tanto a viejos como a jóvenes! Por lo tanto, que nuestro sentir sea como el del salmista cuando dijo: “Unifica mi corazón para que tema tu nombre”. (Salmo 86:11.)
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Siga temiendo a JehováLa Atalaya 1987 | 1 de diciembre
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Siga temiendo a Jehová
“Yo soy un gran Rey —ha dicho Jehová de los ejércitos—, y mi nombre será inspirador de temor entre las naciones.” (MALAQUÍAS 1:14.)
1, 2. a) ¿Qué vigoroso mensaje contiene el libro de Malaquías? b) ¿Qué lección suministran las primeras palabras del mensaje de Jehová?
“UNA declaración formal: La palabra de Jehová acerca de Israel por medio de Malaquías.” (Malaquías 1:1.) Esta breve y conmovedora declaración da principio al libro bíblico de Malaquías. En la Biblia, una declaración formal es, por lo general, una denuncia de iniquidad. Esto definitivamente es cierto en el caso del libro de Malaquías con su mensaje directo y vigoroso a la nación de Israel. Nuestra consideración de él hará hincapié en el hecho de que tenemos que seguir temiendo y amando a Jehová.
2 Los primeros dos versículos del libro suministran una lección en cuanto a aconsejar. Jehová asegura a los que le escuchan que él desea ayudarles: “‘Los he amado’, ha dicho Jehová”. ¡Qué tranquilizadora y afectuosa introducción para los de corazón sincero en el delincuente Israel! El mensaje pasa a decir: “Y ustedes han dicho: ‘¿De qué manera nos has amado?’ ‘¿No fue Esaú el hermano de Jacob? —es la expresión de Jehová—. Pero yo amé a Jacob, y a Esaú lo he odiado; y finalmente hice que sus montañas fueran un yermo desolado, y su herencia para los chacales del desierto’”. (Malaquías 1:2, 3.)
3. ¿Qué razones explican lo que sintió Jehová por Jacob y por Esaú?
3 ¿Por qué amó Jehová a Jacob y, después, a los descendientes de Jacob, los israelitas? Fue porque Jacob temía a Dios y respetaba a sus padres temerosos de Dios. Por otra parte, Esaú era egoísta y no temía a Dios. Además, no respetaba a sus padres, quienes tenían el derecho natural —dado por Dios— de esperar que él les obedeciera. Con razón Jehová amó a Jacob, pero odió a Esaú. Aquí tenemos una advertencia. Nunca debemos perder el temor de Dios y hacernos materialistas como Esaú, quien solo procuraba satisfacer sus deseos carnales. (Génesis 26:34, 35; 27:41; Hebreos 12:16.)
4, 5. a) ¿Qué efecto tuvo en los descendientes de Jacob y de Esaú el derrotero de estos en la vida? b) ¿Cómo debió haber afectado esto a los israelitas?
4 Tal como el derrotero de Jacob resultó en bendición para sus descendientes los israelitas, así el derrotero de Esaú resultó en exactamente lo opuesto para sus descendientes los edomitas. Los edomitas no tenían la bendición de Jehová. En vez de eso, por su cruel oposición al pueblo en pacto con Dios incurrieron en el odio de Jehová. Fueron invadidos por los ejércitos de Nabucodonosor y después por los árabes. Con el tiempo, como profetizó Jehová, los edomitas desaparecieron como nación. (Abdías 18.)
5 Los juicios de Dios sobre Edom empezaron antes de los días de Malaquías. ¿Cómo debió haber afectado esto a los israelitas? Jehová les dice: “Los propios ojos de ustedes lo verán, y ustedes mismos dirán: ‘Que Jehová sea engrandecido sobre el territorio de Israel’”. (Malaquías 1:5.) Por siglos, Israel había visto con sus “propios ojos” el amor que Jehová le había tenido como nación.
Nuestras acciones muestran si de veras tememos a Dios
6. ¿De qué acusó Jehová a los israelitas?
6 La declaración formal continúa: “‘Un hijo, por su parte, honra a un padre; y un siervo, a su magnífico amo. Pues si yo soy un padre, ¿dónde está la honra a mí? Y si soy un magnífico amo, ¿dónde está el temor a mí?’, ha dicho Jehová de los ejércitos a ustedes, oh sacerdotes que desprecian mi nombre”. (Malaquías 1:6; Éxodo 4:22, 23; Deuteronomio 32:6.) Jehová había corregido a los israelitas, les había suministrado lo que necesitaban y los había protegido, tal como un padre lo haría para con su hijo. ¿Qué esperaba Jehová a cambio de aquello, y con razón? Que se le honrara y temiera. La nación, incluidos en ella los sacerdotes, no hizo esto; más bien, mostró falta de respeto al nombre de Jehová, y lo despreció. Se hicieron “hijos renegados”. (Jeremías 3:14, 22; Deuteronomio 32:18-20; Isaías 1:2, 3.)
7. ¿Cómo reaccionaron los israelitas a aquella acusación, y cómo les respondió Jehová?
7 Los israelitas preguntaron: “¿De qué manera hemos despreciado tu nombre?”. Jehová respondió contundentemente: “‘Al presentar sobre mi altar pan contaminado’. Y ustedes han dicho: ‘¿De qué manera te hemos contaminado?’ Al decir ustedes: ‘La mesa de Jehová es algo que debe despreciarse’. Y cuando ustedes presentan un animal ciego para sacrificio: ‘No es nada malo’. Y cuando presentan un animal cojo o uno enfermo: ‘No es nada malo’. ‘Acércalo, por favor, a tu gobernador. ¿Se complacerá él en ti, o te recibirá bondadosamente?’, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Malaquías 1:6-8.)
8. Por sus acciones, ¿qué indicaban los israelitas?
8 En la imaginación uno puede ver a un israelita que examina su rebaño y astutamente selecciona un animal ciego o cojo para ofrecerlo a Jehová. De este modo podía presentar la apariencia de hacer un sacrificio, y, sin embargo, ser egoísta y retener para sí lo mejor del rebaño. ¡No se atrevería a hacerle eso al gobernador! Pero los israelitas lo hacían a Jehová... como si él no pudiera ver lo que tramaban y las trampas que hacían. Con razón Jehová les preguntó: “¿Dónde está el temor a mí?”. Es posible que de palabra ellos hayan temido a Jehová, pero sus acciones negaban claramente tal temor. (Deuteronomio 15:21.)
9. ¿Cómo reaccionaban los sacerdotes a lo que la gente hacía?
9 ¿Cómo reaccionaban los sacerdotes a estos sacrificios despreciables? Decían: “No es nada malo”. Justificaban el derrotero inicuo de los israelitas. Por eso, aunque los desterrados que regresaron de Babilonia manifestaron celo al empezar a restaurar la adoración verdadera, después se descuidaron, y se hicieron orgullosos y justos a sus propios ojos. Le perdieron el temor a Jehová. Por lo tanto, su servicio respecto al templo se convirtió en una burla, y observaban las fiestas como un formalismo. (Malaquías 2:1-3; 3:8-10.)
10. a) ¿Qué sacrificio desea Jehová hoy? b) ¿Cómo, únicamente, puede tener nuestro sacrificio la aprobación de Jehová?
10 Puede que algunos presenten la objeción: ‘Esto no nos aplica a nosotros; ya no ofrecemos sacrificios de animales’. Pero tenemos otro tipo de sacrificio que ofrecer. Note esta exhortación urgente de Pablo: “Les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio”. (Romanos 12:1.) ¡El sacrificio que Jehová desea hoy es usted! Es decir, sus energías, recursos y aptitudes. Solo si nuestro sacrificio es lo mejor que podemos dar tendrá su aprobación. El ofrecer a Jehová las sobras, como un sacrificio cojo y enfermo, de seguro afectará nuestra relación con él.
11. ¿Qué examen profundo debe hacer todo siervo dedicado de Jehová?
11 Aunque, para los efectos, algunos digan: “No es nada malo”, sabemos lo que Jehová piensa al respecto. Por eso, examinemos profunda y cuidadosamente el “sacrificio” de “servicio sagrado” que ofrecemos, que incluye nuestra participación en predicar, estudiar personalmente, orar y asistir a las reuniones. ¿Está usted seguro de que está ofreciendo a Jehová lo mejor, u ofrece solo las sobras? Existe el peligro de dar tanta atención a la diversión o a la recreación los fines de semana que se vea uno sin tiempo o energía para predicar las buenas nuevas del Reino y asistir a las reuniones. Todo nuestro estilo de vida, nuestro vivir cotidiano —lo que incluye nuestras actitudes y motivos—, debería estar envuelto en el sacrificio que ofrecemos a Jehová. ¡Que no sea menos de lo mejor!
Identificación de los que en verdad temen a Dios
12. ¿Qué consejo se da ahora?
12 “Y ahora —dice la profecía—, por favor, ablanden el rostro de Dios, para que nos muestre favor.” (Malaquías 1:9.) Jehová insta a los israelitas a hacer lo que es correcto, mostrar el debido temor a Dios y ofrecerle lo que él merece. Nosotros debemos hacer lo mismo hoy día. Solo cumpliendo con los requisitos de Jehová podemos ganarnos su favor y retenerlo.
13. a) Si no tememos a Dios, ¿en qué trampa pudiéramos caer? b) ¿Cómo afectó a los sacerdotes israelitas la avidez?
13 Sin el debido temor a Dios, pudiéramos rendirle servicio solo por formalismo y para ganancia egoísta. Note cómo Jehová interroga a los sacerdotes israelitas en cuanto al servicio que le rendían en el templo: “¿Quién también hay entre ustedes que haya de cerrar las puertas? Y ustedes no encenderán mi altar... para nada. Ningún deleite tengo en ustedes —ha dicho Jehová de los ejércitos—, y en la ofrenda de dádiva de sus manos no me complazco”. (Malaquías 1:10.) Ah, sí, los sacerdotes estaban allí ejecutando deberes en el templo, cerrando las puertas del santuario, iluminando los altares. Pero no hacían esto sin buscar paga. Buscaban regalos y sobornos de los israelitas que venían a ofrecer sacrificios en el templo. Jehová no halló placer entonces, y no halla placer ahora, en el servicio que se efectúa simplemente por ganancia egoísta. Eso le disgusta.
14. ¿Por qué tenemos que estar siempre en guardia contra la avidez?
14 En nuestros días no hay menos necesidad de estar en guardia contra el egoísmo y la avidez. Muchas veces las Escrituras nos advierten que tengamos cuidado con la avidez, al declarar que los que se dejan dominar por esa actitud no tienen el favor de Jehová. (1 Corintios 6:10; Efesios 5:5.) Mientras cumplimos con nuestro ministerio, que el amor y el temor que le tenemos a Jehová impidan que alguna vez rindamos nuestro servicio por ganancia egoísta. Con presteza debemos arrancar de nuestro corazón toda tendencia de esa índole que surja en él. Especialmente a los ancianos y siervos ministeriales se les da la advertencia de no ser ‘ávidos de ganancia falta de honradez’. (Tito 1:7; 1 Timoteo 3:8; 1 Pedro 5:2.) Puede que haya quienes deliberadamente cultiven relaciones solo con hermanos que puedan darles ayuda material, lo que resulta en favoritismo y en vacilación cuando hay que aconsejar a esas personas. Nunca queremos llegar a ser como los sacerdotes israelitas ávidos de regalos y sobornos de sus coterráneos.
15. a) ¿Cómo indicó Malaquías que por todas partes de la Tierra habría quienes temieran a Jehová? b) ¿Qué otros textos bíblicos apoyan esto?
15 Hoy, si Jehová hiciera la pregunta: “¿Dónde está el temor a mí?”, ¿pudiera algún pueblo contestar: ‘Aquí estamos, los que te tememos’? ¡Sí, definitivamente! ¿Quiénes? Los fieles testigos de Jehová, que se encuentran en todas partes de la Tierra. Este grupo internacional y la obra que haría se predijeron en Malaquías 1:11: “‘Porque desde el nacimiento del sol aun hasta su puesta mi nombre será grande entre las naciones, y [...] una presentación se hará a mi nombre, aun una dádiva limpia; porque mi nombre será grande entre las naciones’, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Véase también: Salmo 67:7; Isaías 33:5, 6; 41:5; 59:19; Jeremías 32:39, 40.)
16. ¿Qué diferentes significados pudiera tener el que algo fuera desde el nacimiento del Sol hasta su puesta, y cómo se cumple esto?
16 ¡Cuán aptamente describe Malaquías aquí la gran obra que se efectúa hoy día mediante la predicación de las buenas nuevas en toda la Tierra! (Mateo 24:14; Revelación 14:6, 7.) En sentido geográfico, desde el nacimiento del Sol hasta su puesta significa de este a oeste. Sin importar dónde miremos en la Tierra hoy, hallamos a gente que teme a Jehová haciendo su voluntad. Desde el nacimiento del Sol hasta su puesta también quiere decir todo el día. Sí, siervos que temen a Dios lo alaban constantemente. Como prometió Jehová, los que en verdad le temen están declarando su nombre por toda la Tierra. (Éxodo 9:16; 1 Crónicas 16:23, 24; Salmo 113:3.)
Siga manifestando el debido temor a Dios
17. Si dejáramos de respetar y temer a Jehová, ¿qué pudiera suceder?
17 Para los que no respetan ni temen a Jehová, la adoración y el servicio se convierten en una carga. Jehová dijo a los israelitas: “Ustedes me están profanando al decir: ‘La mesa de Jehová es algo contaminado, y su fruto es algo que debe despreciarse, su alimento’. Y han dicho: ‘¡Mira! ¡Qué aburrimiento!’”. (Malaquías 1:12, 13.) Lo mismo puede suceder en nuestro tiempo. Para los que le pierden el temor a Jehová, las reuniones, el servicio ministerial en el campo y otras actividades cristianas pudieran convertirse en una carga.
18. De vez en cuando, ¿qué les ha sucedido a siervos de Dios de nuestro tiempo?
18 Note cómo se describió a estos en La Torre del Vigía de junio de 1937: “A los infieles el privilegio de servir a Dios llevando los frutos del reino delante de otros, como el Señor ha mandado, ha llegado a ser únicamente una ceremonia y formalidad cansada, que no les ofrece ninguna oportunidad de brillar ante los ojos de los hombres. El llevar el mensaje del reino de casa en casa en forma impresa, y presentarlo a la gente, es demasiado humillante para esos que se consideran importantes a sí mismos. No hallan gozo en ello [...] Por eso han dicho, y siguen diciendo: ‘Esto de andar llevando libros es sólo un ardid para vender libros. ¡Qué tarea más tediosa es!’”. Aun hoy, de vez en cuando, hay personas a quienes el servicio del campo se les hace un trabajo pesado, y el asistir a las reuniones les parece tedioso. Eso es lo que puede suceder cuando dejamos de temer a Jehová y, también, dejamos de amarlo.
19. ¿Cómo podemos seguir demostrando aprecio por las provisiones de Jehová?
19 El seguir temiendo a Jehová nos mantendrá humildes delante de él y siempre llenos de aprecio por todo lo que está haciendo para nosotros. Sea que estemos en una reunión pequeña en un hogar o en una reunión grande de decenas de miles en un estadio, agradecemos a Jehová el privilegio de estar con nuestros hermanos cristianos. Mostraremos nuestro agradecimiento al estar presentes allí e incitar a los demás concurrentes “al amor y a las obras excelentes” por nuestra conversación edificante y por nuestros comentarios en las reuniones. (Hebreos 10:24, 25.) Si tenemos el privilegio de encargarnos de alguna parte en las reuniones, evitaremos dejar la preparación para lo último, y apresurarnos a buscar y juntar algunas ideas. Nunca trate tales asignaciones como cosa común. Son privilegios sagrados, y el modo como los atendamos es otra indicación del respeto y el temor que le tenemos a Jehová.
20. a) ¿Qué no debemos olvidar nunca? b) ¿A qué conclusión llegamos?
20 ¡Qué triste es lo que les sucede a los que dejan de temer a Dios! Esas personas aprecian poco el inmerecido privilegio de su relación con el Soberano del universo. “Yo soy un gran Rey —ha dicho Jehová de los ejércitos—, y mi nombre será inspirador de temor entre las naciones.” (Malaquías 1:14; Revelación 15:4.) Nunca olvidemos eso. Que cada uno de nosotros sea como el salmista que dijo: “Soy socio de todos los que de veras te temen”. (Salmo 119:63.) Después de considerar este asunto, llegamos a la misma conclusión de Salomón cuando dijo: “Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala”. (Eclesiastés 12:13, 14.)
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